(Dos
artículos escritos en 1898 en la revista Things to Come por el Dr. E. W.
Bullinger: What is the spirit saying to the Churches?, (Oct.
5(4):38-40), & The seven Church-Epistles as a whole: Their
inter-relation (Nov. 5(5):50-52) más la introducción de su segunda edición
a The Church Epistles, 1905)
Introducción.
Cuando el Apóstol Pablo predicó las
buenas nuevas respecto a Cristo y Su Iglesia en Éfeso, su ministerio continuó
en Asia durante dos años (Hch. 19:10). Leemos que la Palabra de Dios crecía y
prevalecía poderosamente, y que "todos los habitantes de Asia escucharon
la palabra del Señor Jesús." Sin embargo, al final de su ministerio, y de
su vida, escribe en su última Epístola a Timoteo: " yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de
mi partida está cercano
"(2 Tim. 4:6), y "ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia" (2 Tim. 1:15).
Se nos dice por todos lados hoy en
día, que debemos de regresar a los primeros tres siglos para encontrar la
pureza de fe y adoración de la Iglesia primitiva! Pero es claro de ésta
comparación de Hch. 19:10 y 2 Tim. 1:15 que no podemos retroceder al primer
siglo. No, ni siquiera a esos últimos tiempos en los que vivió el Apóstol
Pablo!. Este “abandonarle” no fue solamente personal, sino que debió de haber
incluido también su enseñanza. Porque habla de los "que se desviaron de la verdad" (2 Tim. 2.18), de los que se
“resisten a la verdad” (2 Tim. 3.8), y de los que “apartarán de la verdad el oído y se volverán
a las fábulas” (2 Tim.
4.4).
Fue de la verdad enseñada por Pablo
de la que se "apartaron". Fue el apartarse de la verdad enseñada por
un Pablo lleno de espíritu santo, y especialmente de la verdad contenida en la
Epístola a los Efesios, lo que condujo necesariamente a:
(1) La pérdida de la enseñanza
referente al Misterio; aquella verdad respecto al Un solo Cuerpo de Cristo
(formado de Judíos y Gentiles que creyeron). El efecto de todo esto fue, al
mismo tiempo el desarrollo de errores eclesiásticos, y el dar lugar a los
variados y que difieren "Cuerpos" de doctrina, así llamados, con
todas las consecuentes divisiones y cismas de la Iglesia. En vez de reconocer
"el Un solo Cuerpo de Cristo, del que los creyentes renacidos somos miembros",
el cual Dios había creado, los hombres consideraron correcto el elaborar sus
diferentes "Cuerpos" y Sectas! Y con esta confusión eclesiástica vino
la pérdida de la verdad respecto a la perfecta posición en Cristo del Creyente
Cristiano, habiendo ya muerto y resucitado en él.
(2) A continuación, después de esto,
se ignoró el prometido regreso del Señor desde los cielos y se olvidó la
resurrección como la única y gran esperanza bendita de la Iglesia. Otras
“esperanzas”, o más bien temores, ocuparon su lugar, así como la "muerte y
el juicio". La verdadera esperanza se había perdido. Habiendo perdido la
verdad de lo que Dios había hecho que Cristo fuera para nosotros, y el gozo de
nuestra posición en él, posición gratuitamente dada, en vez de contemplar la bendita
esperanza de su venida por nosotros, “la preparación para la muerte y el
juicio” fue el substituto, y por tanto:
(3) La próxima cosa que se perdió
fue la verdad de lo que Dios había hecho que fuéramos nosotros en Cristo. La
"justificación por fe" y por gracia se perdió. Se había abierto el
camino para que penetrara toda corriente de error: que penetró como un diluvio,
con toda la corrupción y superstición que concluyó en los siglos que llevan la
significativa descripción de "el oscurantismo". Todos estamos familiarizados
con dicha expresión, y con su verdad histórica. Pero, ¿Qué era el oscurantismo
medieval?, ¿Cómo es que se originó? Ciertamente que no fue algo repentino,
debido a un evento inesperado. Debió de haber habido una causa, algo que
permitiera la aparición del oscurantismo. La corrupción fue histórica. Iglesias
Orientales se encuentran en semejante oscuridad aún ahora. Y las Iglesias del
Occidente que no han sido removidas por la Reforma continúan en semejante
oscuridad. La Reforma misma – ¿qué fue sino un comenzar a recuperar estas
grandes verdades?.
El hecho notable es que la
recuperación de estas verdades ha tomado lugar en un orden inverso del orden en
el que inicialmente se perdieron. La justificación por gracia mediante la fe de
Jesucristo fue la primera gran verdad recuperada por la Reforma. Esta fue la
verdad sobre la que aquella gran batalla fue peleada y ganada, aunque la
victoria estuvo lejos de ser completa. Porque no ha sido sino hasta que el
siglo XIX hubo comenzado que el retorno de Cristo, nuestro Señor, desde el
cielo, comenzó de nuevo a ser la bendita esperanza de su Iglesia, de la cual él
es la Cabeza. Durante los últimos años esta esperanza ha sido más y más
preciosa para un creciente número de creyentes. Pero esta gran y "bendita
esperanza" realmente no se ha asimilado, ya que debió de haber sido el
estado natural y conclusivo de una verdad recibida y preservada, en lugar de
ser un tema tratado independientemente cual un producto artificial. Debe de
surgir del corazón para tener vida, y no ser algo simplemente memorizado y
retenido en la cabeza, si es que se quiere que sea algo productivo de
resultados benditos semejantes a los observados en la Iglesia de Tesalónica.
