El conocimiento exacto del pasado es la mejor ayuda para comprender el futuro (Tucídides)
Plaza de la Merced, Málaga, lugar que vio nacer a Pablo Picasso, presidida por el monumento en memoria al general liberal Torrijos y sus compañeros, fusilados en las playas malagueñas de San Andrés, en 1931, víctimas de una traición. Un siglo más tarde, en esta plaza sería detenido -por la Brigada Político Social- el líder guerrillero Ramón Vías Fernández, no sin una dura resistencia por su parte, que mandó a dos inspectores a la Casa de Socorro a raíz de las contusiones. En la comisaría de la BPS sufriría un durísimo interrogatorio durante varios días. Ramón Vías es ingresado en la Cárcel de Málaga, donde es recibido como un héroe, y después de dos espectaculares fugas, vuelve a ser delatado y localizado su refugio. Junto con sus compañeros de fuga mueren todos a causa "del intercambio de disparos" con la Guardia Civil, el 27 de Septiembre de 1946, en Granja Suárez, cerca del Hospital Carlos Haya. |
Ramón Vías Fernández |
Testimonios "Yo Acuso" por Ramón Vías Fernández (Desde la Cárcel Provincial de Málaga, 15 de diciembre de 1945.) |
¡Este es el maldito régimen franquista! Todos los hombres y mujeres del mundo civilizado han sentido estremecerse sus fibras más sensibles ante el horroroso relato de los monstruosos crímenes cometidos por las fieras hitlerianas en Belsen y Dachau. Toda la humanidad se ha sentido horrorizada al conocer en sus mas íntimos detalles las salvajes atrocidades de las bestias nazis. Millones de seres han sentido jubilosos como acababa la dantesca pesadilla de la dominación nazi y su secuela de asesinatos y crímenes en masa, con la victoria de los ejércitos liberadores de las Naciones Unidas. ¡Pero el fascismo no ha sido totalmente destruído!
¡Aún pervive su brutal dominación en España!
Cuando los países de Europa renacen a la vida democrática,
nuestro país vive bajo el martírio, el escarnio y el crímen
de la dictadura de HItler. ¡En cada ciudad española hay un Belsen! Yo, Ramón Vías Fernández, patriota español, combatiente por la libetad en las filas de las Naciones Unidas, condenado a muerte por el régimen de Vichy, combatiente en España en una agrupación de patriotas armados, en lucha por la libertad y la democracia, desde la cárcel de Málaga, con el cuertpo destrozado y mi carne hecha jirones por las torturas y apaleamientos, me dirijo a todo el mundo democratico, a todos los patriotas españoles, para acusar al régimen franquista y denunciar su bárbara política fascista de terror ...Mis datos biográficos: Más tarde, por defender la causa de las Naciones
Unidas, fuí condenado tres veces a muerte por los tribunales
de Vichy, en Marsella, Orán y Argel, acusándome de "¡Inteligencia
con la plutocracia angloamericana y la Rusia Soviética!" El día 15 de noviembre fuí detenido en Málaga, por la delatación de un desertor llamado Eugenio Navarro.
Durante tres horas estuvieron golpeándome en el empeine y dedos de los pies con tal violencia que parecian haber perdido la cabeza. Los pies engordaban por segundos hasta que empezaron a reventarse. Así continuaron golpeándome, hasta que decidieron darme de plazo para pensarlo hasta las diez, bajo amenaza de tremendas palizas. A las diez y media hace otra vez su aparición
el Inpector con nueve esbirros. E inmediatamente me colocan en medio de todos. Aquel espectáculo me recordaba a los martarifes,
cuando ya tienen colgada la res y empiezan a quitarse la chaquetas y
a remangarse las mangas de la camisa: Igual hacían estos señores
"defensores de la fé Como me negara a dar mi domicilio, dijo Ochoa: La paliza la empezaron por los pies, apaleándome
durante media hora. Como insistiera en mi negativa, Ochoa, enfurecido,
me dijo: Después de dicho esto, comenzó de nuevo
el interrogatorio, sin que consiguieran sacarme una palabra. En vista
de lo cual me dejaron descansar esa noche. Me abren los brazos y las piernas y el uno me pisa una
mano, otro la otra; otro me pisotea el cuello, otro las corvas de las
rodillas y con una porra se lía a pegarme como si fuera a destajo,
mientras otros me patean las espaldas, y los restantes dirigen la operación.
De vez en cuando me atizan alguna que otra patada en -¡Más fuerte, más fuerte! En vista de como marchaban las cosas, yo callé
y no decía ni pío, mientras pensaba para mí: "Ya
pararán" Otro añadió: "No creas, que yo le di, pero bien y con ganas". Otro dijo: "Este tío como ahora no hable, dejármelo a mi". y así continuan, agua va y agua viene. Como abriera los ojos, me dijeron: "Vaya, ya se te pasa; si quieres te daremos un poco de vino". me dieron ganas de decirle "Los c....". pero quise ser prudente, porque la realidad era que estaban como fieras desbocadas. Una vez que me puse mejor, empezaron las palabras dulces,
pues habia para todos los uites. Uno se enfureció y me dijo: En vista del cariz que iban tomando las cosas, los otros
le echaron del cuarto y empezaron con palabritas dulces y ofrecimientos.
En vista de que no sacaban nada, y prometiéndome que la próxima
sería mayor aún y que no saldría vivo de ella,
me llevaron al calabozo, arrastrado por dos guardias y dos policías,
donde A media mañana me conducen al despacho del Comisario.
Este me dirigió una serie de buenas palabras: Por la noche me llevaron a otro lugar y comienzan las
torturas de nuevo hasta las dos de la madrugada que me llevan de nuevo
al calabozo. . Venga de ahí Ramoncillo- me dice el Inspector-
ten un gesto valiente conmigo, para que yo pueda decirle a los demás:
"Veis, el mas viejo y sin pegarme me lo ha dicho todo". Estaba ya claro para mí, que cada minuto que
pasara en la Comisaría aumentaría el odio de mis verdugos,
que mi vida no dependía, sino de la voluntad de unos cuantos
torturandome hasta la muerte, pues yo no traicionaría a mis compañeros. A las siete comprobé que ya no salía más
sangre, y cuando disponía a darme otro corte, sentí las
llaves con que empezaban a abrir el calabozo. Un poco mareado me puse
la chaqueta y fuí al despacho del Comisario, Inmediatamente me
dió un mareo y cuando me vieron las manos llenas de sangre, se
armó un gran revuelo Al día siguiente el comisario me dijo: En vista de que no había medio de sacarme nada, me hicieron la declaración sacada a máquina donde tenía que decir porque había intentado suicidarme. Yo me ratifiqué en los motivos que me habían llevado a tal decisión, pese a que Ochoa intentaba convencerme de que dijera: "Que me había intentado suicidarme el comprender la gravedad de los delitos cometidos." Firmada la declaración, contraria a los designios
de Ochoa, éste me dijo:
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