En
esta entrevista, concedida a medios griegos, Chomsky
opina sobre los actos de terrorismo en relación con
la historia y discute las posibles
repercusiones.
1.
¿Condena usted el terrorismo?
¿Cómo podemos definir qué acto puede ser
calificado de terrorismo y cuál es un acto de
resistencia de una nación desesperada contra un
tirano o una fuerza de ocupación? ¿En cuál de las
categorías mencionadas "clasificaría"
usted el reciente atentado contra EE.UU.?
Entiendo la
expresión "terrorismo" exactamente en el
sentido definido en los documentos oficiales de
EE.UU.: "el uso calculado de la violencia o de
la amenaza de la violencia para obtener objetivos que
son de naturaleza política, religiosa, o
ideológica. Esto es realizado a través de la
intimidación, la coerción, o infundiendo
miedo."
Según esta
definición -enteramente apropiada-, el reciente
ataque contra EE.UU. es ciertamente un acto de
terrorismo, en todo caso, un horrendo crimen
terrorista. En todo el mundo es difícil encontrar
algún desacuerdo al respecto, ni debiera haberlo.
Pero fuera del
significado literal del término, como acabo de citar
de documentos oficiales de EE.UU., también hay un
uso propagandístico, que por desgracia es el
habitual_ el término "terrorismo" es
utilizado para referirse a actos terroristas
cometidos por enemigos contra nosotros o
nuestros aliados. El politólogo Michael Stohl tiene
toda la razón cuando escribe que "debemos
reconocer que por convención -y hay que subrayar que
es sólo por convención- se describe normalmente el
gran uso de poder y la amenaza del uso de la fuerza
como diplomacia coercitiva y no como una forma
de terrorismo," aunque comúnmente implica
"la amenaza y a menudo el uso de violencia para
lograr lo que se describiría como propósitos
terroristas, si no fuera porque las grandes potencias
siguen exactamente la misma táctica."
El uso
propagandístico es virtualmente universal. Todos
"condenan el terrorismo," en este sentido
del término. Los nazis condenaron duramente el
terrorismo, y realizaron el contraterrorismo contra
los terroristas miembros de la resistencia -en
Grecia, por ejemplo. EE.UU. estuvo básicamente
de acuerdo. Organizó y condujo un
"contraterrorismo" parecido en Grecia y en
otras partes en los años de la posguerra. Además,
los programas de contrainsurgencia de EE.UU. se
basaron de manera bastante explícita en el modelo
nazi, que fue tratado con respeto: se consultó a
oficiales de la Wehrmacht y, en la posguerra, se
utilizaron sus manuales para desarrollar en todo el
mundo programas de contrainsurgencia, llamados
característicamente "contraterrorismo."
Considerando
estas convenciones, incluso la misma gente y sus
acciones pueden pasar rápidamente de ser
"terroristas" a ser
"combatientes por la libertad" y
viceversa. Esto ha estado sucediendo justo al lado de
Grecia en los últimos años. El UCK fue
oficialmente condenado por EE.UU. como
"terrorista" en 1998, por sus ataques
contra la policía y los civiles serbios, en un
esfuerzo por provocar una reacción desproporcionada
y brutal de Serbia, como declararon
abiertamente. Todavía en enero de 1999, los
británicos -el elemento más agresivo en la OTAN al
respecto- pensaban que el ELK- UCK era responsable
por más muertes que Serbia, lo que es difícil de
creer, pero por lo menos nos dice algo sobre las
percepciones a los niveles superiores de la OTAN. Si
uno puede confiarse en la voluminosa documentación
suministrada por el Departamento de Estado, la OTAN,
la OECD, y otras fuentes occidentales, nada cambió
en la práctica en el terreno hasta el retiro de los
inspectores del KVM (Misión de Verificación OSCE
para Kosovo) y los bombardeos de fines de marzo de
1999. Pero las políticas cambiaron: EE.UU. y
Gran Bretaña decidieron lanzar un ataque contra
Serbia, y los "terroristas" se
convirtieron instantáneamente en
"combatientes por la libertad." Después de
la guerra, se volvieron
"terroristas,"
"bandidos" y "asesinos,"
cuando realizaron acciones similares en Macedonia,
un aliado de EE.UU.