Debe de ser aprendida experimentalmente como una parte vital y esencial de
nuestra posición como Cristianos, y no ser estudiada como si fuera un asunto
extra, si es que queremos producir un fruto semejante al de la Iglesia
Tesalonicense. De tal forma que frecuentemente vemos en el tema de “profecía”
la venida de Cristo como un estudio independiente, en vez de que fuera el
resultado de nuestro esperar constante por la venida del Hijo de Dios
procedente del cielo.
La última de las tres verdades en
ser gradualmente recuperada es la verdad enseñada en Efesios; y solamente en
nuestro propio tiempo es que hemos tenido una verdadera apreciación de dicha
pérdida, con algún esfuerzo real llevado a cabo para tratar de recuperarla. La
verdad del Misterio, que fue la primera en perderse, parece entonces que es y
será la última en ser recuperada plenamente. Es con esta recuperación en mente
que este estudio ha sido escrito. El Señor permita que por este medio verdades
vitales sean recuperadas y colocadas en su propio sitio, que su poder pueda ser
percibido en los corazones y visto en las vidas de un número creciente de
miembros del Cuerpo de Cristo.
La causa de toda esta confusión
actual es que miles de personas que profesan ser Cristianos conocen muy poco o
nada de éstas Epístolas a la Iglesia. No existe otra profesión en la que se pueda
entrar tan fácilmente sin necesidad de aprobar un satisfactorio examen de los
necesarios conceptos y de los adecuados libros de texto. No existe posición
profesional en la vida en la que cualquiera pueda aplicar sin ser evaluado o
entrevistado para saber qué tanto sabe el solicitante de sus deberes y
responsabilidades bajo dicha función. Pero la “profesión” Cristiana es tratada
en una forma diferente, como si fuera una materia totalmente laxa. Cualquiera
puede decidir ser Cristiano, y al mismo tiempo ser totalmente ignorante de
estas Epístolas a la Iglesia.
Bajo las sombras de la religión se
considera que "El Credo, la Oración del Señor, y los Diez
Mandamientos" son suficientes para adquirir la posición y profesión
Cristiana. De allí la casi total negación de éstas Epístolas. Los cuatro
Evangelios y el Sermón del Monte se toman como si fueran la esencia del
Cristianismo, en vez de las Epístolas especialmente dirigidas a las Iglesias.
De allí también la gran ignorancia de los Cristianos respecto a todo lo que
Dios ha hecho que Cristo sea para los suyos, y todo lo que Dios ha hecho que
ellos sean en él. Ignorando su posición en Cristo, y su ser completos y
perfectos en él, los “cristianos” son fácilmente conducidos al error en
relación con su estado y su andar en Cristo. Muchos, que saben que han sido
justificados por gracia, buscan el ser santificados por medio de las obras.
Nada aparte del pleno conocimiento de lo que ha sido revelado para nuestra
instrucción en éstas Epístolas a la Iglesia efectivamente nos librará de todas
las nuevas doctrinas y escuelas de pensamiento que han entrado al centro mismo
de ese tan diluido “cristianismo” del tiempo actual. Quiera la gran Cabeza del
Cuerpo de la Iglesia, recibir este esfuerzo, y que sea usado y bendecido por él
para la liberación de muchos cristianos de todos esos variables vientos de
doctrina, y que sean edificados en su más santísima fe y creencia.
Es un serio golpe a la inspiración dada
por Dios cuando la importancia de una parte de la Escritura es exaltada por
encima de la otra. Hacer esto es reducir la Biblia a la posición de cualquier
otro libro, y prácticamente, es el negar que su totalidad ha sido edificada por
"las palabras que el Espíritu Santo enseña". Esto se lleva a cabo
ahora cuando, de acuerdo con ésta o con aquella escuela de pensamiento (por
ejemplo, The Ritschlian School), la enseñanza de Jesús es exaltada por
encima de las enseñanzas del Espíritu Santo dadas a Pablo, como si hubiera una
enemistad entre ambas.
