El conocimiento
exacto del pasado es la mejor ayuda para comprender el futuro
(Tucídides)
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Málaga: Ramón Vías, la muerte de un mito guerrillero en vida
Antecedentes de Ramón
Vías Fernández.
Durante los años del gobierno republicano y hasta
los comienzos de la guerra, Ramón, nuestro personaje estará
enmarcado en el ala izquierdista del partido socialista, y es entonces
cuando conoce por primera vez la cárcel, ya que es detenido al
acudir al hospital a visitar a un compañero herido en un enfrentamiento
con los Guardias de Asalto. Durante la Guerra Civil se dedicó a dar mítines
políticos en Madrid y en provincias, y participó en los
asaltos o los Cuarteles de la Montaña, Carabanchel y Vicálvaro.
Posteriormente, se incorporó a la Columna de Acero, en la que
llegó a ser instructor del Cuerpo de Ejército, participando
en la lucha de Somosierra. Hay que añadir que para estas fechas
ya militaba en el Partido Comunista. Sorel, que es quien creemos que es quien está
mejor documentado en este aspecto, señala que Ramon Vías
fue Subsecretario de Armamento en Albacete, aunque otros autores señalan,
en cambio, que durante el periodo final de la guerra no tuvo ningún
cargo de relevancia. Sobre este particular es el general Ángel
Ruiz de Ayúcar en su libro "El Partido Comunista: 37 años
de clandestinidad" quien, aunque con brevedad , señaló
todo lo dicho por Sorel, y a quien cita como fuente informadora, aseguró
que Ramón Vías no tuvo una actuación destacada
durante la guerra. En los últimos días de lo contienda tuvo
lo oportunidad de salir de España, huyendo de las represalias
de los vencedores, por el puerto de Alicante, embarcándose en
un barco llamado "Stambrook" junto con 3.500 exiliados más. Cuando Enrique Urbano decidió ingresar en la
Guerrilla -Ramón Vías ya había muerto, pero su
recuerdo estaba vivo entre los guerrilleros, que comentaban cómo
se dec cabo o prestar ayuda o los campesinos en lo recolección
de la cosecha, a la vez que trataba de infundirles un espíritu
de ayuda y colaboración hacia el movimiento guerrillero Apenas desembarcado -al final de la guerra civil- es trasladado o un campo de concentración, el de Camp Moran, donde se encontraban hacinados 5.000 refugiados republicanos españoles. La vida era insoportable porque, además de las altísimas temperaturas, les hacían trabajar durísimamente en la construcción del ferrocarril, pero, a pesar de tanto sufrimiento, encuentra tiempo para profundizar su formación marxista a través de la lectura, y además se preocupará de instruir a sus compañeros de presidio, enseñando a escribir y leer o los analfabetos. 1940. Exiliados republicanos
en un campo de concentración argelino Conseguiría huir del campo de concentración
argelino y a comienzos de 1940 aparece en Argel trabajando en la clandestinidad.
Durante esta eta pa editó el periódico «Lucha Social»
en el que es ayudado por una mu¡er llamada Remedios, hija de refugiados
españoles y que viviría con él. Continuaría en la clandestinidad hasta que, el 8 de noviembre de 1943, los americanos entran en Orán poniendo fin, de momento, a sus sufrimientos, pues incluso Remedios, que estaba en prisión, es puesta en libertad. Entonces Ramón decide que es hora de actuar y hacer todo lo posible para erradicar la dictadura de Franco, por lo que determina enrolarse en la incipiente Guerrilla. Cree que los días del franquismo están contados y que sólo hace falta dar un poco de ánimo e ilusión a los campesinos para acabar con la oprobiosa dictadura. En contraprestación, los campesinos brindarán a los guerrilleros los recursos necesarios para que éstos puedan subsistir. Sierra Nevada, una de
las principales zonas de actuación guerrillera de la Agrupación
Málaga-Granada Ramón Vias
en Málaga: la guerrilla Curiosamente en este voluminoso procedimiento, figuran
más datos de todos aquellos que en él aparecen complicados,
que los actos imputables al propio Ramón Vías, cuando
lo cierto es que casi todos ellos tienen un papel muy secundario, incluso
algunos se ven involucrados en el mismo de la forma más absurda
que se pueda pensar. Así, de los ocho encartados que figuran detenidos
en la Causa (Ramón Vías Fernández, Eugenio Navarro
Montero, Manuel Fernández Cumbre, Francisco García Banderas,
Pedro Roger Gutiérrez, Josefa Gutiérrrez León,
