LIAN TIMOR (Noticias de Timor) ISSN:1885-3846
BOLETÍN DE TIMOR HAMUTUK
Lamentablemente, la situación de Timor ha continuado deteriorándose. El gobierno no ha gestionado correctamente la crisis militar y esta se ha convertido en el detonante de un estallido de violencia, tras la cual existen otras causas, como la pobreza de jóvenes desempleados o la larga pugna entre los presidentes de la república y el gobierno.
Los militares rebeldes mostraron en
todo momento desconfianza hacia el gobierno y especialmente hacia Mari Alkatiri,
confiando en Xanana Gusmão para la resolución de sus diferencias.
A inicios
de mayo, el grupo de militares, en gran parte desplazados a Aileu, al Sur de Díli.
Durante esos días, se extendió el pánico entre numerosos habitantes de Díli,
que abandonaron la ciudad, para buscar refugio en las montañas o en otras
poblaciones. Otros acudieron a instalaciones consideradas más seguras, como
iglesias, centros religiosos o de la Misión de Naciones Unidas en Timor Este (UNOTIL).
En este momento se estima que más de 60.000 habitantes de Díli están fuera de
la ciudad.
Sin
embargo, durante esos días no hubo actos violentos reseñables y la
tranquilidad parecía ir ganando terreno. No obstante, países como Estados
Unidos o Australia recomendaban la salida de sus ciudadanos.
El día 5,
el Consejo de Seguridad aprobó la permanencia de Naciones Unidas en el
territorio; el día 12 prolongaría la misión de UNOTIL hasta el 19 de junio.
El 6 de
mayo la crisis profundizó, ya que a los 591 militares que habían iniciado las
protestas por discriminaciones hacia los militares originarios del Oeste del país,
se les sumaron veinte militares en activo y cuatro policías. A partir de
entonces, Gastão Salsinha, que había sido la figura más destacada de los
rebeldes, pasó a un segundo plano, en beneficio del mayor Alfredo Reinaldo.
Este responsabilizó directamente a Alkatiri por las muertes producidas a
finales de abril.
Aunque
Alkatiri se ha mostrado en todo momento reacio a plantear su dimisión,
comenzaron a aparecer fisuras en el gobierno. El día 8 dimitía el ministro
Abel Guterres, alegando que era incompatible su permanencia en el gobierno con
un proceso de apertura del partido que lo apoya, el FRETILIN. Ese mismo día, en
Gleno (Ermera), el secretario de Estado para el distrito, Egídio de Jesus, y
varios policías fueron retenidos por manifestantes, debiendo usar la policía
gases lacrimógenos para liberarles.
Alkatiri ha
hablado reiteradamente de que las movilizaciones pretendían derribar al
gobierno mediante un golpe que pretendía dotarse de una apariencia de
legitimidad constitucional.
El día 9
el gobierno habló de la posible reintegración de los militares disidentes y el
11 Ramos Horta se desplazó a Suai y Maliana, cerca de la frontera con
Indonesia, para tranquilizar a la población. Más al norte, en el paso
fronterizo de Mota Ain, se registraba desde hacía días un flujo de personas
–sobre todo indonesios- que buscaban mayor seguridad en Timor Occidental.
El día 12
el Consejo de Ministros aprobó el presupuesto anual para el año económico
2006-2007, que ascendía a 240 millones de dólares. Pretendía crear 10.000
puestos de trabajo, especialmente fuera de Dili, que trabajarían sobre todo en
la construcción de infraestructuras. También el 12, Henry Kissinger, uno de
los responsables de la invasión indonesia en 1975, opinaba que Timor ya había
sufrido mucho y que debería cesar la escalada de violencia. Por entonces, parecía
que así era. Xanana mantenía una visita a China prevista y Ramos Horta
declaraba que no era necesario el envío de fuerzas internacionales para
mantener la paz.
Desde Aileu,
Alfredo Reinaldo reiteraba su fidelidad a Xanana y declaraba haber roto la
cadena de mando por disconformidad con la represión de los manifestantes en
abril. Horta y Reinaldo dialogaron ese día en Aileu y acordaron un encuentro
entre éste y Xanana que tuvo lugar el día 13 en Díli. Xanana mostró
confianza hacia Reinaldo y le pidió que mantuviese el orden en Bobonaro, donde
podrían producirse brotes de violencia. Reinaldo se mostró satisfecho al final
del encuentro.
