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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Cine

La Fuerza (quizá) estará con Lucas

A punto de estrenarse la tercera --y última-- parte de la precuela Star Wars, George Lucas está cerca del veredicto final. Ya tenemos algunas pistas, entre buenas y regulares.

Hace mucho tiempo pero en esta misma galaxia, Christopher Reeve anhelaba romper su encasillamiento como Supermán y para el efecto participó en dos películas. La primera de ellas, de nombre The Trap (La Trampa) se olvidó rápidamente. La otra era Somewhere in Time (conocida por acá como "Pide al tiempo que vuelva") donde el fallecido actor interpretaba a un joven que logra viajar al pasado para encontrarse con una mujer que había visto en un cuadro. Tras haberla conquistado y en la cumbre de su felicidad, Reeve imprudentemente saca de su chaqueta una moneda con la fecha 1981; con ello el hechizo queda roto y vuelve al presente. Como luego se vio, sobre todo en los obituarios, Christopher Reeve fue reconocido como quien encarnó a Supermán mientras que estos dos filmes nadie los recordó.

De aquí surge una analogía con George Lucas, a quien por supuesto deseamos una vida longeva. Una es que al cineasta se le relaciona directamente con Star Wars pero si recordamos otras cintas suyas memorables suyas la respuesta queda en blanco. Lucas también dirigió desde American Graffitti --con un jovencísimo Harrison Ford en el reparto-- y Tucker, buena, pero, sin un Darth Vader de por medio, terminó sin chistar en los anaqueles de catálogo. Pero raramente mencionamos que también produjo cintas que es mejor no mencionar, como Howard the Duck.

El otro punto se enlaza con nosotros los espectadores, muchos de los cuales nos sentimos como Reeve cuando sacó la moneda que nos trajo al presente. Ello ocurrió al ver las "versiones remasterizadas" hace pocos años. Pero las imágenes que permanecían en nuestra mente eran las de 1977, cuando nos topamos con la trilogía por primera vez y que luego disfrutamos muchas veces en video (con la magia que implicaba entrar a ese universo) pero que terminaron derruyéndose cuando, por ejemplo, R2D2,C3PO, Luke y Obi Wan Kenobi van rumbo a Mos Eisley, Las imágenes "insertadas" de esos robots son versión 1997 y, sobre todo, la conversación de Han Solo con un Jabba the Hutt que parecía escapado de cintas más bien olvidables como The Son of the Mask y qué decir de la morada de Obi Wan, qun en la versión original era la casa de un ermitaño del desierto y pasó a ser una residencia con fachada inspirada en Los Supersónicos. Todo ello evaporó la magia que Lucas había inoculado en muchos de nosotros con sus películas.

Cuando vimos las tres "versiones remasterizadas" quedaban en claro dos cosas: a) Con Return of the Jedi, Lucas ya estaba manipulando nuestro sentimentalismo con los pequeños ewoks, un tanto --el adjetivo descarado cabría muy bien aquí-- para atraer espectadores infantiles pues ya habían pasado seis años desde Star Wars y quienes entonces eran niños para 1977 ya veían con mayor interés los atributos físicos de sus compañeras de clase que la redención de Anakin Skywalker. Adicionalmente y vistos hoy, los ewoks son mucho más molestos; y b) Lucas no debió traicionar la memoria de los fans de Star Wars de manera tan cruel con su deseo de cobrar con una moneda de 1997 lo que en principio se financió con una moneda de dos décadas atrás.

El argumento de Lucas fue inapelable, la verdad: había preparado esta "trilogía remasterizada" para financiar su siguiente proyecto, la precuela que narraría la historia de Anakin Skywalker, el futuro Darth Vader. Perfecto: si esa era la intención, George Lucas debía, como Milord Vader, redimirse ante los fans.

En 1999 llegó la cuarta cinta de Star Wars aunque para términos prácticos era la primera. El cartel era genial: la sombra del pequeño Anakin es la de Darth Vader. Esperamos con ansia el estreno de The Phantom Menace, fuimos y... nada. La historia era increíblemente anodina, tediosa, tanto que por primera vez el autor de este texto esperaba que la película ya terminara. Fuera de la sala el comentario final era que Lucas había confiado más en el prestigio de los actores que en su Fuerza. Para la filmación de Star Wars, dijo alguna vez, prefirió emplear a rostros desconocidos para que los espectadores no dijeran "¡ah, a éste ya lo vi en otra película!"; Alec Guiness era el más conocido de ellos pero su popularidad en 1977 no equiparaba, por ejemplo  a la de un Sylvester Stallone mientras que Harrison Ford apenas comenzaba su exitosa carrera, con Indiana Jones a las puertas de su historial. Pero el resto del elenco eran caras frescas en la pantalla la mayoría de las cuales (Carrie Fisher, Mark Hamill) no escaparon del encasillamiento.

