Ayúdame Señor
Ayúdame a ser agradecida,
a elevar mi vista al cielo cada
mañana y darte gracias
por la bendición de un nuevo
día.
A poner mis planes en Tus manos
y escuchar Tu voz cuando estos
no estén a tono con los que
deseas para mí.
Ayúdame para que mi vida sea
de total agrado ante Tí
y puedas manifestarte a otros a
través de mí.
Ayúdame a tener amor
en mi corazón siempre,
que el dolor no me impida ver
la esperanza
y que el perdón sea mi
compañero de vida
tanto para ofrecerlo como para
solicitarlo.
Ayúdame a ser paciente,
comprensiva y humilde.
Para que las cosas simples no me
irriten,
ni el enojo se apodere de
mi razón
impidiéndome ver cuando me
equivoco.
Limitándome para que no pueda
medir mis palabras
sin saber en qué grado
lastimo
a las personas que amo.
Permite que nunca
me considere superior,
por los conocimientos que adquiera
en la vida.
Ayúdame a acepar las personas
tal como son,
sin establecer comparaciones,
sin limitar sus capacidades,
sin tratar de que sean como yo
quiero que sean.
Ayúdame a ser Amiga
así como Tú eres un Gran
Amigo.
Ayúdame a ayudar a otros
sin esperar nada a cambio,
sin pretender recibir
agradecimiento,
sin reprocharle a alguien lo
que hice por él.
No permitas que me torne ciega
ante el dolor de mis
semejantes.
Ayúdame cuando mi mano
resbala de la tuya,
no la dejes caer mi Señor.
Ayúdame a permanecer junto a
Tí
por el resto de mis días.
Lydia E. Martínez Santiago
28 de febrero de 2002
Editado el 1 de junio de 2003
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