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CÓMO INTEGRAR A  LA GENTE HACIA EL EMPOWERMENT?  Chichí Páez


“El maestro mediocre cuenta, el bueno explica y el superior demuestra. Pero el gran maestro inspira” W. Ward 

Sin lugar a dudas que uno de los cambios más significativos en el estilo de liderazgo posmodernista es la función pedagógica que deben cumplir los líderes exitosos, por medio de una de las  herramientas gerenciales que más éxito ha tenido en los años recientes, como es el caso del “empowerment”. Esta expresión anglosajona quiere decir “potenciación” o “empoderamiento”, que está representado por el hecho significativo de delegar poder y autoridad a los seguidores y de conferirles el sentimiento de que son dueños de su propio trabajo. El autor de este espacio está consciente que esta palabra en el español se encuentra en pugna con una serie de expresiones que se aproximan sin lograr la plenitud del sustantivo. Algunos tratadistas la homologan con potenciación, mientras que el verbo “To empower” como potenciar; mientras que por otra parte se utilizan algunas palabras que prácticamente están en desuso como facultar y habilitar. 

Independientemente de la acepción que se le pueda dar, la renovación en los estilos de liderazgo, va mucho más allá de  redimensionar la arquitectura organizacional, después de desviar la capitalización y las crisis entre activos tangibles y no tangibles y de los pasivos, el líder  exitoso ha tomado como una herramienta estratégica la de “facultar” a sus más cercanos colaboradores y a reafirmar las alianzas organizacionales para incrementar substancialmente el desempeño. Esto se logra por medio de la interacción de personas, culturas y estructuras, la cual puede visualizarse como un triángulo, en cuyo vértice superior están las personas con sus competencias y sus recompensas, mientras que en los ángulos inferiores se encuentran por una parte la estructura representada por los sistemas y funciones y en el otro extremo aparecen los valores y la alineación sinérgica que representa la cultura organizacional. Proveyendo los elementos necesarios para fortalecer los procesos que llevan a  las empresas a un desarrollo eficaz, considerándolo como una estrategia que busca dar poder a la gente por la vía del aprendizaje inteligente organizacional, delega la autoridad de decisión a la gente que integran los equipos de trabajo.  

Es responsabilidad de los líderes exitosos utilizar inteligentemente el “empowerment” tendente a colocar a las personas debidamente “facultadas”  en las funciones correctas y el momento conveniente para un desempeño excepcional; las responsabilidades y deberes que les permiten enfocarse en lo que hacen mejor. Si se hace por causas justificadas y el costo correcto, el resultado es el crecimiento y satisfacción de la persona y de la organización. En consecuencia esta novísima herramienta estratégica gerencial fortalece el qué hacer del liderazgo, que da sentido al trabajo en equipo y permite que la calidad total deje de ser una filosofía motivacional, desde la perspectiva humana y se convierta en un sistema eficiente. Para lograr estos niveles de excelencia es necesario integrar a la gente por medio de los siguientes elementos: a) el establecimiento de unas relaciones interpersonales efectivas y sólidas; b) debe gerenciarse este proceso con mucha disciplina, en donde es necesario establecer un orden y la definición muy clara de los roles y c) debe existir un compromiso congruente y decidido en todos los niveles, pero promovidos por los lideres, que a su vez son agentes de cambio. 

El “empowerment” nació como una herramienta para estimular a las corporaciones a estructurar equipos autónomos de alto desempeño, con gente llena de vitalidad y creatividad. Es la reafirmación de una vida enriquecida en plenitud, sin intentar reemplazar los valores personales y cuyo objetivo es intensificar y desarrollar significativas competencias y capacidades intrínsecas. Además, esta herramienta conlleva la consecución de beneficios óptimos de la tecnología de la información. Los miembros, los equipos de trabajo y la organización, tendrán completo acceso y uso de la información clave, poseerán la tecnología, habilidades, responsabilidades y autoridad para utilizar la información y llevar a cabo los objetivos estratégicos organizacionales. 

Lo anterior exige de las personas que ocupan cargos de lideranza, un entendimiento en todos los niveles sobre el real significado de esta herramienta gerencial y cómo obtenerla. Es  en consecuencia un sistema de valores y creencias, no es un programa con principio y fin. Todos los niveles de la empresa entienden la forma en que este “facultamiento” puede satisfacer las necesidades propias y organizacionales, y las acciones necesarias para obtenerlas. Esto exige de las personas de los niveles estratégicos la disposición y el compromiso hacia esta cultura de desarrollo humano.