Sin embargo para The Phantom Menace Lucas recurrió a actores relativamente famosos y con varios filmes en su currículum, entre ellos Ewan McGregor, Samuel L. Jackson y Liam Neeson. "Exigencias de Hollywood", pensamos, y hasta cierto punto acertadas pues todos ellos son excelentes actores y, con excepción de Jackson y Natalie Portman, británicos, lo cual es un plus, Y seguramente los lectores ya saben cuál será el siguiente comentario respecto al porque The Phantom Menace fue una película más, así, a secas, ¡Por supuesto!: ¡Jar Jar Binks!

Creo no ser el único fan de Star Wars que pensó en cómo fue que gastó su dinero para ver a Jar Jar Binks. Lucas creyó que un personaje de habla tartajosa, que se expresa como rappero y totalmente prescindible atraería a audiencias, digamos, peculiares, y que además daría el sazón humorístico que los ewoks ostentaron en Return of the Jedi. Por el contrario, Jar Jar Binks es convocado tanto en foros de discusión como en páginas web de los fanáticos como el peor personaje de toda la saga. Yo tengo otra teoría; por primera vez Lucas recurrió a fórmulas probadas. ¿Que es Jar Jar Binks sino la versión mucho más torpe de Yoda? Recordemos que cuando conoce a Luke a su llegada a Dagobah, el Maestro Jedi se comporta como un cretino y sólo comenzamos a respetarlo cuando se lamenta con un "no puedo enseñarle" ante la desesperación de Luke. Pero con este monigote computarizado no hay excusa alguna; The Phantom Menace pudo haber sido mucho mejor película sin él.

Y aunque las escenas de la carrera son espectaculares, la costumbre de abandonar la sala una vez que que terminaban los cortos no se vio con la misma, vaya, Fuerza, como ocurrió con la primera parte de esta precuela. Tampoco han brotado los clubes de fans de The Phantom Menace (como sí los hay de la trilogía original) y al contrario de Bobba Fett, Darth Maul, el supuesto villano --quien, recordemos, asesina a Gan Kol (Leeson)-- sólo quedan polvos de recuerdo. De hecho apenas han pasado cinco años que The Phantom Menace fue estrenada y ya es una película del montón.

Llegó el 2002 y con él la segunda parte, titulada The Clone Wars, y para nuestro beneplácito Jar Jar Binks sólo aparece unos segundos. Anakin ya es un adolescente testarudo que termina enamorándose de la Reina Padme quien, como vimos en la primera cinta, es mucho mayor que él. Las sospechas de que Lucas ve de distinta manera su obra a como la ven sus fans son claras en el cartel promocional, que más bien parece de una historia épica de amor, es decir ¡gulp! convencional, algo a lo que Lucas había rehuido durante la primera trilogía. Una de las fórmulas exitosas de esta última es que el romance, en este caso Han-Leia, se consuma hasta el final de Return of the Jedi ¿Por qué? Sencillo: a un preadolescente, público al que Lucas enfoca sus baterías, la historia romántica dentro de una cinta que supuestamente es de aventuras e imaginación a borbotones, le resulta aburrida o carente de interés.

Como sea, esta definición se acopla a Attack of the Clones aunque hay que apuntarlo, es mejor que The Phantom Menace. Algo que mejora la cinta es ver cómo la vanidad, cerrazón y necedad de los Jedi --que no es plural, por cierto-- y que llevará a la posterior caída de la República. Cuando Obi Wan consulta la biblioteca Jedi para corroborar la existencia de un planeta que no aparece en ningún mapa, la encargada la responde con un "si no está en nuestros mapas entonces no existe", tremendo error pues es ahí donde habitan el pequeño Bobba Fett y su padre, un mercenario no muy distinto al para entonces también niño Han Solo.

Pero en el mundo exterior las cosas habían cambiado mucho desde el estreno de The Phanton Menace. Lo sucedido el 11 de septiembre en Nueva York también repercutiría en el cine, y en Attack of the Clones una modificación evidente era que Watto, el personaje alado que vendía chatarra y era el "dueño" del pequeño Anakin, había perdido su fuerte acento árabe reemplazándolo con otro más inocuo (hay quienes dicen que Lucas basó a Watto en el fallecido Yasser Arafat) pero también la franquicia perdía interés frente a generaciones que han crecido con The Matrix, X Men y otras cintas que, cierto, no tenían los argumentos más originales pero contaban con la tecnología más avanzada.

