Durante el conflicto del Alto Cenepa, ocurrido entre los meses de enero y febrero de 1995, las fuerzas armadas del Perú respondieron inmediatamente a la infame agresión del Ecuador, cuyo ejército invadió alevosamente el territorio Peruano en los sectores que pasarían a la historia con los nombres de falsa base Cueva de los Tayos, falsa Base Sur, y falsa base Tiwinza, produciéndose una guerra no declarada que sorprendió a las Fuerzas Armadas del Perú en una situación muy difícil debido no solo a la grave crisis económica que el Perú venía atravesando sino a la postergación que les impusieron gobernantes miopes, irresponsables y nada patriotas como Alan García y Alberto Fujimori quienes en beneficio de sus medros y de sus oscuros intereses personales no tuvieron escrúpulo alguno en exponer la seguridad nacional al negarse ellos a aprobar las partidas presupuestarias necesarias para la renovación del material bélico y para la adquisición de los nuevos elementos de defensa necesarios que permitan el fortalecimiento, con fines disuasivos, de las Fuerzas Armadas del Perú, incurriendo aquellos malos gobernantes no solo en una evidente negligencia punible sino en delito de traición a la patria; sin embargo, esto no impidió a los soldados y pilotos peruanos demostrar su valor ni que surgieran nuevos héroes que dieron sus vidas en defensa de la Patria.
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Durante el conflicto del Cenepa se resaltó la fortaleza de los soldados peruanos mal trajeados y peor vestidos y que no obstante que fueron víctimas de la indiferencia de la cúpula fujimorista dierón una verdadera lección de amor a la patria en defensa de la heredad nacional, logrando vencer y expulsar al enemigo invasor enlodándolo con el baldón de la derrota.
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Durante el conflicto se resaltó la fortaleza de los soldados peruanos mal trajeados y peor vestidos que dando una verdadera lección de amor a la patria en defensa de la heredad nacional combatieron con hambre y con las balas contadas, a un ejército que si bien estaba mejor equipado carecía de la experiencia de combate real y era débil moralmente y que para el colmo de su inferioridad moral y combativa llevaba en la frente el estigma de los cobardes.
Solo Dios, el Comando del Ejército del Perú y los valientes combatientes peruanos, saben a ciencia cierta sobre las condiciones en que tuvieron que combatir, ante una fuerza armada enemiga aparentemente preparada, instruida, entrenada y equipada con armas y tecnología de avanzada; Es realmente extraordinaria la proeza hecha por los valerosos combatientes peruanos, de todas las armas, que tuvieron que valerse de los viejos fusiles FAL que presentaron problemas cuando por el año 1975 se compraron a los argentinos; con estas armas y unos cuantos RPG, sin base de fuego de morteros, con pocas piezas de artillería, que los ecuatorianos fueron incapaces de silenciar, y con el apoyo aéreo que les dieron los valientes e intrépidos pilotos de las Fuerzas Armadas del Perú, se enfrentó a una fuerza moderna, que teóricamente contaba con todo a su favor (artillería, morteros de 81, 120 y 160, helicópteros que lanzaban cohetes a su entera discreción, aviones de combate, minas, fusilería moderna, ejército bien alimentado, con terreno organizado, etc., etc.) es decir, supuestamente con todo a su favor. En estas condiciones, los heroicos y valientes combatientes peruanos recuperan para la patria y consolidan las falsas bases denominadas por el enemigo como Cueva de los Tayos, Base Sur y Tiwintsa a pesar del desgaste y una terrible y larga línea de abastecimientos; es verdad los valerosos combatientes peruanos sufrieron hambre, porque no tuvieron raciones oportunamente debido a que los cargadores eran emboscados a causa de que se infiltraban en terreno ocupado por el enemigo alevoso y cobarde, quedando a veces las tropas peruanas aisladas, en fin, porque no se disponían de medios fáciles para llevar estas raciones.
