TELECOMUNICACIONES EN LA EMPRESA
Ing. Luis Cedeño H.
VISIÓN MUNDIAL GLOBALIZADA: La Internacionalización de la Economía y el aporte de la función Planificación
Sub-Tema: El Factor Humano en una economía de mercado
CONTENIDO
La globalización, lejos de ser una filosofía, no es otra cosa que un hecho descriptible. Se trata de un proceso, a consecuencia del cual, la libre circulación transnacional de bienes, servicios y capitales se va haciendo mayor y cada vez más intensa, gracias, por una parte, a los avances tecnológicos, sobre todo en el campo de la información y la comunicación; y gracias, por otra parte, a la deliberada decisión de los gobiernos nacionales en orden a la liberalización de los intercambios. Sin embargo, si de ello se quiere deducir que se trata de un fenómeno nuevo, de la aparición -en términos también muy al uso- de una "nueva economía", habrá que recordar que en los cincuenta años anteriores a la Primera Guerra Europea, los flujos internacionales de bienes, servicios, capitales y personas, en términos relativos y, en ciertos casos, también en términos absolutos, eran muy superiores a los actuales.
La globalización, por lo tanto, es un proceso económico-financiero que viene desarrollándose, con altos y bajos, desde hace bastantes años. Y este proceso, como la inmensa mayoría de los hechos económicos, desde el punto de vista moral, es neutro; sin embargo, puede producir efectos positivos o negativos, éticamente deseables o éticamente rechazables. Dependerá de la manera como lo utilicen las personas y las instituciones que intervengan en el proceso, es decir, dependerá del sistema ético-cultural al que los agentes se hallan vinculados y del sistema político-jurisdiccional en el que el proceso se halle enmarcado.
El capital es una masa de recursos utilizados para producir bienes y servicios. Frecuentemente se entiende por capital físico: los edificios, las máquinas, los equipos técnicos y las existencias de productos y materia prima. Pero el "capital humano" —los conocimientos y las aptitudes de la gente— es igualmente importante para la producción y no menos valioso para la persona que cuenta con él. La importancia del "factor humano" para la producción moderna se observa en la distribución del ingreso entre quienes poseen capital físico y quienes "poseen" conocimientos y aptitudes. Por ejemplo, en los Estados Unidos, en el decenio de 1980, el ingreso recibido gracias a los conocimientos y aptitudes (mediante el pago de sueldos y salarios) fue 14 veces mayor que el obtenido por el capital físico (mediante el pago de dividendos y utilidades no distribuidas de las empresas). Este fenómeno llevó a los economistas a admitir la existencia del capital humano
Una fuerte movilidad de capitales constituye el núcleo duro de la globalización, un fenómeno destinado a forjar un mercado mundial sin fronteras. Las distancias geográficas penalizan los intercambios comerciales, pero no existen dichas trabas para exportar aquel factor productivo allí donde se pueda obtener una mayor rentabilidad esperada. Las grandes ciudades compiten por atraer ahorro y capital humano en el nuevo escenario, descubriendo cómo, al igual que ocurre en el espectro empresarial, la promoción de una marca de calidad es una fuente de creación de valor añadido.
La experiencia dice que las empresas privadas de los países desarrollados no se animan a la inversión directa en países donde la calidad del capital humano no ha alcanzado un cierto nivel. Y que la inversión aumenta en proporción a la mejora de la calificación profesional de las personas de los países en desarrollo.
La riqueza del capital humano y su ritmo de aumento son cruciales para el nivel y la velocidad del desarrollo económico de un país, fundamentalmente porque el capital humano es el principal factor determinante de la capacidad de un país para producir y adoptar innovaciones tecnológicas. La inversión en capital humano, si bien es extremadamente importante, no basta para lograr un rápido crecimiento económico: debe ir acompañada de una estrategia de desarrollo acertada.
La inversión en educación no es sólo un medio importante de formar el capital humano de una nación y mejorar sus posibilidades de crecimiento económico y su nivel de vida. También es valiosa en sí misma, porque la educación amplía las perspectivas de la gente y le ayuda a tener una vida más sana, más plena y más segura desde el punto de vista financiero. Por ello los especialistas consideran que la información sobre alfabetización, por ejemplo, es un indicador importante de la calidad de vida de un país.