(A propósito de ello, es curioso cómo el mundo de The Phantom Menace y Attack of the Clones se ve mucho más avanzado que el de la trilogía original y que supuestamente ocurre en el futuro. La explicación de los adictos a la saga tiene cierta lógica: la llegada del Imperio al poder detuvo en seco el progreso --el Halcón Milenario de Han Solo, como dijo Luke, era "un pedazo de chatarra", pero en su tiempo era una nave ultrasofisticada-- pero también se ve cómo los Jedi, que antes vivían en el lujo, tuvieron que refugiarse en planetas lejanos y pobres, como Obi Wan Kenobi lo hizo en Tatooine)

Cuando terminó la primera trilogía en 1983 eran tiempos en que el videocassette casero era un lujo, el formato reinante era Beta y los videoclubes en México tardaban meses en recibir los títulos recientes de modo que, si no estaban en la sala cinematográfica. no había manera de disfrutar nuevamente estos tres filmes además que por algunos años Lucasfilm LTD se abstuvo de lanzarlas en video. Pero ahora que tenemos oportunidad de ver nuestras películas favoritas a un par de meses de su estreno ya sea en DVD o televisión satelital, la venta de estos dos filmes de la precuela ha sido baja en comparación. De nueva cuenta, los fans prefirieron la trilogía original.

Ante las expectativas diluidas de The Phantom Menace y los débiles cimientos de Attack of the Clones, uno esperaría que la tercera y última cinta apunte hacia un fiasco, ¿cierto? Si Lucas sabe manejar la historia, no. De hecho todos los elementos para un filme memorable están ahí: Palpatine ha logrado dominar a la Liga Planetaria (una especie de ONU igual de  hiperburocratizada y donde las discusiones estériles son habituales) con el supuesto fin de "defender la integridad de la galaxia". No es ningún secreto decir que Palpatine eventualmente se convertirá en el Emperador.

Lo interesante también será conocer el destino de la Reina Padme, cuando se dé la desaveniencia final entre Ben Kenobi y su discípulo Anakin, cuáles alianzas se cerrarán para liquidar a los Jedi (ya disueltos desde la segunda parte; primer paso, claro, para eliminarlos), cuál es el motivo de la venganza por parte de Bobba Fett, el nacimiento de los gemelos Luke y Leia y la formación de la rebelión pues en Star Wars ésta ya es un hecho dado que Darth Vader aborda la nave donde viajan Leia y los androides tras haber interceptado un mensaje, y donde la princesa, antes del incidente, no era considerada elemento subversivo aunque ya era influyente ("retenerla es peligroso", advierte a Vader uno de sus almirantes; el Imperio sólo puede proceder contra ella una vez que, como señala Muff Tarkin, "los restos de la República han sido barridos").

Por tanto, con esta cinta final, necesariamente transcurrirán mínimo veinte años pues los gemelos Skywalker aún no nacen. Y a propósito de Muff Tarkin --para mí un villano exquisito y cínico-- será interesante ver si Lucas incluye la forma en que se adhiere al Imperio. Otras posibilidades: Han Solo había sido soldado del Imperio donde alcanzó un alto grado puesto que Vader le llama "Capitán Solo" en The Empire Strikes Back antes de convertirse en mercenario de Jabba the Hutt. Asimismo, Lando Carlissian, de acuerdo con la trilogía original, había sido compañero de Solo dentro del Imperio aunque luego se dedicó a actividades más lícitas como la venta de gas aunque después sería chantajeado por Vader para traicionar a Solo. ¿Incluirá Lucas la razón del chantaje?

El tío Owen es hermano de la mamá de Anakin ¿cierto? En Attack of the Clones, Anakin jura vengarse de la gente de las arenas porque mataron a su madre la cual es enterrada al lado de la casa del Tío owen. Durante la inhumación estaba presente Obi Wan, y aunque el trato entre ambos es respetuoso, en Star Wars Kenobi le dice a Luke que "tu tío no permitiría que tuvieras una espada láser" y luego discretamente le llama cobarde, mientras que el tío Owen se refiere a él como "un viejo loco". ¿En qué momento se deterioró la relación entre ambos?

También en Star Wars C3PO señala que, antes de Luke, su dueño y el de R2 era un tal Capitán Antilles, a quien todavía no hemos visto. ¿Lo conoceremos en esta última parte? Lucas nos sorprendió cuando resultó que Anakin Skywalker había construido a C3PO pero cuando Vader y el robot vuelven a encontrarse su relación es de absoluta indiferencia. Una de dos: a C3PO alguien le borró la memoria (¿acaso el capitán Antilles?) o supuestamente Lucas prepara otro giro argumental en torno a esta relación.

Y, claro, veremos cómo Anakin Skywalker es seducido por el Lado Oscuro y cómo se convierte en Lord Vader son razones agregadas para presenciar esta cinta con la cual George Lucas, afirma, cerrará la franquicia más exitosa del cine norteamericano.