Willy Meyer
CONFERENCIA CLUB SIGLO XXI
ANTE LA CRISIS: REFUNDAR EUROPA
Agradezco de nuevo a la dirección del Club Siglo XXI, la
oportunidad de exponer nuestras preocupaciones, ideas y propuestas en relación
al proyecto europeo, en un momento en que el mundo y la Unión Europea viven una
situación especialmente convulsa.
En un contexto de crisis estructural, la democracia
participativa debería ser el mejor instrumento para contrastar opiniones,
organizar debates en las instituciones políticas, académicas, sociales y que
pudieran concluir, en propuestas que permitieran con el máximo consenso social
posible, avanzar en la salida de la recesión, de la crisis financiera,
alimentaría y energética. En definitiva, contribuir de forma colectiva y plural
a encontrar una salida a esta crisis dramática.
Desgraciadamente, la recesión viene acompañada por una
democracia de baja intensidad en España y en la Unión Europea. Lo que desde el
punto de vista humano sería necesario, se convierte en la práctica en algo
imposible: debatir de igual a igual, promover un gran debate en la ciudadanía
europea y de los estados miembros para que los directamente afectados por la
recesión, la ciudadanía, tuvieran ocasión de codecidir la salida a la crisis.
En fin, esta isla de la participación, el Club Siglo XXI,
debería ser el referente de las empresas de comunicación, públicas y privadas
para que incorporaran en su código de conducta el debate plural e igualitario
ante la recesión y la crisis.
A ti Cayo, muchas gracias por tu presentación, que es un alto en
tu camino incansable para comunicarte directamente con el máximo número de
personas posible en la idea de construir una Alternativa a la recesión y a la
crisis. Sabemos en IU y por tanto tú el primero, que no se nos facilitará un
estatus de igual a igual, tal vez porque nuestras propuestas van directamente al
corazón de los responsables de esta recesión y nuestras alternativas son
realizables y superan la lógica de los responsables que han llevado a la
humanidad a un callejón sin salida.
Han pasado cinco años desde las últimas elecciones europeas y el
referéndum del Tratado, que pretendía una Constitución para Europa, y nueve
desde que el Consejo Europeo reunido en Lisboa aprobaba lo que se conoció como
la Estrategia de la ciudad del mismo nombre, tiempo más que suficiente para
hacer una balance de la conducción del Proyecto Europeo.
Imaginémonos que nos acompañaran, en esta conferencia, el Sr.
Barroso, Presidente de la Comisión Europea elegido en Junio de 2004, y
representantes del Consejo Europeo para hacerles partícipes de nuestras
sugerencias y propuestas.
Sr. Barroso y Srs. y Sras. del Consejo.
Antes del estallido de la crisis y de la actual recesión Uds.
defendieron desde marzo de 2000 una estrategia, conocida como Estrategia de
Lisboa, que pretendía hacer de la economía europea la más dinámica y competitiva
del mundo en tan solo 10 años.
Diseñaron llegar al 2010 con un crecimiento económico del 3%,
crear 20 millones de empleos y unas inversiones globales en I+D del 3% del PIB
de la Unión.
Para ello decidieron, con el respaldo entusiasta de las
principales organizaciones europeas de empresarios, fomentar la liberalización y
la privatización de las empresas de servicio público, la flexibilidad y
adaptabilidad de los mercados laborales, la moderación salarial y la apertura a
los intereses privados de una buena parte de la seguridad social.
Pero, Sr. Barroso, Srs. y Sras. Del Consejo, en marzo de 2007,
siete años después de la Estrategia de Lisboa y 3 antes de alcanzar sus
pretendidos objetivos el saldo, según los datos de la Comisión que Ud. preside,
el crecimiento económico sólo llegó a la mitad del objetivo fijado, la creación
de empleo no supuso más que una cuarta parte y el gasto en I+D no llegó ni
siquiera al 2% del PIB.
