República Dominicana: ¿Modelo a no seguir? SANTO DOMINGO -- El presidente electo Leonel Fernández no tuvo que esforzarse mucho en convencerme de la seriedad de la crisis de su país cuando lo entrevisté en su oficina esta semana: durante el encuentro de 50 minutos, la luz se cortó dos veces, y nos quedamos a oscuras. ''Y tenemos suerte, porque tenemos un generador [de electricidad]'', dijo con una sonrisa resignada mientras las luces volvían a encenderse casi de inmediato en el moderno edificio de su Fundación Global Democracia y Desarrollo, donde funcionan sus oficinas de transición hasta que asuma el 16 de agosto. ``La mayoría de la gente pasa el día sin electricidad''. Efectivamente, la República Dominicana es un modelo económico a la inversa: demuestra cuán rápido puede un país pasar de ser de una historia de éxito económico a un caso casi perdido, por la mala administración de un gobierno. Hace cuatro años, la economía de la República Dominicana venía creciendo a un promedio del 7 por ciento anual durante varios años. Era el país de mayor crecimiento económico en América Latina. Hoy, el país está semiparalizado. La economía se contrajo un 3 por ciento el año pasado, y se espera que caiga un uno por ciento más este año. La inflación y el desempleo han aumentado significativamente. Los cortes de electricidad, que vienen de hace muchos años, duran más que antes. Muchos semáforos están apagados por falta de electricidad, creando el caos de tráfico en las calles. Los almacenes pequeños tienen que cerrar porque no pueden mantener su mercancía refrigerada y otros negocios deben cerrar varias veces al día porque no pueden encender sus computadoras. Gran parte de el colapso económico del país se debe al mal manejo del presidente saliente Hipólito Mejía de la crisis bancaria del 2003, y del problema energético. Pero Mejía --un populista que suele salpicar sus discursos con improperios-- ya había comenzado su presidencia con el pie equivocado al abandonar el activismo político y económico del país en el extranjero. Mejía creía que iba a ayudar a los pobres mirando hacia adentro, o por lo menos así lo sugería. El presidente electo Fernández, quien presidió el país durante los años de alto crecimiento entre 1996 y el 2000, me dijo que su primera prioridad será reinsertar a la República Dominicana en la economía global. ''El país tiene una crisis de liquidez, pero no una crisis estructural'', me dijo Fernández. Las tres mayores fuentes de ingresos de la República Dominicana --el turismo, las remesas de los dominicanos en Estados Unidos, y las exportaciones de las zonas francas-- siguen sólidas y creciendo, enfatizó. El problema es el enorme déficit fiscal creado por la decisión de Mejía de pagar hasta el último centavo las deudas contraídas por los grandes bancos que colapsaron, lo cual dejó al gobierno en quiebra y llevó al tipo de cambio de 16 pesos a 46 pesos por dólar. ¿Qué hará Fernández? Según me dijo, se concentrará en el frente externo, para restaurar la confianza y atraer las inversiones. Entre sus planes figuran: • Llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para liberar alrededor de $125 millones en préstamos congelados que podrían ser otorgados antes de finales de este año. • Lograr que Venezuela --que provee hasta un 75 por ciento del petróleo del país-- le venda a su país petróleo a precios preferenciales bajo un acuerdo que no ha sido activado debido, según él, a las malas relaciones entre Mejía y el presidente venezolano, Hugo Chávez. • Avanzar con el recientemente anunciado tratado de libre comercio entre los Estados Unidos y la República Dominicana. • Compilar una lista de ejecutivos y profesionales exitosos que se encuentran entre el millón de dominicanos que vive en los Estados Unidos, para intentar reclutarlos para proyectos conjuntos. • Rectivar la zona libre tecnológica Cyberpark, en San Andrés de Boca Chica, junto al aeropuerto de Santo Domingo, que fue inaugurada por él antes de terminar su primer mandato. El parque industrial orientado a las exportaciones de tecnología fue prácticamente abandonado en los últimos años. Fernández dice que ya ha enlistado 20 empresas españolas para que se instalen allí. ¿No se convertirá en un peón de Chávez?, le pregunté al presidente electo, refiriéndome a su deseo de lograr un acuerdo preferencial de suministro de petróleo con Venezuela. Varios presidentes latinoamericanos me han dicho en privado que Chávez ofrece acuerdos preferenciales, pero sólo a cambio de lealtad política, le comente. ''No'', respondió. ``Debemos tener buenas relaciones con el gobierno de Venezuela, sin importar quién esté al frente. Sería en contra de nuestros intereses nacionales tener una mala relación con cualquier gobierno venezolano''. Mi conclusión: bajo Fernández, la República Dominicana volverá a jugar un rol activo en el comercio y la política exterior de la región. Y probablemente será para bien. El abrirse al mundo le dio resultados en su primer mandato, y lo más probable es que funcione mejor que lo que hay ahora en su segundo mandato. Por Andres Oppenheimer, 24 de julio de 2004, El Nuevo Herald www.miami.com R.
