COMPRENSIÓN
Y CREACIÓN DE SENTIDO
EN LA
DIDÁCTICA MODERNA |
Tomás
Austin Millán
Sociólogo
y Antropólogo Social
En
un artículo anterior, di a conocer un concepto de cultura actual, en que ésta
es homologada con el sentido de la vida,
destacando la importancia del contexto en la cultura. Siguiendo con esta línea
de pensamiento trato a continuación la importancia del acto de comprender, como
continuación lógica de una pedagogía que quiere ensanchar el horizonte
cultural del alumno, más que dotarlo de conocimientos básicos elementales.
El
conjunto de sentidos particulares que se forma el niño es integrado en un todo
mayor de sentido que es “el sentido de la vida”, lo que dicho en un contexto
antropológico, significa que estos sentidos que acaba de comprender el niño en
el aula los integra a la cultura con la que ya viene de su casa, porque esos
nuevos sentidos se integran normalmente con ella.
El
momento en que se alcanza un nuevo sentido es el “comprender”.
Recordemos que la palabra sentido
nos remite a la búsqueda del conjunto de significados con que asumimos el
conocimiento objetivo/consciente y subjetivo/inconsciente de algo.
Encontrarle
“sentido” a algo significa que se ha producido un cambio cualitativo en la
mente, se ha encontrado, o vislumbrado, o percibido una nueva perspectiva de
algo; es una percepción intuitiva que permite integrar cierta información que
uno ha estado recibiendo en una nueva forma o estructura.
Uno ha comprendido. Es como si se hubiera iluminado algo dentro de la
mente, por eso es que los dibujos y comics
lo representan como una ampolleta de luz que se enciende.
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Comprender,
dar sentido a algo, es un cambio en la mente primero, pero se convierte en un
cambio de conducta después, porque la persona –o el niño- ajusta su forma de
comportarse al nuevo sentido que se ha construido en la mente.
Pero se trata de un cambio de lo más provocativo, porque una vez que se
ha “comprendido”, pasa a convertirse en la nueva certeza, en lo normal, en
“lo que es”, y esta nueva comprensión es capaz de tolerar diferentes
interpretaciones, desde perspectivas distintas y en ocasiones diversas.
Mucho
de este mundo de sentidos es aprehendido por los seres humanos en su niñez
durante el proceso llamado de socialización
y por mediación de los
agentes
socializadores. Como estos
agentes se encuentran “localizados” –ubicados-- en un lugar (geografía) con su propia historia y un clima al
que en parte o en todo se acomodan los procesos
productivos, el niño es socializado por su comunidad con el sentido de la
vida que ese conjunto contextual –lugar, historia, clima y procesos
productivos— ha creado a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, imagine cómo cambian los contextos de sentidos entre nacer
y crecer en una caleta o villa de pescadores, una localidad campesina o en una
población urbana, o nacer en el Sur Austral, en la Zona Central, o en el Norte
Grande (Por ejemplo, el calor y el hielo no tienen el mismo sentido para unos y
otros). La diferencia se debe a que
todo lo que es significativo para el niño, lo es en relación con una
existencia particular, concreta e histórica; como lo ha sido su familia, su
barrio, su mundo de vida, y con esos significados es que llega al aula.
(Al respecto vea los capítulos relativos a la cultura en
las páginas de FUNDAMENTOS SOCIALES Y CULTURALES DE LA EDUCACIÓN, en esta
misma sección).
Compartimos
la realidad a través de signos (y sentidos) comunes. No se puede compartir la realidad de nadie más, excepto a
través de la mediación de nuestro mundo simbólico –es decir, a través de
un “texto” de algún tipo, el que tiene un contexto--
o varios contextos.
