Golpear donde duele

 

Por Ted Kaczynski "Unabomber"

 

  1. El propósito de este artículo.

 

 

El propósito de este artículo es discernir un principio muy simple del conflicto humano, un principio que los oponentes del sistema industrial parecen pasar por alto. El principio es que en cualquier forma de conflicto, si quieres ganar, tienes que golpear a tu adversario donde duela.

Tengo que aclarar que cuando hablo de “golpear donde duele” no me tengo porqué referir necesariamente a un golpe físico o a cualquier otra forma de violencia física. Por ejemplo, en el debate oral, “golpear donde duele” significará expresar los argumentos donde la posición de tu rival es la más vulnerable. En las elecciones presidenciales, “golpear donde duele” significaría ganar a tu oponente los estados que más votos electorales tengan. Aún así, en la discusión sobre este principio utilizaré la analogía con el combate físico, porque es más gráfico y claro.

Si un hombre te golpea, no puedes defenderte golpeando en respuesta a su puño, porque de esta manera no puedes dañarle. Si lo que quieres es ganar la pelea, tú tienes que golpearle donde le duela. Esto quiere decir que tienes que ir detrás del puño y golpear las partes sensibles y vulnerables del cuerpo del hombre.

Supón que un bulldozer propiedad de una industria maderera ha estado destrozando los bosques cercanos a tu casa y tú quieres que esto se pare. Es la pala del bulldozer la que desgarra la tierra y derrumba los árboles, pero será un pérdida de tiempo dar mazazos a la pala. Si  dedicas mucho tiempo, un día de duro trabajo en la pala con la maza, puedes tener éxito en conseguir hacerla inservible. Pero en comparación con el resto del bulldozer la pala no es relativamente cara y es fácil de  reemplazar. La pala solamente es el “puño” con el que el bulldozer golpea la tierra. Para vencer a la máquina tienes que ir por detrás del “puño” y golpear a las partes vitales del bullodozer. El motor, por ejemplo, puede ser estropeado con muy poco esfuerzo y tiempo por métodos bien conocidos por muchos radicales.

Llegados a este punto debo aclarar que no estoy recomendando que cualquiera dañe un bulldozer (a no ser que sea de su propia propiedad). Nada en este artículo debe ser interpretado como recomendación de actividades ilegales de cualquier tipo.  Soy un  prisionero, y si alentase a cualquier actividad ilegal este artículo ni siquiera hubiese sido permitido que saliese de la prisión. Uso la analogía del bulldozer sólo porque es gráfica y clara y porque será apreciada por los radicales.

 

 

 

2. La Tecnología es el objetivo.

 

Es sobradamente reconocido que “la variable básica que determina el proceso histórico  contemporáneo es proveida por el desarrollo tecnológico” (Celso Furtado). La tecnología, sobretodo, es responsable de la situación actual del mundo y controlará su desarrollo futuro. De este modo, el “bulldozer” que tenemos que destruir es la propia tecnología moderna. Muchos radicales son conscientes de esto, y por lo tanto creen que la tarea debe ser eliminar el sistema tecno-industrial por entero. Pero desafortunadamente han prestado poca atención a la necesidad de golpear al sistema donde duele.

Destrozar McDonald´s o Starbuck´s es carente de sentido. No es que me importe un bledo McDonald´s o Starbuck´s. Me es igual que alguien los destroce o no los destroce. Pero no es una actividad revolucionaria. Aún en el caso de que todas las cadenas de comida rápida del mundo fuesen eliminadas el sistema tecno-industrial sólo habría sufrido una mínima herida como resultado, pues puede sobrevivir fácilmente sin las cadenas de comida-rápida. Cuando atacas McDonald´s o Starbuck´s, no estás golpeando donde duele.

Hace algunos meses recibí una carta de un joven de Dinamarca que creía que el sistema tecno-industrial debía ser eliminado porque, como el decía, “¿Qué ocurriría si seguimos por este camino?” Al parecer, de todas maneras, su forma de actividad “revolucionaria” era asaltar granjas de animales criados para hacer abrigos de pieles. Como forma de reblandecer el sistema tecno-industrial, esta actividad es inútil. Aun cuando los animalistas (“animal liberationists”) triunfarán en eliminar la industria peletera completamente, ellos no serían capaces de dañar en absoluto al sistema, porque puede funcionar perfectamente sin las pieles.