Así con todo los combatientes peruanos dieron lo mejor en mística, patriotismo y entrega y vencieron a un enemigo cobarde al que hicieron morder el polvo de la derrota en los campos de batalla.
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Soldado Peruano de Infantería Comando realizando entrenamiento en la Escuela de Comandos del Ejército del Perú. La participación de estas fogueadas tropas de élite fue decisiva en la tarea de desalojar al infeliz invasor. Los siempre cobardes militares ecuatorianos temblaron de miedo cuando se enteraron que los experimentados y superiores en todo efectivos del Batallón de Infantería Comando "Comandante Ladislao Espinar" Nº 19, conocidos como los "Gurkhas cholos", habían llegado al teatro de operaciones con la Compañía Especial de Comandos Nº 115, pues corrió como reguero de pólvora entre los cobardes ecuatorianos el comentario de que los comandos peruanos eran sanguinarios y crueles y que si ellos caían en manos de los feroces comandos peruanos, los peruanos con crueldad inaudita los castraban, los degollaban, les arrancaban la lengua y los ojos y los dejaban amarrados y colgados en estacas como escarmiento por haber entrado indebidamente en territorio peruano, de allí que los ecuatorianos huían despavoridos cuando sentían que se les acercaban las bien fogueadas y valientes Tropas peruanas de Infantería Comando cuyo lema es "SER Y NO PARECER".
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Pero el Ecuador quiso beneficiarse de manera absurda con el cese de fuego acordado en Itamaraty al pretender avanzar aún más en el territorio peruano, siendo repelido con severidad el Miércoles 22 de Febrero de 1995, día recordado por los mandos militares ecuatorianos como su Miércoles negro.
En la hora de resguardar la intangibilidad del territorio nacional, es cierto que oscuros intereses personales pretenden servirse del sacrificio de los valientes combatientes peruanos y que en aras de personalismos se pretende utilizar la valentía y el coraje de dichos combatientes, el pueblo peruano debe darse cuenta que a Fujimori no solo no le ha interesado un pepino un pedazo de tierra que según él no produce nada al país sino que el impuso dificultades a los militares peruanos, porque los combatientes peruanos tuvieron que aceptar el desafío de pelear en una zona donde los ecuatorianos teóricamente tenían todas las ventajas. La estrategia consiste, básicamente, en buscar siempre el terreno en donde uno tiene la ventaja e inducir al enemigo a pelear en ese terreno; en este caso, por parte del Perú, no ha habido estrategia por que el Perú no fue el país agresor.
Los combatientes peruanos aceptaron el reto porque eso estaba impuesto políticamente, la decisión del presidente Fujimori, en aras de la preservación de su imagen como político, era la de expulsar a los ecuatorianos de sus posiciones sin que las tropas peruanas crucen la línea de frontera. Por esa razón, las Fuerzas Armadas del Perú, han estado atacando en un terreno donde el enemigo tenía las alturas y siempre el que tiene las alturas tiene teóricamente la ventaja. Luego las Fuerzas Armadas del Perú tienen que enfrentar al problema de la existencia, en los extremos de la cordillera del Cóndor, de bases de mísiles ecuatorianos, o por lo menos soldados con mísiles portátiles y que disparaban a los aviones y helicópteros peruanos cuando se metían en ese callejón que es el Valle del Cenepa, sencillamente por el terreno, si una aeronave esta entrando en un callejón como el Valle del Cenepa, y tiene mísiles, desde la derecha, la izquierda y al frente, hay altísimas probabilidades que un misil la toque. Porcentualmente uno de cada 5 mísiles da en el blanco.
Pero para el presidente Fujimori políticamente eso fue lo adecuado.