El balance no podía ser más negativo: un crecimiento mediocre,
elevado desempleo, aumento de la pobreza y las desigualdades, la transferencia
de los beneficios derivados de la productividad de los trabajadores a los
empresarios, la precariedad del empleo y un aumento de la exclusión social,
mayor desigualdad salarial entre hombres y mujeres y que éstas últimas tengan
que “soportar” las consecuencias de unas políticas públicas cada vez más
reducidas y menguadas.
Lo que sí consiguieron Uds. durante ese periodo, y es justo
reconocerlo, es, en un marco de desigualdad enorme de rentas, colocar, la parte
de los beneficios empresariales porcentualmente al PIB en la zona euro, a su
nivel más alto en los últimos veinticinco años, cuando la parte correspondiente
a los salarios no ha dejado de caer década tras década.
Los trabajadores y las trabajadoras, según Uds. debían
sacrificarse para que las grandes empresas consiguieran enormes beneficios.
Y lo consiguieron. En 2007, con la recesión ya tocando a la
puerta, fue un buen año para las multinacionales y el sector financiero:
Empresa |
Millones de euros |
TOTAL |
12.000 |
Grupo Santander |
10.000 |
Telefónica |
8.906 |
Bayer |
6.777 |
Deutsche Bank |
6.500 |
BBVA |
6.000 |
Danone |
4.180 |
Volkswagen |
4.045 |
Fortis |
3.994 |
Carrefour |
3.359 |
L´Oreal |
2.656 |
Iberdrola |
2.354 |
Endesa |
2.356 |
Repsol |
2.307 |
Fuente: Banco de
España y Eurostoxx |
Para conseguirlo, no tuvieron reparo en promover, incentivar y
aprobar Tratados y Directivas europeas que regulaban el crecimiento económico,
que no el desarrollo sostenible, sobre la base exclusiva del libre mercado, la
moderación o congelación salarial, el dogma de la estabilidad presupuestaria,
una política monetaria de exclusiva competencia del Banco Central Europeo y el
derribo de lo que con mucho esfuerzo y sacrificio, los trabajadores y
trabajadoras europeas, construyeron tras la segunda guerra mundial, el Estado
Social.
Uds. aplicaron, con absoluta rigurosidad, aquel modelo que
pretendía dejar al mercado y sus leyes la exclusividad no sólo la organización
de la economía, el comercio, sino también la organización de las relaciones
laborales y humanas.
Ya saben, Uds. eran partícipes de que “El problema era el
Estado”, es decir, la intervención pública de la economía y así, diseñaron un
proceso de integración regional, la construcción europea, desmontando cualquier
posibilidad de tener instrumentos de intervención desde las administraciones
europeas que regulasen o interviniesen en el mercado o en el precio del dinero.
Ese principio tenía un primer problema, con el que sin lugar a
dudas contaron, y es que la mayoría de las Constituciones de los países miembros
hacen del principio del interés general de la economía y su intervención por
parte del Estado la base fundamental de la organización del mercado. Y ello no
podía ser de otro modo, casi todas las Constituciones recogen con diferentes
expresiones tanto la lucha del movimiento obrero como el surgimiento del estado
social (keynesiano-benefactor) que tras la segunda guerra mundial, reactiva la
intervención del sector público en las economías nacionales.
Pero se pusieron manos a la obra y convirtieron por la vía de
los Tratados, Directivas Europeas y acuerdos del Consejo de Ministros, en papel
mojado la mayoría de los mandatos Constitucionales de los países miembros.
Y, debo reconocerlo, no les tembló el pulso ante cada firma de
acuerdos que suponían, uno a uno y todos en general, la operación más ultimada
para desmontar el Estado Social europeo construido tras la segunda guerra
mundial.
Cualquier otro principio quedó supeditado al estricto respeto a
la libertad de movimiento del capital y las consecuencias sociales fueron
inmediatas.
