¡EXPULSAD DEMONIOS!

Ya hemos visto cómo hablar en lenguas, en que consisten las manifestaciones de revelación y acerca de dones de sanidades. Ahora veremos cómo expulsar demonios.

Jamás te permitas ningún sentido de condenación o culpa. Todas éstas señales, prodigios, milagros, lenguas, profecías, sanidades, y todas las liberaciones de influencias diabólicas que tú puedes lograr por el poder de Dios que mora en tí, dependen totalmente del libre uso de la habilidad que Dios ya te ha dado. Tú ya eres salvo por lo que Cristo logró por tí, aún si no practicas por tu libre albedrío ninguna de las manifestaciones del espíritu santo. Ésto lo llevas a cabo libre y voluntariamente por respeto y por amor a Dios, y por amor a otros humanos, para darles también a ellos la liberación que tú ya gozas e incrementar el número de los Hijos de Dios con poder sobre el mundo, para difundir la Palabra de Dios más y más eficazmente sobre el mundo, para traer libertad verdadera a los corazones de las gentes y para ¡reconciliar a la gente que así lo desee con Dios, es decir, para darles también a ellos el derecho y la autoridad de ser Hijos de Dios, con espíritu santo dentro de ellos!.

La gente está enferma, ciega, coja, paralizada, jorobada, mentalmente inepta, libidinosa, alcohólica, temerosa, deprimida, etc. debido a la influencia o posesión de espíritus diabólicos.

1Jn. 4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido, porque el que está en vosotros [el don de espíritu santo, Cristo en nosotros] es mayor que el que está en el mundo [satanás, el príncipe de éste mundo, y sus huestes].

Es la Palabra de Dios la que nos garantiza absolutamente que nosotros somos de Dios, y que ya los hemos vencido, ¿a quiénes?, a los espíritus diabólicos, tales como al espíritu del anticristo (1Jn 4:3), y a los de los falsos profetas (1Jn. 4:1). ¡Es por eso que ni el anticristo ni su falso profeta se podrán manifestar sino hasta que nosotros, los creyentes renacidos ya hayamos sido sacados del mundo mediante Cristo Jesús mismo, quien viene en las nubes por nosotros! (favor de leer muy cuidadosamente por vosotros mismos: 1 Tes. 4:13-18; 1 Tes. 5:9, 11; 1 Tes. 1:10; 2 Tes. 2:1-3,6-13, 16-17; 1 Cor. 15:51-58, etc.], porque el que está en nosotros, el cual es el don de espíritu santo, que es Cristo en nosotros, es mayor que el que está en el mundo: satanás, quen es el dios (2Cor. 4:4) y príncipe de éste mundo (Jn. 14:30), y sus huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef. 6:12).

Un gran creyente de la india ha profetizado que antes de nuestra reunión con Cristo, los creyentes renacidos vamos a causar un gran estrago a las huestes de satanás, que nuestra partida no va a ser cual una cobarde retirada, cual si fuera una temerosa salida o escape de ésta tierra. Nuestra partida va a ser cual una súplica del mal para que nos vayamos, por parte de las huestes de maldad que se van a encontrar confusas, y se las van a ver muy difíciles por un breve tiempo, cuando nosotros, aún estando aquí sobre la tierra, vamos finalmente a darnos cuenta de la medida de la estatura de la plenitud que somos y que tenemos en Cristo, y que entonces vamos a actuar con TODA la potencia que Dios nos ha concedido (Ef. 4:13). Cristo entonces va a venir por nosotros, Cristo entonces nos va a remover de la tierra antes de y para que satanás y su anticristo puedan tomar control total sobre el planeta; al final, satán y sus huestes van a ser definitiva y globalmente derrotados por Cristo y por todas sus huestes victoriosas de santos y de ángeles, quienes con Cristo regresarán por segunda y última vez para que, con la ayuda de Dios quien enviará fuego del cielo, pueda derrotar a satán y a sus huestes de maldad de una manera definitiva (Ap. 20:10, 14-15).

Pero por ahora, Dios ha hecho disponible todo tipo de liberación para el ser humano, ya que Dios mismo ha pagado el precio más alto por nosotros mediante el permitir el sacrificio de Su propio Hijo Jesucristo, especialmente al momento en el que el cuerpo de Jesús fue partido por nuestra sanidad y liberación (Is. 53:1-12 y 1Pe. 2:21-24). Pero Dios resucitó a Jesucristo y luego nos mandó incondicionalmente del mismo espíritu santo que mora en él para que hablemos en lenguas, recodemos que el logos mora en nosotros, y para echar fuera demonios, y para sanar toda enfermedad, para hacer milagros, y para mostrar qué clase de Padre celestial tenemos, para que todos vean ¡qué clase de Dios es nuestro Dios!.

¡Por eso es que tú mismo necesitas conocer tu posición exaltada, tu posición superior que gozas a la diestra de Dios en Cristo!.

Las siguientes verdades te ayudarán a expulsar demonios, los cuales te respetarán y te tendrán miedo, ¡todos los demonios se estremecerán ante tu misma presencia!:

  1. Tú eres superior a los demonios y ellos deben de respetarte y de estremecerse ante tu presencia.
  2. Una de las más importantes cosas que tú debes de conocer para liberarte a tí mismo y liberar a otros de posesión de espíritus diabólicos es que tú eres mucho más superior de lo que los demonios son. Ellos te temen debido a que tú eres el Hijo de Dios que está sentado a la derecha de Dios en Cristo Jesús, debido a que tú tienes todo el poder del don espiritual de Dios para vencerles, y ¡ejércitos de ángeles te acompañan a dondequiera que tú vas!.

    Ef. 2:6 y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales en Cristo Jesús.

    Si estamos sentados en los cielos en Cristo, es importante que sepamos que así como Jesucristo ya ha vencido a toda potencia y autoridad de todo adversario suyo, así también nosotros, quienes además tenemos a nuestro servicio a todos los ángeles de Dios. ¿Recuerdan cuando el ángel le abrió las puertas a Pedro en el libro de Hechos tiempo después del día de Pentecostés? (Hch. 12:6-11), ¿o del ángel del Señor que le dijo a Pablo que ninguno de los tripulantes del barco en el que él iba y que iba a naufragar en la costa de Malta moriría, sino que en cambio, creerían para su salvación? (Hch. 27:23-24), ¿o del ángel que le dijo a Felipe a dónde ir? (Hch. 8:26), etc.:

    1Co 6:3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?

    Ef. 3:10 a fin de que la infinita [multiforme] sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,

    1Pe 3:22 el cual [Cristo Jesús] está a la diestra de Dios, siendo subido al cielo; a quien están sujetos los ángeles, y las Potestades, y Virtudes.

    Ef. 1:21-23 [Cristo Jesús está] sobre todo principado y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino aun en el venidero: y sujetándole todas las cosas debajo de sus pies, y poniéndolo por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, y él es la plenitud de ella: el cual llena todas las cosas en todos.

    Heb 1:13-14 Pues, ¿A cuál de los ángeles dijo jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? ¿No son todos espíritus servidores, enviados en servicio por amor de los que son los herederos de la salud [la salvación]?

    Sal. 91:11, 13-14 Porque a sus ángeles mandará acerca de ti [Jesucristo, ¡y ahora cada uno de los miembros del Cuerpo de Cristo!], que te guarden en todos tus caminosSobre el león y el basilisco pisarás; hollarás al cachorro del león, y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre.

    Rom 8:38-39 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

    1Pe 1:12 A los cuales [a los profetas del Antiguo Testamento] fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el Evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los ángeles.

    Nosotros estamos por encima de todos los ángeles, sean éstos buenos o malos, debido a que estamos sentados en Cristo Jesús a la diestra de Dios, ¡con TODA la plenitud de Cristo dentro de nosotros!.

  3. Nosotros somos el Templo de Dios, la Iglesia del Cuerpo de Cristo, y ante nosotros los demonios se estremecen y tiemblan; ¡los demonios se llenan de temor ante la presencia de Dios!.
  4. Nosotros, los cristianos renacidos miembros del Cuerpo de Cristo en su conjunto somos el Templo Santo de Dios, con toda la plenitud del don del espíritu santo de Dios en esta era de la gracia de Dios:

    Ef. 2:20-22 Edificados [nosotros los creyentes renacidos, llamados santos según Dios] sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; En el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor: En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu.

    El hecho de que los espíritus diabólicos se estremecen ante la presencia de Dios (que es Dios en Cristo y Cristo en nosotros, y la presencia de Dios, su don de espíritu santo mora en nosotros) se observa en la siguiente escritura, entre otras:

    Stgo. 2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

    Este punto es muy importante ya que los demonios se encuentran mucho muy por debajo de tí, y ellos tiemblan y se estremecen cuanto tú los echas fuera, es más, se estremecen llenos de temor simplemente ante tu mirada. La absoluta verdad es que los espíritus diabólicos se acobardan totalmente ante tu presencia, debido a que Dios ya te hizo sentar a su diestra, a la diestra de Dios en Cristo te encuentras tú ya sentado, es decir, que con semejante autoridad y con toda certeza ese es tu lugar exaltado y tu posición en Cristo. Tú estás sentado por encima de todo nombre y autoridad que se nombre no sólo en los tiempos en los que vives, sino, de TODOS los tiempos, pasados, presentes y futuros. Además de todo eso, ¡ eres ahora la habitación misma del Dios Todopoderoso sobre la tierra!.

    Es por todo lo anterior, y aún más, que tú puedes hacer las obras que hizo Jesucristo, y una ellas fue la de echar fuera demonios:

    Jn 14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree [habla Jesús], las obras que yo hago también él las hará; y mayores que éstas hará; porque yo voy al Padre.

    Mat 10:8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

    Mar 16:17-18 Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi Nombre [con la autoridad de Jesús] echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; quitarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

    Lc 24:49 Y he aquí, yo [Jesús] enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto.

    Hch 1:8 pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.

    Hch 2:39 Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame.

