Creciendo contigo

Hermana, tan joven aún, 

pero cuánto me has enseñado.

Tan decidida, firme y segura de tí misma.

Tan fuerte que me pareces inquebrantable.

Tantas conversaciones y risas compartidas.

Cuántas canciones entonadas a una voz.

Compañera de faenas diarias,

mi motor para salir de la rutina,

mi asesora en asuntos de moda.

Confidente de secretos,

incontables desvelos 

comentando de nuestros amores.

Mi punto de apoyo ante la desilusión,

mostrando suma comprensión 

al escuchar mis historias.

Porque aún cuando las cosas

no han marchado bien entre nosotras, 

estás presente.

Cómo nos ha cambiado la existencia, 

hermana querida.

Casi nos hemos olvidado de soñar.

Cuánto deseo que la vida sea generosa contigo;

y los desengaños no golpeen las puertas de tu corazón.

Si derramas lágrimas, sean sólo de felicidad.

Mi hermana... sólo quiero que sepas 

que através de nuestro caminar diario

es que forjamos el carácter que agrada a Dios.

Ese que demostramos a otros

y nos distingue como individuos.

Sé que las experiencias no siempre serán gratas,

pero aqui está mi mano,

mi ser entero para socorrerte.

Sé que crecerás hasta convertirte en una gran mujer.

Sé que nuestra amistad se fortalecerá cada día.

Sé que mi amor por tí, nada lo hará cambiar.

~A mi hermana Eunice... 

gracias por los lindos recuerdos

que alegran mi corazón.~

Lydia E. Martínez Santiago

26 de agosto de 2001

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