El día 14
Alkatiri decía que lo peor de la crisis ya había pasado. Parte de quienes habían
abandonado la capital estaba regresando y la actividad económica recuperaba su
pulso. Una comisión de investigación debía ocuparse de estudiar las demandas
de los militares que protagonizaban las protestas. Incluso en Díli se celebró
un concierto que fue aprovechado por Ramos Horta para pedir a los jóvenes que
mantuvieran la unidad de los timorenses.
Sin
embargo, lo peor estaba por llegar. Los días 17, 18 y 19 se celebró un
Congreso del FRETILIN en Díli. Parecía un momento propicio para plantearse los
problemas de fondo que aquejan al país. José Luís Guterres, veterano miembro
de la formación política y actual embajador en Washington, llegó a lanzar su
candidatura para sustituir a Alkatiri como secretario general, por estimar que
su liderazgo resultaba contraproducente. Sin embargo, debió retirar su
candidatura, porque se introdujo una modificación en el método de la votación:
en lugar de ser secreta sería a mano alzada. Mari Alkatiri fue reelegido con más
del 97% de votos, optando a encabezar la lista electoral para la Asamblea
Nacional en las elecciones legislativas del próximo año. Guterres manifestó
su rechazo a un estilo que le parecía más propio de un trasnochado leninismo y
opinó que se estaban poniendo las bases de un futuro fracaso electoral.
Quienes
esperaban que el congreso se aprovechase para dar un giro político, vieron
esfumarse sus esperanzas y volvió a elevarse la tensión.
Las
declaraciones de Reinaldo subieron de tono el día 22, acusando al coronel Lere
de ser responsable de la represión de finales de abril y de no ser capaz de
adaptarse a la situación establecida tras el final de la ocupación indonesia.
El 23 se
produjeron los primeros enfrentamientos en Díli entre militares seguidores de
Reinaldo y otros fieles al gobierno, registrándose los primeros muertos. La
capital ha sido el escenario principal desde entonces de estos incidentes, en
los que han participado numerosos civiles que han usado armas de fuego y armas
blancas.
El 24 el
Cuartel General de las Fuerzas Armadas, situado en Taci Tolu (al Oeste de la
capital) fue atacado por militares rebeldes, policías y civiles armados. La
intervención de la lancha “Oecussi” ayudó a repeler el ataque.
Posteriormente los combates se extendieron por diversos puntos de Díli, muchos
de cuyos habitantes salieron de la ciudad. Las casas del general Taur Matan Ruak
y del coronel Lere fueron atacadas.
En varios puntos de las afueras de la ciudad también había combates, así como
en Liquiçá. Entre tanto, Reinaldo hizo una propuesta de paz en las condiciones
que pudiera establecer Xanana, en quien depositaba su confianza y se mostró
dispuesto a cooperar con las tropas de pacificación extranjeras que pudieran
llegar.
El 25 se
hablaba ya de 20 muertos y aterrizaron las primeras tropas australianas para
intentar restablecer el orden. Xanana manifestó que asumía el control de la
seguridad, apareciendo un nuevo punto de discrepancia con Alkatiri, que declaró
que se trataba de una decisión inconstitucional, mientras su ministro Ramos
Horta entendía que la decisión de Xanana sí encajaba dentro del marco
constitucional, al ser Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
El cuartel
de la Policía Militar fue atacado cuando se encontraba en el interior el
ministro de Defensa, Roque Rodrigues. Por otra parte, miembros de la Polícia
Nacional de Timor Leste se sumaron a los rebeldes. Su cuartel fue cercado por
militares, produciéndose un tiroteo. Tras una mediación de la Policía de la
ONU (UNPOL), los policías se rindieron. Ochenta policías salieron a la calle
en columna para depositar las armas –flanqueados por oficiales de la ONU,
entre los que se encontraba un Guardia Civil español- cuando los militares les
dispararon, produciéndose en el momento 7 muertos y 25 heridos entre los policías
timorenses (al menos tres murieron poco después como consecuencia de las
heridas) y dos oficiales de la UNPOL fueron también heridos. El general Taur
Matan Ruak pidió disculpas, pero posteriormente Posteriormente, algunos
militares –acompañados por civiles armados- se desplazaron al Hospital
Nacional Guido Valadares, donde había numerosos policías ingresados, con
intención de matarlos.
