UNIVERSIDAD YACAMBU
DIRECCIÓN DE ESTUDIOS VIRTUALES
ROSANNA SISIRUCA
CASO CULTURA DEL VENEZOLANO
1.
¿En qué aspectos culturales está
usted de acuerdo y en cuáles no?. Haga referencia
a su propia experiencia en su ambiente laboral?
Aspectos culturales que estoy de acuerdo:
o
El venezolano respeta al que sabe,
independientemente del nivel jerárquico. Tanto el profesional, como el técnico
y el obrero de planta pueden ver con desconfianza el nombramiento de un nuevo
jefe y solamente cuando éste demuestra su disposición a aprender es cuando se
gana el respeto de sus supervisados.
o
El
venezolano es abierto, alegre, jovial, familiar, le gustan las relaciones
sociales, los grupos, las fiestas. Es
Nuestras relaciones sociales y afectivas son muy poderosas. Esta necesidad de contacto y calor humano
está presente en todos los contextos y es parte fundamental de las relaciones
de trabajo.
De esta manera
se lograr una mayor confianza y relaciones de trabajo. En la Organización que
trabajo sus dueños suelen atender muchas reuniones en sus hogares, dando un
toque de confianza entre los subordinados.
o
La necesidad de afiliación se evidencia
incluso a nivel alto en las reuniones entre ejecutivos. A ningún venezolano se le ocurre ir directo
al grano sin antes hacer algunos comentarios que muestren interés y aprecio por
la vida personal y familiar del otro.
Estoy de acuerdo con este aspecto ya que estas conversaciones
permiten crear un clima organizacional de mayor confianza y relación de trabajo
tu a tu. Pero hay que tener un punto de equilibrio, tomando en cuenta que estas
no se conviertan en tertulias permanentes porque puede convertirse en perdida
de tiempo.
o
El
venezolano respeta al que sabe, independientemente del nivel jerárquico.
o
El venezolano es esencialmente
colectivista.
Esto permite el trabajo en
equipo y lealtad entre los grupos. Y en el momento que se presenta un problema
actúan como uno solo (caso PDVSA)
o
El trabajador Venezolano no se guía
esencialmente por el dinero o el logro de bienes materiales. Los ingresos no son el incentivo más poderoso
el nivel motivacional de los empleados no puede explicarse por la remuneración
obtenida, ya que no es competitiva en el mercado, sino por el sistema de
trabajo y el estilo gerencial, en el cual el trabajador se siente importante al
participar en la mejora de los procesos.
Sentirse parte del trabajo, reconocido y escuchado por el supervisor, es
un reforzador muy importante
Esto es importante ya
que desarrolla las actividades con el corazón, y esto incrementa la
productividad, buenas relaciones de trabajo, identificación con el trabajo y la
organización.
o
Nuestro
trabajador tiende a ser percibido como laborioso, más honesto que deshonesto y
más disciplinado que indisciplinado, conforme, humilde y tolerante.
Es
Venezolano
Aspectos culturales que NO estoy de acuerdo:
o
El
estereotipo del funcionario público, es decir, del empleado en oficinas
gubernamentales, es muy generalizado y negativo
Estoy de acuerdo que esta es la manera como
hoy en día es visto un empleado publico, incluso se ha generalizado mas en los
últimos años, no lo comparto pero a nivel general esta es la opinión que
se maneja. Pero existen empleados públicos con una alta trayectoria y
organismos gubernamentales que se gestionan muy bien, siempre y cuando la
política no meta la mano peluda.
o
El
venezolano tiende a ver y entender la organización como una estructura
jerarquizada con niveles bien definidos de poder y autoridad.
Con las nuevas practicas
gerenciales de Gestión por procesos, etc. este tipo de estructura tiende a
desaparecer ya que se gestiona mas por objetivos, compromisos y
responsabilidades y los niveles jerárquicos funcionales suelen ser puntos de
traba, que muchas veces no permiten que fluya fácilmente la información.
o Cuando
se reúne un grupo de gerentes venezolanos para considerar un trabajo en equipo,
es altamente probable que lo primero a considerar sea quién tiene la autoridad
o la responsabilidad de coordinar o liderar al grupo.