Esto
quiere decir que el niño y el profesor compartirán la realidad en las materias
de sus “temas” pedagógicos (las materias de estudio), sólo si se encuentra
un “mundo simbólico” compartido y que les es común a ambos.[1]
Es decir, en que a través de las actividades pedagógicas el niño
encuentre aspectos simbólicos que reconoce de su contexto cultural o mundo de
vida, y con lo que imaginativamente –si no es inmediatamente evidente--, él
alcanza a comprender el conocimiento nuevo que le esta enseñando (mostrando) su
profesor. Como dice Gadamer en
Verdad y Método, “cuando uno
comprende a otro, uno asimila lo que él dice hasta el punto que se convierte en
nuestro propio punto de vista, tanto como sea posible en el contexto y los símbolos
personales”
¿Cómo
comprendemos? Gadamer nos da la pauta. Hans-Georg Gadamer es un filósofo que
plantea la universalidad de la comprensión
y la interpretación, como filosofía del quehacer humano y no como un
mero recurso metodológico que incorpora la (inter)subjetividad humana, como
habría ocurrido en sus antecesores. De
manera que la comprensión toma lugar –ocurre-- en todos los aspectos y
momentos de la experiencia. En el
fondo, Gadamer se coloca en la
comprensión de la voz del otro. La comprensión proviene no del sujeto que piensa, sino del
otro que se dirige a mí y me interpela.
Las ideas de Gadamer fueron expuestas originalmente para la comprensión
de momentos históricos y de la producción del arte, pero durante los años 70s
se busca por su intermedio la comprensión del quehacer social, y hoy nos sirve
para comprender al fenómeno educativo.
Dicen
los fenomenólogos, entre ellos Gadamer, que nuestro mundo simbólico no esta
separado de nuestro ser, especialmente en cuanto al lenguaje: “somos”
lenguaje, porque lo que nos distingue como personas es que somos seres que están
conscientes de sí mismos, es decir, podemos conocernos simbólicamente y "auto
reflexivamente”, para lo cual nos “hablamos” interiormente, pero de
inmediato este hablarnos se utiliza para comunicarnos con otras personas,
reflejando lo hablado interiormente hacia el mundo exterior, para constituir un
mundo en común, casi solamente con quienes creamos estos mundo comunes.
Como
Heiddeger puntualizó, “el lenguaje habla al hombre”. Eso quiere decir que
el niño expresa a través de su lenguaje el total de su ser, de sus vivencias y
de su mundo. No es que tenga vivencias de cierta amplitud, pero que le falta
lenguaje (o simbolismo) para expresarlo, sino que lo que no puede expresar no
existe para su ser (como recurso puede aprender de memoria y repetir sin
entender su sentido, pero como “no existe para su ser” lo memorizado es rápidamente
olvidado, si no tiene la oportunidad posterior para realizarlo en la práctica,
como actividad creativa), porque él como nosotros, “no somos seres que usan símbolos
sino que somos constituidos por su uso”.
Del
mismo modo, para que una actividad didáctica (hacer, dibujar, realizar, crear
algo, visitar, etc.) se convierta en conocimiento comprendido (asumido) éste
debe ser explicada por el niño verbalmente o por escrito, no como simple
refuerzo, sino porque así es como esta experiencia se convierte en
“experiencia comprendida y perdurable”.
Al respecto Paul Ricouer dice en Fenomenología
y Hermenéutica, “Convertir (experiencias) en lenguaje no es cambiarla
en alguna otra cosa, sino, al articularla y desarrollarla, hacer que se
convierta en sí misma”
¿Qué
es el “comprender”?
La
comprensión de algo es su conocimiento o su entendimiento.
Es hacerlo parte de nuestra forma de vida[2],
porque lo “comprendimos”. Antes
no existía, o bien era visto como algo lejano y ajeno, o se tenían (pre)concepciones
erróneas –adquiridas en algún estadio de la vida-- acerca de ello.
La
comprensión es el fenómeno por el cual dos formas de vida distintas se
encuentran mútuamente. Es el
intercambio de significados entre dos marcos culturales diferentes, como ocurre
entre el profesor y el niño.
