Hace tan sólo unos meses tenía la
satisfacción de saludar vuestra iniciativa de aprovechar la efeméride del
bicentenario de Garibaldi para impulsar un Comitato per la Verità Storica que (al
contrario que tantas otras acciones acogidas a una supuesta «memoria histórica»
para, lisa y llanamente, hacer avanzar la Revolución) exalta la verdadera
entraña católica e hispánica del Reino de Nápoles. En tal sentido podríamos
decir que habéis servido a la Tradición, más allá de la simple «memoria».
Ahora que se acerca el fin de las
conmemoraciones no quiero que os falte mi cariñoso recuerdo. Que os hago llegar
a través de mi Jefatura Delegada y su Delegación en la Península italiana,
siempre eficaces, que sé próximas a vosotros por muchos años de trabajo a veces
conjunto.
Estoy seguro de que el balance de
este año ha de ser ampliamente positivo. Así como que el cierre del ejercicio
no significará en modo alguno el fin de la tarea y el combate. En tal sentido,
y al tiempo que os animo a perseverar en el buen combate, os reitero mi
asistencia constante al servicio de esos comunes ideales.
En el exilio, castillo de Lignières, a doce de diciembre de 2007.
Sixto Enrique de Borbón