OAXACA: ENTRE EL INDIGENISMO Y LA ANARQUÍA

 por Re-Evolución

 

“Estamos luchando para que nuestros pueblos indígenas sigan existiendo porque los proyectos empresariales de los grandes ricos del mundo como es el tratado de libre comercio, la globalización, su política tiende a desaparecer a los pueblos indígenas y adueñarse de las riquezas de los indígenas y los pobres de todo el mundo. No estamos de acuerdo con el Plan Puebla Panamá y de lo que está sucediendo con nuestros hermanos en Chiapas.” CIPO Flores Magón.

 

El lunes 6 de diciembre, el día de la Constitución, día de exaltación patria vestida con caretas burguesas, capitalistas y autoritarias que esconden el sable sangrado de la cínica “democracia”, día este de exaltación patriótica de esa nausabunda realidad histórica llamada España, unos compañer@ indígenas mexicanos, cuyo pueblo por siglos debieron sufrir el sometimiento a tal aberrante imperio, vinieron al centro social autogestionado de la Federación Anarquista Galega en Coruña a explicarnos la realidad de sus vidas. Eran l@s compañer@s del Congreso Indígena Popular de Oaxaca “Flores Magón”. Y su realidad era una situada entre su revolución pacífica indigenista y anarquista y la de los paramilitares y el gobierno que quieren acabar con su utopía vuelta real, para así poder desarrollar –librándose de los indios- los planes del capitalismo más bestial. Una realidad entre una sangrante represión y, al mismo tiempo, una heroica y esperanzadora utopía materializada.

 

Oaxaca es una región situada en el Sur del Estado Mexicano. Se extiende a lo largo de 95,364 km2 con una población de 3.432.180 habitantes, el 70% indígenas. En Oaxaca conviven los grupos etnolingüísticas de los Amuzgos, Chatinc Chinantecos, Chocho, Chontal, Cuicateca, Huavl Ixcateco, Mazateco, Mixe, Nahuatl, Triqui, Zapotee Zoque y el Popolaca. Oaxaca, Guerreros y Chiapas son las tres zonas con mayor población indígena de México, zonas agrícolas e indígenas, con grandes bosques, y no por casualidad las zonas más pobres de México. Tras largos siglos de explotación, genocidio y aculturalización, en la década de los 80 la población indígena retomó la lucha. Inspirándose en el pensamiento del intelectual y líder revolucionario anarquista e indígena Ricardo Flores Magón, se creó en la sierra el Movimiento Indígena Magonista. En un primer momento formado por profesores desarrolló una gran labor de difusión de los ideales anticapitalistas y de la recuperación de la identidad indígena. Años después, en el 1997, se creó CIPO Flores Magón, aglutinando a una serie de organizaciones de izquierda (desde anarquistas magonistas hasta grupos marxistas) e indígenas. La historia del CIPO, a pesar de su carácter pacifista y completamente contrario a la armas, ha estado marcado por la persecución: 212 detenid@s (sin orden de aprehensión), 47 secuestrados, 22 torturados y 277 heridos, además de cerca de 500 ordenes de aprehensión es el saldo de de la represión del PRI y los militares contra la organización. La historia del CIPO, a pesar de la sabguinaridad de los demócratas mexicanos y los cómplices de esta armada terrorista que es el Estado Mexicano –es decir todas las democracias, la nuestra incluida-, es una patada en la boca del señor Fukuyama y su “Fin de las ideologías”. Demuestra, primero, que la “democracia” (capitalista) no es ni el mejor ni el menos malo de los sistemas posibles y que, en esta época donde quien no justifique al sistema es tachado de loco, las ideologías contrarias al status quo no han muerto y son más válidas, urgentes y necesarias que nunca: el CIPO nos provee de un ejemplo de anarquismo peculiar, una ruptura radical con el “Pensamiento Único” en el que está anclada la derecha-izquierda capitalista.