Si se hubiese utilizado una estrategia puramente militar y se hubiera en esa medida, atacado las bases ecuatorianas, desde donde venía la agresión, el conflicto hubiera durado, posiblemente una semana, con una victoria
peruana mas rápida y fulminante que la lograda por las tropas peruanas en el campo de batalla fijado por las derrotadas fuerzas enemigas y el Perú no hubiese tenido las pérdidas de aeronaves y hombres que tuvo, las cuales han ocurrido por aceptar, por razones políticas, el campo de batalla preparado por el vencido enemigo alevoso y cobarde.
En consecuencia no se puede conducir una operación militar maniatado, impedido de desarrollar la situación; realmente es asombrosa la hazaña hecha por los valientes e invencibles combatientes peruanos; había frentes por todos los lados y los soldados peruanos haciendo correr al enemigo con el rabo entre las piernas.
El 26 de Octubre de 1998 se firmó el acuerdo de paz (léase capitulación ecuatoriana) con el Ecuador que obliga a ese país derrotado con baldón a meterse en cintura al reconocer definitivamente el Protocolo de paz, amistad y limites firmado en Río de Janeiro, el fallo arbitral de Braz Días de Aguiar, y los instrumentos complementarios del Protocolo de Río de Janeiro poniendo fin al conflicto generado por dicho país (que nació con enojo en 1830) desde 1840. Desgraciadamente, la gran mayoría del pueblo peruano rechaza este acuerdo porque aparte de algunas diferencias pequeñas en la frontera, implica la aceptación de un tratado de comercio y navegación que debido al narcisismo político de Fujimori (quien siempre se ha preocupado por acicalar su imagen política) otorga facilidades innecesarias al Ecuador siendo esto es muy peligroso, del mismo modo existe además el precedente de infiltraciones constantes de tropas ecuatorianas en el territorio peruano y ahora nada parece garantizar que con todas las facilidades que los ecuatorianos tienen no las vuelvan a hacer (los ecuatorianos, al igual que los chilenos cafres, cobardes y traidores, nunca han sido ni serán dignos de confianza porque históricamente ellos jamás han cumplido con los tratados firmados con el Perú).
El Perú es un país amante de la paz pero no va a permitir que por ningún motivo se amenace su integridad ni su soberanía y esta dispuesto siempre a responder y enfrentar con energía y severidad a cualquier agresión externa.
De esta forma el sacrificio de los heroicos peruanos vencedores del Cenepa, incluyendo los oficiales y soldados del Ejército Peruano, al igual que la gran cantidad de muertos y mutilados víctimas de las minas antipersonal
sembradas cobardemente por el derrotado Ejército Ecuatoriano a lo largo de la frontera, no habrá sido inútil.
Esta página es un tributo y un homenaje a la memoria de todos los intrépidos combatientes, sin distinción de grados y jerarquías, de las viriles e invencibles Fuerzas Armadas del Perú que participaron victoriosamente en el Conflicto del Alto Cenepa, que, cuales héroes homéricos del siglo XX, regresaron triunfantes con los laureles de la gloria ceñidos en sus sienes y que murieron con honor y gloria en defensa de la heredad de la patria enfrentando con el pecho descubierto al cobarde y alevoso enemigo y que se encuentran en la mansión de los héroes y que por su valentía y su triunfo indiscutible sobre el enemigo el veredicto severo e imparcial de la historia los reconoce como los únicos y verdaderos heroicos vencedores del Cenepa, ¡GLORIA Y HONOR A SUS TUMBAS PORQUE ELLOS MURIERON CON DIGNIDAD EN LOS CAMPOS DE LA PATRIA DEFENDIÉNDOLA! ¡VIVA LA GLORIOSA FUERZA AEREA PERUANA VENCEDORA EN EL CENEPA! ¡VIVAN LOS SOLDADOS Y LOS CONSCRIPTOS DE LAS FUERZAS ARMADAS DEL PERU! ¡LOOR A LOS SOLDADOS PERUANOS HEROICOS VENCEDORES DEL CENEPA! ¡VIVA EL PERU!.