Esto es contrario a la
manera de actuar un equipo de alto
desempeño, donde cada uno tiene un rol claramente identificado donde la
responsabilidad de cada uno es igualmente importante.
o
La
concepción jerarquizada y vertical de las organizaciones debería asociarse con
una tendencia a la obediencia, el seguimiento y el control estrecho de los
empleados por parte de sus supervisores.
No podemos ponerle una
camisa de fuerza a la creatividad de los empleados, donde se limiten solo hacer
lo que se les pide. Como crecen entonces las organizaciones. Como se descubren
nuevos talentos.
o
La
necesidad de vigilar y controlar las actividades de los empleados, trabajadores
e incluso de los mandos medios, ha sido consistente y repetidamente señalada
por los ejecutivos y gerentes extranjeros como una característica destacada del
venezolano, en comparación con otros países
Esto
es una consecuencia del punto anterior.
o
El poder parece ser un elemento central
en la concepción que tiene el venezolano sobre las organizaciones. En
Venezuela, la necesidad de poder parece reflejarse de muy diferentes maneras:
en la partidocracia, buscando puestos de autoridad por status y reconocimiento,
centralizando información o concediendo privilegios especiales aprovechando la
autoridad legal que da un cargo.
Una gran confunción de lo que es el verdadero poder
o
El
venezolano respeta al que sabe, independientemente del nivel jerárquico. Sin embargo, los hábitos
ante la jerarquía le llevan a obedecer, a ser reservado y a no expresar su
opinión, sobre todo si piensa que ésta no va a ser escuchada
2.
¿Qué fortalezas y debilidades diría usted que tiene
nuestra cultura para la aplicación efectiva de la Gerencia del Conocimiento?
FORTALEZAS
o
El venezolano le
gusta siempre estar a la vanguardia de las nuevas prácticas, le gusta
prepararse, aprender y transmitir los conocimientos adquiridos.
o El venezolano es abierto, jovial, alegre y familiar.
o El venezolano
es laborioso, honesto, disciplinado, humilde y tolerante.
o Es espontáneo, chistoso, de buen sentido del humor,
generoso y creativo
o Fácil adaptación al medio
o Es de una amplia cultura por ser descendiente de
diferentes egnias
o Es abierto a diferente practicas, religiones y no
tiene discriminación racial.
o Es multidisciplinario. (importantísimo)
Todas estas fortalezas facilitan la aplicación
efectiva de una Gerencia del Conocimiento
DEBILIDADES
o Es impuntual
o Poca iniciativa
o Muy conservador, poco se arriesga
o Tiende a ser autoritario.
o Le gusta mucho figurar sobre los demás
o Toma mucho en cuenta la formación teórica del profesional
universitario, por encima de la formación operativa y practica..
o Resistencia a los cambios por desconocimiento.
o La gerencia esta motivada por el poder, el liderazgo
y la autoridad, y no por los logros.
3. Tomando en cuenta estas fortalezas y debilidades, ¿qué
acciones sugeriría usted aplicar en una organización que desee aplicar Gerencia
del Conocimiento en Venezuela?
o
Para lograr con éxito la implantación de un modelo de
gestión del conocimiento en una organización venezolana, se debe hacer
participe a todos los empleados desde el primer momento que se tome la decisión
de implantar el modelo.
o
Se debe realizar consultas permanentes a los mismos y
presentar los avances del proyecto con regularidad, de esta manera los tenemos
convencidos que muchos de los aspectos lo están proponiendo ellos y logramos
comprometerlos con el proyecto.
o
Se debe capacitar en el aspecto duro es decir, manejo
y uso de las tecnologías; al mismo
tiempo de realizar talleres que los motive al trabajo en equipo, aspectos
desarrollo interno, comunicación efectiva, es decir, adiestramiento blando.
o
Se debe realizar una matriz FODA, para determinar
aspectos de la situación actual de la organización que nos permita identificar
entre otras cosas la cultura de la empresa y poder realizar acciones que permitan alinear los intereses colectivos
con los individuales que aseguren el compromiso e identificación del personal
con la organización.
o
Se deben formar al personal para crear equipos de alto
desempeño comprometidos con los objetivos de la institución y contribuya a
mantener un buen aprendizaje organizaciónal.