Para el movimiento del capital los derechos sindicales
adquiridos, el derecho del trabajo, se convertían en obstáculos, en sus
obstáculos, para conseguir la máxima rentabilidad en el menor tiempo posible.
Los servicios públicos se convirtieron con su beneplácito en
servicios económicos de interés general y acompañaron al principio de libertad
del movimiento del capital su prevalencia frente a cualquier otro principio de
la construcción europea como la cohesión social o territorial.
Y Srs. y Sras: la liaron buena.
El Tribunal Europeo, en al menos 3 sentencias y apelando a los
artículos 49 y 43 del Tratado de la Unión Europea, considera ese principio por
encima de los derechos laborales, de manera que cualquier empresa de servicios
puede competir dentro de la Unión con los salarios de referencia de su país y no
donde presta sus servicios.
Ya son habituales los casos de trabajadores y trabajadoras que
realizan un mismo trabajo en empresas con distintos salarios. El dumping social
ya es una realidad.
Las deslocalizaciones de empresas, mucho antes de la recesión,
formaban parte de la geografía de la Unión. Pero, además, introdujeron el
principio de la flexiseguridad, palabreja extraída del “libro verde para la
modernización del Derecho del Trabajo” que, sobre la base de concluir que cuanto
menos tutelas, más empleo, supone, según Miquel Falguera, Magistrado de la sala
de lo social del Tribunal Superior de Cataluña, el ataque más grave que ha
experimentado en los últimos tiempos el Derecho del Trabajo.
Pero el libre mercado es insaciable y necesitaba hacer trabajar
más horas a los trabajadores y trabajadoras en horas semanales, retrasar la edad
de jubilación y convertir al inmigrante económico no regularizado en un criminal
aún siendo menor de edad, en vez de reconocer su contribución al aumento del PIB
de los estados miembros a costa de su explotación.
Y les dieron a la patronal europea todo lo que le pedían sobre
la lógica del libre mercado.
Menos derechos, congelación salarial, trabajar más horas y más
años, precarizar el empleo, temporalizarlo, en un contexto de privatización de
servicios públicos esenciales.
Esa lógica de no intervención pública de la economía, la
acompañaron con una política monetaria y fiscal de carácter restrictiva,
caracterizada por conseguir el objetivo supremo de estabilidad de precios y
consolidación presupuestaria de acuerdo al Pacto de Estabilidad y crecimiento.
Redujeron el Presupuesto de la UE, a pesar de la ampliación a
diez nuevos países, que aportaron una renta per cápita equivalente al 40% de la
UE.
Desde el Presupuesto de 2007 la tendencia aprobada por Uds. es a
reducir el gasto de la UE, a un valor próximo al 1% de la Renta Nacional Bruta
de la Unión, cuando el Presupuesto Federal de los EEUU, antes de la crisis,
representaba cerca del 20% de la RNB del país.
Les recuerdo también, que la Estrategia de Lisboa apostaba por
la desregulación de los mercados de capitales y los servicios financieros base
de la volatilidad y del incremento de las operaciones especulativas que han
quebrado la economía real.
En definitiva, toda la actividad productiva de la Unión,
incluida la agricultura y la pesca, ha sido afectada por esta lógica, la de
Uds., que ha puesto en riesgo la seguridad alimentaria y el trabajo en el campo
y el mar.
También en el área del conocimiento llegaron los cantos de
sirena del libre mercado para las inversiones en investigación y desarrollo de
la enseñanza, justificando así la comercialización del conocimiento, de la
educación y de la investigación, tal como prevé el proceso de Bolonia, proceso
contestado por la mayoría de la comunidad educativa europea.
Por cierto, toda mi solidaridad con la comunidad estudiantil,
familiares y periodistas, víctimas de la carga brutal, desproporcionada e
ilícita realizada por los Mossos d´Esquadra en Barcelona.