Todos condenan
el terrorismo, pero tenemos que preguntar qué
quieren decir. Se puede encontrar la respuesta a su
pregunta sobre mi punto de vista en numerosos
libros y artículos que he escrito sobre el
terrorismo en las últimas décadas, aunque
utilizo el término en un sentido literal, y
por ello condeno todas las acciones
terroristas, no sólo las que son llamadas
"terroristas" por motivos
propagandísticos.
Debiera
ser innecesario señalar que el terrorismo masivo es
un instrumento habitual de los estados
poderosos, como indica Stohl. Algunos casos no
son ni siquiera controvertidos. Tomemos la
guerra de EE.UU. contra Nicaragua, que dejó
decenas de miles de muertos y el país en ruinas.
Nicaragua apeló a la Corte Internacional de
Justicia, la que condenó a EE.UU. por
terrorismo internacional ("el uso ilegal
de la fuerza"), ordenando que desistiera y
que pagara considerables reparaciones. EE.UU.
respondió a la decisión de la Corte escalando
considerablemente la guerra, y vetando una
resolución del Consejo de Seguridad llamando a todos
los estados a respetar la ley internacional. La
escalada incluyó órdenes oficiales de atacar
"objetivos blandos," objetivos civiles
indefensos, como colectivos agrícolas y clínicas
sanitarias- y de evitar el ejército nicaragüense.
Los terroristas pudieron implementar esas
instrucciones, gracias al control total del espacio
aéreo nicaragüense por EE.UU. y al moderno equipo
de comunicación que les fue suministrado por sus
supervisores.
También
debiera reconocerse que esas acciones terroristas
fueron ampliamente aprobadas. Un comentarista
importante, Michael Kinsley, del ala liberal de la
corriente predominante, argumentó que no debiéramos
descartar simplemente las justificaciones del
Departamento de Estado para los ataques terroristas
contra "objetivos blandos": una
"política sensata" debe
"pasar el test del análisis de
costos y beneficios," un análisis de "la
cantidad de sangre y de miseria que será
inducida, y la probabilidad de que la democracia
emerja como resultado" - "democracia"
como EE.UU. la entiende, una
interpretación ilustrada de manera muy clara en la
región. Se da por descontado que las elites
estadounidenses tienen el derecho de realizar el
análisis y continuar el proyecto si pasa sus
evaluacioes. Cuando el proyecto terrorista tuvo
éxito y Nicaragua sucumbió, los estadounidenses se
"unieron en la alegría," proclamó el New
York Times, sabiendo muy bien cómo se había logrado
ese objetivo. Como dijera alborozadamente la revista
Time, los métodos fueron: "arruinar la
economía y mantener una larga y mortífera
guerra por encargo, hasta que los nativos agotados
derribaron ellos mismos el gobierno no
deseado," con un costo "mínimo" para
EE.UU., dejando a la víctima "con
puentes destruidos, plantas de energía eléctrica
saboteadas, y haciendas arruinadas,"
suministrando así al candidato de EE.UU. una
"plataforma ganadora": terminar el
"empobrecimiento del pueblo de Nicaragua."
La euforia por el logro fue ilimitada entre las
elites.
Pero la guerra
terrorista de EE.UU. no fue "terrorismo,"
fue "contraterrorismo" según los
estándares doctrinarios. Y los estándares
de EE.UU. dominan en gran parte del mundo, como
consecuencia del poder de EE.UU. y del costo a
pagar por desafiarlo. Y no se trata de
ninguna manera el ejemplo más extremo; lo menciono
porque no es controvertido, considerando la
decisión de la Corte Internacional, y porque
los esfuerzos infructuosos de Nicaragua de utilizar
métodos legales, en lugar de hacer estallar
bombas en Washington, suministran un modelo
para la actualidad, y no es el único.
