En
un
cansancio
breve
que
sentí
por
la
vida,
me
senté
a
la
orilla
del
camino.
Mientras
meditaba
en
lo
que
ha
sido
mi
vida,
recordé
con
cariño
tantas
cosas
y
otras
tantas
con
profunda
tristeza.
Allí
sentada
pude
comprender
que
no
me
ha
dado
Dios
la
vida
en
vano,
que
debía
perdonar
para
ser
yo
perdonada,
que
aquello
que
anidaba
con
cariño,
lo
debía
atesorar
y
no
perderlo.
Pero,
aquello
por
lo
cual
me
entristecía,
lo
debía
perdonar,
lo
debía
atesorar
como
enseñanza
y
de
eso,
aprender
que
el
amor
debe
ser
expresado,
que
no
debe
herir
a
ningún
conocido
o
a
algún
desconocido.
Que
no
se
debe
tratar
de
vivir
la
vida
de
un
sólo
golpe,
sino
vivir
el
hoy
para
entonces
poder
disfrutar
el
mañana,
sin
opacar
a
éstos
con
sombras
del
ayer.
Aprendí
que
en
la
vida
hay
valores
que
cuestan
sacrificios
y
cruces
que
debemos
llevar
por
el
bien
de
los
otros
si
queremos
triunfar.
Que
no
sólo
el
dinero
es
importante
en
la
vida,
que
hay
cosas
que
con
él
no
se
pueden
comprar,
pues,
su
valor
eterno
en
sentimientos
y
en
honra,
supera
todo
cálculo
con
dinero
a
pagar.
Además
aprendí
que
hay
amigos
sinceros,
que
en
tiempos
de
verdad
se
convierten
en
hermanos.
Que
hay
que
honrar
a
los
padres
sin
condición
alguna,
que
los
hijos
son
fuente
de
alegría
y
amor;
que
con
una
sonrisa
el
mundo
parece
mejor,
que
la
naturaleza
por
sí
sola,
me
cuenta
la
gloria
de
Dios.
Señor,
en
la
vida
aprendí
tantas
cosas
pero,
en
este
cansacio
breve
y
en
esta
orilla
sentada,
te
pido
Señor
que
se
cumpla
el
propósito
de
estar
yo
en
esta
vida.
Yo
sé
que
hay
algo
grande
de
tu
parte
que
tengo
que
realizar,
lo
que
no
he
comprendido
es
cuál
es
ese
propósito,
de
qué
se
trata
eso
que
intentas
enseñarme,
y
que
en
mi
mente
finita,
no
puedo
comprender.
Tal
vez
es
por
eso
que
me
siento
cansada,
pues
he
luchado
tanto
tratando
de
encontrar
el
gran
significado
de
lo
que
tal
vez
en
las
cosas
más
sencillas
de
la
vida
y
sin
tanto
esforzarme,
lo
pudiera
lograr.
Esta
vez
meditando,
aprendí
que
tengo
que
aquietar
el
indomable
espíritu
que
está dentro
de
mí.
Comprendí
tu
silencio y eso
aquieta
mi
ser,
de
forma
tal
que
en
ello
puedo yo
comprender que mientras
más
me
aquieto,
más
libre
está
mi
espíritu
de
volar
hacia
tí
y
en
ese
inmenso
vuelo,
conquistar
que
se
cumpla
tu
propósito
en
mí.
Así,
ya
descansada,
me
levanto
de
nuevo.
Contemplo
la
orillita
donde
me
senté
y
puedo
ver
entonces
que
aún
en
el
camino
abundan
tus
delicias,
nos
das
la
bendición
de
poder
descansar,
y
en
cada
orillita
te
puedo
ver
a
tí
como
la
fuente
misma
donde
puedo
encontrar
el
descanso
que
busco
en
este
caminar.
¡Qué
hermoso
ha
sido
todo
Señor!
caminar
y
cansarme,
sentarme
a
descansar,
meditar
en
la
vida,
comprender,
recordar
tantas
cosas,
sentirme
perdonada,
descubrir
los
valores;
comprender
a
la
gente.
Entender
que
el
dinero
no
es
lo
más
importante,
buscar
hasta
el
cansancio
el
amor
de
los
hijos
y
sonreír
para
que
el
mundo
sea
uno
mejor.
Cultivar
la
amistad,
considerar
a
los
padres,
ver
la
naturaleza
y
en
ella
verte
a
tí.
Entender
lo
más
grande,
la
libertad
del
espíritu
y
con
eso
ver
cumplido
tu
propósito
en
mí;
y
en
la
medida
que
vaya
pasando,
pueda
yo
continuar
viendo
que
cada
día
se
seguirá
cumpliendo
lo
que
quieras
en
mí.
Sara
Santiago
~Gracias
mami
por
este
mensaje
tan
hermoso
y
edificante~.
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