Ocho
militares dispararon desde un camión indiscriminadamente contra la población
en varios puntos de la ciudad.
La ONU
–cuyo Consejo de Seguridad había pedido el final de la violencia- estableció
un campo para refugiados en Díli. Kofi Annan decidió enviar como representante
suyo a Ian Martin, cuya labor durante el referendum de 1999 fue valorada muy
positivamente tanto por los timorenses como en el exterior.
Al caer la
noche, el vuelo de helicópteros australianos no pudo impedir que siguiesen
produciéndose tiroteos en distintos puntos de la capital. Muchas personas se
habían refugiado en centros de las canosianas, las carmelitas o los salesianos.
Las canosianas, en el barrio de Balide, acogían a unas 8.000 personas, viéndose
desbordadas por tal avalancha humana. Ramos Horta agradeció el apoyo de las
diversas congregaciones y de la Iglesia en general, especialmente a Alberto
Ricardo da Silva, obispo de Díli.
Cuando
amaneció el día 26, la ministra Ana Pessoa decía que el Gobierno seguía
firme en torno a Alkatiri, aunque admitía que se habían producido algunas
discrepancias en el seno del FRETILIN. Reinaldo acusó a Alkatiri de ordenar la
masacre del cuartel de la PNTL. Los enfrentamientos eran especialmente intensos
en los barrios de Comoro, Balide, Pité y Taibessi. Se producían saqueos e
incendios. En ocasiones afectaron a casas de políticos, pero otras veces
resultan más difíciles de entender, como el ataque a la casa del Domingos
Soares, conocido como Padre Maubere por su inquebrantable defensa de los
derechos humanos y el derecho a la autodeterminación durante la ocupación
indonesia. Otras veces fueron actos de barbarie injustificable, como el
asesinato de una madre y sus cinco hijos –el menor de tres años- por el
simple hecho de pertenecer a la familia de Rogério Lobato.
Los
efectivos australianos se incrementaron sensiblemente –sumando unas 600
unidades- y comenzaron a llegar militares de Malaysia. Se esperaba también la
llegada de portugueses y neozelandeses.
El 27 Mike
Smith, uno de los máximos responsables de las tropas de la ONU en Timor en el
pasado, opinó que la salida de estas tropas en 2005 fue prematura, dejando al
país en una situación vulnerable.
Xanana y
Horta enviaron policías de sus propios cuerpos de seguridad para restaurar el
orden en el barrio de Pité, que estaba siendo atacado por militares y civiles
armados. Mientras, Alkatiri, en una entrevista, admitió la posibilidad de haber
cometido algunos errores, especialmente en las cuestiones relacionadas con
injusticias en el seno del ejército, pero repetía que la violencia encubría
un intento de golpe de Estado. Entre tanto, la falta de alimentos para la
población empezó a hacerse más patente.
El 28 de
mayo Ramos Horta declaraba que la policía había dejado de ser operativa. Se
celebró una reunión de militares rebeldes con militares australianos en Ermera.
También se encontraron Xanana y Alkatiri, sin que se alcanzara ningún acuerdo,
reiterando Alkatiri su intención de no dimitir.
El 29 los
enfrentamientos disminuyeron, pero permanecieron los saqueos. Mientras estaba
reunido el Consejo de Estado en el Palácio das Cinzas, se produjo una
manifestación de partidarios de Xanana, pidiendo la disolución del parlamento
y la dimisión del gobierno. Xanana salió para pedirles calma y que se
disolviesen, pero la sesión del Consejo de Estado debió aplazarse. La
posibilidad de una dimisión de los ministros más rechazados, Lobato (Interior)
y Rodrigues (Defensa) fue tomando fuerza. Más de un centenar de militares y
policías rebeldes se entregaron a las tropas australianas que custodiaban el
aeropuerto de Díli.
El día 30
millares de timorenses acudían a buscar alimentos en el Ministerio de
Agricultura. Los alimentos fueron distribuidos de modo ordenado por militares
australianos.