2. Hay
mucha discusión y controversia aquí en Grecia y
supongo en otros países (a la luz de los
recientes ataques terroristas) sobre el hecho
de que en toda la historia humana, no ha habido
una sola superpotencia con ética. Muchos
analistas, historiadores, políticos e
intelectuales argumentan que las
superpotencias, las naciones, los estados, y todas
las demás instituciones humanas están
interesadas sólo en llegar a ser más grandes, más
poderosas. En otras palabras, el poder y la autoridad
no tienen nada que ver con valores, ética e ideas.
Sólo tienen que ver con más poder, más
dinero, mucha más fuerza y mucha más autoridad.
¿Lo cree usted? ¿Tenemos un ejemplo histórico de
un imperio, un estado, una superpotencia que haya
tratado al resto del mundo y a los ciudadanos,
basándose en valores humanos?
Me sorprende
francamente que se llegue a discutir al respecto. Los
estados no son agentes morales. Son sistemas de
poder, que responden a la distribución interna del
poder. Los seres humanos, por su parte, son agentes
morales, y pueden imponer limitaciones importantes a
la violencia de sus propios estados, particularmente
en sociedades que son más libres. Pueden no hacerlo;
el comportamiento internacional de los atenienses
clásicos no fue exactamente agradable, para
mencionar un caso, y no necesitamos hablar de
los ejemplos en la historia moderna. Pero pueden
hacerlo, y a menudo lo hacen. Desde luego,
virtualmente todo sistema de poder se describe como
profundamente humano y que persigue los valores más
elevados, y una tarea importante de los intelectuales
de la elite es conducir el coro de la
auto-adulación, como lo hacen en general. Esa es
otra historia, que debiera ser igualmente familiar,
hasta la actualidad. Tengo dos libros que describen
cómo "el rebaño de las mentes
independientes" (la adecuada descripción de
Harold Rosenberg de las elites intelectuales)
llenaron su función en los últimos años,
estableciendo tal vez nuevos récordes en el
envilecimiento de la vocación intelectual.
3. Es
obvio que los políticos y oficiales de inteligencia
de EE.UU. saben muchas cosas que desconocemos
sobre esta tragedia. En muchos casos escucharemos
verdades a medias y mentiras descaradas. He leído en
numerosos artículos y libros suyos que cuando un
político dice una mentira, en poco tiempo llega a
creerla. (perdóneme por no citarlo con exactitud.)
A) ¿Cómo podemos explicar esa actitud? B) ¿Cuáles
piensa usted son las mayores mentiras y verdades a
medias que hemos escuchado hasta ahora sobre
esta tragedia?
No estoy de
acuerdo. Dudo que los servicios de inteligencia
estadounidenses sepan mucho que otros no puedan
descubrir. Es a menudo el caso, y podemos informarnos
en un rico archivo de documentos desclasificados, y
también en la historia misma. Pero no se espera que
los funcionarios públicos, y el coro obediente,
digan la verdad sobre lo que saben. Más bien se
espera que proclamen que fuimos atacados por nuestra
magnificencia: "nos odian porque defendemos un
'nuevo orden mundial' del capitalismo,
individualismo, secularismo, y democracia, que
debieran ser la norma en todas partes" (del
respetado intelectual liberal Ronald Steel, New York
Times, 14 de septiembre.)
Cualquiera que
siga con un mínimo de atención los hechos, sabe que
las razones son muy diferentes, no sólo dentro
de las redes terroristas que la CIA ayudó a
organizar, armar, entrenar y preparar para una guerra
santa contra los rusos, sino incluso entre sectores
ricos, privilegiados, y pro-estadounidenses de la
población. El mismo día, el Wall Street Journal
publicó una serie de opiniones de "musulmanes
adinerados" en la región: banqueros,
profesionales, empresarios. Expresaron consternación
y cólera por el apoyo de EE.UU. a los estados
autoritarios duros y por las barreras que Washington
establece contra el desarrollo independiente y la
democracia política con sus políticas de
"reforzar los regímenes opresivos."