Dolores Nieto Jurado y Salvador Villena Tomé), podría
decirse que sólo Eugenio Navarro está complicado con toda
certeza, y que dos de ellos, Dolores Nieto Jurado y Salvador Villena
Tomé tendrían una mediana relevancia aunque también
cabe que hubiesen sido victimas del azar, mientras que los otros cuatro
son totalmente inocentes y, por supuesto, nada conocían acerca
de la guerrilla. De todos ellos el que realmente tiene una implicación
directa es Eugenio Navarro, no en vano será la persona que entregue
a la policía a Ramón. Del resto nos ocuparemos posteriormente,
pero diremos que fueron acusados de ser "supuestos cómplices
y encubridores de los bandoleros de la sierra" Declaraciones de Eugenio Navarro
y detenciones sucesivas En el interrogatorio se le inquiere por su actuación
durante la guerra a lo que contesta que, entre otros lugares, estuvo
en el frente de Teruel, y que no pudiendo soportar más la situación,
se automutiló disparándose en la mano derecha, lo que
le ocasionó la pérdida del dedo corazón, siendo
detenido por esta causa, aunque pudo eludir sus responsabilidades destinándosele
a servicios auxiliares en el puerto de Alicante. Allí se encontraba Eugenio cuando la desbandada
final, por lo que consiguió embarcarse en un mercante inglés,
el "African Trade", el 18 de marzo de 1939, que lo llevó,
junto con otros dos mil compatriotas, hasta Orán, donde fue recluído
en un campo de concentración en el que pasó los dos años
siguientes hasta que, con la entrada de los norteamericanos, fue puesto
en libertad. Al constituirse en Argelia el partido de «Unión
Nacional» formó parte del mismo y fue en ese momento donde
conoció a Ra-món Vías. Un
día le dijeron que tenía que formar parte de un grupo
de diez guerrilleros para venir a España a preparar su liberación,
ya que el momento de un cambio político se aproximaba y había
que aprovechar la ocasión, para lo que se embarcó en un
falucho de nacionalidad francesa, si bien los que lo pilotaban, un tal
Belmonte junto con otro marinero llamado Caparrós, eran españoles. La travesía duró dos noches, llegando
en una madrugada de octubre de 1944 a una playa de La Herradura, cerca
de Almuñécar (Granada). EI grupo guerrillero expedicionario lo componían:
"Ramón Vías Fernández, del que sabe que es
madrileño, del Puente de Vallecas, de oficio cuchillero y afiliado
al Partido Comu-nista; Alfonso Armenta, también madrileño,
de quien sabe que su mujer regenta una panadería en la calle
Argumosa y que fue sargento del ejército durante la guerra; Joaquín
Centurión Centurión natural de Nerja que fue quien sirvió
de práctico para la conducción del grupo a la sierra;
Antonio Pascual, natural de Cartagena, sargento de arti-llería
antes de la guerra; Manuel Lozano Laguna natural de Villanueva de la
Serena, conocido por «el Practican te»; Arturo Moreira,
rad¡otelegraf¡sta gallego que había pertenecido a
la Armada; Manuel joya Gallego, natural de La Línea de la Concepción;
otro del que sólo sabía que se llamaba Perico, que fue
grabador de la Casa de la Moneda, que es de Madrid y, por último,
un tal Aguayo, natural de Málaga. "Recuerda que antes de embarcar fueron armados
por Ramón Vías con cuatro fusiles ametralladores americanos,
seis pistolas y un Colt de gran calibre, además de 150 proyectiles
por pistola y otros 250 para cada una de las otras armas. Además,
fueron provistos de cinco granadas y un aparato radio transmisor de
cuyo manejo estaba encargado Moreira. "En la Sierra tuvieron varios vivacs, estando él
encargado de la cocina. Añade que apenas habían transcurrido
15 días cuando Aguayo se marchó a Málaga, no volviendo
más, y que, aproximadamente al mes de haber llegado, también
se fue a Málaga Ramón permaneciendo allí entre
25 y 30 días sin que pueda decir a lo que fue. Seña-la,
que también se marchó, en este caso a Madrid, Perico,
y que Ramón, cuando había transcurrido un mes, vol-vió
a marcharse a Málaga, según dijo, para una misión
de tipo político-organizativa, dejando como responsable de la
unidad guerrillera a Joaquín Centurión. Parece ser que Eugenio no estaba bien inteqrado en el
grupo, por lo que Joaquín Centurión le propuso que se
marchara a Málaga para encontrarse con Ramón, y que éste
