Si existiera un oráculo que nos diera una visión exacta de cómo
va a cambiar el entorno en el que nuestras empresas se desenvuelven,
¿nos facilitaría esta información perfecta la toma de decisiones
mejores? Arie de Geus, autor de "The living company" y durante
muchos años director del grupo de planificación de Royal Dutch Shell
sostiene que las acciones de individuos y de organizaciones aisladas
tienen un impacto mínimo sobre las fuerzas poderosas y repartidas
que impulsan la creación, dirección y sostenibilidad de los
acontecimientos externos. Por lo tanto -continúa De Geus- el
propósito real de la planificación estratégica no es predecir el
futuro, el intento de "acertarle", sino cambiar los modelos mentales
de quienes tienen que tomar las decisiones importantes ensanchando
sus percepciones y re-enmarcando sus perspectivas. Para lograrlo con
éxito, el equipo directivo debe comprender claramente lo que fluye
por su mente. Aprender cómo piensa este equipo es un primer paso
esencial para identificar lo que necesita ser cambiado. Los miembros
del equipo no pueden saber si han cambiado sus modelos mentales a
menos que sepan los que tenían al comienzo de proceso.
Creo
que el trabajo realizado por el grupo en el retiro anterior ha sido
lo suficientemente profundo para que todos nos demos cuenta de
nuestros puntos de partida, de hecho, mitos, fantasías, que forman
parte de la cultura y de la práctica de la Compañía. Por otra
parte, vamos a continuar este proceso estratégico , que seguramente
conlleva un cambio de cultura, habiendo sentado las bases humanas y
relacionales de la nueva porque, de otra forma, nos encontraríamos
en un vacío; la cultura anterior , a pesar de que tuviera defectos,
nos ha permitido vivir y trabajar juntos resolviendo nuestras
relaciones, el estrés, atendiendo nuestras emociones, si queréis de
una forma muy particular. Es importante que estemos de acuerdo en
que la nueva cultura va a proveer y resolver las necesidades que
tenemos como directivos y como seres humanos. No podemos quedarnos
en un "vacio de cultura" entre los compromisos, las promesas, el
contrato psicológico de la que abandonamos y la que ahora tenemos
que adoptar.
Dice Arie de Geus que "las únicas cuestiones
relevantes acerca del futuro son las que logran que cambiemos la
pregunta: de si ocurrirá algo, a lo que haríamos si ocurriera". Los
escenarios son futuros múltiples y posibles, plausibles; relatos
alternativos de cómo puede evolucionar en el futuro el entorno
general o global. No son predicciones sino relatos alternativos y
retadores, creíbles y relevantes que nos permiten explorar
hipótesis, utilizando la pregunta ¿qué pasaría si…?.El objetivo de
la construcción de escenarios no es acertar los acontecimientos
futuros sino subrayar las fuerzas a gran escala que impulsan el
futuro en diferentes direcciones. Un conjunto de escenarios facilita
un entorno de aprendizaje en el que los directivos pueden explorar
esas fuerzas, mejorar la comprensión de las dinámicas que conforman
el futuro y poder así evaluar las opciones estratégicas para
preparar la toma de decisiones. Fijándonos en estos vectores podemos
mirar más distanciadamente las crisis diarias que, a menudo, ocupan
nuestro tiempo, y examinar las fuerzas a largo plazo que normalmente
dejamos fuera del abanico de nuestras preocupaciones y que, en
consecuencia, nos sorprenden sin estar preparados. Si identificamos
cuáles de esas fuerzas son a la vez críticas y muy inciertas,
podremos contemplar futuros alternativos que conllevan peligros
ocultos u oportunidades no realizadas.
Los escenarios se
adaptan al contexto de los retos o decisiones que afronta la empresa
en la actualidad. El número de relatos que podemos hacer del futuro
es infinito; por lo tanto tenemos que escoger los que nos afecten,
los que nos permitan decidir mejor.