Su mayor preocupación, sin embargo,
fueron las políticas paralelas de Washington de
apoyo a la brutal y dura ocupación militar de Israel
y de devastación de la sociedad civil de Irak,
con cientos de miles de muertos, reforzando al
mismo tiempo a Saddam Hussein -quien saben
perfectamente que recibió considerable apoyo de
Washington y Londres durante el período de sus
peores atrocidades, incluyendo el ataque con
gas contra los kurdos y otros. Entre la inmensa
masa de gente pobre y sufriente, los sentimientos
similares son mucho más amargos, y tampoco les
satisface ver que la riqueza de la región
fluya al Occidente, a las pequeñas elites orientadas
hacia Occidente y a los gobernantes corruptos y
brutales que son respaldados por el poder occidental.
Ben Laden ha
formulado, una vez más, las mismas acusaciones -hace
sólo unos pocos días, en una larga entrevista
con el único canal árabe independiente de radio,
retransmitido por la BBC. Él y sus asociados tienen,
sin embargo, otros objetivos: en sus palabras,
expulsar a los "invasores
extranjeros" de los países musulmanes,
reemplazando a los regímenes corruptos y
represivos por otros auténticamente
"islámicos", y defendiendo a los
musulmanes que combaten por sus derechos en
Cechenia, Bosnia, Cachemira, China occidental,
Filipinas, y otras partes. Ven todo esto como una
continuación de la guerra santa contra los
rusos que libraron con el apoyo de la CIA,
Arabia Saudita, y otros, que consideran enemigos del
Islam.
4. Vemos
que, en la actualidad, el valor de la vida humana se
está... depreciando rápidamente. ¿Piensa que
este fenómeno continuará aumentando? El
gobierno de EE.UU. (y el mundo occidental en general)
consideran la vida humana como un
"bien" de valor?
Una vez más,
no estoy de acuerdo. ¿Cuál fue el valor de la vida
humana durante toda la historia del imperialismo
europeo? Por ejemplo, cuando EE.UU. estaba
expandiendo sus fronteras nacionales, venciendo a
"esa raza desventurada de americanos nativos,
que estamos exterminando con semejante inmisericorde
y pérfida crueldad," para citar al presidente
John Quincy Adams, mucho después de sus
considerables contribuciones a esa tarea que más
tarde llegó a lamentar, pero antes de ulteriores
hazañas poco gloriosas. ¿Cuál fue el valor de la
vida humana cuando el rey Leopoldo de Bélgica
asesinó a 10 millones de congoleses? ¿O cuando un
tercio de la población de Alemania murió en
una guerra del siglo XVII, para no hablar de
ejemplos más recientes? En realidad podemos volver
atrás todo lo que queramos. Todo el mundo sabe, o
debiera saber, de la glorificación del
genocidio en los libros más sagrados de la
civilización occidental.
5. Ahora bien, en lo que concierne
los ataques contra Manhattan y el Pentágono.
Cómo juzga usted la cobertura de la tragedia por los
medios de comunicación estadounidenses? ¿Qué
diría usted de la explicación dada por muchos
de los medios de EE.UU. de que "los terroristas
atacaron a EE.UU. porque odian los valores
occidentales (libertades cívicas, tolerancia,
bienestar, etc.)
La segunda
pregunta puede ser simplemente desechada. Es un
contrasentido interesado, y sus propagadores
seguramente lo saben, por lo menos si tienen algún
conocimiento de la historia actual, incluyendo el
Oriente Medio. Naturalmente, son presunciones
convenientes, que sirven para distraer la atención
de las reales injusticias expresadas incluso por los
elementos más pro-occidentales en el Oriente Medio,
como es "bien conocido" (en las palabras
del artículo del Wall Street Journal que he citado.)