le proporcionase un trabajo de carácter político. La deserción de "Eugenio" "La Villenica" Una vez que el autobús - el popular "Alsina"- llegaba a Málaga era normal, en aquellos tiempos, ver a la gente arremolinarse a su alre-dedor. Había gente que esperaba a sus familiares, otros eran curiosos ociosos, los que venden mostachones, o aquellos que, por 3 o 4 pesetas, les llevaban las maletas o bultos hasta su destino a los viajeros. Entre és-tos últimos se encuentra Salvador Villena, El Grajo, un muchacho que es de Torrox y que, entre otros menesteres, se dedicaba a este oficio. Al verlo, Dolores piensa que este hombre puede ayudar a Eugenio cobijándolo en su casa o en algún otro lugar, pero éste le dice que no cono-cía a nadie por lo que no le podía ser útil. Uno de los populares
"Alsina" de la época Pero por la tarde, se le presentaron en la posada donde
se alojaba Salvador Villena «El Grajo» este mismo hombre
acompañado de un hijo de "La Villenica" y con la misma
petición, por lo que los acompañó hasta un puesto
de churros que había en la Malagueta, regentado por María
Gutiérrez "La Rubia", para ver si podía solucionarle
el problema a Eugenio. Efectivamente, esta mujer le dice que en su casa no
es posible, pero que probablemente su vecina, María Fajardo Rivas,
pueda alojarlo. Así sucedió, llegaron a un acuerdo par
el que María le permitía dormir en su domicilio de calle
Cervantes no.20, siempre que él comprase el colchón y
la manta. Esta mujer, que tenía 45 años y era viuda, se
vio también envuelta por tratar de aliviar su economía,
albergando a alguien con quien no tenía ninguna relación.
Fue detenida igualmente y permaneció en la Prisión de
Mujeres desde el 26 de noviembre hasta el 14 de diciembre. Otro implicado es Manuel Fernández Cumbre, que habitaba en calle Cervantes no.11 y con quien Eugenio entabló conversación, diciéndole que era marinero y que había perdido el barco y la documentación. Manuel, que estaba muy necesitado de dinero (vive en una habitación y en una única cama, además del matrimonio, duermen sus cuatro hijos) se brinda a cederle su cédula personal por 175 pesetas, además de comprometerse a pedir un salvoconducto que le sirviera para poder marchar a Badajoz.
En el Puerto de Málaga Además, Dolores Nieto "La Villenica"
vivía en Torrox, un pueblo donde muchas personas simpatizaban
con la guerrilla, y de hecho algu-nas formaban parte de la misma, por
la que no es descartable que esta mujer fuese un enlace de los guerrille-ros
malagueños, entre los que al parecer contaba con algún
pariente. Los informes que de ella envía la Alcaldía de
Torrox al Juez en nada la favorecen ya que señalan que "esta
mujer carece de buenos antecedentes, siendo enemiga del Régimen,
así como todos sus familiares, ya que incluso un hijo de esta
mujer fue fusilado a la entrada de los nacionales en el pueblo, y que
cree que ha estado implicada en el com-plot comunista que la Guardia
Civil descubrió en e/ pueblo no hace un año". Esta carta fue también avalada con las firmas
de los principales del pueblo: Manuel Jurado Jiménez, Rafael
Sánchez, José Castro Mena, Manuel Sánchez Olmo,
Salvador Robles Olalla, Francisco Sánchez Olmo, Fer-nando Castro
Mena, José Castro Fernández, Juan Salas, Manuel Salas,
Salvador Ortega Márquez, Fernando Mira Castro y Francisco Mira
Castro. Todos ellos se vieron en problemas para firmar la carta, pues,
cuando ésta le llega al juez, éste escribe al alcalde
de Torrox, para pedirle una aclaración sobre el tema, y éste
le contesta que han debi-do de escribir a la ligera, por lo que se les
debe imponer una multa. Una vez detenido, Eugenio manifestaría en la Comisaría de Policia los aspectos que ya conocemos, y darían como resultado las detenciones ya relatadas, pero faltaba la principal, ya que según declaraba a la policía, cuando apenas llevaba en Málaga unos seis días, tuvo la mala suerte de encontrarse en calle Carretería, y próximo a las escaleras que dan al puente sobre el Guadalmedina, con Ramón Vías, quien después de la sorpresa inicial del encuentro, Ramón le pidió explicaciones de su abandono de la sierra y, cuando él le contó lo sucedido, Ramón trató de con vencerle de que estaba equivocado, y que debía regresar. Después tuvo dos citas más con él en la Plaza de la Merced y concretamente, una a las 19,00 horas del mismo día en que había sido detenido, para desde allí emprender los dos el camino de la sierra, siendo éste el motivo de su precipitada huida, ya que Eugenio no deseaba de ningún modo regresar a la sierra. Palacio de la Aduana.