He querido Sr. Barroso, Srs. y Sras. del Consejo -no sé si en
representación de España en el Consejo está entre nosotros el Sr. Solbes, no le
veo entre Uds., bueno seguro que se encuentra algún representante...
Les decía que he procurado hacer lo que Uds. no han hecho hasta
la fecha: un balance de las políticas impulsadas en la UE, antes de le recesión,
antes de la explosión de la crisis.
Pero no, Uds., antes de la crisis y después de la crisis no han
mencionado las palabras claves: Nos hemos equivocado.
Así no se puede construir la Unión Europea desde los valores de
la cohesión social y territorial, desde el protagonismo activo de las personas y
su bienestar social.
Y en su silencio les estalló en sus narices la crisis y la
recesión. La convulsión de la explosión, puso al desnudo su proyecto:
Los Estados Miembros se apresuran, con diferentes modalidades, a
intervenir para tapar los agujeros del sector financiero, en la mayoría de los
casos para garantizarles los beneficios y en otros para nacionalizar parte del
sector. En las primeras medidas, el Consejo aprueba un plan de recuperación
económica europea que debe ser financiado principalmente por cada Estado,
poniendo al descubierto la llamada “solidaridad europea”.
El Pacto de Estabilidad salta por los aires y cada país miembro
adopta las medidas presupuestarias que cree conveniente. La Comisión Europa, se
apresura a garantizar la máxima flexibilidad en la exigencia del Tratado de
Maastricht referida a la corrección del déficit público de los Estados, cuando
éste dispone que los gobiernos deben corregir las desviaciones de déficit al año
siguiente. El Comisario Almunia anuncia una ampliación de la exigencia hasta
2012 y, por tanto convierte en papel mojado el Tratado de Maastricht.
Pero, donde sus contradicciones aparecen con más fuerza es en el
marco de las decisiones de los dos Consejos celebrados para reaccionar ante la
crisis, el Consejo de Diciembre y el recién celebrado de Marzo.
Uds. han sido alumnos aventajados de la anterior administración
norteamericana en la aplicación de reducir las inversiones públicas hasta
hacerlas prácticamente desaparecer para no entorpecer al libre mercado.
Y ahora, se produce un relevo de profesor, tienen un nuevo
maestro, el Sr. Obama, y el desconcierto les invade.
Decidieron un plan de estímulo para relanzar la economía europea
de 400.000 millones de euros a compartir entre la Comisión y los estados
miembros que no supone como dice el Sr. Zapatero (desautorizado por el
presidente de los socialistas europeos Rasmussen) el 3,3% del PIB de la Unión
Europea, sino el 0,9 % para el 2009 si no se cuentan los estabilizadores
automáticos, frente a los planes de Estados Unidos o China, que suponen el 2% y
el 7% , respectivamente, de sus productos interiores brutos.
Y, mientras el Presidente Obama defiende un plan más ambicioso
de inversiones públicas en Europa para reactivar el empleo, el Presidente de
turno de la Unión, el primer ministro checo en funciones Topolanek, arremetía en
el Parlamento Europeo contra los planes económicos adoptados por Estados Unidos
calificados de "camino al infierno", e informaba que los jefes de Estado y de
Gobierno, de la UE, se mostraron "alarmados" durante el Consejo por las demandas
de EEUU de conseguir planes de estímulo más amplios y permanentes.
Sí, realmente para Uds., la intervención pública de la economía
es un infierno, pero quienes viven un verdadero infierno son los trabajadores y
trabajadoras, la pequeña y mediana empresa, la comunidad migrante, los pequeños
ahorradores, agricultores, la juventud, las mujeres, los y las pensionistas, la
economía real que Uds. han llevado a la ruina.
Por eso es consecuente de su parte, el haber suspendido la
cumbre de jefes de Estado y de Gobierno sobre el empleo que debía realizarse el
7 de mayo en Praga, porque no tienen ni ideas ni políticas para combatir el
azote del paro.
