TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD DE MASAS

 

La palabra tecnología, en esta sociedad, sólo se escucha cuando nos narran sus avances, lo que puede arreglar, lo bien que nos va a hacer vivir. Nunca se pone en cuestión el progreso, si sería bueno destecnologizarse, si realmente la tecnología arregla algo que no haya estropeado antes... A lo más que se llega es a una crítica pseudoprofunda en dos aspectos: el acceso a la tecnología y su control.

El acceso discriminatorio a los aparatos tecnológicos y el conocimiento tecnológico crea o reproduce desigualdades sociales fragrantes, a la par que permite controlar y manipular a la gran masa la minoría tecnocrática.

El descontrol de la tecnología que implica el capitalismo nos amenaza con destrozar el planeta, exterminarnos como especie, o a depender cada vez de las máquinas, rediseñando estas nuestras vidas e infraestructuras, sólo augurándonos un futuro de sociedad desquiciadamente maquinal, ultracompleja y masiva; para adaptarse a esto la ingeniería genética intentará crearnos un cuerpo genético más acorde...

Pero lo realmente preocupante de esto es que no es un mero problema de descontrol o desigualdad de acceso. Dos son las preguntas que debiéramos hacernos ¿Qué relación hay realmente entre tecnología y felicidad? ¿Qué vida queremos, cuales son nuestras prioridades, y en qué lugar deja esto a la tecnología?

Vivimos en una Sociedad de Masas no de individuos, de rebaño. En una Sociedad de Masas no hay control posible de la tecnología; ya se gestione esta sociedad capitalista, bolchevique o anarquistamente.  La sociedad de masas lleva implícita la alineación, es inextirpable. En las sociedad de masas lo que funciona es el comportamiento de masas. Cuando este sistema insostenible se colapse todos huirán como tal, como burgueses huyendo pisándose l@s un@s a l@s otr@s escapando de las llamas del Liceo. Y esto porque la masa no puede pensar cuanto tiempo tiene para salir del incendio, cuanto espacio hay, como se debería salir... simplemente la masa sigue a la masa; es el pez muerto que arrastra la corriente.

Pero esto sólo sucede en momentos de caos. En momentos de “orden” –los más- la masa es más bien el galgo que corre tras el conejo mecánico en las apuestas.  Los directores del evento sería la Tecnocracia, los apostadores los economicistas, y el conejo mecánico sería el camelo del “Progreso” tecnológico.

La Sociedad de Masas jamás controlará la tecnología. En ella el individuo se encuentra como el creyente en las catedrales enormes del siglo XVI: insignificante, impotente. La Sociedad de Masas crea fatalmente un individuo deslumbrado por el gigantismo organizativo; un individuo tendente a bajar la cabeza, encerrarse en su grupúsculo, pero luchando con uñas y dientes por su parcela de poder (la invulnerabilidad de su casa, el reino dentro de su coche,  puestos políticos en asociaciones vecinales, sindicales o políticas) actuando dentro de las diferentes ruedas de la Sociedad de Masas, sin jamás acercarse al corazón de la misma. 

La Sociedad de Masas con la hipertecnologización contribuyen a aumentar ese sentimiento de impotencia frente a la complejo. Crea un individuo anti-libre; sin autonomía. Hoy en día somos animales domésticos, domesticad@s, como l@s perr@s. Aún tiene más posibilidades el perro de sobrevivir si es abandonado en la cuneta. Nosotr@s nos hemos divorciado y enfrentado con nuestro entorno biosferal. Si se desconectasen las máquinas nos moriríamos; no sabríamos como comer, encontrar o hacer cobijo, etc.

La psicologia nos dice que nuestra infelicidad es problema nuestro (por no amoldarnos al engranaje); los revolucionarios económicos lo atribuyen a la desigualdad social. Todos se olvidan del papel clave que desempeñan la tecnología y la masificación, y la ruptura con nuestro lado salvaje, indómito, instintivo y sensual.

Algo hay que hacer. Vivimos en la sociedad de l@s impotentes. Nos hace falta inyectarnos el síndrome de David, y así derribar a nuestros goliats internos, que crean y sostienen a los externos. Debemos emprender una lucha apuntando a los puntos clave del Sistema, ni a los brazos ni a las piernas, al cerebro y corazón, sin malgastar golpes.

Este sistema es insotenible. En el 2020 seremos 8.000 millones de personas sobre la Tierra. Habrá guerras por el hambre, por el agua, por la humillación, por el poder. Habrá tecnología de destrucción masiva que deje en ridículo la bomba H. Habrá ejércitos viriales y no humanos, no hará falta generales ni tanques ni soldados, para matar a las masas: bastará un pequeño laboratorio y una pequeña organización. Y, de tod@s modos, si no nos matamos directamente l@s un@s a l@s otr@s nos destrozará nuestra kamikaze destrucción de la ecología, con nuestra desertización, deforestación, cientos de millones de automóviles, industria... Estamos en guerra contra nosotr@s mism@s y todo el planeta, y esto tiene que acabar.

La calma es propaganda del sistema. Esto va estallar, y ¿tú donde vas a estar?.

Ya no es tiempo de quejas, o luchas o callas.

 

Re-Evolución! Salvajes contra la Civilizacion Capitalista

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