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Y DEMÁS/Música Los músicos ingleses no lo entienden
Sin embargo en otras ocasiones,
los músicos ingleses --y en gran medida los norteamericanos --no muestran
simular destreza ni conocimiento como lo muestra en reciente concierto Live
8, la segunda parte del hoy legendario Live Aid celebrado el 17 de julio del
85. En aquella ocasión se pidió al mundo que enviara donativos para paliar el
hambre en África; los conciertos en Londres y Filadelfia recolectaron 70
millones de dólares de los cuales el organizador Bob Geldof reconoció después
"gran parte de ellos no habían llegado a quienes los necesitaban"
pues fueron confiscados por los corruptísimos gobiernos africanos, como el de
Etiopía, una sangrienta dictadura que entonces gobernada al país y que
durante los 80 destinaba el 85 por ciento de su presupuesto a la compra de
armas. Durante su reciente presentación
del Live 8 en Roma, Simon Le Bon, vocalista de Duran Duran, también aceptó
que en 1985 "no logramos el objetivo de eliminar el hambre en
África". Esta vez el motivo central no fue
el hambre sino la pobreza, cuestiones que al final del discurso terminan
ligadas. Y esta vez la campaña no fue para juntar donativos sino para obligar
al Grupo de los 8 (de ahí el nombre Live 8) para que sea destinada sin rodeos
la ayuda al África que ayude a combatir la pobreza. "Ellos tienen la
capacidad para resolver el problema en 10 segundos". advirtió Geldof.
Bono --el vocalista de U2 y el único de los organizadores que lleva amistad
con George W. Bush-- dijo "es un deber de los países pobres ayudar a los
menos favorecidos" mientras que Dave Gilmour, miembro de Pink Floyd
afirmó "es ridículo que Estados Unidos dé un porcentaje tan bajo de su
PIB a los países que se mueren de hambre". Ello es parcialmente cierto: Desde
el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando se aceleró la
"descolonización" del continente, Estados Unidos ha transferido
fondos al África por casi 650 mil millones de dólares, cantidad que de
ninguna manera viene a ser "un porcentaje tan bajo" del PIB de ese
país. Tan sólo de 1955 a 1970 el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional (con sedes en Estados Unidos, algo
que Gilmour parece ignorar-- así como Washington, contribuyeron con
préstamos, ayuda monetaria y crédito con intereses simbólicos a países recién
independizados donde jóvenes con flamantes diplomas de Cambridge, Harvard y
La Sorbona parecían como alados idealistas que llevarían al África a su
desarrollo. El monto fue de 100 mil millones de dólares, más valiosos que los
actuales, ello sin contar los donativos particulares cuya suma asciende a
unos 50 mil millones de dólares. Cuando aquellos "jóvenes
idealistas" resultaron ser unos sinvergüenzas, ladrones, opresores y
adictos al lujo y al derroche, entonces sí, se culpó a las "potencias
imperialistas" de haber empobrecido al África, cuando lo que ocurrió fue
lo mismo que hoy exigen Geldof, Paul McCartney, Gilmour, Madonna y hasta la
colombiana Shakira. Los músicos ingleses se han visto muy cortos de
entendederas para detectar que la pobreza no puede ser combatida con la mera
transferencia de dinero de los ricos hacia los pobres. Otro aspecto que demuestra cómo
los talentosos músicos británicos tienen una perspectiva un tanto
convenenciera en torno a la pobreza en África fue cómo, a mediados de los
setenta, decenas de ellos emigraron a otros países pues el gobierno Laborista
británico había dispuesto tasas impositivas de hasta el 90 por ciento sobre
los ingresos obtenidos por la creación artística. Led Zeppelin, Queen,
Rolling Stones y Supertramp decidieron grabar en otras latitudes antes que
los Laboristas y su política fiscal los dejaran en calzoncillos. ¿Y por qué semejantes tasas?
Sencillo; como país "colonizador", la Gran Bretaña se había
comprometido a afianzar la independencia de sus ex territorios, la mayoría de
ellos en África. De esta forma alrededor de 120 mil millones de dólares
--dinero público, naturalmente-- fue transferido para financiar los procesos
independentistas en Sierra Leona, Zimbabwe, Uganda y Etiopía. Dicho de otro
modo; la elevación en el pago de impuestos a músicos y artistas se dio porque
el Estado inglés necesitaba esos capitales para enviarlos al África. Si en
ese entonces muchos de esos artista huyeron para no pagar impuestos que
supuestamente beneficiarían al África, vemos cómo faltaron a ese mismo
compromiso moral que ahora le exigen al G-8. Esta es, por
supuesto, una afirmación radical, como lo sería exigir que estos artistas,
algunos de ellos con fortunas superiores a los 100 millones de dólares,
también transfirieran parte de sus fortunas al África pues son más
afortunados que cualquier ciudadano africano. Pero de nuevo el punto: La
única manera de abatir la pobreza en África es mediante una infraestructura
que estimule la producción y el empleo particulares. Este continente nos
demuestra hasta dónde se puede llegar cuando las nocivas lecciones del señor
Keynes son llevadas al extremo. A veces las lecciones más obvias
son las que tardan más tiempo en ser aprendidas, aun para el megatalento de
los músicos británicos que participaron en Live 8. |
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