Sr. Barroso, Srs. y Sras del Consejo, Uds. son los responsables
políticos de la actual situación, dramática para la economía real y para los
trabajadores y trabajadoras y la pequeña y mediana empresa.
La encuesta de enero de eurostat referida al desempleo en Europa
es una vergüenza:
En enero de 2009 la cifra de parados de la UE se elevó hasta
18.412.000 personas lo que supuso un incremento de 2.194.000 personas
desempleadas respecto a enero de 2008 llegando en el mes de enero a un 7,6% de
desempleo.
Los datos referidos al paro en España desmontan el discurso que
ha mantenido el Sr. Zapatero durante estos últimos años en todas las tribunas:
que España era el país de la Unión mejor situado en la economía europea.
El modelo de crecimiento en España, basado en un peso
desproporcionado de la construcción residencial y los servicios de bajo valor
añadido, hubiese entrado en crisis aunque no se hubiese producido la crisis
financiera internacional.
España es el país con más paro de Europa, con el 14,8% y todavía
son más alarmantes los datos referidos a la población de menos de 25 años, pues
el 30,4% están parados.
En España el bipartidismo PSOE-PP, y en la UE ampliado al Grupo
Liberal y en parte al Grupo Verde, han sido los responsables de llevar hasta sus
últimas consecuencias la teorización de la no intervención pública de la
economía.
PSOE y PP, tan defensores de la Constitución, se olvidaron en
sus respectivos gobiernos de desarrollar la economía y hacienda con el espíritu
y la letra del Título VII: Subordinar la riqueza al interés general, reconocer
la iniciativa pública en la actividad económica, reservar al sector público
recursos esenciales, intervenir en empresas si lo exigiera el interés general,
planificar la economía, facilitar el acceso de los trabajadores y trabajadoras a
la propiedad de los medios de producción.
Los gobiernos del PSOE y del PP dejaron al Estado sin
instrumentos para poder intervenir la economía para preservar el interés
general.
En la UE, ese bipartidismo unido a liberales y verdes, defendió
con pasión el Tratado derrotado en las urnas, que pretendía una Constitución
para Europa y el sucedáneo e ininteligible Tratado de Lisboa, también derrotado
en las urnas, que blindaba este modelo económico, su modelo de la no
intervención pública y el consiguiente abandono de la defensa del interés
general, del empleo de calidad y de la economía productiva.
Por eso, las próximas elecciones europeas no deben convertirse
en un debate virtual como seguro convertirán PSOE y PP. Muy al contrario, deben
ser una oportunidad para evaluar hasta qué punto la recesión económica es
resultado también en la UE de una orientación política y económica equivocada,
alejada cada vez más de las personas y de su participación activa en el proceso
de construcción de los Estados Federados Europeos, de una Unión Europea basada
en la democracia representativa y participativa que haga suya los valores de la
cohesión social y territorial, la defensa de lo público, del empleo de calidad y
una política fiscal progresiva que permita la justa distribución de rentas.
Yo le manifiesto a Ud. Sr. Barroso, Señores y Señoras del
Consejo, que la Unión Europea no podrá concluir su construcción, desde el punto
de vista de la cohesión social y territorial si no cambia de dirección, si no
cambia de modelo económico.
Es imprescindible el replanteamiento de una nueva construcción
europea cuya economía se base en la intervención pública.
El debate no es si a la economía se la debe intervenir o
planificar, sino quién la interviene y planifica. Las opciones son claras, o las
interviene y planifica la lógica democrática, o la lógica de las multinacionales
y el interés privado.
En 1972, Olof Palme en carta dirigida a Willy Brandt afirmaba:
"...las fuerzas de la técnica y de la economía son decisivas para la
configuración del futuro. Si los hombres desean hacerse cargo de ese futuro,
esas fuerzas deben ser dirigidas y controladas democráticamente. No podemos
permitir que el afán de lucro y el espíritu de competencia determinen la
estabilidad del medio ambiente, la seguridad del empleo o el desarrollo
técnico...”