Las palabras de Cristo, y
las palabras del Apóstol Pablo son igualmente importantes y poseen el mismo
peso, ya que ambas han sido registradas y ambas han sido dadas a nosotros por
el mismísimo Espíritu Santo, y por lo tanto poseen la misma autoridad. Dicha
autoridad es Divina, y no se puede menospreciar a ninguna de las dos sin
comprometer la esencia misma de la Inspiración Divina. Que existe una
diferencia entre ambas está claro. Pero ésta diferencia surge de nuestro
fracaso en dividir correctamente la palabra de verdad respecto a las diferentes
Administraciones (Dispensaciones, oikonomias) a las que cada una de
ellas se refieren. Lo que Jesucristo dijo cuando anduvo sobre la tierra es
necesariamente de la mayor importancia para nosotros en la Administración de la
Gracia bajo la cual vivimos, ya que nos muestra cómo, debido al rechazo de su
pueblo Israel, " a los
gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán" (Hch 28:28). Dicha enseñanza
fue dada a específicas personas bajo específicas circunstancias, y debe de ser
interpretada y aplicada conforme a esto. No fue diseñada como un compendio de
instrucciones para la Iglesia de Dios, debido a que esa Iglesia no había sido
aún formada, de hecho, las Iglesias a las cuales las Epístolas fueron dirigidas
aún no tenían para ese entonces los cuatro Evangelios de manera escrita como es
que los tenemos ahora. Por el contrario, Cristo específicamente dijo:
“Aún tengo muchas cosas que
deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no
hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de
lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que
tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Jn. 16:12-15).
¿Porqué no nos preguntamos Cuando,
Cómo, y Dónde esta promesa y esta profecía fueron cumplidas? ¿Acaso esta
promesa se refiere únicamente a nosotros como individuos, y a una comunicación
personal y subjetiva de Espíritu Santo a cada uno de nosotros individualmente?,
o más bien, ¿hemos de indagar si ya ocurrió un formal y especial cumplimiento
de dichas palabras del Señor?1
¿Cuál es “Toda la
verdad” a la que el Espíritu Santo
habría de guiar a la Iglesia?. ¿En dónde se encuentran “las cosas de Cristo”
que Él habría de mostrarnos a nosotros?. ¿Significa esto que el Espíritu Santo
muestra una verdad a una persona y otra verdad a otra persona, y que estas
verdades son tan diferentes que aquellos que las reciben proceden entonces a
disputar acerca de cuál podrá ser la verdad? ¡No puede ser!. ¿Dónde entonces es
que hemos de buscar para saber acerca de esta guía y enseñanza especialmente
prometida? Seguramente, cuando tomamos estas palabras de Cristo relacionadas
con sus últimas declaraciones de la gloria, repetidas siete veces, hemos de
buscar por algún cumplimiento específico de semejante y específica promesa.
Todas esas partes de la promesa, " él os guiará... hablará todo lo que oyere... tomará de lo mío, y os lo hará saber..." etc., son bastante
precisas, y muy seguramente deben de haber tenido un cumplimiento específico en
alguna enseñanza del Espíritu definida y especialmente dirigida a "las
Iglesias" como tales, y no solamente en referencia a experiencias
individuales. ¿En donde hemos entonces de buscar por este cumplimiento, si no
es específicamente en las Epístolas dirigidas por el Espíritu Santo a las
Iglesias, y a las que él menciona como tales?. ¿Cuantas Iglesias fueron las
destinatarias?. ¿Que tantos estudiantes de la Biblia pueden decirnos los
nombres de estas destinatarias?, ¿Ni siquiera uno?. ¡Bastante claro refleja
esta ignorancia el hecho de una indiferencia universal referente a la última y
solemne declaración del Señor!
Siete Iglesias fueron reconocidas
como tales por el Espíritu Santo, siendo siete el número de perfección
espiritual. (Fueron nueve las Epístolas que fueron enviadas en total, dos
siendo dirigidas a la Iglesia de Corinto y dos a "la Iglesia de los
Tesalonicenses'. Y nueve es el cuadrado [o completación] de la perfección
Divina: tres veces tres (3 x 3.) ¿No es acaso notable que el Espíritu Santo se
dirigiera a siete Iglesias y no más: exactamente el mismo número que el Señor
Jesucristo remitiría posteriormente desde la gloria? Las siete Epístolas dadas
por el Espíritu Santo por mano de Pablo ya habían sido escritas y leídas... y
rechazadas y prácticamente abandonadas..., cuando Cristo envió las siete suyas
a aquellas siete Iglesias en los capítulos dos y tres del Apocalipsis. Esto es
evidente cuando comparamos Hch. 19:10 con Tim. 1:15. Algunos nos dirán que nos
remontemos a los primeros tres siglos para poder encontrar al Cristianismo
primitivo en su pureza. Pero éstas Escrituras nos muestran que no podemos
remontarnos aún ni siquiera al primer Siglo. Los únicos sucesores de los que el
Apóstol Pablo tuvo noticia fueron comparados con "lobos rapaces " (Hch. 20:29). Las siete Iglesias a las
que el Espíritu Santo dirigió sus Epístolas mediante Pablo son: Romanos,
Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, y Tesalonicenses. (El
resto de las Epístolas son "Generales" (1 Juan), o se dirigen a los
"Hebreos," o a "las Doce Tribus" (Santiago), o a "la
Dispersión" (Pedro), o a individuos (Tim., Tito, Filemón, y 2-3 Jn.) En
las siete Epístolas a la Iglesia, tenemos el perfecto cuerpo de la enseñanza
del Espíritu para las Iglesias. Ellas contienen "toda la verdad" a la
que el Espíritu de Verdad nos "guiaría". ¿Dónde hemos de buscar
"toda la verdad" si no es en éstas Epístolas? Ellas contienen las
cosas acerca de las que Cristo no pudo hablar sobre la tierra, porque aún no
era el tiempo para tales enseñanzas. En ellas se encuentran las "cosas de
Cristo", las cuales el espíritu recibiría (o tomaría) y las mostraría a
nosotros (nos las haría saber), ¿Dónde más hemos de buscar el cumplimiento de
la misión del espíritu como el gran instructor, si no es en ellas?.