    Echar fuera demonios con el poder del espíritu santo no fue algo inusual en el ministerio de Jesucristo, de hecho fue algo común de todos los días para él:

    Mat 4:24 Y se extendió su fama por toda Siria; y traían a El [a Jesús] todos los que estaban enfermos, afectados con diversas enfermedades y dolores, endemoniados, epilépticos [lunáticos] y paralíticos; y El los sanaba.

    Mar 1:39 Y fue [Jesús] por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios.

    Lc 4:41 También de muchos salían demonios, gritando y diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero, reprendiéndolos, no les permitía hablar, porque sabían que El era el Cristo.

    Echar fuera demonios con el poder del espíritu santo no fue algo inusual tampoco en el ministerio de los discípulos de Jesús, fue también algo común, y eso para ellos ¡aún desde antes del día de Pentecostés!, ¡cuánto más tenemos nosotros ahora y que aún no hemos utilizado para poder derrotar a satanás y sus huestes en nuestros tiempos!:

    Mat 10:1 Entonces llamando a sus doce discípulos, Jesús les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

    Lc 10:17 Los setenta regresaron con gozo, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre.

  5. ¡Tú puedes expulsar demonios con la autoridad que Dios en Cristo te ha conferido!

La palabra que se traduce en español como "echar fuera" es la palabra griega ekballo, que se compone de ek, fuera y ballo, arrojar, expulsar, lanzar. Por lo tanto ekballo singifica expulsar o echar fuera.

Cuando en el fútbol americano pateas con fuerza a una pelota, tú no la mueves a unos cuantos pasos de tí. Tú la pateas con el fin de aventarla lo más lejos que puedes. Comparativamente, con esa fuerza espiritual que tenemos, ¿acaso entonces nosotros estamos aquí sobre la tierra en el lugar de Cristo Jesús para simplemente "suplicarles" a los demonios débilmente: "eh… diculpe, esteee, por favor… si acaso le parece bien a Usted, podría Usted de la manera más atenta salir de ésta persona"? ¡No!. Tú arrojas fuera a los espíritus inmundos con todas tus fuerzas, tú los expulsas de las personas. Dios ya te ha dado Su autoridad para ¡ECHARLOS fuera a TODOS ellos!.

Espero que podamos llegar hasta el punto de entender la exactitud de la grandeza de la Palabra de Dios y de la Voluntad de Dios para nosotros hoy. Nuestra posición superior en contra de los espíritus malignos es muy importante. Estamos muy por encima de ellos y ellos se encuentran muy por debajo de nosotros. Ellos no son absolutamente nada delante de nosotros, por lo tanto, nosotros podemos y ¡los ARROJAMOS FUERA!. No importa que las películas, novelas, TV series, rock pesado, videos musicales, etc., representen a los espíritus diabólicos como si fueran muy poderosos, la mera verdad es que ellos NO son poderosos, ¡NOSOTROS somos los PODEROSOS en Cristo Jesús para derrotarlos a ellos en toda ocasión, para derrotarlos siempre, para derrotarlos en todo lugar, y en toda circunstancia!.

REPORTES DE DEMONIOS QUE FUERON ECHADOS FUERA

Necesitamos también estudiar todos los registros en la Biblia que nos muestran cómo fue que los creyentes echaron fuera a los demonios. Por ahora nos centraremos en los Evangelios y en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Ésta revisión nos ayudará a identificar las claves involucradas y las circunstancias en las cuales ¡ también!, como ellos lo hicieron, vas a echar fuera demonios, y cómo es que vas a poder echarlos fuera eficazmente.

Enumeramos las claves para la liberación de forma que queden grabadas en nuestra memoria y para que estemos en cualquier momento y situación que se nos presente en relación con la liberación y expulsión de demonios, y con el impartir dones de sanidades, las que ya hemos visto que es encuentran estrechamente relacionadas, las cuales son:

Clave # 1: Predica/proclama/habla a la gente, diles que ellos pueden ser espiritualmente liberados y físicamente sanados al 100%, ¡y ahora mismo!. La promesa de la Palabra de Dios inspira fe o creencia en TODO aquel que atentamente la escucha y que desea recibir. El adversario debe primeramente de ser derrotado en la mente de todos aquellos que crean, antes de que la victoria sea manifestada en el mundo natural.

Clave # 2: Aquellos que necesitan liberación deben de responder a tu predicación de liberación, y entonces ellos acuden a tí debido a que ellos tienen el deseo y la expectación de ser liberados.

Clave # 3: Tú eres el que sana enfermos, Tú eres el que echa fuera demonios; tú no le pides a Dios que sea Él quien los sane, tú eres el que sana o echa fuera a los espíritus malignos. En este punto tú llevas a cabo esto con creencia, y conforme comienzas a ministrarles, el espíritu de Dios en tí te dará la información de todas aquellas cosas que sean necesarias para que tú lleves a cabo la tarea de traer liberación a la gente.

Clave # 4 Cuando tú les traes la liberación de toda posesión espiritual diabólica, tú les instruyes, de tal forma que permanezcan en libertad.

Hasta ahora hemos detectado las siguientes categorías:

1. Igual que en el caso de la sanidad para los enfermos, después de escuchar la Palabra de Dios referente a la liberación sanadora, también muchos de aquellos que necesitaban su liberación de la posesión de espíritus diabólicos respondieron con deseo y expectación de ser liberados. Ellos fueron llevados por sus familiares y/o amigos, o incluso ¡los familiares mismos fueron a implorar por la sanidad de sus parientes sin ni siquiera llevar al "paciente" mismo, llevando solamente una inquebrantable creencia!, hasta donde el sanador se encontraba para que el sanador los echara fuera, y el sanador los echaba fuera. Es decir, los cinco puntos que ya vimos en dones de sanidades se aplican también aquí, ya que también Dios te ha dado la habilidad y la autoridad para echar fuera demonios, así de que tú no tienes por qué pedirle a Dios en oración que sea Dios quien los eche fuera. Ahoa eres quien echa fuera a los demonios. eres quien debe de creer que es capaz, que tienes el poder y la autoridad de Dios para echar fuera a los demonios. eres quien opera la manifestación de fe para echar fuera demonios en aquellas ocasiones en las que tu propia creencia natural "no funciona". Cuando aquel que (siempre o frecuentemente) es poseído por demonios, o su familia y/o amigos creen por su liberación, aquel que echa fuera a los demonios cree en la autoridad que goza sobre los demonios, y entonces los espíritus diabólicos salen fuera de la persona atormentada. Aquí, en ésta primera categoría, tanto la persona que desea sanidad y liberación espiritual (o alguien cercano a ella), así como la persona que echa fuera a los demonios, deben ambos de creer.

2. En el segundo caso o categoría, el espíritu diabólico habitando dentro de una persona te interrumpe e incomoda mediante gritos, clamando o diciendo cosas que te impiden hacer aquello que tú quisieras hacer, ya sea en un estudio bíblico o en tu rutina diaria. Entonces, tú le ordenas al espíritu maligno que salga de aquella persona. Cuando el espíritu maligno te interrumpe, entonces tú no necesitas a nadie más, no necesitas ni que los parientes ni los amigos de la persona poseída estén presentes o crean para la liberación espiritual de su familiar. Tú, con la autoridad que Dios en Cristo ya te ha dado, ejerces tu poder y Señorío sobre los espírius diabólicos mediante arrojarlos fuera. Sin embargo, después de arrojar al espíritu inmundo de una persona, es necesario que esa persona reciba la instrucción necesaria para que sepa como mantener a los espíritus malignos "a raya", alejados de ella. Sí, esa persona necesita decidir si va a creer para renacer del espíritu de Dios dentro de ella y para renovar su mente a aquellas cosas que la Palabra de Dios dice.

Éstas dos categorías se observan en la Palabra de Dios. Si tú te encuentras activo predicando y proclamando acerca de que sanidad y liberación de TODA influencia maligna espiritual están disponibles aquí y ahora mismo por parte de Dios, ambos casos se te van a presentar en una u otra ocasión, y entonces tú necesitas estar alerta y agudo mental y espiritualmente para poderlos reconocer, ¡y echar fuera a TODOS los espíritus inmundos!.

Estudio de los cuatro Evangelios y del libro de Hechos de los apóstoles que nos muestran cómo arrojar demonios:

Categoría 1: Cuando otros interceden por sus familiares poseídos y la persona necesitada es llevada hasta el sanador:

Mat 4:24 Y corría su fama por toda Siria; y le traían todos los que tenían mal; los tomados de diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y lunáticos, y paralíticos, y los sanaba.

Aquellos que necesitaban su sanidad, incluso aquellos que estaban poseídos con demonios, después de haber escuchado de Jesús las buenas nuevas de liberación, fueron llevados a la presencia de Jesús por sus parientes, familiares, amigos, o por alguna otra persona que primeramente respondió ella misma a las buenas nuevas, entonces ellos llevaban a aquellos necesitados de salud, con todo deseo y expectación de que sí serían sanados. El sanador, Jesús, creía en el poder y autoridad que ya le había sido dado por Dios para echar fuera demonios, ¡y entonces Jesús los sanaba!.

Mat 8:16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él [a Jesús] muchos endemoniados; y echó de ellos los demonios con la palabra, y sanó a todos los enfermos;

Después del sabbat (sábado) judío, que era el día sagrado de no trabajar, y como todos los días judíos iban de atardecer a atardecer, de tal forma que, pasado el sabbat, pasado el atardecer, esas personas sujetas a la tradición interpretativa de los ancianos judíos, trajeron a Jesús muchos, no pocos, no unos cuantos, sino muchos endemoniados; y Jesús echó de ellos los demoinos con la palabra, y sanó a TODOS los enfermos.