En lo que se
refiere a los medios de comunicación, tenemos que
preguntarnos cómo trataron los problemas básicos
que se presentan ante crímenes, pequeños u
horrendos: ¿quién fue el responsable? ¿Cuál
debiera ser la reacción? ¿Por qué sucedió? No ha
habido prácticamente discusión alguna de estos
aspectos. Las solicitudes de la Liga Árabe, de
China, e incluso de la OTAN de que EE.UU. presente
evidencia fidedigna son descartadas como absurdas y
en el caso de los talibán, como otra prueba de su
criminalidad. EE.UU. presentará un Libro
Blanco, que tal vez sea aceptado por sus aliados,
aunque es poco probable que la evidencia sea más
persuasiva que lo que fue después de anteriores
atentados atribuidos a esas redes terroristas
- probablemente correcta, pero opiniones no
constituyen evidencia. Respecto a lo que se
debiera hacer, no hay prácticamente ninguna
discusión sobre la vía legal que fuera adoptada por
Nicaragua, entre otros aspectos: cuando nuestros
dirigentes llaman a la violencia, debemos aplaudir su
valor e integridad. Y hablando del por qué, fuera de
unas pocas excepciones, como el Wall Street Journal,
repetidamente, hay muy poco en los medios
convencionales.
6. ¿Qué piensa usted que sería:
A) lo mejor que puede suceder. B) lo peor
que puede suceder. C) lo más probable que pueda
suceder.
La reacción
adecuada es seguir el camino legal: Nicaragua no es
el único precedente - y hay que considerar que el
ataque terrorista que sufrió es de lejos mucho más
destructivo, incluso que los crímenes del 11 de
septiembre. Para tomar otro caso, ¿Cuál hubiera
sido la reacción correcta de Gran Bretaña ante las
bombas del IRA en Londres? Una posibilidad hubiera
sido enviar a la Real Fuerza Aérea a bombardear la
fuente de las finanzas del IRA, sitios como Boston,
donde vivo. Dejando a un lado la factibilidad,
hubiera sido una idiotez criminal. Otra posibilidad
hubiera sido considerar de manera realista los
problemas y dificultades de fondo y tratar de
remediarlos, mientras se utilizaban los recursos
legales para castigar a los criminales. O tomemos el
atentado contra el edificio federal en Oklahoma City.
Hubo llamados inmediatos para que se bombardeara el
Oriente Medio, y probablemente es lo que se hubiera
hecho si se hubiera encontrado el indicio más remoto
de una relación. Cuando se descubrió que el
perpetrador fue alguien relacionado con las milicias
de ultraderecha, no hubo ningún llamado de aniquilar
Texas, Montana, Idaho y otros sitios donde están
ubicadas las milicias. Más bien, se encontró al
perpetrador, se le enjuició y condenó, y en la
medida en la que la reacción fue razonada, hubo
esfuerzos por comprender las quejas que se encuentran
en la base de semejantes crímenes y por confrontar
los problemas. Casi cada crimen -sea un robo en las
calles o colosales atrocidades- tiene motivos, y
comúnmente descubrimos que algunos son serios y
debieran ser confrontados. Por lo menos, es el camino
que seguimos si tenemos algún respeto por el derecho
y la justicia, y esperamos reducir la
probabilidad de nuevas atrocidades, en lugar de
aumentarla. Los mismos principios valen en
general. Específicamente, valen para este
caso.
Lo peor que
puede suceder es que se realice un ataque masivo que
mataría a mucha gente inocente -en
Afganistán, no entre los talibán, sino que
entre sus víctimas. Fuera del crimen mismo,
eso respondería a las plegarias de ben Laden, como
advierten a Washington dirigentes extranjeros,
especialistas en la región, y probablemente las
agencias de inteligencia de EE.UU.: serviría para
movilizar a mucha gente enfurecida y desesperada a
favor de su horrenda causa, y agrandaría el ciclo de
la violencia, con resultados que
podrían ser catastróficos. Incluso si se mata a ben
Laden, un ataque semejante lo convertiría
probablemente en un mártir, y su voz resonaría por
todo el mundo de habla árabe, en los miles de
cassettes que ya se encuentran en circulación.
