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humanístico
Nuevas
drogas, más violencia
Por Juan Alberto Yaría (*)
"El
problema no es la violencia sino la violencia que se ha vuelto loca".
Edgar
Morin
LA
PLATA, 24 JUN (Especial de AIBA). Hoy es el tiempo de las drogas de
síntesis. Estas se agregan a las ya habituales (cocaína,
marihuana, etcétera). En laboratorios locales o extranjeros
se preparan y son habitualmente usadas en el ocio nocturno comercializado.
Forman parte de la violencia nocturna que se da en discos en donde
mezcladas con alcohol y otras drogas, y con las llamadas "sintéticas",
exacerban la agresividad en los casos públicos o culminan en
una sala hospitalaria en donde se deben realizar maniobras de reanimación
a personas que llegan en estado precomatoso o directamente en coma.
Otros las consumen y van ingresando en un lento proceso de deterioro
del sistema nervioso y por ende de la conducta, tanto en lo afectivo,
el pensamiento y la organización general del comportamiento.
La
más conocida es el éxtasis que se ubica entre los estimulantes
y los alucinógenos y forman parte de la cultura del "after-hour"
(en donde el "cuerpo" da licencia para el sobreesfuerzo
para vibrar/bailar durante muchas horas y sostenerse en un ambiente
de ruido y de luces estroboscópicas que saturan e irritan el
sistema nervioso para que mediante el artificio de la sustancia pueda
sostenerse). El efecto es claramente desinhibitorio y esto hace creer
que es afrodisíaco generando a su vez sobrecarga cardíaca:
aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Muchos la utilizan con alcohol y también con Viagra, generando
ya infartados jóvenes en las salas de cardiología.
Actualmente
es muy utilizada la droga GHB (el nombre técnico es gammahidroxibutirico).
Se la presenta en botella con gotero. En las salas hospitalarias aparecen
pacientes con coma (Glasgow 3) o en estado confusional y que han olvidado
lo sucedido. Se lo utiliza para favorecer la violación sexual
o los robos. Se colocan varias gotas en agua o en una bebida llamada
"energizante", y en principio genera efectos desinhibitorios,
afrodisíacos, euforizantes y un incremento de las sensaciones
táctiles. Es inodoro, incoloro e insípido, por eso pasa
desapercibido. En la sobredosis genera depresión de la conciencia
y mareo. Todas estas manifestaciones pueden potenciarse (situación
muy frecuente) con la ingesta de otras drogas (éxtasis, alcohol,
marihuana).
El
GHB es un viejo anestésico que fue utilizado hace 20 años.
Otra
droga es el Popper (nitrito de amilo) que médicamente fue usado
y aún se lo utiliza para dilatar las arterias en las anginas
de pecho. Se inhala luego de romper una pequeña ampolla con
el líquido sobre una prenda de vestir. Los efectos son rápidos
(en diez segundos). Se buscan, en la inhalación de los vapores
repetidos, distorsiones perceptuales placenteras y el aumento de la
satisfacción sexual. Los efectos secundarios son: vértigos,
dolores de cabeza, congestión de la cara y el cuello y, en
dosis mayores, náuseas, delirios y a la vez hipotensión
y pérdida de la conciencia.
A
esto le podemos agregar la Ketamina que es un anestésico veterinario
que en humanos genera experiencias alucinatorias. También las
dosis grandes generan fallo cardiovascular. La violencia nocturna
que culmina en golpizas con los llamados "patovicas", en
salas de terapia intensiva o en accidentes, tiene mucho que ver con
el uso de estas sustancias. Ninguna hace bien al organismo y mezcladas
son el más seguro pasaporte para el daño cerebral (los
modernos "descerebrados"). Todas incrementan las sensaciones
persecutorias y, por ende, el intento de aniquilar al otro. Podemos
seguir engañándonos pensando que el problema son sólo
los "patovicas". (AIBA)
(*)
Director del Instituto de Prevención de la Drogadependencia
de la Universidad del Salvador. e-mail: uds-drog@salvador.edu.ar