La
comprensión se produce a partir de signos percibidos, escritos, acciones, cosas
que se ven o se perciben, con las que se reconstituye una forma de vida no
conocida –o “visión de mundo” del otro--, renovando los significados de
sus experiencias pasadas. Al ocurrir esto, el que comprende se acerca un poco
más
al horizonte cultural que tenía antes de comprender, pero como toda persona
que se acerca a un horizonte, éste se le amplía permitiéndole percibir que más
allá de la línea de lo que veía aún hay más que conocer.
Esto
es lo que hace el niño comprendiendo lo que su profesor le “enseña”[3]
pero como se trata de un encuentro entre dos horizontes culturales, dos formas
de vida --el del alumno y el del profesor-- al ocurrir el acto de comprensión,
al profesor también le sucede lo mismo y amplía su horizonte cultural
(aprende) comprendiendo la forma de vida u horizonte cultural del educando, de
su alumno (y como ahora lo conoce más, puede enseñarle y guiarlo mejor).
Por
lo tanto toda comprensión es una interpretación que opera como un diálogo,
entre alguien, (su horizonte cultural / su tradición o forma de
vida) y aquello
que quiere comprender. A la vez que se produce una fusión de horizontes culturales,
el del alumno y el del profesor, mediados por (o por intermedio de) los
contenidos que se están enseñando.
Así,
por ejemplo, en una clase de geografía, la comprensión del alumno sobre,
digamos, la representación de
mapas y planos, no es más que la fusión de:
a)
Su horizonte cultural acerca del espacio en que ha vivido y sus
experiencias previas de representación simbólica de cosas (señales del tránsito,
mapas de tesoros en juegos, símbolos televisivos, y de su población) y,
b)
Del horizonte cultural de su educador, que contiene los conocimientos de
representación espacial (mapas y planos) y sus propios conocimientos de
ciudades y lugares.
Por
ello es que resulta tan pobre la comprensión del niño cuando el profesor
conoce poco o repite materias que no sabe.
Porque, aunque no se de cuenta, lo que expone subjetivamente ante el
alumno es que no sabe, en toda la extensión y propiedad del término, dando
lugar a que el alumno cree sus propias interpretaciones erradas, como esperamos
mostrar en un próximo artículo.
En
otras palabras, y como corolario, no se puede enseñar lo que no se sabe o no se
conoce, porque se carece del horizonte cultural o tradición sobre esas
materias.
BIBLIOGRAFÍA
-
Echeverría,
Rafael, EL BUHO DE MINERVA, Introducción
a la Filosofía Moderna, Dolmen, Stgo.
-
Giddens,
Anthony, LAS NUEVAS REGLAS DEL METODO
SOCIOLOGICO, Amarrortu, Bs. As.
-
Lyle,
John, “Some principles of Phenomenological Hermenutics”, disponible en http://www,brocku.ca/english/courses/4F70/ph.html
-
Haber,
Stépane, HABERMAS Y LA SOCIOLOGIA,
Nueva Visión, Bs. As. 1999.
-
Thiebaut,
Carlos, CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA
FILOSOFIA, Alianza Editorial. 1998.
[1]
Un ejemplo típico de mundos simbólicos no compartidos se encuentra en los
bocales de la Primera Junta de Gobierno. Rara
vez los alumnos comprenden qué significa que algunos de sus miembros fuera un
“vocal” en dicha Junta, ya que esta expresión para ellos sólo significa un
sonido: “las (letras bocales”) y no he conocido profesor que lo explique
claramente, sólo los mencionan.
[2]
Llamadas “Tradiciones” en la filosofía de Gadamer.
Recuerde que enseñar
es sinónimo de mostrar, no de
repetir al dedillo. (Enseñar,
del latín insignare, dar señal de,
señalar, marcar; de allí que en el siglo XII se comenzó a usar para indicar
“instruir, doctrinar”)