Si
la tristeza ha hallado un lugar en tu
camino
y
sólo quieres llorar, aquí estoy,
en
silencio.
Si
piensas que no resistirás la carga
mi
mano no te faltará.
Si
sientes que lo injusto reina a tu
alrededor
y
las dudas invaden tu ser,
mi
hombro estará presto a sustentarte.
Si
el dolor oprime tu corazón,
quizá
no esté en mis manos arrancarlo de tí,
pero
daré lo mejor de mí,
para
que éste no sea tan fuerte.
Si
te encuentras fatigado y cansado,
ten
la seguridad que caminaré junto a tí
y
estaré dispuesta a sostenerte
al
momento de caer.
Mas
cuando la felicidad asome
sus
rayos de luz,
con
similar presteza estaré para celebrar
tu
alegría,
para
brindar por el amor que llegará
y
te hará sonreír.
Para
secar tus lágrimas,
que
esta vez serán un hermoso reflejo de
tu
realidad y del nuevo ser que nace en
tí,
hablando
de amor, perdón
y
lo más puro que se pueda sentir.
~A
mis amigos y seres amados,
gracias
por permitirme el privilegio
de
acompañarlos tanto en momentos de tristeza
como
en la alegría.~
©Lydia
E. Martínez Santiago (eve)
16
de junio de 2002
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