Entrevista
con el saliente embajador en España, Abel Parentini Posse
"El país está al borde de la anarquía"
El diplomático alertó que si se agudizan los desbordes
piqueteros, las consecuencias serán "graves"
Afirmó que el Gobierno falla "en la esfera del orden público"
Señaló que en España hay "inquietud"
y "perplejidad"
"En este país ya no se puede hablar", dijo
MADRID.- A punto de dejar España para regresar a la Argentina,
el embajador Abel Parentini Posse, que representó aquí
al presidente Eduardo Duhalde y al actual jefe del Estado, Néstor
Kirchner, advirtió que el país "está al
borde de la anarquía".
Enfatizó
que eso se debe, en buena medida, a que el Gobierno falla "en
la esfera del orden público", valor primordial en países
civilizados.
El
embajador Posse es autor de ensayos y novelas y fue galardonado con
importantes distinciones, entre ellas, el premio Rómulo Gallegos.
Como intelectual ha sido definido por un pensamiento nacionalista,
ajeno a las concepciones económicas dominantes en la Argentina
en los años noventa.
Posse
advirtió que la situación argentina genera "una
preocupación muy seria" en España, donde los inversores
pasaron de reclamar seguridad jurídica a pedir "que no
le quemen la empresa". A su juicio, el dato positivo es que esta
situación no se percibe aún como "permanente",
pero que las consecuencias serían "graves" de ocurrir
lo primero o si la percepción se agudiza, advirtió en
una larga conversación con LA NACION (efectuada días
antes de los incidentes que se produjeron ayer en Tucumán),
de la que a continuación se reproducen párrafos centrales.
"En
los países civilizados no se puede imaginar la disolución
de la república como padecemos. Imposible imaginar a gente
encapuchada con palos durante varios días para la noción
de orden de Estado que hay en los países normales", dijo
Posse.
-¿Hay
menos tolerancia en el exterior?
-Hay que distinguir entre la tolerancia y la imbecilidad. Somos un
país muy enfermo, que perdió el sentido de respeto a
la autoridad, al Estado, a las jerarquías. La situación
argentina está en el borde de la anarquía.
-¿Qué
quiere decir?
-Anarquía viene de an-arcos; o sea, no gobierno. O desgobierno.
Tenemos gobierno para el manejo de muchas cosas, pero falla en la
esfera del orden público.
-¿Qué
consecuencias tiene tal situación en España?
-Muy graves. En España, entre los empresarios hay perplejidad
porque de reclamar orden jurídico para discutir condiciones,
ahora lo que necesitan es que no le quemen la empresa.
En la Argentina estamos viviendo un cuadro de terror creado por la
permisividad insensata y, sobre todo, por la ausencia del Estado en
el mantenimiento del orden público, que es la obligación
constitucional básica.
-¿Se
lo ha dicho alguien del gobierno español?
-Los gobiernos no opinan sino a través de sus funcionarios
en la confianza de las relaciones y eso lo manifiestan.
-¿Aun
dentro del nuevo gobierno socialista?
-Lógico. El gobierno de Rodríguez Zapatero es de orden
absoluto. Desalojó con firmeza a quienes intentaron copar una
iglesia en Barcelona y dos fábricas en Andalucía.
-¿Hay
riesgo de disminución o de retiro de inversiones?
-Aún esto no se asimila como algo permanente sino como un increíble
descuido gubernamental. Pero si se sigue afirmando la noción
de que la Argentina es insegura, el daño será muy grave.
La Argentina está colgada de un hilo, en el filo de la navaja
entre ser un país serio y un país de opereta. Inesperadamente,
después de extraordinarios esfuerzos de recuperación,
con una extraordinaria voluntad popular que pasó del "que
se vayan todos" a votar más que nunca, estamos pasando
a un episodio nuevo que deja perplejo a todo el mundo. Esta falta
de responsabilidad ante el desorden publico puede ser prolegómeno
de episodios más graves.
.
-¿Se tradujo ese temor en cifras de actividad económica
bilateral?
-El ejercicio cerró en 2003 y el balance ha sido hasta entonces
magnífico. La Cancillería tuvo una actividad de apoyo
y docencia para que el pequeño productor exporte y las cifras
del comercio bilateral llegaron a un pico récord histórico:
de 1000 millones a 1600 millones de dólares. Un aumento del
orden del 40 por ciento en dos años.
-¿Qué
aporta el Mercosur en eso?
-Una nueva conciencia de Estado, concepto que en la Argentina está
en destrucción. Ni hemos sabido organizar el Estado nacional
ni la relación de éste con las provincias.
-O
sea que para usted la salvación viene del Mercosur.
-Sin duda. La Argentina se rescatará allí de muchas
cosas. Porque por este camino vamos muy mal.
-¿Nunca
llegamos a cansar en España?
-El trabajo político más difícil fue explicar
el paso del sistema de los años noventa, que fueron de oro
para el empresariado español, al sistema de Lula y de Kirchner.
La suerte fue que los más grandes empresarios se dieron cuenta
de esa mutación. En ese proceso se comprobó que no cansamos
a España. La relación entre ambos países está
ya mas allá de la política.
-¿No
le inquieta cómo pueden tomarse en la Argentina algunas de
las cosas que dijo aquí?
-En la Argentina ya no se puede hablar. Es un país que perdió
la libertad. Hemos perdido esa libertad emocional y constructiva de
que lo que se dice de buena fe no se tome como de lo contrario. La
Argentina está viviendo de mala fe, es un país ríspido.
Todas las mañanas hay réplicas y peleas, como ladridos
de perros en un cementerio abandonado.
-¿Las
diferencias no existen?
-Hay cierta idiotez en la política. Hoy no hay diferencias
filosóficas sino rencores. En este momento el 65% del electorado
se ubica en el peronismo como un deseo de ir por el centro. El hombre
de clase media quiere recuperarse, el obrero quiere trabajar y el
estudiante quiere estudiar. El que crea que hará una aventura
política nueva, sin gente y sin ideas, está equivocado.
El gran camino del país esta señalado por el electorado:
es un camino de centro.
-Pero
hoy el debate pasa por la relación entre Duhalde y Kirchner.
-Hay continuas discordias. Pero quien perdió su trabajo en
esta crisis espantosa de poco le vale levantarse por la mañana
para saber cómo se pelearon Kirchner, Solá y Duhalde.
O si grita alguno de los Fernández.
-¿Quiere
decir que regresa el "que se vayan todos?" acaso?
-De alguna manera, los políticos, en este desastre reciente
-porque íbamos bastante bien- nos están empujando de
nuevo a eso.
Por
Silvia Pisani, 10 de julio de 2004