Aquellos que estaban poseídos por demonios fueron traídos a Jesús por otros que habían respondido creyentemente, afirmativamente, a la Palabra de liberación que primeramente les había sido predicada a ellos. Éstas personas deseaban y estaban convencidas que Jesús con toda seguridad les liberaría. Jesús entonces arrojó, echó fuera a los espíritus con su palabra, no mediante extraños actos, no mediante el uso de líquidos, ni de objetos "sagrados", ni con danzas o rituales. Jesús no le oró a su Padre Dios pidiéndole que Dios mismo echara fuera de esas personas a esos demonios, Jesús ya había recibido la unción espiritual, el espíritu santo de Dios ya moraba en el, y habitó en Jesús durante TODA su vida debido a la libre voluntad de Jesús de siempre obedecer a Dios. Esa unción con espíritu santo morando en él le hizo digno a Jesús de ser llamado El Cristo, ¡y es la misma y aún mayor unción espiritual la que ahora nosotros llevamos!:

Mat 9:32-34 Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron [a Jesús] un hombre mudo, endemoniado. Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la multitud se maravilló, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel. Mas los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.

Algunas personas, quizás parientes y/o amigos de ese mudo, que habían creído en el poder liberador y en la palabra de Jesús, le trajeron un hombre mudo que estaba poseído por un demonio. Ellos creían que Jesús podría sanar a ese hombre.

Es evidente que ese mudo estaba así desde hacía tiempo, debido a un demonio "radicando permanentemente dentro de él", ¡hasta que Jesucristo llegó para echarlo fuera!.

¿Qué es lo que hizo Jesús? ¡Jesús simplemente echó fuera al demonio!. Los fariseos dijeron que Jesús echaba fuera demonios debido al príncipe de los demonios, ya que eso era lo que ellos habían estado practicando. No necesitamos usar demonios más potentes para echar fuera a los demonios menores que pudieran estar poseyendo o influyendo a la gente. Nosotros tenemos el más potente espíritu de todo el universo y de todo lo creado: ¡tenemos el espíritu de Dios!, el cual es el don de espíritu santo, el cual es también llamado Cristo en nosotros.

Nosotros echamos fuera a todo demonio con la autoridad y poder que ya nos ha sido dado en Cristo, poder espiritual que mora siempre en nosotros. No se puede perder, no puede escapar de nosotros para "irse de vacaciones". El espíritu de Dios es incondicional y es simiente incorruptible, es lo que nos hace Hijos de Dios, al hacernos participantes de la naturaleza divina. Eso, señores y señoras, eso es lo más poderoso que pudiera haber sido dado a nosotros por parte de Dios, y con ese don espiritual, ¡nosotros tenemos el poder necesario para echar fuera a los demonios!.

En este caso que acabamos de leer en la Escritura, el demonio no hablaba a través de ese hombre, ese demonio de hecho hacía que ese hombre estuviera mudo. En tal caso, cuando un espíritu inmundo no habla, conforme , con el poder de Dios en tí, comienzas a sanar a la persona que lo "hospeda", tú entonces sabrás que un espíritu inmundo se encuentra allí y aún conocerás, de ser necesario, la identidad del espíritu o espíritus "invasores". Ésto sucede debido a que Dios te revela, ya sea mediante uno o varios de tus sentidos espirituales - ver, oler, oír, etc., la presencia de espíritus malignos. Entonces tú le ordenas o les ordenas a esos espíritus perversos, que salgan fuera de esa persona. Jesús no le suplicó a Dios para echar fuera a ese espíritu, ¡Jesús mismo lo hizo por el poder que Dios ya le había dado a él!.

Mat 12:22-28 Entonces fue traído a él [a Jesús] un endemoniado, ciego y mudo, y le sanó; de tal manera, que el ciego y mudo hablaba y veía. Y las multitudes estaban fuera de sí, y decían: ¿Es éste aquel Hijo de David? Mas los Fariseos, oyéndolo, decían: Este no echa fuera los demonios, sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Y Jesús, como sabía los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Y si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

Le llevaron a Jesús uno poseído con un demonio, el cual demonio estaba ocasionando que su "víctima", no sólamente estuviera muda, como en el caso anterior, sino además ciega. Siempre se llevó a cabo el resultado esperado cuando alguien trae a una persona poseída con un demonio, quien además tiene el deseo y la expectación de que el sanador le sane. Cuando ellos tienen creencia de que ese familiar poseído será liberado por tí, y si tú tienes creencia para echar fuera a los demonios, ¡esos demonios siempre tendrán que obedecerte y salir de allí!.

El demonio no hablaba a través de ese hombre, tampoco en éste caso. Cuando tú comienzas a sanar a una persona, tú sabrás si es que un espíritu maligno es el que está causando el problema y/o aún la identidad de ese espíritu o espíritus. Entonces tú le darás la orden de salir de esa persona.

A veces el espíritu inmundo hablará contigo; tal vez el espíritu te diga "yo no me voy a salir de aquí", ó "yo he vivido aquí por más de doce años", ó "tú no puedes sacarme de aquí", etc. ¡Mentiras del padre de la mentira!. Tú no te das por vencido, tú simplemente no le das crédito ni le prestas atención a ninguna de esas cosas que los espíritus malos te digan. Tú no te dejas amedrentar ni un segundo más por las ofensas y agresiones verbales que los espíritus inmundos quieran proferir. Tú tienes la autoridad de "taparles la boca". "¡Cállense!", les ordenaba Jesús. Tú tienes toda la autoridad, y ellos deben de sujetarse a tí, y de someterse a tí; ellos saben eso, por lo tanto, tú les das la orden de salir de allí, tú les das la orden y ellos tienen que obedecer, ellos tienen que salir de allí, no importa lo que hayan dicho o hecho antes, ellos tienen que "desalojar".

Éste es un punto muy importante y no dejaremos de repetirlo, tú no le oras a Dios para que Él sea quien eche fuera a los demonios. Tú echas fuera a los demonios con el poder y autoridad que Dios te ha dado mediante su espíritu de Dios que ya mora en Tí. ¿Puedes acaso hablar en lenguas, interpretar y/o dar palabra de profecía?. Pues así como puedes hacer eso, y aún cuando hayas tenido o experimentado cierta inseguridad al principio, ¡también tienes la autoridad conferida a tí por el mismo Dios creador del universo, para sanar enfermos, y para echar fuera demonios!

Jesús dijo: "si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios". Nótese que Jesús dijo "Yo echo fuera a los demonios", no hemos de quedarnos esperando pasivamente a que Dios los eche fuera por nosotros, ¡nosotros los echamos fuera por el espíritu de Dios que mora en nosotros!. Nosotros jamás echamos fuera a los espíritus inmundos mediante el príncipe de los demonios (satanás, así como sucede en los exorcismos practicados hoy por hombres que carecen de Cristo morando dentro de ellos, no importa si esos hombres nos parecen "muy sinceros", y sin duda alguna "muy religiosos", como lo eran esos tan perfumados, "limpios y elegantes" miembros de aquella jerarquía judía corrupta, junto a sus hijos, como veremos más adelante). Nosotros echamos fuera a los demonios únicamente mediante el espíritu de Dios, con nuestra habilidad y autoridad espiritual dadas por Dios.

Me entristece recordar que famosos y famosas sordomudas "aprendieron a vivir con su "problema" " en vez de haber encontrado durante toda su vida a alguien llendo del espíritu santo quien además estuviera lleno de la convicción de que tenía toda la autoridad y el poder necesarios para sanarles completamente. Todas esas personas, ¡en su temprana infancia fueron normales!, pero entonces "algo pasó" que provocó que por el resto de sus vidas quedaran anormales y/o sordomudas. Tú igualmente echas fuera a los demonios que causan éste y otros tipos de problemas conforme tú actúas para bendecir y traer liberación a este tipo de personas y/o a sus familiares. Tu primera responsabilidad es el compartirles las buenas nuevas de libertad de toda aflicción, tormento y dolencia, tal y como Dios promete en Su Palabra, ¡y Dios mismo respalda su Palabra!.

Mat 15:22-28 Y he aquí una mujer cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija esta enferma, poseida del demonio. Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros. Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel. Entonces ella vino, y le adoró [se postró ante él, con sumo respeto y reverencia], diciendo: Señor socórreme. Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fue sana su hija desde aquella hora.

Aunque ella no trajo a su hija con ella para que Jesús la viera (quizás de plano no pudo), ella creyó firmemente que Jesús podía echar fuera al demonio que estaba tan perniciosamente afectando a su hija. De hecho al final Jesús le dijo: "Oh mujer, grande es tu fe". Esta madre cananea ni siquiera estaba al lado de su hija cuando la sanidad se llevó a cabo. En este caso, como en el caso en el que Jesús sanó al centurión, y en otros registros, el "paciente" mismo no se encontraba presente frente a Jesús, y sin embargo, por la creyente insistencia de alguien que quería ver a esa persona sanada y liberada, la salud y liberación se presentaron igualmente. Para la manifestación del poder de Dios no existen condiciones, leyes, métodos específicos, regulaciones, definiciones, etc. La clave es una firme e inquebrantable creencia. Esa cananea sabía que había un muy negativo y malo problema espiritual en su hija, ella sabía que nadie, excepto por Jesucristo, le daría la libertad. Jesús no le pidió a Dios en oración que librara a esa muchacha. Jesús simplemente ejerció la autoridad que tenía una vez que descubrió la firme e insistente creencia de ésta mujer, la cual ni siquiera era judía, siendo semejante en eso también con centurión romano.

Cuando una persona tiene una inquebrantable creencia, como la de esta mujer de Canaan, madre de la que padecía siendo "víctima de los demonios", tú no necesitas ni siquiera tener a la persona poseída enfrente de tí para hacer que un demonio o demonios se retiren, por que a tu declaración con autoridad, cualquiera que ésta sea, saldrán igualmente de la persona poseída. No importan las distancias para el poder del espíritu de Dios, lo que importa es que alguien esté creyendo firmemente en semejante liberación. Jesús dió la orden necesaria: "sea hecho contigo como quieres". Ni se puso solemne, ni tuvo necesidad de decir: "demonio, salga de esa muchacha". Tampoco le suplicó a Dios que Dios sacara a ese demonio, Jesús llevó a cabo la obra con el poder dado a él por Dios. Jesús podría haberle dicho a la madre cananea cualquier otra frase relacionada con la liberación llevada a cabo, como por ejemplo: "el demonio ya ha salido de tu hija, vete en paz", que veremos a continuación. El hecho principal es que Jesús poseía el mismo poder espiritual que ahora tenemos para llevar a cabo la obra de echar fuera demonios. Así también, la mamá de la muchacha que estaba poseída creyó, ¡y la liberación le fue otorgada a su hija conforme a la creencia de su madre!.

