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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

Y DEMÁS/Música

 

 

Los músicos ingleses no lo entienden


JULIO, 2005. Como alguien que gran parte de su vida ha escuchado rock británico no deja de sorprenderme la capacidad que aquellos músicos tuvieron para asimilar al blues y el rockabilly norteamericanos, combinarlos con los sonidos locales y ofrecernos productos de enorme calidad musical. Sin unos Beatles, unos Rolling Stones, unos Pink Floyd y unos Oasis, el rock anglo no habría pasado de las contorsiones de Elvis Presley y las extravagancias de Little Richard.

 

Sin embargo en otras ocasiones, los músicos ingleses --y en gran medida los norteamericanos --no muestran simular destreza ni conocimiento como lo muestra en reciente concierto Live 8, la segunda parte del hoy legendario Live Aid celebrado el 17 de julio del 85. En aquella ocasión se pidió al mundo que enviara donativos para paliar el hambre en África; los conciertos en Londres y Filadelfia recolectaron 70 millones de dólares de los cuales el organizador Bob Geldof reconoció después "gran parte de ellos no habían llegado a quienes los necesitaban" pues fueron confiscados por los corruptísimos gobiernos africanos, como el de Etiopía, una sangrienta dictadura que entonces gobernada al país y que durante los 80 destinaba el 85 por ciento de su presupuesto a la compra de armas.

 

Durante su reciente presentación del Live 8 en Roma, Simon Le Bon, vocalista de Duran Duran, también aceptó que en 1985 "no logramos el objetivo de eliminar el hambre en África".

 

Esta vez el motivo central no fue el hambre sino la pobreza, cuestiones que al final del discurso terminan ligadas. Y esta vez la campaña no fue para juntar donativos sino para obligar al Grupo de los 8 (de ahí el nombre Live 8) para que sea destinada sin rodeos la ayuda al África que ayude a combatir la pobreza. "Ellos tienen la capacidad para resolver el problema en 10 segundos". advirtió Geldof. Bono --el vocalista de U2 y el único de los organizadores que lleva amistad con George W. Bush-- dijo "es un deber de los países pobres ayudar a los menos favorecidos" mientras que Dave Gilmour, miembro de Pink Floyd afirmó "es ridículo que Estados Unidos dé un porcentaje tan bajo de su PIB a los países que se mueren de hambre".

 

Ello es parcialmente cierto: Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando se aceleró la "descolonización" del continente, Estados Unidos ha transferido fondos al África por casi 650 mil millones de dólares, cantidad que de ninguna manera viene a ser "un porcentaje tan bajo" del PIB de ese país.

 

Tan sólo de 1955 a 1970 el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (con sedes en Estados Unidos, algo que Gilmour parece ignorar-- así como Washington, contribuyeron con préstamos, ayuda monetaria y crédito con intereses simbólicos a países recién independizados donde jóvenes con flamantes diplomas de Cambridge, Harvard y La Sorbona parecían como alados idealistas que llevarían al África a su desarrollo. El monto fue de 100 mil millones de dólares, más valiosos que los actuales, ello sin contar los donativos particulares cuya suma asciende a unos 50 mil millones de dólares.

 

Cuando aquellos "jóvenes idealistas" resultaron ser unos sinvergüenzas, ladrones, opresores y adictos al lujo y al derroche, entonces sí, se culpó a las "potencias imperialistas" de haber empobrecido al África, cuando lo que ocurrió fue lo mismo que hoy exigen Geldof, Paul McCartney, Gilmour, Madonna y hasta la colombiana Shakira. Los músicos ingleses se han visto muy cortos de entendederas para detectar que la pobreza no puede ser combatida con la mera transferencia de dinero de los ricos hacia los pobres.

 

Otro aspecto que demuestra cómo los talentosos músicos británicos tienen una perspectiva un tanto convenenciera en torno a la pobreza en África fue cómo, a mediados de los setenta, decenas de ellos emigraron a otros países pues el gobierno Laborista británico había dispuesto tasas impositivas de hasta el 90 por ciento sobre los ingresos obtenidos por la creación artística. Led Zeppelin, Queen, Rolling Stones y Supertramp decidieron grabar en otras latitudes antes que los Laboristas y su política fiscal los dejaran en calzoncillos.

 

¿Y por qué semejantes tasas? Sencillo; como país "colonizador", la Gran Bretaña se había comprometido a afianzar la independencia de sus ex territorios, la mayoría de ellos en África. De esta forma alrededor de 120 mil millones de dólares --dinero público, naturalmente-- fue transferido para financiar los procesos independentistas en Sierra Leona, Zimbabwe, Uganda y Etiopía. Dicho de otro modo; la elevación en el pago de impuestos a músicos y artistas se dio porque el Estado inglés necesitaba esos capitales para enviarlos al África. Si en ese entonces muchos de esos artista huyeron para no pagar impuestos que supuestamente beneficiarían al África, vemos cómo faltaron a ese mismo compromiso moral que ahora le exigen al G-8.

 

Esta es, por supuesto, una afirmación radical, como lo sería exigir que estos artistas, algunos de ellos con fortunas superiores a los 100 millones de dólares, también transfirieran parte de sus fortunas al África pues son más afortunados que cualquier ciudadano africano. Pero de nuevo el punto: La única manera de abatir la pobreza en África es mediante una infraestructura que estimule la producción y el empleo particulares. Este continente nos demuestra hasta dónde se puede llegar cuando las nocivas lecciones del señor Keynes son llevadas al extremo.

 

A veces las lecciones más obvias son las que tardan más tiempo en ser aprendidas, aun para el megatalento de los músicos británicos que participaron en Live 8.