Si
acaso te dejo, Jesús
Si
acaso te dejo, Jesús, ¿a quién voy?
Después
de haber visto tu faz,
de
oirte y hablarte, ser íntimos hoy,
me
invade cual nunca tu paz.
Me
siento feliz en tu gracia, Señor,
y
anhelo seguir siempre así.
He
visto encenderse en mi alma el amor
que
el cielo profesa por ti.
Ansío
vivir a tu lado no más,
y
juntos así recorrer
tú
y yo los caminos: los tuyos de paz,
y
éstos de afán y deber.
Se
extasia mi espíritu en la comunión
que
goza en tu fiel amistad.
¡Oh
Cristo, Dios mío, ya en mi corazón
hiciste
nacer la piedad!
Héctor
Pereyra S.
(Tomado
del himnario Adventista)
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