De la misma forma que el
trabajo realizado en el retiro anterior estaba más relacionado con
los procesos internos, con las relaciones personales, el que nos
proponemos este fin de semana pretende sensibilizarnos ante el mundo
exterior, de forma que podamos cuestionarnos nuestros supuestos
normales, cambiar nuestros modelos mentales y pensar realmente "
fuera del recuadro" de forma cohesionada. El proceso de
participación en la construcción de un escenario va a mejorar
nuestras capacidades de gestionar la incertidumbre y el riesgo. Nos
va a permitir entender mejor nuestro hoy imaginando el mañana,
ampliando el ángulo de nuestra visión; también nos va a facilitar la
anticipación en la identificación de los cambios. Un escenario
no es lo mismo que una previsión. Esta es una herramienta útil
siempre que estemos totalmente seguros de que el futuro será como el
pasado. Sin embargo, las discontinuidades producen sorpresas que los
pronosticadores no detectan. Estas discontinuidades y sorpresas
proceden de diversas fuerzas y factores que aceptan a los parámetros
que queremos extrapolar al futuro pero sobre los que nuestro control
es pequeño o inexistente: cambios geopolíticos, sociales, avances
tecnológicos, impactos medioambientales y reestructuraciones
económicas.
He aquí algunos ejemplos de pronósticos
equivocados porque no estaban claras o eran obvias las
discontinuidades que se produjeron:
"Las personas bien informadas saben que es imposible
transmitir la voz por medio de ondas; y que si fuera posible, no
tendría ningún valor práctico" (Editorial, "The Boston
Post, 1865)
"El fonógrafo no tiene valor
comercial" (Thomas Edison, 1880)
"Creo que
existe mercado para unos cinco ordenadores" Thomas J
Watson. Presidente de IBM, 1943
"No hay ninguna razón
para que los individuos tengan un ordenador en su
casa" (Ken Olsen. Presidente de DEC, 1977)
"64
k. deberían ser suficientes para todo el mundo" Bill Gates,
1981
Los escenarios son una forma de pensar en el futuro, desde mi
enfoque para decidir lo que hay que hacer en el presente. Fue el
mundo empresarial quien los creó como respuesta a las debilidades de
los diferentes enfoques utilizados para la planificación
estratégica. Uno de los peligros de esta última es que se parte de
un pronóstico de la situación futura basado parcialmente en el
pasado y en los cambios que se esperan. El problema es que la
mayoría de las previsiones son incorrectas y por lo tanto también lo
serán las estrategias basadas en aquellas. La planificación por
escenarios parte de un enfoque alternativo. En lugar de determinar
el futuro más probable (previsiones) contempla un abanico de
diversos futuros plausibles (generalmente tres o cuatro por razones
prácticas porque conceptualmente el número de futuros posibles es
ilimitado).
Para determinar lo que es
un buen escenario conviene partir de lo que no son:
· No ponderan probabilidades sino que consideran
posibilidades · No son la lista de cosas que nos gustaría que
ocurriesen o que pensamos que deberían ocurrir. · No son
descripciones de las hipótesis pesimista y optimista que pueden
realizarse.
Por el contrario, un buen ejercicio de escenarios producirá un
conjunto de relatos sobre el futuro que:
- Son internamente consistentes y plausibles - Abarcan un
amplio abanico de acontecimientos posibles - Son un reto a la
sabiduría convencional y hace que el pensamiento discurra por
direcciones nuevas. - Son memorables - Son relevantes para
la audiencia a la que van dirigidos
Son muchos los que han intentado entender el futuro simplemente a
través de la predicción, aunque hasta la fecha el historial de
aciertos es pobre, dice Ged Davis quien añade: " Los
pronosticadores extrapolan del pasado, trasladando al futuro las
pautas que vieron en el pasado y no tienen en cuenta el conocido
dicho: " Una tendencia es una tendencia hasta que se quiebra". Son
las quiebras las que nos deben interesar más porque es donde radica
el mayor riesgo y también la mayor oportunidad. La consultora
McKinsey ha estimado que en el periodo 1980-1993, 103 compañías en
conjunto erosionaron el patrimonio de sus accionistas en 300 mil
millones de dólares por errores de estimación de los acontecimientos
futuros invirtiendo en petróleo a precios altos.