Antigua sede de la temida Brigada Político Social Detención de Ramón
Vías Al estallar el Alzamiento, Ramón Vías
siguió trabajando en su oficio hasta la movilización de
su quinta de 1931, siendo des-tinado a la 12a División, 35a Brigada
del Cuarto Cuerpo del Ejército que mandaba Cipriano Mera, siendo
el Jefe del Batallón Ramón Mercader, perteneciente al
POUM, estando de campaña en Hita, Guadalajara, de donde salió
para el frente de Madrid, sector Villaverde Vallecas encuadrado en la
73a Brigada Mixta. Señala que su ingreso en el partido comunista
se produjo durante su permanencia en Hita y que fue aquí, en
el frente de Madrid, donde realizó toda lo campaña, hasta
que tuvo que salir huyendo al sobrevenir el hundimiento del mismo, tomando
lo dirección de Alicante donde permaneció dos días
hasta lograr embarcar en el buque inglés "Stanbrook",
en el que partió hacía Orán y en cuyo puerto y
permanecieron un mes sin bajar a tierra los 2.000 hombres que habían
salido en dicho barco desde España. Una vez desembarcados, fueron conducidos por los franceses
al campo de concentración "Rabi-Blanch", y de éste
pasaron al de "Camp Moran" donde fue destinado a un Batallón
de trabajadores forzados y conducido a Bu Alfa, para lo construcción
del ferrocarril transahariano. Un día, Ormazábal le comisionó
para que junto con otros nueve hombres, embarcaran en una lancha de
motor, con objeto de desembarcar en España, recibiendo las instrucciones
pertinen-tes, además de armamento, uniformes y municiones, y
haciéndosele responsable y jefe de la expedición. Se le insiste en que diga quiénes pilotaban lo
lancha, su nacionalidad , y el material que traían y contesta
que la barca era de nacionalidad francesa, pero que cree que los que
la pilotaban eran dos españoles, aunque ignora sus identidades,
y que no traían propaganda. En febrero de 1945, recibió por mediación
de Joaquín Centurión, una nota de Aguayo para que se entrevistase
con él en Málaga, en la plaza de la Merced, cosa que hizo,
acudien-do o la cita durante dos dias y a la hora acordada, pero que
aquél no se presentó por lo que decidió volverse
a lo sierra. En cuanto a la pregunta de cuáles fueron sus
actividades guerrilleras, de cómo vivían y el dinero con
que contaban, dirá que al salir de Orán, Aguayo traía
unas 12.000 pesetas que le había dado Ormazábal , y que
con ese dinero paga-ban los víveres que necesitaban, además
de que los campe si nos les entregaban voluntariamente productos de
la tierra y así fue mientras él estuvo al frente de la
Guerrilla, pues no permitió que se cometieron saqueos, es más,
conociendo que otra partida que también merodeaba por aquellos
parajes, había saqueado el cortijo denominado Cueva de Colica,
fue o entrevistarse con ellos afeándoles su conducta y que a
partir de entonces, tres de los componentes de aquella partida se pasaron
a suya. Tampoco envió anónimos con exi-gencias y amenazas
pidiendo dinero, porque tenía claro que su actividad consistía
en esperar el derrumbamiento del régimen fascista. Por el mes de agosto, Ramón Vías volvió
de nuevo a Málaga, con el propósito de trabajar en la
UNE, organización Unión Nacional Española, porque
su idea era la de borrar las diferencias exis-tentes entre los españoles,
y que no hubiese más eso de "rojos y fascistas". No
obstante, se dio cuenta de que no ha-bía ambiente para ello,
y que cuando habló con algunos individuos, comprendió
que desconfiaban de él, tratándo-le de agente provocador. Aquí Ramón Vías les hace recordar
a sus interrogadores que en los primeras momentos, había señalado
que había cohabitado con una mujer durante su estancia en Málaga
por lo que le piden que díga quién es y su domicilio,
a lo que Ramón se negaría ya que «por tratarse de
una mujer ca-sada, no puede decir quién es ni dónde vive,
ya que el decirlo supondría el deshonor de la misma". En cuanto al armamento dice que no se trajo ninguno