Estoy de acuerdo que encerrar animales en cajas es intolerable, y el poner fin a tal práctica es una causa noble. Pero hay muchas otras causas nobles, como la prevención de accidentes de tráfico, proveer refugio a los sintecho, el reciclaje, o ayudar a la gente mayor a cruzar la calle. No obstante nadie es tan tonto como para confundir esto con lo que son actividades revolucionarias, o para imaginarse que pueden hacer algo para volver más débil al sistema.

 

 

  1. La industria maderera es un objetivo secundario.

 

Para poner otro ejemplo, nadir en su sano juicio cree que nada como la salvajidad (“wilderness”) real puede sobrevivir por mucho tiempo si el sistema tecno-industrial continua existiendo. Muchos ambientalistas radicales están de acuerdo que esto es la causa y la esperanza para el colapso del sistema. Pero en la práctica todo lo que están haciendo es atacar la industria maderera.

Ciertamente, no tengo ninguna objeción a su ataque a la industria maderera. De hecho, es una causa que siento en mi corazón y me siento feliz por cada logro que de los radicales tienen contra la industria maderera. Además, por razones que necesito explicar aquí, creo que la oposición a la industria maderera debe ser un componente de los esfuerzos para deshacernos del sistema.

Pero, por sí mismo, atacar a la industria maderera no es un camino efectivo de trabajar contra el sistema, en el supuesto, que no parece probable, de que los radicales triunfen en parar todas las talas en todas partes del mundo, esto no haría que el sistema se derrumbase.

Y no sobreviviría permanentemente la naturaleza salvaje. Antes o después el clima político cambiaría y la tala se reanudaría. Aun cuando la tala nunca vuelva a empezar; habría otras caminos a través de los cuales la naturaleza salvaje se destruiría, y si no se destruyese se volvería mediocre y domesticada. La minería y la explotación de minerales, la lluvia ácida, los cambios climáticos, y la extinción de especies destruyen la naturaleza salvaje; la naturaleza salvaje también es domesticada a través del ocio turístico, el estudio científico y la gestión de recursos, y entre otras cosas  el electronic tracking of animals, la obstrucción de ríos, las piscifactiorías, y plantando árboles genéticamente manipulados.

La naturaleza salvaje sólo puede ser salvada permanentemente mediante la eliminación del sistema tecno-industrial, y no puedes eliminar el sistema mediante el ataque a la industria maderera. El sistema sobreviviría fácilmente a la muerte de la industria maderera porque los productos de madera, siendo muy útiles al sistema, pueden ser remplazados si es necesario con otros materiales.

En consecuencia, cuando atacas a la industria maderera no estás atacando donde duele al sistema. La industria maderera es sólo el “puño” (o uno de los puños) con el cual el sistema destruye la naturaleza salvaje, y, como en una pelea a puñetazos, no puedes ganar golpeando al puño, tienes que ir detrás del puño y golpear a los órganos más sensibles y vitales del sistema. Mediante acciones legales, por supuesto, como protestas pacíficas.

 

 

  1. Por qué el sistema es resistente

 

El sistema tecno-industrial es excepcionalmente resistente debido a su autollamada estructura “democrática” que es lo que lo hace flexible. Porque los sistemas dictatoriales tienden a ser rígidos, las tensiones sociales y la resistencia puede crecer en ellos hasta el punto  donde se hace daño y se debilita el sistema pudiendo llevar esto a una revolución. Pero en un sistema “democrático”, cuando la resistencia y las tensiones sociales crecen peligrosamente el sistema retrocede lo suficiente, transige lo suficiente, para hacer aminorar las tensiones hasta un nivel seguro.

Durante los 1960 la gente empezó a estar concienciada con la polución medioambiental, sobretodo porque lo olible y visiblemente sucio que estaba el aire de nuestras ciudades principales  estaba empezando a poner a la gente físicamente incómoda. Surgieron muchas protestas suficientes como para que se estableciese la Agencia de Protección Medioambiental y se tomarán otras medidas para aliviar el problema. Por supuesto, todos sabemos que nuestros problemas medioambientales están muy, muy lejos de ser resueltos. Pero se hizo lo suficiente de forma que las protestas públicas amainaran y la presión sobre el sistema se redujo por una serie de años.

Atacar al sistema de este modo es como golpear una goma. Un golpe con un martillo puede hacer añicos el hierro fundido, porque el hierro fundido es rígido y quebradizo. Pero puedes golpear con fuerza una goma sin dañarla en absoluto porque es flexible: cede antes de la protesta, lo justo para que la protesta pierda su fuerza e ímpetu. Entonces el sistema rebota hacia atrás.