CASO
DE ESTUDIO:
ARTICULO: Extractos del libro “Éxito gerencial y
cultura” de la profesora Elena Granell, IESA, 1997.
El
siguiente texto presenta el resultado de una investigación realizada por la
profesora Elena Granell del IESA. Esta
investigación analizó diversos aspectos de la cultura del venezolano dentro y
fuera del ambiente laboral.
Esta
investigación recogió información a través de fuentes bibliográficas,
cuestionarios, dinámicas de grupos con trabajadores, entrevistas, estudios de
casos y observaciones en plantas. En
total se obtuvieron respuesta a 2.192 cuestionarios, aplicados a distintos
niveles gerenciales en 20 organizaciones de diversos sectores industriales,
incluyendo el sector público.
El venezolano tiende a ver y entender la organización
como una estructura jerarquizada con niveles bien definidos de poder y
autoridad. Esta visión, aun cuando
prevalece tanto en hombres como en
mujeres, en todos los sectores y niveles de personal, tiene algunas variaciones
que merece la pena destacar. En la
administración pública es más acentuada.
La gente del sector industrial parece ser más flexible, dispuesta o
acostumbrada a considerar otros esquemas estructurales. El sector servicios está entre ambos. Las diferencias entre gerentes, profesionales y empleados son
todavía más acentuadas.
Cuando se
reúne un grupo de gerentes venezolanos para considerar un trabajo en equipo, es
altamente probable que lo primero a considerar sea quién tiene la autoridad o
la responsabilidad de coordinar o liderar al grupo.
La
concepción jerarquizada y vertical de las organizaciones debería asociarse con
una tendencia a la obediencia, el seguimiento y el control estrecho de los
empleados por parte de sus supervisores.
La existencia de niveles implica que unos instruyen, delegan y
controlan; otros siguen instrucciones, ejecutan y son controlados. Este parece ser el caso en nuestras
organizaciones, aunque hay diferencias interesantes según el tipo y el nivel
del personal. Son precisamente los empleados quienes esperan
una guía clara y precisa de sus supervisores, una libertad controlada y el
arbitraje de los conflictos concentrado en una persona (posiblemente la que
tiene autoridad y poder). Todos
coinciden en la conveniencia de evitar una familiaridad excesiva entre supervisores
y supervisados.
La necesidad
de vigilar y controlar las actividades de los empleados, trabajadores e incluso
de los mandos medios, ha sido consistente y repetidamente señalada por los
ejecutivos y gerentes extranjeros como una característica destacada del
venezolano, en comparación con otros países.
El poder
parece ser un elemento central en la concepción que tiene el venezolano sobre
las organizaciones. ¿Qué significa
necesidad de poder?. La necesidad de
poder es el deseo del individuo de influir en otro o en un grupo. El poder es necesario para implantar los
planes que defendemos e influir en la conducta de otros para obtener los
resultados deseados. Pero el poder
también puede usarse para otros fines:
demostración de fuerza o lograr cosas mediante mecanismos
irregulares. En Venezuela, la necesidad
de poder parece reflejarse de muy diferentes maneras: en la partidocracia, buscando puestos de
autoridad por status y reconocimiento, centralizando información o
concediendo privilegios especiales aprovechando la autoridad legal que da un
cargo.
Esta
necesidad de poder es una característica que con frecuencia se atribuye
especialmente a los gerentes. Más del 60
por ciento del grupo total de encuestados está de acuerdo con la afirmación de
que “la mayoría de los gerentes parecen estar más motivados por el poder que
por el logro”. La motivación al poder es
percibida con mayor intensidad en la administración pública que en el sector
industrial, donde el porcentaje de acuerdo es mucho menor, y es más reconocido
por los que no son gerentes. Sin
embargo, hasta una buena parte de los mismos gerentes están de acuerdo en que
los mueve más el poder que los logros.
