MANIFIESTO DE DON SIXTO ENRIQUE DE BORBÓN

 

 

A LOS CARLISTAS:

Hace cien años, el 28 de febrero de 1876, Carlos VII, vencido por la adversidad, pasaba la frontera española por Valcarlos, camino del destierro, con sus últimas tropas leales, pronunciando entonces el famoso "Volveré" que resume la tensión y la esperanza del Carlismo.

Palabra que él mismo recordó en su testamento político, glosándola en su pleno significado: "Si España es sanable, a ella volveré aunque haya muerto. Volveré con mis principios, únicos que pueden devolverle su grandeza; volveré con mi Bandera que no rendí jamás y que he tenido el honor y la dicha de conservaros sin una sola mancha, negándome a toda componenda, para que podáis tremolarla muy alto".

Sesenta años después de aquel grito profético, a la voz de mi Padre, en nombre de Don Alfonso Carlos y en el suyo propio, volvió aquella Bandera con más de cien mil requetés que brindaron a España su máximo esfuerzo y aún su propia vida, bajo el ideal de lealtad y de fe, sin odios ni rencores personales.

Con esta conmemoración del "Volveré", creo oportuno dirigirme por primera vez a los carlistas, porque es esta Bandera la que me he visto obligado a recoger ante el abandono de quien teniendo el deber de defenderla no lo ha hecho, al haberse apartado de los principios esenciales del Carlismo, fuera de los cuales nadie puede pretender ser carlista.

Principios que puntualizó Don Alfonso Carlos como fundamentos intangibles de la legitimidad española, de obligada observancia. Como constan en Real Decreto de 23 de enero de 1936.

Principios que yo profeso y que me honro en proclamar, convocándoos para que los defendáis, haciendo honor a la continuidad histórica y política de la Comunión Tradicionalista Carlista a la que tenemos, en conciencia, el grave deber de exaltar y revitalizar para el bien de España.

 

1º. Confesionalidad Católica

Proclamamos que la Religión Católica, Apostólica y Romana es base esencial de nuestros principios y lazo inconmovible entre todos los miembros de la Comunión; así como justificación suprema de los sacrificios pasados, presentes y futuros de todos nuestros leales.

 

2º. Constitución Orgánica de la Sociedad

Mantenemos la necesidad de una constitución orgánica de la sociedad, mediante la restauración y la autonomía de sus asociaciones y corporaciones naturales, como base de un justo orden social y de la libertad efectiva del hombre frente al Estado; la representación política de las Cortes a través de las sociedades infrasoberanas, no excluyendo la participación eventual en aquellas, y a su lado, de determinados grupos orgánicos de opinión pública, ya que como dijo mi augusto Padre en su declaración de 3 de octubre de 1966: "La opinión pública no es título de poder, pero sí es título de representación, por ser indispensable a toda sociedad sana para la alta orientación de la política nacional".

 

3º. Defensa de los Fueros

Recordamos, ahora que tanto se habla de regionalismo y se le admite como indiscutible, que la primacía en su enunciación y defensa corresponde al Carlismo bajo la fórmula de los fueros que no son privilegios sino reconocimiento de una realidad viva, la más justa y respetuosa con las libertades concretas, y una de las premisas fundamentales de la sociedad orgánica.

Por esto el Carlismo respeta a todas las regiones que han sabido conservar su Tradición política y componen la base de la actual nacionalidad española; pueblos cuyos derechos deseamos ver confirmados mediante organismos con autonomía regional, auténticos y genuinos, en beneficio de la superior unidad española, que a todos pertenece y que integra un ideal de Patria, incompatible con cualquier veleidad separatista.

 

Proclamación del Principio Monárquico

Sustentamos el principio monárquico tal como siempre lo defendió la Comunión Tradicionalista, sin el cual el Carlismo carecería de sentido. Manifestación que conlleva antes de todo el compromiso de mantener y de garantizar el ideario de Dios, Patria y Fueros, quintaesencia de la Tradición política española y expresión del pacto entre el Rey y el Pueblo. Pacto que vincula tan estrechamente a las dos partes, que ninguna puede separarse del mismo sin caer en perjurio.

 

Vigencia Política de la Tradición Española

Enraizamos nuestros conceptos políticos en la Tradición española, Tradición incompatible con el sufragio universal concebido como única fuente de legitimidad política; Tradición, como siempre, combatida por las fuerzas cómplices del liberalismo y del socialismo.

Estos son los principios irrenunciables para el Carlismo y que han de condicionar siempre la actitud que pueda tomar la Comunión ante cualquier problema.

Además, quiero dejar constancia de manera expresa, que es consustancial al Carlismo su preocupación por la justicia social. Por ello la Comunión Tradicionalista Carlista, que incorporó en forma oficial y solemne a su programa la doctrina social católica en las Actas de Loredán, seguirá abogando, con la máxima energía, por una amplia transformación social dentro de los principios cristianos en que se inspira, sin temor a la quiebra de determinados intereses cuya legitimidad moral resulta discutible.

Finalmente, no quiero cerrar este manifiesto sin invitaros a reconstruir la unidad del Carlismo que todos añoramos y que trataron de destruir los que se aprovecharon de una lealtad personal para proyectarla en contra de la fidelidad a los principios.

Yo, por estricto deber de sangre, sin arrogarme derechos que no me corresponden, ni renunciar a los que pudieran recaer en mí, quiero mantener en alto la Bandera de la Tradición y unir a los carlistas para que, en un momento grave para España y para el mundo, puedan ofrecer una doctrina y una organización ajenas a cualquier materialismo, sea marxista o capitalista, basadas sobre todo en su raíz histórica.

En épocas como la pasada, cuando se ha perdido el norte, es natural que algunos, desorientados, hayan buscado el acomodo que su conciencia o las circunstancias parecían indicarle como aceptable.

A nadie culpo, a nadie reprocho y a todos llamo para que juntos procuremos una vez más, servir lealmente los altos intereses de nuestra Patria.

¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA ESPAÑA!

En Irache, el 2 de mayo de 1976.

 


 

Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón

Comunión Tradicionalista