Esta nueva economía deberá rescatar los sectores estratégicos
europeos como la energía eléctrica y la derivada del petróleo, la industria
naval, un sector de la industria automovilística, los transportes, la gestión
del agua, los servicios postales y una parte del sector financiero.
Los instrumentos públicos de la energía europea, deben organizar
el debate hacia la sociedad del post-petróleo y no dejarlos en manos de las
multinacionales. Parte de los beneficios del consorcio público de la energía se
deberán destinar en inversiones en I+D para conseguir una mayor eficiencia del
consumo con el fin de reducirlo hasta un 25%, para investigar en nuevas energías
renovables y en el desarrollo de motores híbridos para el sector del automóvil.
Se debe sustituir el actual Pacto de Estabilidad por un Pacto
por el Empleo que cuente con una aportación sustancial del Producto Interior
Bruto de la UE y de los países miembros para reforzar el modelo social europeo.
Un pacto que permita la recuperación de salarios y pensiones y
evite el permanente chantaje de empresas multinacionales de condicionar la
productividad a la congelación salarial.
Es paradigmático el ejemplo de la Seat-Volkswagen de Barcelona,
donde se obliga a los trabajadores y trabajadoras, a congelar sus salarios
cuando la empresa obtuvo en 2007 4.045 Millones de beneficio y 4.688 millones en
2008.
Esta política alternativa, debe dirigirse a mejorar las
condiciones de vida de los trabajadores y las trabajadoras y hacerles partícipes
de la planificación económica, a una distribución más justa de la renta, a
estimular la actividad económica consolidando el papel de los Estados en la
economía y alcanzando una recuperación real de salarios y pensiones.
En esta nueva economía, los servicios públicos europeos no se
deben abrir a la competencia, muy al contrario, deben gestionarse por los
poderes públicos como garantía para asegurar su calidad, disponibilidad y
asequibilidad del servicio, garantizando así los derechos de los usuarios y
usuarias.
Pretendemos, desde la Izquierda Europea, contribuir a un gran
debate para recuperar el Proyecto Europeo, refundarlo desde la base, desde el
interés de alcanzar un espacio común de solidaridad, desarrollo sostenible, de
fortalecimiento del modelo social, sobre la base de la democracia participativa,
de la felicidad de las personas.
Y queremos hacer protagonistas directos a los hombres y mujeres
europeos de este proceso.
Sé que a Uds., Sr. Barroso, Sres. y Sras. Del Consejo, en el
fondo la participación de las personas les trae sin cuidado.
Porque claro, ¿qué ciudadano o ciudadana europeo que recibe sus
mensajes de hacerles trabajar más horas semanales y más años, congelarles los
salarios y pensiones, en época de crecimiento y de recesión, privatizarles los
servicios públicos, negarles subvenciones a actividades productivas, para que la
banca y las grandes empresas engorden siempre ya sea en tiempo de crecimiento o
de recesión, decía, qué persona europea se siente incentivada con esas prácticas
y mensajes para confiar en las instituciones europeas?
Sr. Barroso, Srs. y Sras. del Consejo, ¿no les lleva a la
reflexión la evolución de la abstención en las elecciones al Parlamento Europeo?
1979 37 %
1984 39 %
1989 41,5%
1994 43,2%
1999 50,2%
2004 54,4%
Los ciudadanos y ciudadanas, están lanzando un mensaje que Uds.
no recogen.
Les derrotaron en las urnas su Proyecto de Tratado para una
Constitución, el refundido de Lisboa en las urnas irlandesas y su respuesta no
pudo ser mas "democrática": ... Pueblo de Irlanda, ¡os habéis equivocado!: ¡A
repetir el referéndum hasta que se apruebe! ... Como decía Bertolt Brecht
algunos gobiernos preferirían disolver a los pueblos para que no hablen, no
decidan.