Así pues, para golpear a sistema donde duele, tienes que seleccionar causas en los que el sistema no pueda retroceder, en las cuales tenga que luchar hasta el final. Lo que necesitas no es transigir con el sistema sino una lucha a vida o muerte. 

 

 

  1. Es inútil atacar al sistema en términos de sus propios valores.

 

Es absolutamente esencial atacar al sistema no en términos de sus propios valores tecnológicamente orientados, sino en términos de valores que son contradictorios a los valores del sistema. Mientras atacas el sistema en términos de sus propios valores, no estás golpeándole donde duele, y permites al sistema que desinfle la protesta cediendo, retrocediendo

Por ejemplo, si fundamentalmente atacas a la industria maderera sobre las bases de que los bosques  son necesarios para preservar los recursos de agua y las oportunidades de ocio, entonces el sistema puede dar cancha para rechazar la protesta sin comprometer sus propios valores: el reclamo del agua y el ocio están son completamente consecuentes con los valores del sistema y si el sistema retrocede, esto es si restringe la tala en nombre de los recursos de agua y ocio, entonces él sólo habrá hecho una retirada táctica y no sufre una derrota estratégica para su código de valores.

Si tú impulsas las causas victimizantes (tales como el racismo, sexismo, homofobia, o la pobreza) tú no estás retando a los valores del sistema y ni siquiera estás forzando al sistema a retroceder o a transigir. Estás directamente ayudando al sistema. Todos los más sabios proponents del sistema reconocen que el racismo, la homofobia, y la pobreza son dañinos para el sistema, y es por esto por lo que el sistema combate estas y formas similares de victimización.

Las “Sweatshops”(maquiladoras), con sus bajos salarios y sus miserables condiciones de trabajo, pueden traer beneficios a ciertas corporaciones, pero los sabios proponents del sistema saben muy bien que en su totalidad funciona mejor cuando los trabajadores son tratados decentemente. Convirtiendo las maquiladoras en una causa, estás ayudando al sistema, no debilitándolo.

Muchos radicales caen en la tentación de centrarse en cuestiones no-esenciales como el racismo el sexismo, o las “sweatshops” porque es fácil. Toman una causa a la cual el sistema puede proporcionar un compromiso  y de las cuales pueden conseguir apoyo de gente como Ralph Nader, Winona La Duke, los sindicatos, y todos los otros reformadores rosas. Tal vez el sistema, bajo presión,  vaya a retroceder un poco, los activistas podrán ver resultados visibles de sus esfuerzos, y tendrás la ilusoria satisfacción de que han conseguido algo. Pero en realidad no habrán logrado absolutamente nada en pos de eliminar el sistema tecno-industrial.

La causa de la globalización  no es completamente ajena al problema tecnológico. El paquete de medidas económicas y políticas llamadas “globalización” promueven el crecimiento económico y, en consecuencia, el progreso tecnológico. Aún así, la globalización es una causa de importancia marginal y no un objetivo bien elegido por los revolucionarios. El sistema puede dar cancha a la causa de la globalización. Sin renegar de la globalización como tal, el sistema puede realizar reformas para mitigar las consecuencias económicas y medioambientales de la globalización  para calmar la protesta. En caso de apuro, el sistema incluso se puede permitir renegar por completo de la globalización. El crecimiento y en progreso continuarían de igual modo, tan solo que un poco más lento. Y cuando luchas contra la globalización no estás atacando los valores fundamentales del sistema. La oposición a la globalización es motivada en términos de conseguir los trabajadores salarios decentes y defender en medioambiente, ambas cosas son  coherentes con los valores del sistema. (El sistema, para su propia supervivencia, no puede permitir que la degradación medioambiental vaya demasiado lejos). En consecuencia, luchando contra la globalización, no golpeas al sistema donde realmente duele. Sus esfuerzos pueden promover reformas, pero son inútiles al propósito de deshacerse del sistema tecnoindustrial.

 

 

 

6. Los radicales deben atacar al sistema en los puntos decisivos.

 

Para trabajar efectivamente de cara a eliminar el sistema tecno-industrial, los revolucionarios deben atacar los puntos del sistema a los cuales el sistema no puede permitirse dar cancha. Deben atacar los órganos vitales del sistema. Por supuesto, cuando uso la palabra “atacar”, no me estoy refiriendo al ataque físico, sino solamente a las formas legales de resistencia y protesta.