No solamente el número de
éstas epístolas es perfecto, sino que su orden es también perfecto. El orden en
el que ellas llegaron hasta nosotros no ha de ser cuestionado en un mayor grado
que su contenido mismo. Pero, ¿cual es ese orden?, ¿Es acaso cronológico?,
¡No!. El hombre las acomoda de acuerdo a los tiempos en los que piensa que
fueron escritas, pero Dios no las ha acomodado en tal orden. Ciertamente,
pareciera que Él las ha colocado en un orden especial para todos los tiempos, y
pareciera que aún Él ha anulado todo intento de acomodarlas cronológicamente al
colocar las Epístolas a los Tesalonicenses al final de todas, aún cuando fueran
escritas al principio. La pregunta entonces se nos revierte de una manera
decisiva de tal forma que busquemos alguna otra razón respecto al orden en el
cual el Espíritu Santo las ha dispuesto para nosotros.
En todos los cientos de
manuscritos Griegos del Nuevo Testamento, el orden de éstas siete Epístolas
dirigidas a la Iglesia es exactamente el mismo. Hemos examinado los cinco MSS
más antiguos en existencia, es decir, el Codex Vaticanus (S. IV.), el Codex
Sinaiticus (S. IV.), el Codex Alexandrinus (S. V.), el Codex
Ephraemi (S. V.), y el Codex Bezae (S. V. o VI.). En ellos el orden
general de los libros del Nuevo Testamento toma la forma de cinco grupos, que
son: (1) Los cuatro Evangelios, (2) Hechos, (3) Las llamadas Epístolas
"generales", (4) Las Epístolas Paulinas, y (5) el Apocalipsis. No
obstante, aunque el orden de éstos cinco grupos varía en algunos MSS.: y el
grupo de Las Epístolas Paulinas varía en su posición con respecto a los otros
cuatro grupos: y mientras que Las Epístolas Paulinas mismas varían en su orden
(v. gr., Hebreos en algunos casos aparece después de Tesalonicenses),
sin embargo, el orden de éstas siete Epístolas a la Iglesia es invariablemente
el mismo. Y, aún cuando los cuatro Evangelios varían en su orden (aún en los
cinco más antiguos MSS.), estas siete Epístolas nunca se presentan en ningún
otro orden que en el que ellas han llegado hasta nosotros en nuestras actuales
versiones de la Biblia. Ese orden, por lo tanto, debe de presentarnos la línea
de estudio trazada para las Iglesias por el Espíritu Santo: un curso completo
que debiera comenzar y completar la educación del Cristiano: Un currículum que
contiene todo lo necesario para que el Cristiano se establezca (al conocer su
posición de acuerdo a Dios) y pueda caminar: es “toda la verdad" a la cual
el Espíritu nos guiaría. Si el Cristiano ignora esto, necesariamente se
equivocará, y será fácil presa de cualquier nuevo “maestro” que se levante.
Carecerá del fundamento sobre el cual pueda con toda seguridad apoyarse:
carecerá del necesario anclaje para no ser movido. Estará e expensas de todo
"viento de doctrina" en contra del cual carecerá de protección y será
arrastrado por cualquier nueva "opinión" o enseñanzas que se le
presenten de cuando en cuando, porque ¡carecerá del estándar con el cual pueda
evaluarlas! ¿Cómo podrá ser de otra manera, si el Cristiano no invierte el
merecido tiempo y estudio en lo que ha sido específicamente escrito para su
instrucción?
Toda la Escritura es para
el creyente y para su aprendizaje, pero no toda palabra en la Biblia es para su
aplicación práctica, no toda la Biblia trata acerca del creyente renacido. Pero
éstas Epístolas tratan acera de él y acerca de la posición especial en la que
se encuentra colocado respecto al Judío y al Gentil; trata de la vieja creación
y de la nueva, de la carne y el espíritu, y de todos los aspectos que él se
encuentre en su experiencia diaria.
Exploremos ahora, en
relación con el orden en el que éstas siete Epístolas llegaron a nosotros, su
división en tres y cuatro: porque esa división debe de existir y tener una
explicación. Encontramos el hecho de que tres de éstas Epístolas se destacan
distintivamente del resto en que son Tratados más que cartas; y en que
contienen mucha más materia doctrinal en comparación con lo que es netamente
epistolario. Esto se verá claramente cuando posteriormente notemos su
estructura, la cual exhibe el contenido de cada una de ellas. Éstas tres
Epístolas son Romanos, Efesios, y Tesalonicenses. Y
las otras cuatro se colocan entre éstas tres en dos pares, conteniendo cada
par, respectivamente reprensión y corrección, en contraste con
las otras tres que contienen doctrina (en conformidad con 2 Tim. 3:16),
lo cual es instrucción en justicia:
A. | Romanos
(Doctrina).