de la sierra y de dinero unas 600 y pico pesetas. Cuando se le pregunta por su encuentro con Eugenio Navarro
en Málaga, señala que efectivamente, se lo tropezó
en calle Carretería, en la escalera que sube hacia el río
Guadalmedina, informándole éste del enfrentamiento que
había sostenido con Pascual, y que él mismo (Ramón)
trató de convencerle para que volviese a la sierra. Ante nuevas insistencias para que explique cómo
fue su venida a Málaga y cómo estableció contacto
con la organización, dice que fue a mediados de Julio cuando
salió de la sierra malagueña, acompañado de un
guía campesino, para él desconocido, que era el que servía
de enlace con la Orqanización de la capital, aunque antes tuvo
que estar en un cortijo del que desconoce su ubicación, permaneciendo
varios días esperando que le trajeran lo ropa adecuada y dejando
en este cortijo su pistola y municiones. Acompañado de este campesino, Ramón pudo
tomar el autobús Alsína que los llevó hasta la
plaza de Abastos de Mála9a donde esperó a que éste
lo enlazara con un individuo de la Organización y con quien después
de intercambiar im-presiones, se fue a dormir al domicilio de éste
ubicado en el barrio del Perchel, pero que no podría señalar
ya que era de noche y era la primera vez que había estado en
ese barrio. Pero dice que pudo observar que tanto éste como otros
con los que posteriormente se reunió, desconfiaban de sus intenciones.
Añadirá que no puede precisar datos de los entrevistados
por no conocer sus identidades siendo cier-to que hubo un conato para
poderse reunir con los guerri-lleros que actuaban por la zona de Alhaurín
y otras partídas próximas o la ciudad, pero sucedió
que por aquellos días la Guardia Civil descubrió un supuesto
complot co-munista y se rompió el contacto. Esta es la primera de sus declaraciones y en la que
naturalmente, se omite si hubo o no, malos tratos durante su interrogatorio.
Si que es cierto, y así finaliza, que Vías rehusa leerla,
aunque no a firmarla. Nuevo interrogatorio a Eugenio
Navarro Añade que nunca oyó que Vías hubiese
dicho en ningún momento que estaban prohibidos los saqueos, secuestros
o asesinatos y que tampoco es cierto el que se separaran de otra banda
tres individuos para unirse o lo suya, Eugenio piensa que todo es debido
a la fantasía de Ramon. Vuelven a interrogar a Ramón
Vías Entre otras preguntas, el juez le dice que le explique
lo que ocurrió en Fornes a lo que Ramón contesta que estando
la partida descalza y con objeto de proveerse de abarcas, en unión
de Antonio Gutiérrez se presentaron en un co-mercio de dicho
pueblo, y requirieron al dueño para que les facilitase 12 o 13
pares, aunque no le coaccionaron ni amenazaron, pero sin duda, los propietarios
debieron sospechar que eran guerrilleros pues se las entregaron y ya
una vez fuera del edificio, fue cuando se les agredió desde una
ventana del establecimiento haciéndoseles varios disparos del
cual resultó él herido, y repeliendo la agresión
Antonio Gutiérrez. Añade que él quería pagar
los abarcas pero que Gutiérrez, que era persona muy vehemente,
no quiso porque, según decía, los dueños se habían
enriquecido con usura o costa del pueblo. Asimismo señala, que aunque él no iba,
si dio orden paro que fuesen al cortijo Cueva de Colico y al de Niche,
en lo provincia de Granada, para buscar en ellos comida, ya que le habían
asegurado que durante la guerra habían sido muertos en los mismos
lugares un grupo de guerrilleros por denuncia de los propietarios, y
sí recalca que dio instruccio-nes precisos para que no se cometieran
actos violentos. El juez le pregunta por los motivos que tenía para haber intentado suicidarse y qué objeto ha utilizado. A lo que Ramón le responderá que ha pretendido abrirse los venas ante la desesperación que le producía el trato recibido en la Comisaría de la BPS, donde se le insultó y amenazó y que se ha servido de un minúsculo pedazo de lata. Terminada su declaración, vuelve o rehusar el derecho o leerla, aunque si le es leída.