7. ¿Cuál piensa usted fue el acto
terrorista más horroroso de la historia?
Es imposible
responder. Depende qué crímenes decidamos llamar
"terrorismo," y qué escala de tiempo
elegimos.
8. ¿Qué piensa usted motivó a
los terroristas para cometer un crimen
semejante? ¿Se encontraba el "enemigo" en
las torres gemelas en Manhattan, en el
Pentágono o en alguna otra parte? ¿Cuál era el
enemigo real?
Como ya
dije, tenemos todos los motivos para tomar en serio
lo que dicen. Y lo que dicen es muy claro, como
lo han sido sus hechos, durante 20 años, cuando las
fuerzas islámicas radicales, que fueron organizadas
por la CIA, Egipto, Arabia Saudita, Pakistán y
otros, realizaron su primer ataque contra sus
creadores, asesinando al presidente Sadat de Egipto,
uno de los más entusiastas de entre los últimos.
9. ¿Quién piensa usted que lo
hizo? ¿Osama ben Laden?
Supongo que la
fuente se encuentra en las redes terroristas que
tienen una cierta relación con ben Laden, pero
no tenemos evidencia fidedigna sobre la
participación directa de ben Laden; y esto incluye,
supongo, a los servicios de inteligencia de EE.UU.,
que vigila muy de cerca a esas organizaciones y los
comprende íntimamente por sus orígenes en las
operaciones iniciadas por EE.UU. en Afganistán. Son
estructuras descentralizadas, aparentemente no-
jerárquicas, extremadamente difíciles de penetrar,
motivo por el cual pueden realizar una atrocidad tan
espantosa sin que los sistemas de inteligencia
del mundo tengan la menor idea al respecto.
10. ¿Cree usted que este suceso
cambiará la política (interior y exterior)
del gobierno de EE.UU.?
Es un asunto de
acción, no de predicción. Lo que suceda en otras
partes, incluyendo a Grecia, puede tener una
considerable importancia.
11. ¿Qué es lo que usted
más teme de lo que pueda ocurrir a causa del
atentado terrorista?
Mis
peores temores son "lo peor que puede
suceder" que ya he mencionado, que supongo
que de modo alguno es inevitable, o incluso altamente
probable.
12. ¿Está usted de
acuerdo con la opinión de que "el mundo cambió
el 11 de septiembre de 2001?
Sin duda alguna. La historia de Europa y de su
vástago estadounidense está jalonada por la
realización de crímenes atroces contra otros - o de
matanzas mutuas, como en la guerra civil de EE.UU. o
en las guerras europeas. Es la primera vez que los
cañones han apuntado en la dirección opuesta, o por
lo menos de alguna manera importante. Congo no atacó
a Bélgica, o India a Inglaterra, o Argelia a
Francia, o México o Filipinas a Estados Unidos. Las
atrocidades del 11 de septiembre fueron únicas, no
-por desgracia- por su dimensión, sino por el
objetivo.
13. ¿Qué piensa usted que
sucederá a países (como Grecia) y a los
Balcanes en general? Muchas veces leemos que
ben Laden tiene muchos lazos con el ELK y las
guerrillas étnicas albanesas. ¿Piensa que Grecia (y
por extensión los Juegos Olímpicos de 2004) están
amenazados por atentados terroristas, la guerra
de guerrillas y en general por repercusiones que
puedan obligar al gobierno griego a postergar o
cancelar los Juegos Olímpicos?
Eso es imprevisible, pero probablemente será
afectado por lo que EE.UU. y sus aliados hagan ahora.
Si responden a las plegarias de ben Laden, la
probabilidad de ulteriores atrocidades es
incrementada.