 

En la actualidad el CIPO como organización político-cultural cuenta con unos 900 miembros y aglutina una treintena de municipios que se rigen por los usos y costumbres indígenas y libertarios (en amplio sentido del término). El slogan del CIPO es “Libertad, justicia y autonomía” y estos principios son mucho más que una declaración de intenciones: son una realidad. A lo largo de la charla que tuvimos con ell@s nos hablaron de los clásicos conceptos que fundamentan el ideario ácrata: apoyo mutuo, autogestión económica y autogobierno, autonomía y libre asociación de las comunidades y pueblos, acción directa y rechazo de los partidos políticos. Todos estos ideales, reinterpretados según sus pautas culturales, se manifiestan en la realidad de la Oaxaca magonista. El ideal de Tierra y Libertad se ha materializado en la comunalidad de la propiedad. La tierra es de la comunidad y la tierra es de quien la trabaja: es cedida en usufructo a las familias que la explotan y se adueñan del producto de su trabajo, acabando con la alienación del trabajo mediante el hurto a el/la trabajador/a (la plusvalía).

 

La autogestión va más allá de esta gestión directa de la tierra por quienes la trabajan. Se expande al ámbito de la política expresada en la autonomía y el autogobierno. El órgano soberano de cada comunidad es la Asamblea Comunitaria. De ella salen elegidos los cargos –que no son remunerados con dinero, aunque ahora el PRI pretende imponer la remuneración salarial, para romper las comunidades con el dinero- y en ella se toman las grandes decisiones de la convivencia y la planificación de la economía. Los cargos son elegidos según lo que llaman “usos y costumbres” indígenas. Se eligen a las personas en virtud de la moral, de lo buena que se considere a una persona. No se eligen a desconocid@s, sino a gente que ha demostrado ser buena gente. Y para alcanzar cargos de gran responsabilidad previamente se pasa por otros de menor responsabilidad donde se va demostrando la valía para este tipo de tareas. Los cargos, además, están a disposición de la asamblea: si la gente no está contenta con como se hacen las cosas se les puede relevar del cargo.

 

L@s ancian@s, al contrario que en nuestras sociedades actuales donde son exiliados de la sociedad en apartheids geriátricos, tienen su tradicional importancia dentro de la vida social: cuando la Asamblea Comunitaria no es capaz de llegar a un acuerdo se suele ceder la decisión a la Asamblea de Ancian@s, que se la supone sabia. La racionalidad y templanza de su forma de vida social es ciertamente ejemplar comparado con la de nuestras mal llamadas democracias. El diálogo es la forma utilizada siempre para la resolución de conflictos, y en los casos que esto se vuelve imposible se resuelve por la presión de la comunidad expresada en el diálogo grupal asambleario.

 

El apoyo mutuo está materializado en dos aspectos: en la ayuda a el/la compañer@ a cambio de ciertos productos y la devolución de esta ayuda se supone de igual manera. Cuando no se bastan por sí mismos se ayudan y a cambio se recibe productos, como se solía hacer en muchas partes antes de la llegada del capitalismo y la industrialización. El trueque es algo generalizado, el dinero en las comunidades magonistas prácticamente carece de importancia en la vida interna. Es utilizado para conseguir bienes de fuera y viene a través de las ventas en la ciudad, la exportación de productos artesanales y de l@s indígenas emigrad@s. El Tequio es la otra forma en la que se expresa el apoyo mutuo. El Tequio es el trabajo en común –algo así como lo que en Asturias sería la sestafeira. Cuando quieren hacer un molino, o poner los postes de la luz, cuando hay algo que debe ser hecho en beneficio de tod@s, tod@s trabajan por igual: tod@s deben hacerlo pues tod@s se benefician del fruto de esta labor. La gente no es obligada al Tequio, sin embargo todo el mundo lo hace por lo que el teórico anarquista coruñés, Ricardo Mella, catalogaría en su proyectualidad anarquista con el nombre de coacción moral frente a la coerción: esto es, en vez de obligar por la fuerza a la gente, esta se ve moralmente en la obligación de hacerlo porque ella misma lo ve como justo y sabe que de no hacerlo recibirá el menosprecio de la comunidad. El Tequio cumple también otra función: como castigo frente a las faltas cometidas. Cuando alguien en las fiestas monta una riña y agrede a otr@ (esta es la falta más frecuente, el asesinato o el robo de relevancia significativa no se dan dentro de las municipalidades) normalmente se debe pagar esta falta con este tipo de trabajo. El concepto de justicia es sin lugar a dudas muy diferente al que tienen el gobierno mexicano y las democracias amantes del secuestro, humillación, tortura y exclusión expresado en el apartheid carcelario. “Por robar un indio un pan en la ciudad –nos decían los compañer@s- te pueden meter hasta un año en la cárcel”, en las comunidades magonistas libres de la explotación capitalista quien daña a la sociedad la satisface con trabajo que redunda en el bien común.