El enfoque
de los escenarios reconoce que sólo algunas cuestiones pueden ser
previstas, mientas que otras son esencialmente incógnitas. Los
escenarios tienen más que ver con el pensamiento estratégico que con
la planificación estratégica. Una de las dificultades que afecta
a los pronosticadores, y hasta cierto punto también a quienes
construyen escenarios, es la tiranía del presente que nos influencia
y nos condiciona. Vemos el mundo desde unos esquemas mentales
sesgados que limitan la amplitud con la que podríamos contemplar un
conjunto de futuros más diversos.
Los escenarios intentan ir
más allá de esos esquemas mentales limitados, reconociendo que las
posibilidades vienen influenciadas por personas con diferentes
bagajes y visiones del mundo diferentes de las nuestras. En muchas
organizaciones es frecuente encontrarse con el "pensamiento grupal
uniforme". Es decir, la conformidad por miedo a la discrepancia que
existe en muchas empresas; las dinámicas de ansiedad, control,
poder, sumisión, etc., que conducen a que los grupos tienden a
funcionar como si existiera unanimidad. (Es ésta la razón por la que
os he propuesto y aceptasteis el trabajo que realizamos en el
anterior retiro). Los escenarios suponen un reto a este tipo de
pensamiento y, de no haber trabajado anteriormente en grupo para
entender sus dinámicas, muchos lo tildarían de "pensamiento
fantástico".
Uno de los aspectos más difíciles de mirar al
futuro es captar las discontinuidades del entorno empresarial. La
previsión nunca aborda esta cuestión. Una organización abierta al
cambio tiene más probabilidades de supervivencia y de prosperar que
la que continuamente está remolcada por los acontecimientos. Son
posibles muchas "sorpresas" y necesitaremos identificar algunas. No
siempre acertaremos; de hecho no captaremos algunas alternativas. La
utilización de escenarios no nos exige que acertemos en todo; basta
con que el futuro nos sorprenda menos que a quienes no han elaborado
este tipo de pensamiento. El objetivo es prepararnos para un amplio
abanico de eventualidades, idealmente ser capaces de interpretar
como asuntos humanos normales lo que otros ven como "crisis"; y por
lo que respecta a la empresa, desarrollar políticas mejor adaptadas
a los entornos empresariales que las de nuestros competidores.
Cuando estamos inmersos en la empresa puede ser muy difícil
comprender la naturaleza del cambio. Tenemos que evitar la "visión
de chimenea", tener una visión del mundo de la que estamos seguros y
que puede conducirnos a decisiones desafortunadas que, en su
momento, pudieron parecernos razonables. El objetivo de los
escenarios es ayudar a sus usuarios a prepararse para el futuro.
Quienes los construyen deben procurar generar un reto adecuado para
que se produzca el aprendizaje.
Dice Davis que, por
definición, los escenarios comienzan con la comprensión de los
modelos mentales de sus constructores y usuarios, sus preocupaciones
e intereses. Todos tenemos mapas mentales, gafas a través de las
cuales vemos el mundo y los escenarios tienen que desafiar esos
mapas porque los factores que conforman el futuro pudieran no formar
parte de nuestras particulares visiones del mundo. De nuevo tengo
que recordaros que lo que pretendíamos, y hemos logrado, en el
retiro anterior era justamente reconocer que tenemos nuestros
propios mapas, y que no tenemos que desprendernos de ellos aunque sí
reconocerlos para poder trabajar en equipo.
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Fuente: ©Carlos Herreros de
las Cuevas. Socio de HFC CONSULTORES, S.L. Facilitador de
procesos de cambio empresariales, ayudando a directivos en el diseño
y ejecución de estrategias. Utilización del pensamiento sistémico en
el análisis estratégico. Entrenador en procesos grupales y de
liderazgo. Este artículo fue publicado originalmente en. Gestión del
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