Arriba, Miguel Grau, quien nació el 27 de Julio de 1834, Oficial y caballero. El más extraordinario marino en la historia naval del Perú. Con un sólo barco y 200 hombres, realizó hazañas extraordinarias que lo ubican en la galería de los más grandes almirantes del mundo. Ingresó a la marina de guerra del Perú en 1854. Su carrera fue rápida y brillante, e intercalaría sus funciones en la escuadra con la marina mercante. Como grumete sirvió en las naves Rímac, Vigilante y Ucayali. Ascendido a alférez de fragata en 1856, se le destacó al mejor barco peruano de la época, el Apurímac, bajo órdenes del capitán de navío José María Salcedo, quien diez años después supervisaría en Liverpool la construcción del Huáscar. Después de unos años en la marina mercante, Grau se reincorporó al servicio activo en 1863 y pasó a servir en el vapor de guerra Lerzundi como teniente segundo (20). A fines de 1864 viajó a Nantes, Francia, para recibir la corbeta Unión, nave cuyo mando asumió en su capacidad de teniente primero en diciembre de ese año. Iniciado el conflicto que enfrentó a España contra el Perú y Chile (el estado de guerra se declaró el 13 de enero de 1866) participó en el combate naval de Abtao como flamante capitán de corbeta, al mando de la Unión. El 4 de febrero de 1868, con el rango de capitán de fragata, asumió el comando del Huáscar el mismo que mantendría durante los próximos ocho años. En julio de 1868, a los 34 años de edad, fue ascendido a capitán de navío. Después de un breve intervalo (1876-79) en que fue diputado al congreso peruano, se reintegró al servicio, recobrando el mando del blindado. El 25 de abril de 1879, veinte días después de declarada la guerra, y casi dos semanas después del combate naval de Chipana entre la Pilcomayo y la Magallanes, el Huáscar se hizo a la mar con una tripulación de 200 hombres. La oficialidad naval, encabezada por Grau, estaba integrada por un capitán de fragata, un capitán de corbeta, tres tenientes primeros, tres tenientes segundos y un alférez de fragata. En calidad de oficiales mayores contaba con cuatro cirujanos y ocho aspirantes de marina. Poseía ocho maquinistas, en su mayoría británicos contratados y veinticinco oficiales de mar. Asimismo tenía 42 artilleros y dos destacamentos del ejército: La columna Constitución y la guarnición del Batallón Ayacucho Nº 3, integrados por 45 soldados al mando de dos capitanes. Disponía igualmente de una dotación de marineros, grumetes, cabos de fogoneros y carboneros. Las primeras acciones navales no tardarían en producirse.
El Gran Almirante Don Miguel Grau, el mas notable de los héroes navales del Perú, tuvo una visión humanitaria de la guerra. Jamás atacó posiciones indefensas y siempre rescató a los sobrevivientes de los buques que combatió. Fue temido y respetado por los chilenos. Brillante y capaz, murió en Angamos (después de que una granada perforante Palliser de 250 libras impactara en el puente de mando del “Huáscar”) luchando contra fuerzas superiores, luego de una extraordinaria campaña que duró casi seis meses, en la que el y su buque mantuvieron a raya a toda la flota enemiga siendo reemplazado por el Capitán Elías Aguirre.