Por todo esto Sr. Barroso entenderá Ud., con todos mis respetos,
que a pesar de la opinión del Partido Popular Europeo y del club ibérico, el
Presidente Zapatero y el Presidente Sócrates (socialistas) de apoyarle a Ud.
para que sea reelegido el 15 de Julio, nosotros y nosotras, el Partido de la
Izquierda Europea y el Grupo Parlamentario de la Izquierda Unitaria Europea,
haremos lo humanamente posible para que no sea reelegido al hacerle
corresponsable del drama de la recesión en la UE.
Que quiere Ud. que le diga, preferiríamos tener al frente de la
Comisión Europea a una persona con el perfil de Oskar Lafontaine para hacer
confiable un proceso de refundación europea con las coordenadas que he
defendido.
Esa refundación necesita una rectificación en toda regla de la
política exterior, de vecindad y seguridad de la UE.
En estos cinco años hemos asistido a una voladura controlada del
derecho internacional que ha configurado un mundo más inseguro e injusto.
El uso de la fuerza contraviniendo la Carta de Naciones Unidas,
ha desencadenado una dinámica donde la lógica militar ha inundado el espacio de
las soluciones políticas y diplomáticas a los conflictos contribuyendo a una
política de rearme.
El gasto militar mundial, con cifras de 2008, ha alcanzado su
cifra más alta de la civilización, 140 billones de las antiguas pesetas, el 2,5
del PIB del planeta, el 11,2 % del gasto público mundial y 15 veces lo que
gastamos en el mundo en ayuda internacional.
Según el Director General de la FAO, el objetivo de reducir el
hambre en el mundo a la mitad, de 1.000 millones a 500 millones, para el 2015,
no sólo no se cumplirán por la disminución de la ayuda internacional, sino que
al ritmo de estas ayudas, ese objetivo se conseguirá en 2150.
Uds. han alentado, animado y concretado la necesidad de
incrementar el gasto militar europeo y han conseguido que su brazo armado, la
OTAN junto a los EEUU representen el 70,8% del gasto militar del mundo.
Uds. no sólo no han amortiguado o impedido la voladura del
derecho internacional, sino que han cabalgado sobre ella.
Alentaron y apoyaron la primera guerra preventiva, la guerra de
Yugoslavia, han reconocido la independencia de Kosovo, han apoyado la creación
de cárceles secretas en territorio europeo, han tolerado los vuelos de la CIA
para transportar y torturar a personas secuestradas, han apoyado la instalación
de un sistema antimisiles en Polonia y República Checa que desencadenará una
escalada armamentista en la Federación Rusa y China, han legislado para permitir
el encarcelamiento sin tutela judicial, hasta 18 meses, a personas migradas no
documentadas incluidas menores de edad.
Consintieron por omisión a una enérgica respuesta diplomática,
la última agresión israelí en el territorio de Gaza con un saldo de 1.434
muertos, entre ellos 288 niños y 121 mujeres.
No reconocen a Hammas como interlocutor (a pesar de haber
reconocido que ganaron las elecciones limpiamente) fundamentalmente porque no
reconocen al Estado de Israel pero sí reconocen al Gobierno de Netanyahu y
Lieberman, de extrema derecha a pesar que éste no está por la creación del
Estado Palestino.
Sr. Barroso, Srs. y Sras. del Consejo he visto con mis
propios ojos las más de 4.000 casas destruidas de Gaza, he visto libros de
Charles Dickens entre los escombros del Colegio Americano, uno de los muchos
colegios bombardeados, y les señalo a Uds. como responsables de la inhibición
ante este crimen de guerra.
En fin, sirva esta conferencia como modesta contribución para
refundar la Unión Europea, sobre la base de la ciudadanía, su felicidad y la
felicidad de un mundo comido, aseado, vestido, calzado, con techo, sano, culto,
trabajador y en paz.
Madrid, 2 de Abril de 2009
Willy Meyer