Mi
Yo Contigo
Señor,
Dios del Universo,
te
agradezco la vida tan hermosa
que me has dado.
Te
agradezco el privilegio de ser
tu hija.
Gracias
Dios mío por ayudarme a
enfrentar con valentía
mi
pasado, a perdonar a todos los
que de una forma
u
otra, participaron para que
éste no marchara bien.
Pero,
no obstante, teniendo de frente
este presente
hermoso
y tan maravilloso en el cual soy
feliz,
comprendo
que el pasado no debe afectarme
en
lo absoluto, pues tú eres el
Dios de mi presente;
el
cual estuvo conmigo en el pasado
protegiéndome
y
brindándome toda la ayuda para
que pudiera llegar
hasta
él
y
ver y poder vivir la hermosa
realidad que es la vida.
En
este hermoso presente que me
permites vivir
es
que logro comprender aquel
pasado lleno de fracasos
y
luchas interminables, donde fue
menester sufrir,
pero
todo aquello tenía un
propósito.
Era
que enfrentaba mi proceso de
madurez,
el
proceso de hacerme fuerte para
la vida,
el
cual requería pasar las pruebas
para adquirir
la
fortaleza; en el cual fue
necesario subir
hasta
alcanzar la cima del fracaso
y
en esa cima comenzar a volar.
Te
agradezco, querido Dios, que en
ningún momento
me
abandonaste.
Ahora
lo comprendo así,
pues
de no haber surgido todo de esa
forma,
ahora
no hubiera podido trazar estas
líneas, ni estaría
de
frente con esta hermosa vida; la
cual te agradezco
sólo
a tí, mi Dios.
De
todas formas, no empece a ese
pasado, veo la vida
desde
una perspectiva hermosa
semejante
a la mariposa que tiene que
pasar primero
por
el proceso de ser un gusano feo
y sin importancia,
el
cual todos ignoran o tal vez
desprecien.
O
quizá habrá algunos que lo
pisoteen o lo escupan de
forma
repugnante.
Pero
a pesar de todo, sí logra
sobrevivir.
Comienza
a echar sus alitas y a
desarrollarse
para
así en el momento en que estas
abren,
alza
su vuelo la más tierna y
hermosa mariposa.
En
serio, es un gran misterio esto
de la mariposa.
Me
sirve de grato ejemplo y me
proporciona la gran
enseñanza
de que no importa cuántas
luchas, desprecios
y
amarguras tengamos que
enfrentar, tenemos que
proponernos
abrir las alas y elevar
nuestro
más hermoso vuelo, que nos
convertirá
en
verdaderos seres humanos.
Seres
que buscan las alturas, donde
están
los
pensamientos nobles.
Gracias
Dios porque en un momento dado
me
enseñaste que debía abrir las
alas y volé,
volé
tan alto, y en esa altura
comprendí lo que es la vida
y
al comprender, noté que eres la
escencia misma
de
la vida. En esa comprensión es
que te pido
que
me ayudes a vivir un día
a la vez, que no me afane
por
vivir y se me pase la vida sin
vivirla;
que
me envuelva en el sentir de
vivirla para tí,
de
servir a los demás,
de
tener la capacidad de perdonar,
amar y dar
sin
esperar nada a cambio.
Te
agradezco Señor, por la hermosa
revelación
en
el proceso de aprendizaje y
crecimiento
en
el cual me has dado luz y me has
hecho comprender
con
sabiduría la verdadera escencia
de la vida.
Sara
Santiago
13
mayo de 2002
~Gracias
mami por compartir esta
experiencia
y
por la gran capacidad de amor
que Dios ha puesto en tí.~
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