B.
| Corintios (Reprensión).
C. | Gálatas (Corrección).
A. | Efesios
(Doctrina).
B.
| Filipenses (Reprensión).
C. | Colosenses (Corrección).
A. Tesalonicenses
(Doctrina).
Dejamos la interrelación de
éstas Epístolas para nuestro próximo Capítulo2, y entonces,
habiéndolas contemplado como un todo, y en relación y contraste con el resto,
proponemos considerar cada una de ellas a la luz del todo, y en su detalle
particular, ya que cada detalle individual es sugerido y presentado a nosotros
debido a la especial relación de cada una de ellas con el todo. Un hecho, sin
embargo, que hemos de notar aquí, y que es la razón del porque Tesalonicenses,
aunque fuera escrita antes que todas las otras, ha sido colocada al final de
todas. Hemos de tener la certeza de que su orden es perfecto, y que el motivo
de ese orden es divino. ¿Acaso no es así?
Las Epístolas a "la
Iglesia de los Tesalonicenses" son aquellas en las que la revelación
especial es dada referente al principio de la segunda venida de nuestro Señor
Jesucristo. Si tenemos "oídos para oír" ésta verdad nos habla a
nosotros, y nos dice: -- (Pon atención!) Es de poca utilidad enseñarles a los
Cristianos las verdades relacionadas con la venida del Señor, hasta que ellos
hayan aprendido las verdades presentes en las otras Epístolas! Hasta que ellos
sepan y entiendan lo que Dios ha hecho para ellos en Cristo, y lo que Dios ha
hecho que Cristo sea en ellos, no tendrá mucho sentido para ellos la verdad
referente a Su regreso de los cielos! Hasta que ellos hayan aprendido que es lo
que se enseña referente a su posición y a su andar, ellos estarán ocupados
solamente en ellos mismos, y no harán uso de las verdades conectadas con la
venida de nuevo del Señor!
Que importante es, entonces, que nosotros pongamos atención a lo que
"el Espíritu dice a las Iglesias", y le agradezcamos a Dios por
abrirnos nuestros oídos, mientras que oramos que, los ojos de nuestro
entendimiento sean alumbrados, veremos entonces que es lo que ha sido escrito,
lo que ha sido dado y lo que se ha enviado a nosotros.
Notas:
1- Erróneamente, alguien ha
dicho: “Si esta guía (del espíritu santo) no es individual, tampoco puede ser colectiva,
o encontrar su cumplimiento en la Iglesia de Dios como un todo”. Esta errónea
opinión ha conducido que simples clérigos las interpreten como refiriéndose a
"la inspiración de la Iglesia (de Roma)" (como se lee en un artículo
publicado en The Expository Times, Oct., 1898, en el que se hace
semejante afirmación). La dificultad con respecto a la iglesia de Roma es
presentada de inmediato, la cual es evadida al mantener ellos que
"inspiración moral" debería de estar primero y ser el fundamento de
la "inspiración doctrinal", y ésta "inspiración moral" es
vista "en el mayor cuidado de los pobres, en la mayor simpatía por los que
sufren, en el más grande horror a derramar sangre, en la mayor pureza de vida,
en el más profundo sentido de pecado, en el más grande y verdadero amor por la
más simple, bondad no fingida, etc., etc”. Y esta es la teología popular de hoy
en día, la cual ha substituido al verdadero Cristianismo, y mediante la cual,
esta disoluta versión social de "la fe Cristiana" (en vez de ser la
revelación dada por el Espíritu Santo dentro de éstas siete Epístolas
completas, que son casi completamente ignoradas) pretende ser "asimilada
para el avance del conocimiento de la raza humana"!
2- Existe una diferente y
adicional división de las siete Epístolas a la Iglesia en cuatro y tres.
Pudiera ser llamada la división “Geográfica” de las Epístolas. Quedando una
división dentro de la otra. Creemos que la división canónica que hemos
presentado aquí es la correcta y la que ha sido dada por Dios para nuestra
“instrucción en justicia”. Pero existe esta otra, más técnica, que entrelaza y
exalta su perfección. Cuatro de las siete Iglesias se encontraban en lo que se
llegó a conocer como la mitad Occidental del Imperio Romano (ahora llamada
Europa); y tres se encontraban en lo que fuera la parte Oriental (ahora llamada
Asia), alternándose con un patrón definido (2-2-1-1-1),
de la siguiente forma [aunque doctrinalmente no nos dice nada, esta otra
estructura al menos nos habla de orden]:
Occidente Romanos
Corintios
Occidente
Gálatas Oriente
Oriente Efesios
Filipenses
Occidente
Colosenses Oriente
Occidente Tesalonicenses.
-----------------------
Su
interrelación
Llegamos ahora a considerar las
siete Epístolas como un todo, y la interrelación entre ellas. Ya hemos visto
que su orden, así como su número, es espiritualmente perfecto. Nos hemos
referido a su división en dos grupos uno incluyendo a tres y el otro, a cuatro.
Veamos y comparemos primeramente el grupo de tres: Romanos, Efesios,
y Tesalonicenses.