Mr 7:24-30 Levantándose de allí, [Jesús] se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces [Jesús] le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

En este caso el demonio mismo no dijo nada, ya que se encontraba a la distancia, afectando a la hija de la mujer que directamente le solicitó a Jesús insistente y creyentemente que liberara a su hija de dicho demonio. Jesús intentó originalmente estar en ese lugar de incógnito, sin embargo, el poder espiritual que Dios le había otorgado, el cual también se encuentra en nosotros, nunca se desgasta, ni "se inactiva", ni "se cansa". Esa mujer, una gentil, necesitada de la ayuda de Jesús para su hija, reconoció a Jesús y le imploró su ayuda. Es clara la indicación del poder de Dios actuando debido a la creencia de la madre de ésta muchacha, ya que el demonio dejó a la muchacha en el mismo instante en el que Jesús así lo declaró.

Ésta mujer creyó que Jesús podría liberar a su hija. Así de que ella se dirigió a Jesús aún cuando ella ya sabía que por ese entonces no era culturalmente aceptable que una mujer, y especialmente una gentil, se dirigiera personalmente a un varón judío, pero en ésta ocasión, éste varón era Jesús. Ella deseaba de verdad con todas sus fuerzas que su hija fuera liberada y estaba dispuesta a llevar a cabo todo aquello que estuviera a su alcance para obtener la liberación para su hija. Jesús liberó a esa muchacha debido a la fe o creencia de su madre, aún cuando su ministerio personal había sido establecido formalmente por Dios para las ovejas perdidas de la casa de Israel, y no para los gentiles (Mt. 15:24, 10:6). Eso nos muestra vez tras vez que para las portentosas hazañas del espíritu de Dios que mora en todo hombre creyente, no existe ley, condición o límite alguno, sino que una profunda y firme creencia son la única y la gran necesidad y demanda (leer Mr. 9:38-41 y Lc. 9:49-50 para ver como aún no importa a qué grupo tú perteneces o no perteneces, el grupo no es absolutamente nada en esos momentos, tu creencia lo es).

Mat 17:14-21 Cuando llegaron a la multitud, se le acercó un hombre, que arrodillándose delante de El, dijo: Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Y lo traje a tus discípulos y ellos no pudieron curarlo. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo acá. Y Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento. Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? Y El les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Pásate de aquí allá", y se pasará; y nada os será imposible. Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno.

El padre del muchacho poseído trajo a su hijo a los discípulos de Jesús para ser liberado, ellos no pudieron echar fuera a ese demonio. Pensemos en ese evento… aquí tenemos a Pedro gritando: "¡demonio sal de ese muchacho!", y nada sucede, el muchacho sigue sacudiéndose… entonces Juan llega y ordena: "¡demonio, deja al muchacho!", y nada sucede… hasta que Jesús llega (nunca demasiado tarde, seguramente porque Jesús siempre estaba en comunión con Dios). Jesús va acercándose, y mientras tanto, siempre se toma su tiempo para edificar su propia creencia en que él, Jesús, tiene la autoridad dada por Dios.

La verdadera razón por la cual los discípulos no pudieron echar fuera a ese demonio no tiene que ver con el "ayuno" físico o con una "intensa oración para que Dios lo libre", aún cuando la religión de los hombres insiste en todo eso. La razón llana y claramente les fue indicada por Jesús: "Por vuestra poca fe", Jesús aquí centró su atención en la falta de creencia de sus propios alumnos.

Así de que tal vez se presenten ocasiones en las que los espíritus diabólicos no salen de las personas debido a que nosotros no creemos que somos capaces de echarlos fuera, aún cuando Dios nos esté gritando lo contrario: "¡Vamos Hijo mío, Tú puedes, ya te he dado TODA mi autorización y autoridad para lograrlo!". Debido a que nosotros no creemos a veces, será imposible que echemos fuera a un demonio cuando nosotros demos la orden. El que echa fuera a los demonios debe de decir con fe o creencia que lo que él diga, sucederá. No hablemos con dudas, sino que hablemos con plena confianza de que los demonios nos obedecerán. Si nos falla un intento, simplemente no desfallecemos, sino que seguimos intentándolo, en ese mismo momento o después, sin que nuestra creencia se quebrante. ¡Aún contamos con el siempre presente recurso de la fe de Jesucristo, la manifestación de fe procedente del mismo don de espíritu santo que mora en nosotros!.

Aquí el versículo final, el 21, no concuerda con lo que claramente ya les ha enseñado Jesús: ustedes fallaron "¡por vuestra incredulidad!". Ese versículo 21 dice "Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno". Los textos griegos omiten todas esas palabras que pareciera que han sido añadidas por un tardío escriba (ni siquiera aparecen en en el interlineal griego-español editado por F. Lacueva y publicado por CLIE ni en la versión "Dios Habla Hoy", ni en el T, Tr., A, WH, R, etc. Esas palabras aparecen en el texto sirio). Pensemos lógicamente para clarificar ese asunto de acuerdo a su contexto: ¿Acaso Jesús le ordenó al padre del muchacho poseído con ese demonio de epilepsia y de suicidio lo siguiente: "mire, tenemos que esperar durante unas cuantas horas debido a que voy a ayunar y a orar con mis discípulos, y cuando regresemos, a su "debido" tiempo, sanaremos a ese muchacho"?; ¡No!, muy por el contrario, vemos que Jesús tomó acción sin perder tiempo y entonces "¡reprendió!" a ese demonio "y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento".

No ayunos, no oraciones, no pérdida de tiempo, fue una curación desde aquel mismo momento. Y si acaso esas palabras de "oración y ayuno" se tomaran de una forma no literal (aunque sabemos que no se encuentran en los textos griegos), veríamos que la palabra "oración" es el nombre griego "proseuche", una combinación de pros, hacia y euche, un nombre derivado del verbo eukomai, que significa "desear fuertemente", es decir: "tener un fuerte deseo hacia algo, desear con insistencia, pedir algo con un intenso deseo", de allí que se traduzca como "orar". La palabra "ayuno" significa una "abstinencia" de algo, principalmente de alimentos físicos. Sin embargo, sabemos por la palabra de Dios en Is. 58:6-7 que el ayuno verdadero para Dios es que nosotros tengamos el profundo deseo de tomar la acción necesaria para ayudar al prójimo, que tengamos el corazón de servicio a los demás, para liberar a los cautivos, para eliminar todo aquello que les oprima, para alimentar a los hambrientos, para hospedar a los pobres sin hogar, para cubrir al desnudo, para proteger al desolado, todo eso es en suma, ¡no esconderse ni ser indiferentes ante todo aquel prójimo que se encuentre bajo una profunda y verdadera necesidad!. ¿Le importa "un comino" a Dios que nosotros comamos o dejemos de comer (aún cuando la "religión" así lo mande) para sanar a alguien? ¡No!, la Biblia nos dice que ¡Jesús y sus discípulos eran de un buen comer y de un buen beber vino!. Desde luego que todo eso lo hicieron con medida, nunca con exceso. La Biblia no nos dice que Jesús o alguno de sus discípulos se embriagaron y comenzaron a actuar desordenada o tontamente (Mt. 11:19, Mr. 2:16, Lc. 7:34, es más, Jesús mismo habla con sarcasmo de la práctica religiosa judía del ayuno alimenticio en una de sus parábolas: Lc. 18:9-14).

Alineándonos entonces con ese contexto y con el resto de las escrituras que hablan acerca del ayuno verdadero, tomemos como expresión figurativa aquello de "ayunar y orar" (que los antiguos textos griegos omiten). Nosotros claramente podemos ver que Dios nos pide que tengamos un deseo intenso por escuchar y por ayudar a todo prójimo que se aproxime a nosotros debido a nuestra predicación de liberación y sanidad; es más, esa clase de servicio demanda de nosotros que busquemos con todo corazón ayudar al necesitado conforme a nuestras fuerzas y posibilidades espirituales (1Cor. 13). Los discípulos necesitaron haber tenido ese corazón de servicio para eficazmente haber ayudado a ese muchacho (liberándolo) y a su padre (edificando la creencia en él, de la cual creencia los mismos discípulos carecían en ese momento), según veremos a continuación.

Mr. 9:14. Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.

Aquí tenemos más detalles en los que observamos que los escribas estaban disputando, y por lo tanto perturbando la creencia de los discípulos de Jesús.

Mr. 9:15-19. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.

Jesús sabía que, aún cuando ésta persona, el padre del muchacho poseído, había respondido a la predicación de liberación presentada por Jesús, los discípulos de Jesús no habían creído lo suficiente como para librar a su hijo. Jesús además percibe que el padre del muchacho tampoco tiene suficiente creencia como para ver a su hijo totalmente sano por haber sido liberado por Jesús.

Mr. 9:20. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.

No nos asustemos, alarmemos o extrañemos si el espíritu inmundo hace eso con alguien. Mantengámos nuestra tranquilidad, como Jesús mismo aquí nos lo enseñó, entonces resolvamos el problema.

Mr. 9:21. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño.

Es correcto hacer preguntas, conversar con los familiares del poseído. Aquí Jesús hacía preguntas mientras el poseído se revolcaba en el suelo.

Mr. 9:22. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.