Algunos ejemplos de órganos vitales del sistema son: 

 

A. La industria eléctrica. El sistema es completamente dependiente de la red y la energía eléctrica.

 

B. La industria de la comunicación. Sin comunicaciones rápidas, como el teléfono, la radio, la televisión, el e-mail, y demás, el sistema no podría sobrevivir.

 

C. La industria de los ordenadores. Todos sabemos que sin ordenadores el sistema podría colapsarse rápidamente.

 

D. La industria de la propaganda. La industria de la propaganda incluye la industria del entretenimiento, el sistema de enseñanza, el periodismo, la publicidad, las relaciones públicas, y mucho de la política y la industria de la salud mental. El sistema no puede funcionar a no ser que la gente sea lo suficiente dócil y conformista y tenga las actitudes que el sistema necesita que tengan. Esta es la función de la industria de la propaganda, enseñar a la gente el tipo de pensamiento y comportamiento.

 

E. La industria biotecnológica. El sistema todavía no es (por lo menos que yo sepa) físicamente dependiente de los avances biotecnológicos. No obstante, el sistema no puede dar cancha a la causa contra la biotecnología, la cual es una causa críticamente importante para el sistema, como explicaré en un momento.

 

 

Otra vez: Cuando atacas estos órganos vitales del sistema, es esencial no atacarlos en los términos de sus propios valores, sino en términos de valores inasumibles por los del sistema. Por ejemplo, si atacas la industria de la energía eléctrica sobre las bases de que contamina el medioambiente, el sistema puede calmar la protesta desarrollando métodos más limpios degenerar energía. En el peor de los casos, el sistema podría incluso cambiar enteramente hacia la energía solar y eólica. Esto reduciría grandemente el daño medioambiental, pero no pondría un final al sistema tecno-industrial. Ni representaría una derrota para los valores fundamentales de sistema. Para lograr algo contra el sistema tienes que atacara toda la generación de energía eléctrica como materia de principio, en el sentido de que la dependencia a la electricidad hace a la gente dependiente del sistema. Este es un terreno incompatible con los valores del sistema. 

 

 

7. La biotecnología debe ser el mejor objetivo para el ataque político.

 

Probablemente el objetivo más prometedor para el ataque político sea la industria biotecnológica. Aunque las revoluciones son generalmente llevadas a cabo por minorías, es muy útil tener algún grado de apoyo, simpatía, o por lo menos aquiescencia de la población general. Conseguir este apoyo o aquiescencia es una de las metas de la acción política. Si concentras tu ataque político en, por ejemplo, la industria de la energía eléctrica, puede ser extremadamente difícil conseguir apoyo alguno fuera de  una minoría radical, porque la mayoría de la gente son reacios a cambiar su estilo de vida, especialmente son reacios a cualquier cambio que les cree incomodidad. Por esta razón, pocos serán los que de buen agrado dejen la electricidad.

Pero la gente no se siente todavía que dependen de la biotecnología avanzada, como se sienten dependientes de la electricidad. Eliminar la biotecnología no cambiará radicalmente sus vidas. Por el contrario, es posible mostrar a la gente que el desarrollo continuado de la biotecnología transformará su estilo de vida y eliminara los viejos valores humanos. Así pues, en combatir la biotecnología, los radicales podrán ser capaces de movilizar en su propio favor la natural resistencia humana al cambio.

Y la biotecnología es una causa en la cual el sistema no se puede permitir perder. Es una causa en la cual el sistema tendrá que luchar hasta el final, que es exactamente lo que necesitamos. Pero -para repetirlo una vez más- es esencial no atacar en los términos de los propios valores del sistema, sino en términos de valores inasimilables por los valores del sistema. Por ejemplo, si atacas a la biotecnología, ante todo sobre las bases de que puede dañar el medioambiente, o que los alimentos genéticamente modificados pueden ser malos para la salud, entonces el sistema puede y amortiguar -y lo hará- tu ataque comprometiéndose -por ejemplo, introduciendo supervisiones incrementadas de los investigaciones genéticas y siendo más rigurosas en las pruebas y en la regulación de los cultivos genéticamente modificados. La inquietud de la gente amainaría y la protesta se marchitaría.

