Querido
Dios:
Gracias
por perdonar mis faltas.
Hoy
no es el día
tradicional
de
Acción de Gracias,
en
el que casi todos los
humanos
suelen
acordarse de Tí,
pero
en mi corazón
hay
acción de
agradecimiento
todos
los días.
Te
agradezco Padre,
por
la vida que me has dado
y
te digo que mi anhelo
es
consagrarla para Tí.
Te
agradezco
por
los hijos que pusiste
en
mis manos,
a
decir verdad,
son
hermosos por dentro
y
por fuera;
seres
maravillosos de los
cuales
he
tenido la oportunidad
de
aprender tantas
cosas,
con
los cuales he compartido
tantas
vivencias,
tantas
alegrías y también,
tantas
penas,
pero
que a pesar de todo,
nos
hemos mantenido unidos.
¡Qué
lindo!
Gracias
mi Dios.
Te
agradezco, Mi Dios,
por
el esposo amoroso y
tierno
que
un día traíste a mi
vida,
para
llenarla de alegrías
y
mimos;
para
tratarme como se trata
la
rosa
más
delicada.
Para
brindarme la seguridad
de
sentirme amada
y
comprendida.
Para
enseñarme que la vida
tiene
su
lado hermoso
y
que vale la pena
adentrarse
en él.
Te
agradezco por ese ángel
que
me diste por
esposo,
porque
sabe luchar conmigo
sin
importar las
circunstancias
y
se da por entero
sin
guardarse nada;
porque
me lleva de la mano
a
cualquier lugar que
quiero ir
y
nunca me permite
sentirme
en
soledad;
sabiendo
tolerarme hasta
cuando
hablo
tonterías
y
yo misma me doy cuenta,
sin
embargo,
me
escucha y sonríe;
y
mis bobadas
son
importantes para él.
Te
doy gracias Señor
porque
de veras que necesitaba
en
mi vida a alguien,
pero
con él,
rompiste
los esquemas
y
te desbordaste en
bendición
para
conmigo.
Te
agradezco
por
todas las personas
que
conozco a diario,
dado
la clase de empleo que
tengo,
pues
de ellos también
aprendo
que
no todos
los
seres humanos
somos
iguales y he aprendido
a
aceptar a las personas
como
son
sin
querer cambiarlas,
ni
ajustarlas a mis propios
criterios,
respetando
la libertad
e
individualidad
de
cada cual.
Gracias
porque de ellos aprendo
cada
día
a
ser mejor ser humano.
Te
agradezco Señor
porque
me has provisto un lugar
para
adorarte, un templo
donde
hay gente humilde
y
tan necesitada
de
Tí como lo estoy yo
siempre;
gente
en la cual puedo ver
y
sentir Tu amor,
en
la cual se refleja la
gracia
salvadora
que
sólo emana de Tí.
Gente
con la cual me
identifico tanto.
Gracias
Señor
por
sanar mi corazón
de
las heridas
que
el pasado me causó
y
que hoy
puedo
entender que no fueron
las
personas involucradas
en
ese pasado
las
que me hirieron,
sino
las circunstancias
de
la vida y que ellos
también
fueron
víctimas
de
esas circunstancias.
Sólo
te puedo pedir
con
corazón humillado
ante
Tí,
que
tengas misericordia
de
ellos,
como
la has tenido conmigo
y
le permitas sanar,
liberarse
y ver
el
lado hermoso de la vida.
¿Sabes,
Señor?
Son
tantos los motivos
para
agradecer
que
siento que no encuentro
cómo
cerrar
esta
página.
Mas,
sí
hay la necesidad
en
mí
de
agradecerte por lo más
grande
y
hermoso
que
me sucede en la vida.
Ese
algo es que te agradezco
por
ser mi Dios,
por
ser mi Padre Celestial;
mi
gran amigo, mi ideal,
mi
confianza,
mi
gran amor.
Yo
sé, mi Dios,
que
en ningún diccionario
hallaría
las palabras para
describirte,
pero
entiendo que Tú conoces
bien
mi
corazón y sabes
cuánto
anhelo agradarte
de
la mejor manera.
Tú
comprendes todo
y
ante tus ojos nada
se
puede ocultar.
Sé
que comprendes mi
agradecimiento,
aunque
no tenga palabras
para
expresar mi sentir.
Te
amo Señor, de todo
corazón
y
simplemente puedo decir:
"Gracias
Mi Dios".
Sara
Santiago
17
de enero de
2002
|