El problema con el padre de ese muchacho poseído intermitentemente es que dudaba que Jesús o sus discípulos pudieran realmente liberar a su hijo, aún cuando inicialmente lo había traído a ellos. Además, la necedad e incredulidad de los escribas se hacía sentir. Necesitas evaluar atentamente si la gente que viene a tí para ser sanada y liberada cree que tú la vas a sanar realmente o no. Si ellos llegan a tí con una alta creencia para ser sanados o librados y necesitan de tu asistencia para recibir la fe o creencia necesarias para ser sanados, entonces tú sigues hablando con ellos, tú sigues edificando la creencia de ellos, exortándoles a creer en la cercana liberación. Dios también trabaja en tí y contigo conforme tú ministras la sanidad y libertad a las personas que requieren de su liberación para que lleguen al punto de fe o creencia para ser libradas, como veremos:

Mr. 9:23. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

Tú también puedes liberar y sanar a todo aquel que puede creer. Es más, todo aquel que puede y quiere creer, simplemente con leer éstos ejemplos, puede sanar y recibir su libertad ahora mismo. Hacer a Jesús el Señor de sus vidas es la más grande libertad que un ser humano puede recibir sobre la tierra. Aquí Jesús le indicó al padre del muchacho el punto más sencillo mediante el cual obtendría el resultado deseado, es decir: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible". Todo aquel que necesita su liberación debe de definir, de establecer su propia mente para creer y para recibir la liberación sanadora.

Mr. 9:24. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

Inmediatamente, con toda franqueza el padre aceptó y reconoció su incredulidad y le pidió ayuda a Jesús, le dijo: "Creo; ayuda mi incredulidad". Todo aquel en necesidad de liberación, si no cambia su mente para creer, si confiesa o piensa en lo difícil que le será el sanado, etc., entonces no será liberado. Detén la sesión de sanidades en ese mismo momento, la persona en necesidad o su familiar podrán realmente ser personas muy corteses y amables, pero mientras sigan confesando los negativos y lo difícil que será su liberación, entonces ellos no serán librados. Ayúdales a aquellos con incredulidad y que aún dudan, acerca de qué es lo que han de hacer, es decir, que ellos son los que han de confesar aquello que desean recibir. Necesitan creyentemente afirmar, sin dudar en nada, que "Dios ya los está sanando o ya los ha sanado", necesitan con toda creencia, sin dudar en nada, agradecer que "Dios ya los está sanando o ya los ha sanado".

Mr. 9:25. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.

Éste era un espíritu inmundo que entraba y salía del muchacho a libre voluntad. Cuando la condición se cumplió de que el padre del muchacho reconocía su propia incredulidad y comenzó a creer con la ayuda e instrucción de Jesús, Jesús reprendió al espíritu inmundo mediante la orden: "Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él". Aunque los demonios mudos y sordos no dijeron nada en ésta situación, Jesús sabía por revelación que clase de espíritu se encontraba en el muchacho, no solamente era un espíritu mudo, sino un espíritu mudo y sordo. Si los espíritus inmundos no dicen nada, aún cuando ellos hagan padecer, mediante hacerles llevar a cabo cosas dolorosas y horribles a las "víctimas" que ellos poseen, tú puedes ver con tus propios ojos que clase de situación es esa, además, Dios te revelará de la presencia de un espíritu o espíritus inmundos conforme tú comienzas a actuar, conforme tú comienzas a sanar a las personas bajo esos tormentos.

En un video acerca de los "niños de Medugorie", el espíritu diabólico que estaba poseyendo a uno de ellos hacía que su cabeza le rebotara contra el suelo mientras que ese muchacho caminaba de espaldas, poniendo "en blanco" sus ojos, mientras que todos los asistentes estaban impresionados y cegados por las idolatrías y las mentiras. Lo mismo sucede en muchas congregaciones católicas y religiosas, aún en las protestantes que carecen de la propia instrucción, las cuales inducen y recomiendan a sus feligreses el dejarse caer, es decir, el herirse o azotarse en contra del suelo como si eso fuera parte de su servicio y culto "racional y espiritual" a Dios. Yo observé eso en una organización "carismática" llena de sinceridad pero con gente individual en el liderazgo llena de maldad e hipocresía ("Casa Cornelio en Guadalajara, Jal., Mx."), de ignorancia, de engaño, y de mentira. ¡Qué tristeza que en esos momentos no hubiera habido nadie lleno del poder del espíritu de Dios y de la convicción de su autoridad para darles la libertad a todos esos pobres seres humanos, y para esfumar las vanidades de los demonios!.

Pero en el ejemplo que vemos en las Escrituras Jesús no le pidió a Dios que fuera Él quien liberara a éste muchacho. Tu tampoco necesitas pedirle eso a Dios. Recuerda una y otra vez que Dios ya te ha concedido a tí ese poder. Tú eres quien, con ejercer el poder espiritual que Dios ya te ha concedido, ¡echas fuera a todo demonio!. Tú hablas con toda autoridad y los demonios deberán de obedecerte.

Mr. 9:26. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.

Finalmente, ese espíritu diabólico engañador dijo algo que no está registrado, ya que salió del muchacho "clamando", sacudiendo al muchacho con violencia, quizás mediante azotarle contra el suelo, hasta el punto de que ese muchacho quedó como muerto. No te preocupes si alguien que ha sido liberado de una influencia diabólica pareciera haber quedado "como muerto", conserva tu creencia inalterada, ¡y levántale!.

Mr. 9:27. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.

Jesús tomó de la mano a ese muchacho, le enderezó y se levantó.

Mr. 9:28. Cuando él [Jesús] entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?

Si los discípulos ya habían echado fuera a otros demonios, ¿por qué no lo pudieron hacer en esta ocasión?. Ya vimos que en el Evangelio de Mateo Jesús les dijo que era debido a su incredulidad, y aquí se añade la información de que el más directamente responsable, es decir, el padre del muchacho, tampoco creía. Recordemos que en Nazaret Jesús no hizo muchos milagros a causa de la incredulidad de ellos. Aquí, los discípulos además contaban con la desventaja de estar frente a los incrédulos y siempre ponzoñosos escribas.

Mr. 9:29. Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.

Ya vimos que la razón era la incredulidad, tanto y primeramente del padre del muchacho como por parte de los discípulos. Adicionalmente, la razón por la cual los discípulos no habían podido llegar a la causa del problema, a detectar y "curar" esa crónica incredulidad por parte del padre del muchacho, era debido a que en ese momento les faltó el deseo de liberar a ese muchacho de su calamidad. Se habían concentrado en discutir y deliberar con los escribas. Aún cuando el padre de ese muchacho trajo por sí mismo a su hijo, ese padre seguía albergando una duda en su mente en relación a que los discípulos de Jesús, y ni siquiera Jesús mismo, iban a ser capaces de sanar a su hijo. Los discípulos de Jesús no fueron capaces de discernir esa duda en el corazón del padre del muchacho, estaban muy ocupados en otras cosas. Sin embargo Jesús no fue engañado, Jesús fué capaz de discernir ese hueco en la mente del padre del muchacho, y llenarlo de creencia. Los discípulos pasaron por alto ese detalle debido a que ellos en ese momento no tenían el fuerte deseo de liberar al muchacho, habían sido cautivados, estaban distraídos, estaban más bien discutiendo con los escribas en vez de edificar la creencia del padre del muchacho. Si hubieran estado alertas en su corazón de servicio, Dios les hubiera mostrado cual era la verdadera causa, y entonces ellos mismos hubieran sido capaces de ver y de activar la autoridad y el poder de Dios en ellos para liberar a ese muchacho.

La palabra "ayuno" en Marcos 9:29 no aparece en ningún texto griego, sino solamente en el texto sirio. La palabra oración sí aparece aquí en los textos griegos; pero como ya hemos visto, Jesús no le dijo al papá de ese muchacho, "espérese, mientras yo me voy a orar por un rato, hasta que me venga la revelación de qué hacer". Esa oración era la de edificar su confianza interior, en convencerse día tras día de aquello que Dios ya les había conferido y concedido, de ese poder que es capaz de echar fuera a todo demonio, sin importar quien más estuviera presente, sin importar escriba alguno. Los apóstoles necesitaban tener esta clase de corazón para poder echar fuera a ese espíritu.

Desde luego, siempre las causas son muy simples. O tú eres el que no cree para liberarle, o el mismo necesitado o el familiar que le llevó aún dudan.

Lc. 9:37-42 Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él. Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre.

Jesús no se espantó ni se llenó de temor cuando vió que el muchacho comenzó a sacudirse con violencia en el piso. Jesús conservó el control de su mente y su fe o creencia necesaria para echar fuera a ese espíritu inmundo, y entonces sanar al muchacho. Los discípulos estaban ciertamente frustrados debido a que ellos no habían podido echar fuera al demonio que atormentaba a ese muchacho, y a veces nosotros también pudiéramos sentirnos así, tal vez debido a que no pudimos en alguna ocasión, sin embargo, eso no debe de impedirnos el seguir echando fuera demonios, ni debe de traer condenación a nuestras vidas el que alguna vez hayamos sido incapaces de hacerlo. ¡Nosotros seguimos echando fuera demonios con el poder que Dios nos ha dado!.

Tú no dejas de usar la autoridad que Dios te ha dado simplemente porque alguna vez tu creencia ha fallado. Dios te dió la fe de tal forma que tú puedas usarla en este mundo para traer liberación a la gente y traigas a otros a la Luz del nuevo nacimiento, a la Luz del espíritu de Dios. Éste es el objetivo, éste es el propósito, ¡ésta es la sanidad verdadera que proporciona la vida eterna!.

Mar 1:32-34 A la caída de la tarde, después de la puesta del sol, le trajeron todos los que estaban enfermos y los endemoniados. Y toda la ciudad se había amontonado a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era El.

Aquí dice que había una gran cantidad de gente afuera de la casa en la que Jesús estaba: "toda la ciudad se había amontonado a la puerta" y entonces Jesús sanó a muchos de ellos, no sanó a todos ellos porque no hubo tiempo, por que eran demasiados. Dice también que Jesús expulsó muchos demonios. ¿Tú crees que si aquellos que no fueron sanados en ese preciso momento, si seguían insistiendo, serían después sanados? Yo creo que definitivamente sí.

Todas esas personas enfermas le fueron traídas a Jesús… Ellos deseaban y esperaban la liberación de sus seres queridos. Jesús no fue hasta las casas de cada uno de todos aquellos que necesitaban ser sanados, pero los que necesitaban liberación para un familiar y/o amigo, y que creían que Jesús podría sanarlos, ellos mismos fueron los que llevaron hasta Jesús a aquellos que necesitaban ser liberados con un gran deseo y expectación de ser sanados.