Por estos fechas, la Guardia Civil detiene en una cueva
del término de Sedella a otro componente de la Guerrilla, Manuel
Joya Gallego, que en sus declaraciones difiere poco de lo que ya conocemos,
ya que hay algunos mati-ces que no encajan, pero que parecen estar ahí
para salir del paso o llegar a confundir. De nuevo se le hace comparecer o Ramón para que
ex-plique y diga quién fue el campesino que lo acompañó
hasta el cortijo donde debía esperar para ir a la capital malagueña,
quién le llevaba la comida durante estos días, y cómo
consiguió la documentación que portaba. A todo ello Ramón
dijo desconocer lo identidad de dichos sujetos. El juez sigue buscando pruebas contra Ramón Vías
y le hace entrar cuando está declarando Salvador Villena, a quien
le dice si no es ésta la persona que le presentó la «Villeníca»
a lo que Salvador responde que no rotundamente, pues no lo conoce ni
lo ha visto nunca. En otra nueva declaración ante el juez, nos sirve
para conocer más datos de Ramón Vías pues señala
que cuando se evadió del campo de concentración consiguió
pa-sar o Francia, uniéndose a las fuerzas francesas que com-batían
a los alemanes y que esto debió ser en 1941, ya que fue antes
de la declaración de guerra a Rusia. Allí colaboró
con la Resistencia desempeñando cargos como responsable de un
grupo, aunque no llevaba divisas de ninguna clase. Pero que antes del
desembarco america-no estaba de vuelta en África ya que tuvo
que huir al haber sido condenado o muerte por un tribunal de Marsella
por el delito de tener contacto con "la plutocracia inglesa y americana".
También lo sería en dos ocasiones más, una por
un tribunal de Argel y otra por otro de Orán, por los mismos
motivos, aunque no compareció a ninguno. Re-cuerda que en el
de Argel se le acusaba de estar en con-tacto con lo masonería,
mientras que en el de Orán de haber formado un complot junto
con otros españoles para apode-rarse de Orán, cosa totalmente
incierta, y que continuó resi-diendo en esa ciudad hasta que
se trasladó a España. Campaña a favor de Ramón Vías En estos días se había desatado en Málaga
una campaña popular en favor de la libertad de Ramón Vías,
apareciendo en distintos lugares de la ciudad y provincia octavillas
que bajo el título: "Salvemos al héroe nacional Ramón
Vías" se pedía a la población malagueña
que se manifestase en su favor, y que acudie-sen o los distintos consulados
diplomáticos pidiendo su libertad. El juez le pregunta qué sabe al respecto, y si
conoce a personas que en Málaga están dispuestos a ayudarle
o por el contrario, que le quieren perjudicar valiéndose de estos
manifiestos o lo que Ramón contesta que no conoce a na-die y
que tampoco cree tener amigos, como lo prueba que en el tiempo que ha
estado en la cárcel no ha recibi-do ningún obsequio. El juez piensa que puede descubrir algo que ha silenciado
Vías, como pudiera ser una etapa anterior en la sierra, y los
hace comparecer juntos ante él, pero Joya dice que éste
no es el Ramón de quien hablaba ya que el otro es Ramón,
pero su apellido es Aguayo y aunque co-noce a Vías, no es de
ningún modo, a quien él se refería. A todo lo dicho,
Ramón asiente y señala que él lo conoce, pero sólo
por su apodo que es el "Mellao".Actuaciones del juez. Traslado
a la cárcel y fuga El informe le llega el 29 de Enero
y en él se especifica lo siguiente: «. . .que sometido
a un constante interrogatorio, de día y de noche, por funcionarios
de esta Brigada Político Social, y dado la serie de cargos que
se le acumulaban por delitos de carácter gravísimo, asi
mismo por las declaraciones ter-minantemente acusatorias del también
detenido Eugenio Navarro, con el que se le careó en varios ocasiones,
acu-sándole éste de ser el jefe de la guerrilla y haber
actuado en atracos y en otros hechos delictivos, debió llegar
a un estado de depresión nerviosa y agotamiento por falta de
descanso, lo que debió influir en su ánimo para buscar
una salida a esta situación, sin duda con el propósito
de que cesaran los interrogatorios, y temiendo al mismo tiempo que flaqueara