Estas tres
son Tratados en vez de ser cartas (Lightfoot [Biblical Essays, p.288)
dice [comparando Romanos y Efesios], "Ambas Epístolas comparten más el
carácter de un Tratado formal que el de una carta común".), y juntas,
contienen la revelación completa del Espíritu referente a la posición del
Cristiano, tanto individual como colectivamente, allí se encuentra “toda la
verdad" a la cual Él habría de "guiarles" (Jn. 16:12).
Romanos se
encuentra primero, conteniendo el ABC de la educación Cristiana. Hasta que esa
gran lección sea aprendida, permaneceremos en la ignorancia. Si estamos
equivocados aquí, estaremos equivocados en nuestro entendimiento acerca de
todas las otras (Nota del traductor: Dios en su presciencia ya sabía lo que
pasaría en Roma, al poner Él como primera Epístola para la Iglesia,
precisamente la Epístola a los Romanos, ya que irónicamente el más mal ejemplo
de ignorancia de las escrituras es el catolicismo romano, el cual ignoró (e
ignora aún) que nuestra salvación por gracia es tan simple como tan sólo el confesar
que Jesucristo es nuestro Señor, creyendo en el corazón que ha sido resucitado
por Dios, y antepone a ello sus “buenas obras”, el confesionario, y la
idolatría, bajo el disfraz de “imágenes religiosas venerables”, de “nuestra
Señora”, de “apariciones”, y de “santos” que tuvieron un extraño proceder,
ajeno a la verdad revelada en éstas siete Epístolas dirigidas a la Iglesia, el
Cuerpo de Cristo; ignoró también las nueve manifestaciones del espíritu santo,
anteponiendo “sacramentos”, “seminarios”, y vanos “misterios”; ignoró la unidad
espiritual de cualquier Cristiano renacido como parte del verdadero Cuerpo de
Cristo, y en su lugar promovió su persecución, y aún promueve su rechazo;
ignoró los cinco dones de ministerios dados a la Iglesia (Apóstoles, Profetas,
Evangelistas, Pastores y Maestros) y en su lugar colocó sus propias jerarquías,
ordenes monásticas, y una orden sacerdotal ajena totalmente a toda revelación
de Dios; y para su mayor desgracia, ignoraron la esperanza de la venida de
Cristo por los suyos, antes del Apocalipsis, la cual es el único momento en el
que los muertos en Cristo serán vivificados, ya que hasta entonces, los muertos
permanecen inertes e inconscientes, cual si durmieran. Los muertos NO se
encuentran cantando en el cielo o flotando en algún otro lugar, esa es la base
de un espiritismo alentado por el catolicismo, el cual, en vez de nuestra
bendita esperanza, predica la preparación para el bien morir, las ceremonias y
ofrendas a los muertos, el inmediato encuentro de las “almas” de los que ya han
muerto con un “paraíso”, limbo, purgatorio, o infierno, según sus obras
llevadas a cabo en su vida terrestre, de “santos” que escuchan y responden,
etc., etc...., es decir, el catolicismo predica que los muertos siguen vivos y
conscientes en algún lugar... con lo que descubrimos que todo lo que enseña el
catolicismo es FALSO y contrario a las sanas doctrinas presentes en la Biblia,
especialmente en las siete Epístolas dirigidas a la Iglesia. En vez de considerar a la Iglesia como el "Cuerpo de Cristo", cuya cabeza es Cristo en los cielos, se ha coronado como "La Santa Madre Iglesia", colocando como cabeza al Papa, en vez de colocar a Cristo como su única cabeza. Así de que en vez de ser el
catolicismo una Iglesia enseñada por Dios, se ha convertido en “maestra” de
doctrinas y tradiciones de hombres, en promotora de vanas palabrerías, y peor
aún, en difusora de doctrinas de demonios).
El Espíritu
ha colocado la Epístola a los Romanos en primer lugar debido a que es la puerta
de acceso a toda enseñanza a la Iglesia. Romanos comienza diciendo: "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser
apóstol, apartado para el evangelio de Dios", y entonces procede a revelar el
Evangelio de la gracia de Dios. El hombre se muestra completamente en ruinas y
totalmente indefenso, y los pecadores, tanto Gentiles como transgresores Judíos
se les da igualmente a conocer que se encuentran perdidos, y cómo es que son
únicamente justificados por Dios. La porción doctrinal, la cual se encuentra en
los primeros ocho capítulos, muestra lo que Dios ha hecho con los
"pecados" y con el "pecado", y cómo el pecador salvo ya ha
muerto con Cristo, y ha sido resucitado con Cristo – hecho hijo y heredero de
Dios en Cristo. Y es aquí donde Efesios comienza!