Esos demonios hablaban a través de las personas que ellos estaban poseyendo. Un espíritu dentro de una mujer pudiera o no hablar con la voz de un hombre o el espíritu en un hombre pudiera estar hablando con una voz femenina, pero eso no importa. Tú tienes el control en tus manos; en este caso Jesús ni siquiera les permitió decir nada a los demonios, debido a que ellos sabían quén era él y que clase de poder tenía. La cara de alguna de las personas poseídas podrá cambiar; esa cara podrá incluso desfigurarse, los ojos pudieran abultarse, el pelo pudiera encrespárseles, etc. Pero, ¡no tengas temor alguno, ya que son los demonios los que están llenos de pánico ante tí!.

Mar 3:8-12 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, que al oír todo lo que Jesús hacía, vino a El. Y dijo a sus discípulos que le tuvieran lista una barca por causa de la multitud, para que no le oprimieran; porque había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones se le echaban encima para tocarle. Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Y les advertía con insistencia que no revelaran su identidad.

Una gran multitud que escuchó lo que Jesucristo hacía acudió hasta donde él se encontraba. Alguien debe de haber dado testimonio a esas personas de lo que Jesús era capaz de hacer, entonces ellas mismas decidieron que Jesús sería capaz de ayudarles también a ellas. Esos testimonios de sanidades y de liberaciones de las influencias diabólicas inspiraron a miles de personas que acudieron hasta Jesús desde los lugares cercanos o lejanos para recibir su liberación de manos de Jesús.

Jesús había sanado a muchos y en ningún momento le oró a Dios para poder sanarlos, ¡Jesús simplemente les sanó!. Ahora tú estás en el mundo en lugar de Jesucristo, así de que tú no le pides a Dios, tú simplemente sanas a los enfermos cuando éstos se acercan a recibir la liberación de parte tuya. Las gentes nunca acudirán hacia tí a recibir su liberación si tú no les dices con confianza y con determinación que ellos, pueden absolutamente ser sanados ahora mismo.

Cuando los espíritus inmundos te vean, se derrumbarán delante de tí, si es que tú ya te has decidido en tu mente a echarlos fuera, si tú ya estás convencido de que tú tienes el poder necesario conforme a la Palabra de Dios, si tú ya estás seguro de lo que Dios dice que tienes y que puedes hacer, y de quien Dios dice que tú eres: tú eres un Hijo de Dios que puede caminar con la autoridad y la habilidad dadas por Dios mismo. Tú echas fuera a los demonios, tú les ordenas: "sal de ese hombre espíritu inmundo", etc. Ellos reconocen que debido a que tú eres renacido del espíritu de Dios, ellos deben de obedecerte, así como le obedecieron a Jesús y a sus discípulos. Ellos quizás te pidan que los envíes a un determinado lugar o sitio o quizás te pidan que no los envíes a otros lugares. Tú simplemente les ordenas: "salgan de éste hombre y nunca regresen a él".

Lc. 4:40-41. Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo

La gente traía a Jesús a los enfermos y a aquellos poseídos por demonios. Esa gente había oído que Jesús sanaba o ellos mismos habían visto a Jesús sanar a alguien y creían que Jesús liberaría también a los enfermos cercanos que ellos conocían. Ellos llegaron por sí mismos, lo que significa que ciertamente ellos deseaban y esperaban la liberación sanadora de Jesús.

Frecuentemente hemos visto a partir de éstos registros o récords (¡y vaya si Jesús "rompió récords sanando individualmente a tantos enfermos"!) que los espíritus inmundos hablaban a través de las personas a las que ellos poseían. Ellos sabían quien era Jesús y saben quién eres tú, saben que tú eres también un Hijo de Dios con autoridad sobre ellos. Ellos saben que tú has recibido la autoridad de Dios para echarlos fuera. Ellos saben que tú eres mayor que todos ellos juntos con su jefe principal incluído. Ellos te tienen miedo.

Pero si tú permaneces inseguro e ignorante, ellos entonces tratarán lo más que puedan de atemorizarte mediante hablar o actuar agresivamente cuando la situación se presente. No les tengas temor alguno, tú eres mucho mayor que ellos. Dios te ha dado la autoridad y el poder para echarlos fuera. Los ángeles de Dios están contigo para asegurarte que éstos demonios obedecerán a tu mandato. Si acaso ellos no te obedecieran a tí, ¡los ángeles de Dios se asegurarán de que esos espíritus inmundos te obedezcan de una forma u otra!.

Existe aquí una ley espiritual involucrada. Los demonios pueden disfrutar su libertad para hurtar, matar y destruír de acuerdo a la ley que hasta Dios mismo respeta, una vez que Adán le transfirió la autoridad y el dominio sobre la tierra que Adán tenía a Satanás, la serpiente antigua y sus huestes. Ese dominio sobre el mundo fue transferido por Adán al adversario de Dios y de nosotros (Lc. 4:6). Por eso es que los espíritus diabólicos y "su patrón", es decir, su jefe, ejercen dicha autoridad con tiranía. Sin embargo, cuando Dios levantó a Jesucristo de entre los muertos y le sentó a Su diestra, con nosotros en Cristo Jesús, la ley y la autoridad cambió a nuestro favor, nosotros legalmente recibimos de manos de Cristo Jesús mismo, el nuevo nacimiento, el don de espíritu santo, y con él, la autoridad completa sobre los enemigos de Dios. Nosotros, todos los miembros del cuerpo de Cristo, aún los más pequeños, poseemos el mismo poder y autoridad y mucho más.

Los demonios deben de sujetarse a nosotros. Si ellos rompen las reglas y no nos obedecen, entonces ellos tienen que pagar el precio con su propia libertad; ellos serían encadenados antes de tiempo para nunca más pasearse libres por la tierra y de una forma u otra tendrían que obedecer. Ellos saben esto y por lo tanto, ¡tienen que someterse y obedecernos!. De hecho, algunos espíritus malignos desobedientes ya se encuentran encarcelados debido a su gran desobediencia en los días de Noé y después de eso. Ellos estuvieron involucrados en algunos atentados fallidos en contra del género humano completo. Un atentado fue para inundar toda la tierra y matar a todo aquello que respira, dirigido para exterminar a los humanos, en los días de Noé. Otro atentado para tratar de corromper el linaje humano mediante la alteración del genoma humano, lo cual permitió la existencia de muy diversos homínidos o humanoides, siendo los más comunes los Neandertal, semejantes a Goliat, en los días de Noé, de Josué y de David, etc. ¡Hey!, nosotros tenemos discernimiento de espíritus también para poder discernir las obras del enemigo de Dios en el pasado, tanto en las civilizaciones paganas como en esos huesos anormales que aunque se parecen a los humanos, no son humanos, como recientemente el DNA de esos Neandertales lo ha indicado.

La Palabra de Dios dice que los espíritus malignos están bajo nuestros pies, lo cual significa que ellos deben de obedecer siempre nuestras órdenes. Por lo tanto, no te preocupes pensando que los espíritus inmundos no te vayan a obedecer. La Palabra de Dios nos instruye a arrojar a los demonios, lo cual significa que tenemos la autoridad para echar fuera demonios. Entonces, nosotros practicamos esa autoridad mediante el ¡echar fuera demonios!.

Lc. 6:17-19. Y [Jesús] descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.

Una gran multitud de gene de varios lugares vino para escuchar a Jesús y para ser sanada. ¿Porqué la multitud decidió venir a Jesús para oírle y para ser sanados por Jesús?. Debido a que un buen día Jesús decidió hablar la Palabra de Dios y proclamó firme y confiadamente que cualquiera podría ser librado de enfermedades y de espíritus inmundos en ese mismo momento. Al principio pocos respondieron para recibir su liberación, luego ellos acudieron a Jesús con el deseo y la expectación de ser librados, de tal forma que Jesús los sanó.

Ellos regresaron a sus hogares y dieron testimonio de su liberación y, por lo tanto, entusiasmaron a una mayor cantidad de gente la cual también estuvo expectante por su sanidad, y ellos entonces fueron a Jesús para recibir su liberación, ¡y ellos también fueron liberados!. Ellos regresaron y entonces a su vez les contaron a sus vecinos y amigos acerca de su liberación. Un día llegó a ser una gran multitud la que se dirigió a Jesús para recibir su liberación.

La gente atormentada por espíritus inmundos fue también sanada. Aquí no dice si los espíritus inmundos vociferaron o dijeron algo a través de la persona a la cual estaban controlando o poseyendo, pero el punto aquí es que todos los que deseaban y que esperaban recibir su liberación, ¡TODOS ellos fueron sanados!.

El registro aún nos declara, y recordemos que fue un médico el que esto escribió, Lucas, inspirado nos declaró: "Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos". Toda esa multitud tenía tal creencia que ellos creyeron que si tan sólo tocaran a Jesús, ellos serían sanados, y cuando ellos le tocaron, ellos realmente recibieron su sanidad, debido a que Jesús tenía el poder de sanar.

Tú también puedes hacer lo mismo, pero tú debes de comenzar primero con el primer paso, que es: ¡Tú proclamas las buenas nuevas de liberación a toda criatura!. La gente necesita escuchar primero, éste es el punto de partida. Cuando una persona responde a la Palabra de la promesa que tú le has dado y viene hasta tí, le sanas y/o echas fuera demonios.

Lc. 7:21-23. En esa misma hora [Jesús] sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan [el Bautista] lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.

Jesús "anunció el evangelio", es decir las buenas nuevas en el contexto de las sanidades físicas, entonces ellos acudieron a él y Jesús curó a muchos de enfermedades, plagas y espíritus malos, a ciegos hizo ver, a cojos andar, a leprosos limpió, ¡a los muertos resucitó!. Gente estaba poseída por espíritus malos y Jesús los libró de los espíritus malos.