El
hecho de que el poder esté en manos de unos pocos no significa necesariamente
que el poder genere el respeto de los subordinados. Uno de los hallazgos de las entrevistas con
los ejecutivos, de las conversaciones con los gerentes de planta y las
dinámicas de grupo, es que el trabajador venezolano no aprecia sin más el poder
de otros, a menos que esté asociado a los conocimientos y al respeto. El venezolano respeta al que sabe,
independientemente del nivel jerárquico.
Sin embargo, los hábitos ante la jerarquía le llevan a obedecer, a ser
reservado y a no expresar su opinión, sobre todo si piensa que ésta no va a ser
escuchada.
Tanto
el profesional, como el técnico y el obrero de planta pueden ver con
desconfianza el nombramiento de un nuevo jefe y solamente cuando éste demuestra
su disposición a aprender es cuando se gana el respeto de sus supervisados. De esta actitud hay muchos ejemplos.
“El
know how de la empresa lo tenemos nosotros los trabajadores…Ellos tienen que
comunicarse y respetar nuestro know how… La nueva forma de gerenciar implica
que se traiga gente con estudios pero que no conoce lo que va a hacer… La
condición de supervisor no les hace conocedores o eficientes”.
(Profesional)
“Si
saben más que yo, lo acepto… pero la mayoría de los que vienen saben menos que
nosotros”. (Trabajador especializado en el sector servicios).
“El
supervisor tiene que pedir opinión a los obreros que son los que saben lo que
se está haciendo… Yo he tenido cinco jefes y más bien yo tengo que enseñarles a
ellos cuando llegan”. (Obrero de planta).
Estas
apreciaciones de los obreros, en relación con la frecuente falta de
conocimientos operativos de sus jefes, puede también relacionarse con el
predominio teórico de la formación de los profesionales universitarios en el
país. La formación universitaria tiende
a ser formal, teórica y poco relacionada con el trabajo. Esto contrasta, por ejemplo, con la formación
de un ingeniero en Alemania, quien tiene que aprender el trabajo de operario
como parte de sus estudios.
En
todos los estudios relacionados con el venezolano, hay un rasgo que suele ser
siempre consistente: el venezolano es
abierto, alegre, jovial, familiar, le gustan las relaciones sociales, los
grupos, las fiestas. Nuestras relaciones
sociales y afectivas son muy poderosas.
Esta necesidad de contacto y calor humano está presente en todos los
contextos y es parte fundamental de las relaciones de trabajo.
Los
verdaderos trabajos en equipo suelen darse de manera temporal y en el caso de
enfrentar problemas, situaciones de emergencia e imprevistos. Pero una vez resuelto el problema o superada
la situación, cada quien vuelve a su feudo.
“Nos gusta trabajar en grupo, pero ello no significa
que trabajemos en equipo y que cada quien asuma su rol dentro de él”.
La
necesidad de afiliación se evidencia incluso a nivel alto en las reuniones
entre ejecutivos. A ningún venezolano se
le ocurre ir directo al grano sin antes hacer algunos comentarios que muestren
interés y aprecio por la vida personal y familiar del otro. Estos preámbulos –posiblemente considerados
como una lamentable pérdida de tiempo por muchos extranjeros- son elementos importantes en cualquier
relación de trabajo. Construyen la base
para crear un clima de cordialidad, confianza y comprensión mutua, el cual es
fundamental y de gran valor para el venezolano.
Pero
la atención individual debe ir precedida de una consideración al grupo. El obrero venezolano es muy sensible al trato
diferencial. Le gusta saber que el
supervisor es justo y trata a todos por igual, lo cual no está necesariamente
en contradicción con su aceptación de una distribución desigual de poder. Y aquí enfrentamos nuevamente la paradoja
entre el igualitarismo y la aceptación de la jerarquía.
El
contacto personal –y espacial- es un elemento importante que favorece la
motivación y el compromiso organizacional.
Una de las quejas frecuentes de los obreros es que sus supervisores no
pasan por la planta ni les interesa lo que están haciendo.