Efesios
comienza, no con la ruina del hombre, sino con Dios. Se aproxima a su gran
tema, no comenzando con las necesidades del hombre, sino a partir de los
Propósitos de Dios. Se ocupa no tanto de lo que el pecador salvo ha sido hecho
en Cristo, sino con lo que Cristo ha sido hecho para con él. Es el punto de
vista de Dios en vez de ser el punto de vista del hombre. Nótese cómo es que
comienza (después de la salutación): "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales
en Cristo ", se
muestra a Cristo como la Cabeza de todas las cosas, especialmente la Cabeza de
su Cuerpo, la Iglesia. No es el conocimiento de nosotros mismos el tema aquí,
sino el conocimiento de Dios y sus propósitos en Cristo. Su primera gran
oración es "para que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de
vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuáles las riquezas de la gloria (su riquísima gloria) de su
herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza" (Efesios 1:17-19). En Romanos
tenemos el Evangelio, en Efesios el Misterio. En Romanos se encuentran los
pecadores Judíos y Gentiles individualmente, en Efesios es el Judío y el Gentil
colectivamente, hechos "un nuevo hombre" -- en Cristo (2:15). En
Romanos el pecador salvo se presenta como muerto y resucitado con Cristo, en
Efesios como sentado en los lugares celestiales en Cristo; mientras que en
Tesalonicenses él es contemplado por siempre en gloria con Cristo. Romanos toma
al pecador en sus más bajas profundidades de degradación, y Tesalonicenses lo
coloca en "el trono de gloria" para siempre con el Señor: mientras
que, en su punto medio, Efesios nos contempla ahora, por nuestra creencia y en
creencia, como ya sentados con Cristo en aquel lugar. Nuestros pies han sido apartados
del fango cenagoso (Rom. 1); ahora han sido establecidos sobre la roca (Ef. 1);
y estaremos, en breve, en su trono (con todos sus enemigos por estrado de
nuestros pies) (I Tes. 4). Ésta es la
relación que cada una de estas tres Epístolas guardan entre sí. Vistas en su
conjunto, forman el ABC de la fe y creencia Cristiana, formando un conjunto
diferente de todo lo demás que se encuentra en Biblia – nada semejante a esto
se encuentra en ningún otro lugar de ella.
El resto de
la Biblia se ha escrito para nuestro aprendizaje. Pero estas siete Epístolas
dirigidas a nosotros, tratan específicamente acerca de nosotros. Nuestro curso
de instrucción se encuentra completo, y es perfecto. Comienza desde el punto
más bajo y nos lleva hasta el punto más alto. No es posible que vayamos más
lejos en cualquiera de esas dos direcciones. Comienza con nosotros en el
"fango de estiércol" y concluye con nosotros en "el trono de
gloria." Comienza con nosotros como siendo unos "pobres miserables"
y acaba con nuestras "miserias", nos encuentra "pobres", y
nos hace "ricos". Y habiéndonos mostrado las peores “bajezas” nos
"eleva hacia lo alto" hasta el más alto lugar celestial, tomándonos
para encontrarnos con el Señor en el aire, "para siempre con el
Señor." Lo que Dios puede hacer se
declara en 1 Samuel 2:6-8, pero cómo es que eso habría de ser manifestado en el
Evangelio de Su Gracia se encuentra únicamente revelado en éstas Epístolas.
Habiendo observado la mutua relación
de éstas tres Epístolas, observemos ahora a las otras cuatro. ¿Dónde se
encuentran colocadas? En nuestro previo capítulo ya vimos que ellas se
encuentran colocadas en dos pares, el primer par se nos presenta después de
Romanos, y el segundo par después de Efesios. De tal forma que se encuentran
dos Epístolas intercaladas entre las otras tres que ya vimos. Ahora, la
pregunta es, ¿Porqué se encuentran colocadas de esa forma? Debe de existir
algún diseño en este orden, y no es tan difícil encontrarlo. El primer par
(Corintios y Gálatas) sigue a Romanos debido a que exponen un distanciamiento
de la especial enseñanza que encontramos en Romanos. El segundo par (Filipenses
y Colosenses) viene después de Efesios porque expone el distanciamiento de la
especial enseñanza que encontramos en Efesios. De tal forma tenemos el curso o
la clase competa de la enseñanza para la Iglesia, el currículum completo de la
educación Cristiana, colocado delante de nosotros como un todo, tanto
positivamente como negativamente. En las tres (Romanos, Efesios,
y Tesalonicenses), tenemos "doctrina". En las cuatro
(Corintios, Gálatas, Filipenses, y Colosenses), tenemos "reprensión"
y "corrección", formando todas en su conjunto la “justa instrucción”
para la Iglesia y cada uno de sus miembros. Aquí vemos como es que éstas
Epístolas son "provechosas" y son para la perfección (es decir, la
completa educación) de "el hombre de Dios", equipándolo con todo lo
necesario para cualquiera de sus deberes y para toda emergencia. Pero existe
una correspondencia adicional entre éstas cuatro Epístolas. La primera de cada
par (Corintios y Filipenses) exhiben un distanciamiento práctico de la doctrina
revelada previamente, mientras que la segunda de cada par (Gálatas y
Colosenses) exhiben un distanciamiento doctrinal. Es decir, en Corintios
tenemos un fracaso práctico respecto a la enseñanza expuesta en Romanos, en
tanto que en Filipenses tenemos un fracaso a exhibir en la vida práctica la
enseñanza expuesta en la Epístola a los Efesios respecto a la unidad de los
miembros del Cuerpo de Cristo. (Presentaremos esto más completamente cuando
estudiemos cada una de éstas Epístolas en detalle). Por otro lado, en Gálatas
tenemos un fracaso doctrinal respecto a lo enseñado en Romanos. Es debido a
esto que las Epístolas a los Gálatas y a los Romanos poseen bastantes
semejanzas, como todos habrán de estar enterados; aunque, todo lo que se
pudiera percibir superficialmente acerca de su semejanza es que: fueron
"escritas alrededor del mismo tiempo"! Pero la diferencia real es que
lo que se declara como "doctrina" en Romanos se repite como
"corrección" en Gálatas. Romanos comienza con la declaración del
Evangelio de Dios. Gálatas comienza con (después de lo epistolario), " Estoy maravillado de que tan pronto os
hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un
evangelio diferente".