 

 

8. Toda la biotecnología debe ser atacada como una cuestión de principios.

 

Así que, en vez de protestar contra uno u otra consecuencia negativa de la biotecnología tienes que atacar toda la moderna biotecnología como principio, con argumentos como (a) que es un insulto a todas las formas de vida; (b) que almacena demasiado poder en las manos del sistema; (c) que transformará radicalmente los valores humanos fundamentales que han existido por miles de años; y similares fundamentos que son contradictorios con los valores del sistema.

En respuesta a este tipo de ataque el sistema tendrá que plantar cara y pelear. No puede amortiguar tu ataque echándose atrás hasta un punto lejano, porque la biotecnología es demasiado central en la totalidad de la empresa del progreso tecnológico, y porque retrocediendo el sistema no estaría haciendo sólo una retirada táctica, sino que estaría sufriendo estratégicamente una derrota en su código de valores. Esos valores  estarían minados y la puerta estaría abierta para ataques políticos más profundos que podrán romper por los fundamentos del sistema.

Ahora bien, es cierto que la House of Representatives de los Estados Unidos votaron para prohibir la clonación de seres humanos, y al final algunos congresistas incluso dieron el acertado tipo de razones para prohibir esto. Las razones que leí estaban enmarcadas en términos religiosos, pero pienses lo que pienses de estos términos religiosos que las envolvía, estas razones eran tecnológicamente razones no aceptables. Y eso es lo que cuenta.

De este modo, el voto de los congresistas sobre la clonación humana fue una auténtica derrota para el sistema. Pero fue solo una muy, muy pequeña derrota, por el estrecho ámbito de la prohibición -solo una pequeñísima parte de la biotecnología quedaba afectada- y porque en el futuro próximo la clonación de seres humanos va a ser poco práctico para el sistema, de todas maneras. Pero la acción de la House of Representatives sugiere que este puede ser un punto donde el sistema es vulnerable, y un ataque generalizado en toda la biotecnología podría inflingir un severo daño en el sistema y sus valores.

 

 

9. Los radicales no están atacando todavía efectivamente a la biotecnología.

 

Algunos radicales atacan a la biotecnología, tanto política como psíquicamente, pero hasta donde conozco ellos exponen su oposición a la biotecnología en términos de los propios valores del sistema. Esto es, su principales quejas son los riesgos de daños al medioambiente y los perjuicios para la salud.

Y no están golpeando a la biotecnología donde duele. Para usar una con el analogía de combate físico otra vez, imagínate que tienes que defenderte contra un pulpo gigante. No serías capaz de combatirlo efectivamente cortando la punta de los tentáculos. Tienes que golpear en su cabeza. Por lo que he leído de sus actividades, los radicales que trabajan contra la biotecnología no hacen más que cortar las puntas de los tentáculos. Ellos intentan persuadir a los campesinos corrientes, individualmente, para que se abstengan de plantar semillas manipuladas por ingeniería genética. Pero hay muchos miles de granjas en América, así que eso de persuadir individualmente a los granjeros es una vía extremadamente ineficiente para combatir la ingeniería genética. Sería mucho más eficiente para persuadir a los investigadores científicos contratados para el trabajo biotecnológico, o a ejecutivos de compañías como Monsanto, para que abandonen la industria biotecnológica. Los buenos investigadores científicos son gente que tiene un talento especial y un entrenamiento extensivo, así que son difíciles de remplazar. Esto mismo es cierto para la cima de los ejecutivos de las compañías. Persuadiendo para dejar la biotecnología a unos pocos de estas personas se haría mucho más daño a la industria de la biotecnología que persuadiendo a miles de granjeros a no plantar semillas modificadas por ingería genética.

 

 

10. Golpear donde duele.

 

Es debatible si estoy en lo cierto o no pensando que la biotecnología es la mejor causa donde atacar políticamente al sistema. Pero está fuera de toda duda el argumento de que los radicales de hoy están gastando gran parte de sus energías en cuestiones que tiene poco o ninguna relevancia para la supervivencia del sistema tecnológico. E incluso cuando aciertan en las causas correctas, los radicales no golpean donde duele. Así que en vez de boicotear la próxima cumbre de comercio mundial con su carácter rabioso contra la globalización, los radicales deberían emplear algún tiempo en pensar como golpear al sistema de forma de que realmente le hiera. Por métodos legales, por supuesto.

  

 

 

Traducido por Re-EVOLUCIÓN!, grupo de anarquía verde,  Coruña junio del 2003.

 Original publicado en Green Anarchy Nº 8 (Eugene, Oregon, USA) con el título “Hit where it hurts”.

etc….

etc….