Papateísmo
José H. Chela
Siento
desilusionar a algún lector que me ha acusado de ello a través del correo
electrónico, pero no odio a la iglesia católica, de modo que no puedo estar
“anclado” en ese sentimiento negativo. Simplemente, la visita del Papa a
Valencia ha sido un tema de actualidad del que me he ocupado y su mensaje
principal al rebaño no deja de ser, cuando menos, discutible, dado el deterioro
de la institución familiar. A uno le gustaría que Ratzinger nos explicara cuáles
son esos valores insustituibles (sic) de la familia tradicional para saber qué
defiende exactamente. Y a uno le gustaría que la preocupación por los valores
tradicionales que defiende el sumo pontífice se extendiese en el pasado hasta
los primeros tiempos y que el Vaticano recuperase los de la iglesia primitiva,
entre los que se encontraban el desapego por los bienes materiales y la
ostentación, un suponer.
Los medios de comunicación han sido generosos con la gira papal, pero no han
profundizado demasiado en los aspectos más deplorables de la excursión. Me
llegan noticias oficiosas de la periferia del espectáculo, de la indignación
de algunos valencianos y hasta de la inquietud de ciertos miembros de la propia
iglesia (ese sacerdote que ha alertado sobre el peligro de incurrir en una
especie de papateísmo). Como son informaciones que podrían tener un carácter
tendencioso, me he puesto en contacto con algunos amigos residentes en la
capital levantina, de toda confianza, y me confirman muchas de las denuncias y,
sobre todo, el escándalo que han supuesto entre los vecinos los gastos
fabulosos realizados en torno a la presencia de Su Santidad y un despliegue de
seguridad de película (5.000 policías desplazados desde otros lugares del país
son demasiados policías, le parece a uno). Entre esos gastos que cito no son
los menores la construcción de una estancia extraordinariamente lujosa y
adornada con exclusivas obras de arte para que el Papa durmiese allí una sola
noche (hay que añadir las reservadas y también acondicionadas a todo tren para
casi el centenar de obispos que le acompañaban) o la creación de microclimas
artificiales en los lugares en que estaba previsto que el obispo de Roma
descendiera de su vehículo oficial (estos sofisticados sistemas ocultos hacen
descender la temperatura ambiente hasta unos belicosos y primaverales
veinticuatro grados. Su coste no se ha hecho público). A los peregrinos se les
ha proporcionado agua gratuita para mitigar la sed producida por los calores,
pero en la mayoría de los hospitales de la ciudad, familiares de los enfermos y
hasta los enfermos mismos deben beber agua embotellada extraída de las máquinas
expendedoras al precio de un euro.
De todo esto no tiene el Papa la culpa, naturalmente, sino las autoridades y los
organizadores de la visita, que han caído en lo que el cura que les cuento
llama el papateísmo, pero no sé si Ratzinger estaba al tanto. Debiera haberlo
estado.
Tampoco han sacado las cámaras de la tele ni he visto en las fotos de los
diarios, las muchas colgaduras en los balcones valencianos con la inscripción
“Jo no t’espere”, como respuesta al bando del ayuntamiento animando a los
ciudadanos a engalanar sus fachadas con banderas, fotos del Papa y el lema
“Valencia te espera”.
O sea, que no estoy anclado en ningún odio, pero hay cosas que tienen la
capacidad de soliviantar al personal. O, por lo menos, a parte del personal,
claro, ajeno a la grey y al gregarismo.
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Nota de/para los amigos que me escriben:
NOTA
GENERAL: EL BOLETÍN DEJARÁ DE CIRCULAR DURANTE UN
PERIODO DE TIEMPO. PRÓXIMAMENTE LES DARÉ MÁS
INFORMACIÓN
De: Luis Matos;
La Habana, Cuba
Asunto: Los cinco
En una resiente
reunión del Comité Internacional Justicia y Libertad
para los Cinco, en la cual tuve el alto honor de ser
elegido miembro, ya en una anterior había participado
como invitado, se hizo un análisis de la situación
actual de nuestros cinco hermanos prisioneros del
imperio, que cada vez se hace más difícil no solamente
por la separación de su familia, sino por las
condiciones en que los mantienen, y los continuos
castigos que reciben, y aunque allí mantienen una
conducta ejemplar, acorde a las razones por la que están
prisioneros, que es decir por ser dignos patriotas que
defendían y defienden a su pueblo y otros pueblos del
mundo de las acciones terroristas, son tratados como
los delincuentes y los asesinos. Si dos presos o
dos grupos se fajan, todos pagan, y ellos también,
aunque hasta ahora nunca han tenido ningún problema con
los demás reclusos, que más bien los respetan y
cuidan.
Los carceleros,
algunos son respetuosos y cumplen con dignidad su triste
misión, pero hay algunos, quizás socios de los
terroristas de origen cubano, que se muestran agresivos,
y cuya conducta inmoral y cobarde puede ser peligrosa
para la integridad física de nuestros hermanos.
Elizabet, la
esposa de Ramón, por ejemplo, estuvo recientemente allí,
y pudo verlo muy poco porque en dos ocasiones lo
mantuvieron varios días encerrados. Esto es en su
celda, sin poder bañarse y comida fría.
La solidaridad
crece, pero en la reunión se valoró que es necesario
se sumen diferentes medios de prensa prestigiosas en la
divulgación de la situación de nuestros hermanos, y
personalidades de influencia en los gobiernos e
instituciones nacionales e internacionales.
Pensé que en tu
Boletín, que llega a tantas personas honestas del
mundo, muchas de ellas con voz y voto en importantes
eventos, y como hasta ahora lo está haciendo, podía
insertarse un llamado que calara, y que estimulara a que
quien lo recibe, lo reenviara, de manera que se
multiplique.
Es insoportable
la frialdad con que la llamada justicia norteamericana
trata este tema cuando se trata de liberarlos, o al
menos, de respetar sus derechos, y la agresividad con
que actúa cuando se trata de arreciar la condena,
incluso sobre sus familiares.
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