Semejante es que en Colosenses tenemos un fracaso doctrinal respecto a la
verdad revelada en Efesios. (Lightfoot dice, "La Epístola a los Efesios
guarda una relación con la Epístola a los Colosenses muy semejante a la que se
tiene entre Romanos y Gálatas. -- [Biblical Essays, p.395.]) En Efesios,
Cristo se nos presenta y describe como "la Cabeza del Cuerpo". En
Colosenses tenemos los males doctrinales que vinieron al “no asirse de la
Cabeza " (Col. 2:19).
Así que podríamos presentar la
estructura de las Siete Epístolas a las Iglesias
A | Romanos. "Doctrina".
El Evangelio de Dios: nunca escondido, por el contrario, "prometido de
antemano". La justificación de Dios para el Judío y el Gentil
individualmente – muertos y resucitados con Cristo (1-8). La relación de los
Judíos y Gentiles aún no salvos, el paréntesis (9-11). El fundamento subjetivo
del misterio.
B. |
Corintios. "Reprensión" Fracaso práctico de manifestar la enseñanza
expuesta en Romanos por no percibir su posición como ya habiendo muerto y
resucitado con Cristo. La "levadura" en la práctica (1 Cor.
5:6).
C. |
Gálatas. "Corrección." Fracaso doctrinal respecto a la enseñanza
presente en Romanos. Habiendo comenzado con la verdad de la Nueva Naturaleza
("espíritu"), fueron "tan pronto alejados"
(1:6), y buscaban el ser hechos perfectos en su vieja naturaleza ("la
carne") (3:3). La "levadura" en la doctrina (5:9).
A. | Efesios. "Doctrina". El Misterio
de Dios, siempre oculto, nunca antes revelado. Judíos y Gentiles colectivamente
hechos "un Nuevo Hombre" en Cristo. Sentados en los lugares celestiales
con Cristo.
B. | Filipenses.
"Reprensión". Fracaso práctico de manifestar la enseñanza expuesta en
Efesios, de manifestar "la mente de Cristo" como miembros de un solo
Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo.
C. | Colosenses.
"Corrección." Fracaso doctrinal respecto a la enseñanza presente en
Efesios. Doctrinas erróneas que aparecieron por "noasirse de la
Cabeza" (2:8), y no viendo su ser, completos y perfectos en Cristo
(2:8-10).
A. | Tesalonicenses. "Doctrina". No
solamente "muertos y resucitados con Cristo" (como en Romanos); no
solamente sentados en los lugares celestiales con Cristo (como en
Efesios); sino " arrebatados en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor". En Romanos, justificados en Cristo; en
Efesios, santificados en Cristo; en Tesalonicenses, glorificados con Cristo. No
"reprensión" No "corrección." Toda acción de gracias y
alabanza.
Ahora veremos otra razón del porqué
Tesalonicenses aparece al final. No existen Epístolas a la Iglesia más allá de
ella, debido a que no existe una verdad superior a ser enseñada. En ella se ha
alcanzado la consumación. Éste es el más elevado curso o clase en la escuela de
la gracia, en donde el Espíritu Santo es el gran y Divino Maestro "Toda la
verdad" culmina aquí -- "toda la verdad" a la que Él habría de
guiar a la Iglesia de Dios. El creyente es conducido desde las profundidades de
la degradación (en Romanos) hasta las alturas de la gloria (en Tesalonicenses),
arrebatados para estar por siempre con el Señor, y permaneciendo con él en
bendición eterna "en", y "con" Cristo. Esto completa nuestra apreciación de las
siete Epístolas a la Iglesia como un todo. En próximos artículos veremos cada
Epístola por separado: (1) Exhibiendo su estructura, (2) mostrando a partir de
ella, su perspectiva y enseñanza especial, y (3) presentando tales detalles
(mediante la traducción y comentarios de pasajes especiales) como es necesario
para la educación de los Cristianos en la escuela de la gracia, de tal forma
que sean capaces de conocer su especial posición en Cristo.
Para
aprender más acerca de las Epístolas a la Iglesia:
http://www.oocities.org/fdocc2/notas-ep.htm
Tasters of the Word (YouTube), videos recientes: "Astronomía y Nacimiento de Jesucristo: Once de Septiembre Año Tres A.C.", "Estudio sobre Sanidades" (en 20 episodios), "Jesus Christ, Son or God?" and "We've the Power to Heal":
Tasters of the Word (the blog, with: "Astronomy and the Birth of Jesus Christ"):