El papel de la virtud en el mundo actual de los negocios, según Alejo José Sison, profesor de ética de los negocios en la Universidad de Navarra, España, es dar una mayor prioridad a los factores morales, según su libro del 2003, «The Moral Capital of Leaders: Why Virtue Matters» (El Capital Moral de los Líderes: Por qué Importa la Virtud), Sison define el capital moral «como la excelencia de carácter, o la posesión y práctica de una serie de virtudes propias del ser humano dentro de un contexto sociocultural particular». O, en una palabra –integridad. A diferencia de otras habilidades que una persona puede desarrollar y que perfeccionan con una capacidad particular, el capital moral perfecciona al ser humano como persona en su totalidad. «El capital moral es lo que hace a una persona buena como ser humano», escribe Sison.
En cuanto a en qué consiste el capital moral, Sison se basa en Aristóteles y, en particular, en el desarrollo de la virtud que presenta la Ética a Nicómaco. Es común hoy día hablar sobre valores, observa, pero el capital moral es más que un compromiso superficial por los valores. «Más bien, como excelencia de carácter, el capital moral depende primariamente del cultivo de los hábitos y virtudes correctas».
En la práctica, este capital moral se construye por medio de nuestras acciones, que se convierten así en hábitos permanentes. Los hábitos, a su vez, configuran nuestro carácter y nuestra vida. En términos de negocios, las buenas acciones nos dan unos ingresos similares a lo que ganamos con un interés simple al depositar nuestro dinero en un banco. Los hábitos tienen unas ganancias similares al interés compuesto, por el que recibimos ingresos no sólo por la suma depositada, sino también por las cantidades acumulados de intereses recibidas en el pasado.
Sison explica que la virtud puede beneficiar a una empresa por medio de la influencia positiva que los trabajadores virtuosos ejercen sobre la cultura corporativa. Los trabajadores virtuosos no sólo reducen las responsabilidades legales y financieras que dimanan de una mala gestión corporativa. También tienden a trabajar mejor, aportando así más a la compañía.
De hecho, al examinar la producción económica, necesitamos prestar más atención al factor humano, indica Sison. «Sin el trabajo de las personas, ni la tecnología más puntera ni cantidad alguna de riqueza o propiedad producirían nunca una mejora significativa del bienestar humano».
La globalización y el paradigma tecnicoeconómico que la acompaña generan un cambio radical en los factores de producción. El conocimiento se erige en factor clave de la generación de riqueza. La revolución tecnológica y su efecto multiplicador generan una nueva oleada de crecimiento económico. La transición desde las industrias tradicionales hacia las basadas en el conocimiento y las generadoras de conocimiento modifica la estructura sectorial y consecuentemente el empleo asalariado. En este contexto, el sector terciario se erige en principal sector en términos de generación neta de empleo. Al propio tiempo, el desarrollo de los sectores tradicionales depende cada vez más de su integración con el sector servicios. La expansión relativa del producto y el empleo en el sector terciario es una tendencia global y de largo plazo.
La economía global necesita del factor conocimiento para la valorización del capital. La lógica de su realización determina la estructura ocupacional y la estructura educativa, el empleo y la educación son variables dependientes del capital. El nuevo modelo educativo revaloriza el papel de la Educación Superior como formadora de "capital humano" para las necesidades laborales del capital global. La globalización neoliberal impulsa una profunda transformación universitaria caracterizada por paradójicas tendencias.
Expansión creciente de la universidad privada como mecanismo para ampliar la oferta educativa y reducción significativa del papel del Estado en financiar la universidad pública. La racionalidad neoliberal trastoca la educación superior de bien público en bien privado sujeto a soluciones de mercado. La prioridad al pago de la deuda externa y el alto costo de acceso al mercado de capitales determinan el carácter restrictivo de la política fiscal, en este contexto la universidad pública tiene que ser autofinanciable. La brecha entre demanda social y oferta se ensancha. La desigualdad de acceso consecuentemente la selección del talento se impone como patrón de ingreso y egreso, la elitización de la universidad reproduce la inequidad de la estructura social.
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