su espíritu y confesar con ello toda la verdad, es por lo que
se supone que se produjera las lesiones, pero no con el ánimo
de suicidarse, sino más bien con el de impresionar y ser evacuado
al hospital o ingresado en pri-sión, método que suelen
emplear otros detenidos en circunstancias análogas». Ramón
Vías conseguría desde la carcel hacer salir una carta
con su manifiesto
"Yo acuso" , denunciando su situación. La indagatoria que al pasar a la cárcel se le efectúa dice de Ramón Vías que está casado con Julia López Velasco, que su último domicilio conocido fue en Avenida Fermín Galán, siendo sus señas personales: ojos oscuros, pelo negro, casi calvo por lo parte superior, cejas al pelo, nariz y boca regular, barba poblada, estatura 1,610m. Cárcel Provincial
de Málaga Una fuga espectacular con interrogantes Ramón está un tanto debilitado, pero es
recibido en la prisión como un héroe, en ella permanecerá
hasta el dia en que se proyecta la fuga. Según algunos entrevistados,
que estaban en prisión por aquellas fechas, él no participó
en lo realización del túnel pues Ramón estaba demasiado
vigilado. Queda la duda de que la huida pudiese haber sido dirigida
por la propia policía para así poder eliminar en las calles
de Málaga a Ramón y a otros elementos peligro-sos. Por
otra parte, los que no estuvieron a la altura de las circunstancias
fueron los encargados -como José Lozano "Roberto"-
de lograr que Ra-món pudiese huir de la ciudad ya que tuvo que
permane-cer en la misma 25 días, cuando, al ser descubierto,
sería abatido tras mantener un desigual tiroteo con la Guardia
Civil que cercó la casa donde se encontraba. La fuga se produjo el día 1 de mayo y fueron 26 los presos que huyeron por un orificio que tenía su entrada en la enfermería de la prisión, disimulado debajo de una de las camas. Este tenía un metro de diámetro y vinieron a salir a unos cinco metros antes de la alambrada exterior, compuesta por dos palos unidos cada cuatro por 16 alam-bres espinosos pero que en su parte baja dejaba un espacio suficiente para que arrastrándose pudiesen esca par sin hacer ruido. A alguno la libertad le duró poco pues antes de 24 horas ya había sido de nuevo deteni-do, traicionado por el amigo a cuyo domicilio había ido a refugiarse, como fue el caso de Eduardo Álvarez Neira, quien sería el primero en aportar los primeros datos de cómo se hizo el túnel y hacia dónde escapó cada uno. Lateral de la cárcel
de Málaga por donde se practicó la fuga, desde la enfermería
(Edificio en primer plano) De entre los escapados, no todos eran comunistas, los
había anarquistas y presos comunes. Una vez fuera, se distribuyeron
por grupos y afinidades por los que unos tomaron el camino de la Pellejera,
otros para el Puerto de la Torre con la intención de continuar
en Málaga y dar atracos; otro grupo que, por ser presos comunes,
dispo-nían de dinero, pensaban tomar un taxi y desaparecer de
la ciudad lo más pronto posible; el resto de los fugados tenían
idea de huir a la Sierra, divididos en grupos de cuatro o cinco, mientras
que Ramón, junto con otros dos compañeros, se refugió
en una casita de la Granja de Suárez. Los fugados fueron 7 los siguientes: Cristóbal
García González, Eduardo Álvarez Neira, Antonio
jurado Loza-no, José Chicón Martín, Manuel Fernández
Busto, Antonio Daza López, Francisco Marmolejo Urbano, Miguel
Bernal León, Pedro López Gambero, Salvador Delgado Lozano,
Luis Ferrer Casares, Antonio Alba Delgado, Juan Bisquet Andreu, Miguel
Martin Cantos, Fernando Gutiérrez Rojas, Francisco González
Liñán, Luciano Palomino Pastor, Manuel Joya Gallego, Segismundo
Lorenzo Arrebola, Juan Pérez Román, Ramón Vías
Fernandez, Manuel González Muñoz, Bernardo Aranda Rando,
Antonio Isidoro Bermejo, Francisco Campos Ortiz y Francisco Molina Cervantes. Que se sepa, ocho de los fugados, además de Salvador Bermudez, no volvieron a la prisión porque fueron muertos en encuentros con la fuerzas represivas y suponemos que el número de muertos fue superior al que exponemos. La muerte de un mito en vida En cuanto a la trágica muerte de Ramón