Así,
las relaciones personales pudieran convertirse en un instrumento más poderoso
que la jerarquía, la autoridad o la imposición del poder, para lograr la
colaboración y el compromiso.
El
venezolano es esencialmente colectivista.
Ello se comprueba a través de todos los medios y fuentes de
información. Los índices en la dimensión
“individualismo-colectivismo” se refieren a la “debilidad o fortaleza de los
nexos que se estimulan y promueven entre individuos, organizaciones y
sociedad”. Las culturas individualistas
esperan y fomentan que los empleados defiendan sus propios intereses, asuman
compromisos calculados, con iniciativas individuales y con promociones según el
valor del mercado. Por el contrario, en
las culturas colectivistas se espera que la organización asuma el rol de
defensa y protección de su gente; se promueve más por la antigüedad y por las
relaciones y vínculos personales que por el mercado y se le da gran importancia
a la lealtad con el grupo y la organización.
No
obstante, en comparación con otras culturas, el venezolano –sobre todo el
trabajador- no se guía esencialmente por el dinero o le logro de bienes
materiales. Los ingresos no son el
incentivo más poderoso. Experiencias
como la de Toyota de Venezuela lo corroboran.
En este caso concreto, el nivel motivacional de los empleados no puede
explicarse por la remuneración obtenida, ya que no es competitiva en el
mercado, sino por el sistema de trabajo y el estilo gerencial, en el cual el
trabajador se siente importante al participar en la mejora de los
procesos. Sentirse parte del trabajo,
reconocido y escuchado por el supervisor, es un reforzador muy importante.
Inevitablemente
nos tenemos que referir al estereotipo del gerente. Al gerente venezolano se le percibe como
autoritario, centralizador y conservador.
En su trabajo tienden a verlo como disciplinado, responsable, rígido y
perseverante. Desde el punto de vista
más personal se le ve como alegre, astuto, altanero, tolerante y audaz.
Este
estereotipo del gerente es válido tanto para el sector público como para el
privado y es muy semejante al que los propios gerentes de ambos sectores tienen
de sí mismos. Es conveniente recordar
que aquí nos estamos refiriendo a estereotipos y debe recordarse que, si bien
los estereotipos suelen tener algo de verdad ya que se basan en la experiencia,
la observación o las creencias transmitidas con frecuencia son más el reflejo
de las personas que emiten el juicio y construyen el estereotipo que de la
persona o figura que es incorporada a él.
Lo
que resulta evidente de todos los datos recogidos es que el perfil del gerente
no es igual al de otros grupos. El gerente,
en comparación con los empleados y profesionales, es el que percibe una
distribución de poder menos desigual, tolerar mejor la incertidumbre, está más
orientado a valorar la colaboración, las relaciones y la estabilidad y más
orientado en el largo plazo.
El
estereotipo del venezolano sobre el trabajador es muy diferente al del gerente
y al del funcionario público. Desde
luego que , al igual que los demás, es percibido como alegre y más conservador
que innovador pero por lo demás sus rasgos son muy distintivos y no siempre
corresponden con la imagen internacional que se suele fomentar. Nuestro trabajador tiende a ser percibido
como laborioso, más honesto que deshonesto y más disciplinado que
indisciplinado, conforme, humilde y tolerante.
Su
inconsistencia es percibida como una limitación mientras que su flexibilidad y
capacidad para ajustarse a nuevas formas y expectativas es tenida como una gran
fortaleza.
El
estereotipo del funcionario público, es decir, del empleado en oficinas
gubernamentales, es muy generalizado y negativo. Si bien es cierto que las opiniones
provenientes del mismo sector público son menos extremas, los calificativos
seleccionados fueron muy consistentes.
Los propios gerentes del sector público distinguen muy bien entre el trabajador
venezolano que se desempeña fundamentalmente en el sector privado y el
funcionario público. No obstante, es
conveniente no olvidar que ambos pertenecen básicamente a la misma cultura del
país y han sido expuestos a valores familiares y sociales muy semejantes. Ello hace pensar en el lugar de trabajo como
elemento adicional que refleja la importancia del impacto del entorno sobre la
conducta del gerente.