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Elegia
de linajes antiguos |
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Dejemos
volar la imaginación y situémonos por unos instantes en
uno de los golfos más espléndidos del mundo, el de Nápoles;
allí bajo un cielo clarísimo de una azul enérgico
y con el telón de fondo del Vesuvio que señorea sobre
estas tierras que al mismo tiempo tiempo amenaza y fertiliza con su
lava se extiende una tierra de personalidad vigorosa producto de la
conjunción de muchos factores: de su geografía, de su
historia, de su leyenda, de sus gentes y de sus gestas; los romanos
gustaron de la dulzura del clima y de la belleza del lugar.
Situémonos
en el extremo meridional de Campania («Campania Felix»,
le llamaron con justicia sus antiguos pobladores), entre Salerno y Sorrento
avanzaba sobre el mar una escarpada península, toda esta zona
concentraba una intensa vida de agitación política, rivalidad
literaria, exhuberancia artística, lujo epicúreo y emocionantes
juegos públicos. |
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Isla
de Ischia
"La tierra era fértil y producía los
famosos vinos de Falerno y Sorrento; el Lachrima Cristi y el
Vesuvianum; numerosas quintas salpicaban los viñedos
y los huertos, festoneando la costa..."
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Sorrento
era entonces tan hermosa como en la actualidad; Plinio el Viejo la llamó
"delicia de la naturaleza", que había derramado en ella
todos sus dones. Frente a este promontorio, batida por el mar, se hallaba
la isla de Capreae (Capri), en el costado meridional del golfo humeaba
el hoy brumoso Vesuvio, mientras Pompeya, Herculano y Stabias dormían
su sueño bajo su capa de ceniza y lava; venía luego la célebre
Neápolis, Nápoles, la más griega de las ciudades
italianas y en el extremo occidental del golfo el puerto de Puteoli (Pozzuoli). |
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A
su lado resplandecían las quintas de Baiae (Bayas) doblemente
atractivas por estar emplazadas entre la montaña y el mar; aquí
se recrearon César, Calígula y Nerón.
A
pocas millas al norte, el lago Averno y un poco más allá
el enigmático santuario de la Sibila de Cumas de la cual parecen
resonar sus proféticas voces como lejano eco. Parecería
que casi nada hubiese cambiado en dos mil años, la gente y sus
costumbres son probablemente las mismas y casi los mismos sus dioses,
y los peñascos siguen resistiendo el inacabable asedio del mar. |
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Santa
Maria della Lobra, Massa Lubrense
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Tal
sería el telón de fondo que disfrutaríamos desde
algún "ristorante" o "trattorie" de Piano Di
Sorrento, un pueblecito balneario recostado entre el mar y los Montes
Lattari ¿podrá ser el 'Da Luisona', el 'Degli Amici', el
'Ripetta', 'La Teresinella' o ' La Tombola'? comiendo por las noches fresquísimos
frutos de mar en una enorme y rústica mesa de pino, mientras el
campo nos trae el perfume incisivo de los asfódelos y dejamos jugar
la mirada atrás, en las antiquísimas viñas tan complicadamente
entrelazadas que más bien semejan redes tendidas al sol... |
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Santa
María della Grazie, Massa Lubrense
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...en
tanto, escuchamos los pregones de los vendedores ambulantes, el florista,
el que ofrece las primeras uvas: ¡a un sueldo el racimo de las
primeras del año... a un sueldo!; el del café: cafetieee...
el que ofrece tentador los hongos y las anchoas, condiciones esenciales
para una buena pizza; el vendedor de peces: tengo el "argento en
el cestino"...; el vendedor de tomates: "padrona cuando te
la fai la conserva?"
...
cae la tarde, los postreros rayos de sol visten de color naranja o violáceo
la multitud de casas, campanarios y campiñas, por la ribera conversan
en su dialecto dos viejísimos pescadores, ¡Cuántas
sangres se funden en ellos desde 1000 años antes de Cristo! oscos,
samnitas, griegos, romanos, longobardos, normandos, suavos, españoles,
autríacos, franceses...
y
sin embargo a pesar de que los siglos han hecho rodar sus intemperies
no ha perdido su persistente poesía con la que esta mítica
tierra se defiende de los tiempos y es, precisamente aquí, donde
comienza nuestra historia.... |
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Iglesia
de San Miguel, Piano Di Sorrento
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En
memoria de Gemma Flora Concepción Manso, mi bisabuela
napolitana, a quien no conocí y en su nombre, a todos
los inmigrantes de aquella región que llegaron a este
país, pero abrigaron siempre en su corazón el
recuerdo de su tierra natal.
M.
P
mármol
hallado en Baiae
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