 

La CIPO trabaja fundamentalmente para mantener estas instituciones políticas y económicas propias, para mantener, dignificar y difundir su identidad cultural indígena y, de igual modo, para defender sus recursos naturales y -en palabras suyas- a la Madre Tierra. La lucha contra el machismo es también un elemento clave. Las propias mujeres de la CIPO realizan talleres con sus compañeras de las comunidades para combatir el patriarcado, con resultados alentadores. Gran parte de las luchas ecológicas son encabezadas por las mujeres, gran parte de la gente que tira de la CIPO Flores Magón para adelante, también lo son. La lucha por la libertación individual y social y por la defensa cultural se realiza de igual modo en talleres de identidad indígena para que la gente no olvide sus costumbres frente al imperialismo cultural estadounidense que denuncian. Las fiestas también se usan para hermandarse entre las comunidades a través de la tradición, como por ejemplo con la guetza: “Cuando alguien tiene un cargo normalmente hace una fiesta. Entonces llegan a vernos con un dinero, con tortillas -depende del alcance de una persona- y lo anotamos para devolverlo cuando a esta persona le toque hacer una fiesta. Esto es la guetza.” Los magonistas están desarrollando también escuelas comunitarias, con contenido indígena, magonista y con profesores indígenas. El movimiento magonista es así tanto un movimiento de resistencia, de revolución político-económica como un gran proyecto cultural. Pero esto no les gusta a las autoridades estatales.

 

Como nos dicen l@s compañer@s: “lo que más les duele [a los del PRI, a l@s ric@s] es que acabemos con sus instituciones económicas y políticas”, el no aceptar el asalarialismo, la propiedad privada, el Estado y los partidos políticos. Lo que más les duele es que construyan la autonomía. Les duele mucho más que lanzarles piedras o empuñar las armas, nos aseguran. Sin embargo, no ignoran otros factores por los que el capitalismo les ataca: en sus tierras hay plata y otros minerales preciosos para la fabricación de armas. También es una importante zona maderera. El estado mexicano quiere apoderarse del control de sus tierras para desarrollar los macroplanes de desarrollo anti-ecológico y de mercado-libre, del ALCA y el Plan Puebla Panamá, que se extiende hacia el Sur por América confluyendo con el Plan Colombia en la pretensión de hacer de América una gran zona de “libre” comercio más atada aún al imperialismo yanqui. Esto significaría, en palabras de l@s compañer@s, la imposición del libre mercado capitalista, el convertirlo de campesin@s a obrer@s asalariados, la explotación industrial de los bosques y la destrucción de la biodiversidad por las fábricas de celulosa, la explotación industrial del agua, la explotación industrial de las plantas medicinales que después serían patentadas para beneficio exclusivo de las multinacionales y la destrucción ecológica con las infinitas carreteras que todo esto precisaría. Contra todo esto se rebelan. Por mantener un estilo de vida propio, donde se aúna lo tradicional con la innovación agonista, están en lucha.