Dominicana: ¿quién apagó la luz? Es que la falta de energía eléctrica se ha convertido en el común denominador de la vida diaria de los dominicanos. Los ventiladores o abanicos han dejado de funcionar en una ciudad donde la temperatura trepa a diario los 100 grados Fahrenheit (más de 35 centígrados) y en donde conseguir un vaso de agua helada se convierte en una misión casi imposible. "Más vale estar trabajando que llegar a la casa", me dijo Juan Barreto, el taxista que me acompañó en el trayecto desde el aeropuerto hasta la capital dominicana. "Al llegar a casa no queda otra que bañarse con agua fría, sacar el colchón a la sala y abrir todas las ventanas. Y ni aún así se puede dormir una hora seguida. El calor es insoportable y, como si fuera poco, todo está en penumbras", me contó Juan al mismo tiempo que aseguraba que sus hijos tienen que hacer las tareas escolares a la luz de una vela.
Caos
en las calles En los edificios, tanto públicos como privados, los ascensores se atascan con gente adentro y eso ya no es sorpresa para nadie. En tanto, los amigos de lo ajeno se aprovechan de la oscuridad para hacer de lo suyo. Los hospitales no atienden al público. En el mejor de los casos, si la luz lo permite, reciben algunas emergencias. Ahora a la falta de medicinas se le suma la escasez de energía eléctrica. A nivel industrial, la historia no es muy diferente. El temor de que pueda ocurrir un colapso total en los sectores productivos del país es grande. Josefina Hernández, directora ejecutiva de la Asociación de Industrias de Zona Franca, dijo que producir en República Dominicana en las actuales condiciones "es una locura", refiriéndose más que nada a las regiones donde se produce dos horas de servicio eléctrico diario. Muchas pequeñas y medianas empresas se han visto obligadas a cerrar sus puertas temporalmente, mientras otras lo hicieron para siempre. En tanto, las más grandes recortaron sus horarios nocturnos, por los altos costos, la seguridad del personal y para utilizar la energía de emergencia en el horario diurno. Para tener una idea de la dimensión de esta crisis basta con tomar en cuenta que las empresas generadoras de energía eléctrica en el país producen hoy menos del 35% de lo que se necesita para brindarle energía a toda la población.
¿Quién
tiene la culpa? Por un lado, el gobierno del presidente saliente, Hipólito Mejía, reconoce que la República Dominicana atraviesa por la peor crisis energética en su historia. Pero asegura que este problema ha sido un legado del gobierno anterior. Mejía asegura que la crisis se debe a "un mal negocio" que hizo el gobierno de Leonel Fernández en el momento de la privatización de la energía eléctrica. Un proceso que se inició en 1999, mediante el cual la estatal Corporación Dominicana de Electricidad cedió la generación y la distribución del fluido energético al sector privado extranjero. El superintendente general de electricidad, George Reinoso, dijo sin pelos en la lengua que "no hay solución de corto plazo", sin importar ni quiénes ni cuántos dominicanos sufrirán las consecuencias de esta crisis eléctrica. Reinoso dijo en rueda de prensa que se necesitan US$18 millones para poder encender las plantas que están apagadas y otros US$70 millones mensuales para mantener el sistema permanentemente suministrando energía a toda la población. Dinero que, según el gobierno, República Dominicana no tiene disponible. Por su parte, las empresas generadoras de energía eléctrica aseguran que la falta de pago de los consumidores y el subsidio del Estado imposibilitan comprar combustibles y mantenerse en operación. La deuda acumulada del estado con las empresas generadoras y de distribución de energía asciende ya a unos US$340 millones.
En
manos del nuevo gobierno Con sólo pensar que la crisis está afectando más que nada al sector norte del país donde justamente se genera alrededor del 40% del producto bruto interno (PIB) del país y más de la mitad de las exportaciones de zona francas, basta para imaginarse las consecuencias que tendrá sobre la ya vapuleada economía dominicana. Los recortes en los suministros eléctricos ocurren en medio de una crisis económica marcada por una alta inflación y una fuerte depreciación del peso dominicano. El presidente Mejía, quien entregará el poder el próximo 16 de agosto, dijo que dejará, como si fuera una herencia, la solución del conflicto al presidente electo, Leonel Fernández. Fernández jugará todas sus cartas a la aprobación en el congreso ¿donde su partido no cuenta con la mayoría- de una reforma fiscal que le permitirá reanudar un suspendido acuerdo financiero con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con el que tratará de enfrentar la crisis económica nacional. Mientras las autoridades discuten ¿quién apagó la luz?, los dominicanos se preguntan ¿quién será el que la encienda?, mientras hacen apuestas sobre ¿qué dominicano podrá sobrevivir un mes más sin electricidad? En medio de esta crisis, lo que está claro es que la solución tiene que venir por algún lado antes que la ciudad se suma en mayor caos y desorden, y la economía dominicana colapse por completo. República Dominicana no pueden esperar. Los dominicanos no reclaman lujos, solo un poco de energía para vivir dignamente. |
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