Tampoco aquí se nos dice si esos espíritus hablaron a través de las personas a las que estaban poseyendo, pero sí se nos dice claramente que Jesús anunciaba el Evangelio, ese era el énfasis, la voluntad de Dios es librarnos de TODA enfermedad y de TODA dolencia. Dios anhela que creamos que su voluntad es ciertamente el darnos salud y prosperidad (3Jn. 2).

Lc. 8:1-3. Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.

Jesús iba por todas partes predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, lo cual incluía las buenas nuevas de liberación física y espiritual. Aquí dice que también le acompañaban algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos. Espíritus malos son enfermedad, son anormalidad en la vida de las personas, tres mujeres son especialmente mencionadas, destacándose María Magdalena, una bella mujer de la cual habían salido siete demonios. Ella fue liberada de TODAS sus debilidades y enfermedades que habían sido causadas por espíritus malos. No se nos dan los detalles al respecto, no obstante, cualquiera que sus debilidades o enfermedades hallan sido, la causa en este caso era la presencia de espíritus malos. Ella había sido librada de siete demonios causantes de enfermedad y de calamidad. Algunos espíritus malos causan un tipo de calamidad, otros otra clase de problema o enfermedad en una persona. Aquí en esta escritura vemos una vez mas que la causa de enfermedades y calamidades en la vida de las personas puede ser, ya sea natural así como espiritual, ya que dice "sanadas de espíritus malos y de enfermedades". No obstante, cualquiera que sea la causa de una calamidad o enfermedad física o mental, ¡Tenemos TODO el poder y autoridad de sanar a los enfermos y de echar fuera a los demonios!.

También aprendemos que puede haber gente poseída por un sólo espíritu malo pero otras personas pueden estar poseídas por varios espíritus inmundos.

Lc. 13:10-17. Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.

El espíritu maligno de enfermedad encorvada que moraba en ésta mujer no interrumpió a Jesús mediante el vociferar, como en otras ocasiones. La mujer estaba dentro de la sinagoga, y durante 18 años había padecido de dicha posesión-enfermedad. Nadie de los líderes de la sinagoga se había interesado en ella y evidentemente nadie la había liberado de su calamidad. Solamente Jesús fue capaz de hacerlo, sin embargo, ese demonio fue arrojado fuera también con la colaboración de la creencia de la persona bajo su influencia, de esa mujer que se encontraba cual víctima bajo su azote.

Jesús la llamó, la puso al centro de la atención, y sin importarle a ésta mujer crítica alguna por parte de los líderes religiosos, ella acudió al llamamiento de Jesús. Jesús le dijo: "Mujer, eres libre de tu enfermedad." Jesús entonces "puso las manos sobre ella" y ella entonces "se enderezó luego, y glorificaba a Dios". Ella se enderezó, ella glorificaba a Dios. Ella indudablemente que creyó y que estaba agradecida con Dios.

Aquí la escritura nos muestra que aún cuando el espíritu inmundo que atormentaba a esta mujer es mencionado como "espíritu de enfermedad", el último y final responsable de toda posesión espiritual es satanás mismo, ya que Jesús deja claro eso al decir: "a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?". El perverso satanás es el último responsable de toda posesión, él es el mal líder que autoriza, que promueve, y quien permite que sucedan dichas posesiones, no Dios. Ésta mujer necesitaba recibir su reposo de ese tormento, ¡y Jesús se lo concedió en el día de reposo!, día dado por Dios también para el buen servicio de los hombres.

Aquí Jesús estaba enseñando en una sinagoga judía en el día de reposo, el sábado o sabbat. Recordemos que Jesús mismo practicaba la religión judía y era uno de los maestros judíos. Allí se encontraba una mujer encorvada que no podía enderezarse debido al trabajo o a las acciones de un "espíritu de enfermedad", que ella había "padecido" durante 18 años; aquí también vemos entonces otro caso de posesión prolongada, como en el caso de los mudos, sordos y ciegos por causa de la posesión de un demonio.

Ésta mujer no le pidió ella misma a Jesús que la librara de su enfermedad de encorvamiento, ella estaba allí porque deseaba escuchar la Palabra de Dios.

Seguramente que a esa misma sinagoga pertenecían otros que necesitaban también su liberación de influencias diabólicas; sin embargo Jesús no sanó a otros en ese momento sino solamente a ésta mujer. Jesús estaba enseñando en ese momento cuando la escritura dice que Jesús vió a esa mujer, seguramente que mediante revelación Jesús decidió tomar acción. Ciertamente Jesús era siempre inspirado por Dios, ya que Jesús dijo que siempre hacía la voluntad de su Padre. Por la libre voluntad de Jesús, quien regía su vida era la Palabra y la Voluntad de Dios. Lo mismo ha de suceder con nosotros. Dios nos pide que sanemos a enfermos y que echemos fuera demonios. ¿Fué esa nuestra idea, imaginación o voluntad inicial? ¡No!. Esa es la voluntad de Dios para nosotros, esas son algunas de las buenas obras que Dios nos ha pedido que llevemos a cabo. Es por eso que es tan importante leer y releer la Biblia, especialmente las Epístolas a la Iglesia escritas por el apóstol Pablo y dirigidas A nosotros. El resto de las escrituras de la Biblia, como las que hemos estado estudiando y averiguando cuidadosamente son PARA nuestro aprendizaje, para edificar nuestra creencia.

Si aquellos hombres del Antiguo Testamento, si Jesús y sus discípulos fueron capaces de llevar a cabo prodigios y maravillas y eso aún desde ANTES del día de Pentecostés, ¿qué hay acerca de nosotros?, ¿acaso nosotros somos la "excepción" de Dios como para ser impotentes e incapaces de hacer nada portentoso?, ¡No!, ¡muy por el contrario!. Nosotros tenemos un poder espiritual MAYOR que cualquiera de los hombres del pasado, ¡es Cristo en nosotros!. Jesús dijo que con ese poder que tenemos seríamos capaces de hacer, no solamente lo mismo que él hizo, sino aún mayores cosas de las que él llevó a cabo, por el creer en él y por creerle a él (Jn. 14:12).

Como con ésta mujer, así también existen otros demonios que se establecen "permanentemente", según lo que esos demonios se imaginan, en ciertas personas a las que les causan mudez, sordera, ceguera, etc., ¡hasta que llega una persona llena de Cristo en ella como para arrojarlos fuera, y los desaloja de una vez por todas!.

Jesús llamó a la mujer, Jesús puso sus manos sobre ella y ella de inmediato fue liberada del demonio, ella de inmediato se enderezó y comenzó a glorificar a Dios. La razón por la cual ella recibió su liberación fue debido a que ella tenía creencia para recibir esa liberación. Le fue revelado a Jesús mientras él estaba enseñando, así que Jesús detuvo su predicación, y procedió a darle sanidad a ésta mujer. Seguramente que estaba enseñando acerca del poder de Dios para sanar a todo aquel que lo necesitara. El demonio que estaba poseyendo a ésta mujer no afectaba su mente, su oído, sus ojos o sus piernas. El demonio afectaba su columna vertebral, ya que la tenía totalmente encorvada. Jesús lo echó fuera igualmente. Los demonios son aún más insignificantes que las bacterias o que los virus, y tanto los unos como los otros nos obedecen siempre que les damos la orden de abandonar a alguien a quien han estado atormentando por algún tiempo. Tenemos TODA autoridad y señorío, gracias a que Jesús resucitó y se encuentra a la diestra de Dios para que a nuestro comando lo imposible suceda. ¡Nosotros controlamos no solamente el hecho de echar fuera demonios y de sanar enfermos, sino toda otra cosa creada, los vientos, las aguas, la tierra, las rocas, los microorganismos, etc.!

Veamos ahora algunas acciones llevadas a cabo por los alumnos de Jesús:

Hch. 5:14-16. Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

Para esta ocasión Jesucristo ya había resucitado, ahora eran los apóstoles y discípulos quienes continuaron con su obra, con la nueva ventaja del don de espíritu santo dentro de ellos incondicionalmente. Los que creían llevaban a sus enfermos y a los "atormentados de espíritus inmundos" ante la presencia de los apóstoles, "¡y todos eran sanados!".

Esta gente escuchó la Palabra de Dios predicada a ellos y eso les llevó a tener una fe o creencia para recibir sanidad hasta el punto de que los enfermos creían que aún con ver pasar a Pedro, para que "a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos", eso les daría su sanidad completa. La Palabra de Dios dice que todos ellos, ni uno solo fue pasado por alto, TODOS ellos sanaron.

El primer punto para recibir sanidad y liberación de posesión diabólica es predicar las buenas nuevas de que ahora mismo es posible y está disponible la sanidad y liberación de Dios para las gentes. En segundo lugar, aquellos con un gran deseo de sanar, quienes tenían la fe o creencia para recibir su sanidad mediante escuchar la Palabra de Dios específica para su sanidad, venían y entonces obtenían su sanidad y su liberación, cualesquiera que ésta fuera. En tercer lugar, el sanador tuvo también una gran fe o creencia en el poder otorgado por Dios para que él pudiera sanar.

En éste caso vemos que Pedro no tuvo que ministrar sanidades de uno por uno, ni siquiera tuvo que ordenar verbal o personalmente a los espíritus malignos para que se salieran. Aquellos que deseaban su sanidad y venían a Pedro, tenían una gran creencia en que serían sanados, así de que ellos, con el simple hecho de ver pasar a Pedro, y que la sombra de Pedro los cubriera, eran sanados de esa forma, ya que esa era su gran creencia. Jesucristo no sanó a nadie con su sombra, Pedro lo hizo, ésta es una más de las cosas mayores que los discípulos de Jesús podrían lograr, que nosotros también podemos lograr si creemos.

Hch. 8:5. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.

La persecución judía en contra de los discípulos de Jesucristo se había incrementado, había arreciado en Jerusalén, por lo que los creyentes fueron dispersos, llegando Felipe a Samaria, al mismo lugar donde tiempo antes Jesús había testificado a la mujer samaritana en el pozo de las aguas.

