Iraq
puede pasar de un dictador
laico a un dictador islámico
Por
Luis Foix
BARCELONA,
23 JUN (AIBA-La Vanguardia). Escenas de terror nos llegan casi a diario
de Iraq y Arabia Saudí. Las televisiones y "webs"
en lengua árabe nos suministran el horror con todo tipo de
sangrientos detalles. Un rehén surcoreano fue degollado ayer
en algún lugar de Iraq. El viernes fue un norteamericano el
que fue ejecutado en Arabia Saudí. Hace un mes, otro norteamericano
fue decapitado por terroristas islámicos en Iraq.
En todos los casos los terroristas han seguido el mismo método.
Han colgado la noticia de las ejecuciones en una "web" en
árabe y a continuación han enviado un video del asesinato
a la cadena Al-Jazeera que lo ha hecho llegar a todo el planeta. El
mensaje tiene la autoría de Al Qaeda y relaciona las muertes
con la presencia de tropas extranjeras en Iraq. "Basta de mentiras.
Su ejército no está aquí para salvar a Iraq sino
para servir a los intereses de Estados Unidos", decía
un supuesto portavoz en nombre de los terroristas.
Desde Washington y desde Seúl se respondía con un compromiso
firme de mantener las tropas en Iraq. El gobierno surcoreano anunció
el viernes que enviaría a tres mil soldados más para
"mantener la paz y reconstruir Iraq". Corea del Sur tiene
en estos momentos a seiscientos soldados, médicos e ingenieros
en Nasiriya. El problema para el gobierno de Seúl no está
en Iraq sino en Corea del Sur.
El presidente Bush habló con el presidente surcoreano para
decirle que el "mundo libre no puede ser intimidado por la acción
brutal de estos bárbaros". Así se expresó
también el secretario de Estado Colin Powell.
La situación es delicada a medida que se acerca el traspaso
del poder a un nuevo gobierno en Bagdad. El 30 de junio se pone en
marcha el proceso para que los iraquíes empiecen a decidir
por su cuenta aunque sean tutelados por las tropas extranjeras que
no van a abandonar el país en mucho tiempo.
La violencia y el terror van a intensificarse en los próximos
días y semanas. No sólo para entorpecer las tareas del
nuevo gobierno sino también y principalmente para presionar
para que las tropas se marchan lo antes posible.
Son impresentables y nauseabundas las imágenes de violencia
que nos llegan de Iraq. La resistencia, en forma de terrorismo o de
lucha armada abierta, sigue un plan perfectamente diseñado.
No dispone del potencial bélico de las fuerzas ocupantes. Pero
utiliza los medios que tiene a su alcance para combatir a los ejércitos
extranjeros.
Es cierto que Occidente no puede rendirse al chantaje de los terroristas
que recurren a estos métodos tan brutales. Pero la pregunta
que hay que hacerse es muy simple. En Iraq no había terrorismo
hace poco más de un año. Tampoco existían armas
de destrucción masiva. Ni siquiera se han probado los vínculos
entre el régimen dictatorial de Saddam y el terrorismo internacional.
¿Por qué se fue a la guerra? Por motivos todavía
no explicados. La experiencia ha demostrado que se atacó Iraq
sin una causa justificada. Se prescindió del derecho y se recurrió
únicamente a la fuerza. La respuesta nos llega con estos macabros
vídeos en los que unos terroristas degüellan a ciudadanos
inocentes, muchos de ellos trabajadores civiles, para que el mundo
entienda que Iraq quiere construir su futuro sin la presencia de soldados
extranjeros.
El Iraq que salga de esta crisis puede ser más infernal que
el que vivía bajo la bota de Saddam. De un dictador laico se
puede pasar a un dictador islámico. Para este viaje no hacían
falta alforjas. (AIBA)