Fueron
saqueados el Ministerio de Justicia y la Procuraduría General y la Dirección
General de Tierras y Propiedades. Las bases de datos sobre la violencia en 1999
han desaparecido, así como todo el equipo informático.
Se reanudó
la sesión del Consejo de Estado, ya sin manifestantes en el entorno. Sin
embargo, como durante el transcurso sí se formaron pequeños grupos, Alkatiri
eludió la salida principal del Palácio das Cinzas, donde se celebró la reunión,
siendo escoltado por militares australianos.
Tras la
reunión, Xanana comunicó que asumía la responsabilidad principal en seguridad
y defensa y anunciaba medidas de emergencia para restablecer el orden. Salsinha
y Reinaldo, militares rebeldes, consideraban que era necesaria la dimisión del
propio Alkatiri. Ramos Horta, en cambio, opinaba que ésta podría provocar una
reacción violenta por parte de los miembros del FRETILIN. Por su parte,
Alkatiri no quería hacer declaraciones sobre las posibles dimisiones de los dos
ministros más cuestionados, pero mostraba su conformidad completa con la
declaración de Xanana.
El día 30
Kofi Annan declaraba que la salida de las tropas de la ONU podría haber sido
prematura, admitiendo que había una extendida opinión de que la ONU tiende a
retirarse de las zonas en conflicto excesivamente pronto.
El día 31,
tras el anuncio de Xanana, la tranquilidad iba ganando terreno, pero aún se
producían saqueos en el barrio de Bécora. Los comercios abrían en el mercado
de Comoro, pero un comerciante fue atacado.
Se sumaron
nuevas llamadas a la paz, como las de Benedicto XVI y Downer, primer ministro
australiano. El obispo de Díli declaraba que el paso dado por Xanana era el
primero para la solución de la crisis.
Sin
embargo, el pulso entre Xanana y Alkatiri se mantenía, siendo responsable de un
aplazamiento de una reunión sobre defensa y seguridad. Xanana quería que los
dos ministros cuestionados ya no estuvieran presentes.
En el
momento de escribir estas líneas, la violencia, sin haber desaparecido, parece
haber remitido y Rogério Lobato y Roque Rodrigues han presentado su dimisión a
Mari Alkatiri, que las ha aceptado. Las tropas internacionales constan de 1.800
australianos, 200 malaysios y están en camino militares portugueses y
neozelandeses.
El
claretiano valenciano Francisco José Baeza, párroco de Salele (Covalima) está
pasando una temporada con su familia en Valencia. Hace dos años que Amu Xicu
(Padre Francisco) fue destinado a Timor.
Don Carlos
Ximenes Belo se desplazará próximamente a la Comunidad Valenciana con motivo
del acto de investidura como doctor Honoris Causa por la Universidad Cardenal
Herrera-CEU San Pablo, que tendrá lugar en Moncada(Valencia) el día 7 de
junio. Posteriormente intervendrá en actos en Elche y Mislata los días 8 y 12
de junio respectivamente.
La Comisión
Europea ha decido conceder una ayuda de 18 millones de euros destinados a
promover el desarrollo en zonas rurales pobres. Estará financiada por el Fondo
Europeo para el Desarrollo.
El
aniversario de la independencia, el 20 de mayo, no ha tenido celebraciones
oficiales, a pesar de haber coincidido con un momento de tranquilidad. En Lisboa
sí hubo un acto, destacando la presencia de la embajadora Pascoela Barreto y de
monseñor Belo, que pidió unidad a los timorenses durante una misa. Para monseñor
Belo, el país debe ser capaz de superar odios y violencias, debiendo abrirse un
diálogo entre el Gobierno y las autoridades militares para que prevalezca el
bien común y la paz por encima de discrepancias de cualquier tipo.
En la
Universidade Nova hubo conferencias de Pascoela Barreto, Carlos Belo, el
historiador portugués José Mattoso y el profesor portugués Paulo Freixas.
Una de las
concesiones para la explotación de hidrocarburos en el Mar de Timor ha sido
adjudicada a la empresa italiana ENI, que ha ofrecido 4’5 millones de dólares,
muy por encima de las otras empresas que aspiraban a la concesión.