 

La defensa de los bosques es sin lugar a dudas un tema importante para los magonistas. Su lucha contra los transgénicos también. En las comunidades se produce sin químicos, orgánicamente, de la ciencia tan sólo quieren “técnicas que mejoren la agricultura tradicional” –como pueden ser los invernaderos que han construido y que explotan comunitariamente. Nos dicen que su idea de la “independencia alimenticia” pasa por esta forma de agricultura. Nos dicen que los transgénicos –importados de EEUU y principalmente maíz- crecen más rápido pero destrozan la tierra, obligándoles a tener la tierra un año parada después de utilizarla. Y que, por otra parte, matan los animales que se nutres de estos productos, y así rompen la cadena alimenticia. En un mundo como el nuestro donde el desarrollo industrial al modo occidental es simplemente inviable para el mundo entero y está destrozando la libertad y el ecosistema global, encuentran los magonistas nuevas alternativas.

 

Todo esto, obviamente, no es del gusto de los “demócratas” del PRI. El estado mexicano financia grupos paramilitares que son armados por el ejército estatal. Este mismo año irrumpieron en una de las Asambleas Comunales disparando contra los indígenas. Los asesinatos a la población indígena se suceden, las violaciones a las mujeres, las torturas, l@s desaparecidos, l@s pres@s polític@s… El CIPO Flores Magón aún así no se enfrenta con las armas. Respetan la lucha Zapatista en Chiapas, pero han optado por la vía pacífica, pues de otra forma el estado tendría la excusa para aniquilarles a ell@s y a su revolución cotidiana. Hacen manifestaciones en la capital Oaxaca de Juárez para intentar defenderse mediante la presión en la opinión pública, buscan apoyos internacionales, llevan firmas y denuncias, pero se han encontrado con un muro de silencio: tanto las agencias gubernamentales como las internacionales hacen oídos sordos a estas denuncias.

 

El Estado intenta por todos los medios destruir su forma de vida indígena y libertaria. A través de los caciques comandan los escuadrones paramilitares para sembrar el terror e intentan romper las comunidades metiendo el dinero por medio, encarcelando a los militantes, intentando obligarles a aceptar un sistema de partidos políticos (caciquil y regulado por los salarios) con el pretexto de lo que hacen los indios no es democrátio: para el PRI el sistema de cargos de asignación y control directo y las Asambleas Comunitarias no son democráticas, la democracia burguesa que –igual aquí que en México- no representa a nadie más que a los dueños del capital, sí.

 

El CIPO intenta denunciar por todos los medios esta situación. Una de las vías es la radio. El CIPO tiene dos estaciones de radio, una nómada que va por las comunidades magonistas y otra en la capital de Oaxaca. La función de esta última radio es difundir entre la población de la ciudad la situación represiva y los logros del modelo magonista, pero han dejado de retransmitir debido a que son ya demasiad@ la gente suya que por esto han metido presa. Aún así difícilmente podrán acabar con este movimiento indigenista libertario. La situación en Oaxaca es ciertamente dura. La humanidad y dulzura con la que nuestros compañer@s transmitieron sus vivencias, ciertamente acongojaban puesto lo que nos contaban era un relato de asesinatos, torturas y vejaciones de quienes buscaban una vida mejor. Libertad, Justicia y Autonomía. Una compañera magonista del CIPO se manifestaba así: “hace 4 años fuimos tímidos y miedosos, porque nos decían que el gobierno nos va a castigar si hacemos algo, como ejemplo: organizarse. Por eso estuvimos varios años con temor, pero ahora si ya empezamos a movilizamos con nuestra organización que su nombre es Consejo Indígena Popular Oaxaca-Ricardo Flores Magón. Ahora sí ya somos valientes, porque estamos contra el gobierno, no contra el mismo compañero indígena.” He aquí un ejemplo más de la alternativa libertaria, es decir, anarquista, a esta catástrofe que es la civilización capitalista. Debiéramos mirarnos en el espejo de su rostro para preguntarnos: ¿y qué hacemos nosotr@s que estamos tod@s tan quiet@s? ¡Que viva el movimiento Magonista! Esto es una llamada a hacer el indio: ¡Destrucción de la alienación y el capital! ¡Que cese el genocidio y que cese el biocidio!

 

 

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