Vías, se produjo al conocer la Guardia Civil que éste,
junto con dos compañeros, estaba refugiado en una casa del barrio
de la Granja de Suárez, propiedad de Salvador Bermúdez
Luque, quien fue detenido e interrogado duramente, no quedándole
más opción que declarar que, efectivamente éstos
se hallaban en su casa. Según el informe de la Guardia Civil, alguien
debió avisarles de su presencia por lo que, pese a sus precauciones
de seguridad, estaban preparados, entablándose un tiroteo durante
el cual Salvador que iba con la fuerza represora, trató de huir
con intención de unirse a los fugitivos, por lo que fue muerto. En el mismo informe la Guardia Civil señala que
tanto Ramón como sus compañeros Antonio Daza y Antonio
Gutiérrez resultaron heridos, por lo que fueron trasladados urgentemente
al Hospital Civil de Málaga donde fueron reconocidos por el médico
de guardia, que diagnosticó el fallecimiento de los cuatro. Con la muerte de Ramón Vías las autoridades
pudieron respirar tranquilas, se había terminado con un mito
en vida. Ahora bien, ¿Qué pudo suceder para que la fuga
no culminase con éxito? Un autor señala que Ramón
se encontraba todavía convaleciente de los malos tratos su-fridos
durante las interrogatorios policiales, de ahí que fuese nece-sario
que permaneciese oculto. De otro lado tenemos datos de que Alfredo Cabello
Gómez-Acebo y Muñoz Lozano "Roberto", dos diri-gentes,
tenían el compromiso por parte del partido de salvarlo, lo que,
obviamente, no consiguieron. Testimonios de Cristóbal
Criado Moreno Aquí los transcribo textualmente: "... aunque
la Guardia Civil no señala quién fue el delator y dice
que fue par una fuente reservada, todo apunta a que se troto de /o esposo
de Sa/vadar Bermúdez... El Partido conoció más
tarde e/ comentario efectuado par /a señora Remedios, esposa
de Antonio Daza y que se refería a/ comportamiento de la señora
Bermúdez en e/ depósito de cadáveres del Hospital
Civil, abrazada a/ cuerpo muerto de su marido y di-ciendo 'Perdóname,
yo no pensé que llegaría a esto". "Aparte de este comentario está también
el de la señora Antonia, quien le contó que ese día,
que iba acompaña-da de su madre, y cuando ambas se dirigían
hacia la Granja de Suárez, se vieron sorprendidas a la entrada
de la barriada al ver a Salvador Bermúdez, atado al tronco de
un olivo con la cabeza inclinada hacia abajo, san9rando abundantemente
por un lado de la cara y de la cabeza, pudiendo asimismo ver que le
faltaba una oreja. Los guardias civiles que estaban custodiándolo
les impi-dieron que continuaran viendo o Salvador y menos acercarse
hasta é, volviéndolas por donde habían venido e
impidiendolas continuar su camino. »Esta mujer señala que su madre conocía
muy bien a Salvador y a toda su familia, que era muy buena persona y
todas los vecinos lo querían mucho por lo servicial que era.
Si con alguíen le iba mal era con su mujer, que se había
dado al alcohol, y todas las vecinas lo sabían que cuando no
tenía dinero para comprarlo, vendía a empeñaba
cualquier objeto de la casa, siendo su último empeño el
traje nuevo de su marido, y por cuya razón discutieron llegan-do
o tal grado de violencia que él terminó pegándole. "Al día siguiente las vecinas vieron cómo
esta señora, por la mañana se dirigió por la carretera
de Teatinos a Puerto de la Torre, probablemente al Cuartel de la Guardia
Civil y así se explica que los primeros guardias en aparecer
fue-ran los de Puerto de la Torre. Esto demuestra que la seño-ra
se vengó de su marido, denunciando que éste tenía
escondidos a tres fugados de la cárcel. «Esta mujer, al poco tiempo, cuando se dirigía a la única fuente de la que se surtían los habitantes de la zona, fue increpada por las mujeres que allí se encontraban con insultos y amenazas. Por otra parte, las vecinas le nega-ron la palabra, haciéndole el vacio par lo que poco des-pués se marchó de allí, a donde nunca ya volvió». |
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