Predicar la Palabra, predicar aquello que está disponible en Cristo promueve y trae la fe o creenica en todos aquellos que están hambrientos por la verdad. El principio, lo primero para que pueda ser posible ver y efectuar milagros, maravillas y señales, siempre es la predicación de la poderosa y siempre oportuna Palabra de Dios, conforme a Dios mismo.

Hch. 8:6. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.

Felipe mismo, aún sin contar con toda la instrucción completa y precisa para la era de gracia, fue capaz de llevar a cabo señales, milagros y prodigios para ésta gente de Samaria que estaba creyendo en la Palabra de Dios, la cual oía de labios de Felipe.

Felipe inicialmente predicó la Palabra y algunos creyeron al punto de recibir su liberación ante la vista de los demás. Debido a éstas señales en aquellos que ya habían creído, aún más gente se interesaba y se entusiasmaba para también comenzar a creer por sí misma.

Hch. 8:7. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;

Cuando la gente creyó para recibir su liberación, éstos espíritus inmundos salían dando grandes voces, muchos que estaban poseídos fueron liberados. Felipe ordenó a los espíritus inmundos, mediante esa Palabra de Dios que él sabía, que desalojaran, que se salieran de esas personas, y esos espíritus, no importa cuánto tiempo llevaban en ellas, obedecieron y tuvieron que salir.

Hch. 8:8. así que había gran gozo en aquella ciudad.

La gente realmente expresa un gran gozo cuando señales, sanidades y liberaciones de espíritus malignos se manifiestan en su cuidad.

Hch. 8:9. Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande.

El mago Simón usaba demonios de alto rango que "le asistían", que le poseían y con los cuales engañaba a la gente mediante prodigios engañosos. Impresionantes, tal vez, pero carentes de eficacia práctica para sanar a los enfermos y echar fuera demonios de una manera genuina y permanente. Aquí la influencia de la sinagoga judía no era tan evidente ya que los judíos menospreciaban a los samaritanos y viceversa, sin embargo, un encantador mediante el uso de demonios había cautivado engañosamente a la ciudad.

Hch. 8:10. A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Éste es el gran poder de Dios.

Como con otros magos que actúan sus shows para impresionar a la gente, la gloria le era dada a Simón mismo, ya que la gente decía de él: "Éste es el gran poder de Dios", lo cual no era cierto, desde luego. Simón debió de haber tenido un poder inspirado y dirigido por satanás, ya que la gente reconocía que en Simón había cierto poder. La gente creía en Simón como si éste fuera alguien grande. Desde los niños hasta los ancianos, todos quedaban impresionados de Simón y de sus "artes"; sin embargo, ya hemos visto que el poder de Simón no procedía de Dios. Donde quiera que un hombre como Simón se encuentra, sean hipnotizadores, adivinos, prestidigitadores, "magos", lectores de la palma de la mano, del tarot, de la ouija, del café, promotores de idolatrías, etc., en esa su área de influencia, tú siempre verás que existe mucha gente que se encuentra poseída, enferma, sin prosperidad, así como su economía se encuentra en mal estado (p. ej., las idolatrías de la religión católica del tercer mundo han llevado a la ruina a dichos países), etc.

Hch. 8:11. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo.

La gente de ese lugar no tenía otro poder alternativo aparte de los demonios que impulsaban y promovían las "artes mágicas" de Simón, pero la escritura dice que eso era solamente un engaño, no importa qué tanto tiempo hubiera durado, eso era un engaño. Entonces llegó Felipe hablando la Palabra de Dios, la cual presentaba ante la gente al Dios verdadero y todo lo que estaba disponible de parte de Dios para toda la gente que quisiera creer.

Hch. 8:12. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

La gente oyó y vió que Felipe enseñaba cosas mucho mejores que aquello que Simón les había estado diciendo y haciendo durante muchos años. Felipe les estaba diciendo cosas que tenían sentido y un provecho inmediato.

Hch. 8:13. También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

El poder de Dios es mucho más grande que el de los demonios. Simón debió de haber tratado de usar, sin resultado alguno, sus "artes mágicas" con Felipe o con la gente que estaba creyendo la Palabra de Dios y que estaba siendo liberada de demonios, ¡la gente estaba siendo realmente sanada!. Antes de que Felipe llegara, Simón ejercía su manipulación de demonios dentro y fuera de diferentes personas, pero ahora eso estaba funcionando menos y menos, y cada vez menos... Simón al principio quizás intentó enviar demonios a atacar a Felipe, ya que la gente estaba siguiendo a Felipe y no a Simón mismo. Ni uno solo de los demonios enviados por Simón tuvo efecto alguno en contra de Felipe o de los creyentes, lo cual sorprendió enormemente a Simón, quien se preguntaba ¿a qué se debe que ni una sola de mis artes mágicas funciona sobre Felipe?.

Simón no podía "hipnotizar a Felipe", ni "hechizar a Felipe", ni "enviar una brujería o maldición en contra de Felipe", nada de lo que Simón hiciera funcionaba con Felipe. Finalmente Simón se dió cuenta de que la Fuente del Poder de Felipe era superior a la fuente de poder que Simón mismo había estado usando, y por lo tanto, ¡aún el mismo Simón decidió creer la Palabra del Dios verdadero!, "y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito". Simón no renovó su mente de inmediato, como vemos si seguimos leyendo el relato, pero indudablemente que Simón creyó para recibir su salvación, y eventualmente su mente se fue renovando y limpiando conforme Simón se esforzara por entender y por obedecer la Palabra de Dios.

Aquí Felipe predicó la Palabra de Dios. La gente por su libre decisión escuchaba y creía, al punto de recibir su liberación. Muchos de ellos estaban poseídos con espíritus inmundos, ya que previamente Simón había andado entre esa misma gente llevando a cabo sus hechicerías, y manifestando el poder del diablo, con lo que engañó a los samaritanos haciéndoles creer que él era y/o usaba el gran poder de Dios, lo cual era falso. Simón había estado enseñando cosas diabólicas y había estado instruyendo a los samaritanos a tener y a hacer cosas mediante la posesión de espíritus diabólicos. Simón seguramente que también envió a algunos demonios sobre algunas personas para que quedaran poseídas. Sin embargo, Felipe llegó y todo cambió. ¡El poder de Dios en tí es mucho más superior que el pequeño poder que tiene el diablo sobre aquellos que ignoran o que no creen!.

Esos hechiceros, "curanderos", brujos y brujas no pueden hacerte nada, no pueden atacarte debido al poder espiritual de Dios que mora en tí. Ellos siempre quedarán frustrados debido a que reconocerán que ellos no pueden hacer las cosas que han estado acostumbrados a hacer con aquellos que carecen del nuevo nacimiento, con aquellos que aún no tienen a Cristo en ellos. ¡Tú tienes el poder de desafiar a esos hechiceros y brujos sin temor alguno!. Tú puedes aún desafiarlos a que vengan al conocimiento de la verdad, a que sepan que existe un Poder mucho más superior que el que ellos han estado acostumbrados a operar, y un buen día, ellos también quizás se decidan a creer en la verdad, así como Simón lo hizo.

Hch. 19:8-12. Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

La gente que necesitaba recibir su sanidad y liberación venía hasta donde Pablo estaba con tal creencia que ellos recibieron su liberación simplemente mediante tocar los paños o delantales de Pablo. La escritura dice que éstos eran milagros "extraordinarios", dándonos a entender que ésto sucedía aparte de los milagros "ordinarios" que hemos visto durante el resto de las escrituras previas a ésta. Tanto ésto como la sombra de Pedro sanando enfermos y echando fuera demonios constituye parte del plus que Jesús no llevó a cabo pero que todo aquel que en Jesús creyere sería capaz de llevar a cabo. Desgraciadamente, como en los tiempos de la serpiente de broce de Moisés que el buen rey destruyó, la religión convirtió a las prendas de vestir y a otras cosas en objetos de devoción. Eso era extraordinario, y la razón de tanta creencia es que TODOS ellos habían escuchado la correcta y bendita Palabra de Dios. Sabían que el don de espíritu de Dios en Pablo tenía eficacia debido a que Pablo andaba lleno de creencia y de fe, y muchos de ellos también estaban creyendo y renaciendo del espíritu de Dios.

En éste caso, como en el caso en el que los creyentes creían a tal grado que tan sólo con ver pasar al apóstol Pedro y recibir su sombra, Pablo no tuvo necesidad de hablar y de darles la orden a los espíritus inmundos para que salieran de las personas a las que estaban atormentando, ¡los espíritus inmundos salieron de esas personas debido a la creencia misma de las personas!, ya que no hubo lugar alguno para los espíritus inmundos en las mentes y vidas de esas personas. Esas personas no daban crédito alguno a los demonios. ¿Cómo fue posible que las personas llegaran a ese gran nivel de creencia?. ¡Debido a que primeramente Pablo les enseñaba a diario y con toda dedicación la Palabra de Dios!.

La Palabra de Dios que Pablo les enseñó seguramente que consistió en todo aquello relacionado con la revelación del Misterio de Dios que mostraba todo aquello que Dios había logrado en Cristo y todas las cosas que ahora nosotros tenemos en Cristo Jesús, así como todo aquello que nosotros podemos hacer con lo que Dios ya nos ha concedido, etc.

¡Ésto mismo puede suceder en nuestros tiempos si nosotros hablamos la Palabra de Dios!, y si también le enseñamos a la gente de Dios de éste Siglo XXI, y a todo aquel que desee aprender, acerca de las maravillas de Dios para nosotros, las cuales se encuentran escritas en las Siete Epístolas a la Iglesia del Cuerpo de Cristo que Pablo escribiera, siendo una de ellas discernimiento de espíritus y otra de ellas dones de sanidades, entre muchas otras maravillas.

Categoría 2: Cuando el sanador mismo ordena a los espíritus inmundos salir de aquellos que no han sido llevados por nadie para ser limpiados:

Mat 8:28 Y cuando él llegó a la otra ribera, a la provincia de los gadarenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino.

Éstos hombres eran poseídos o controlados por demonios. Éstos dos hombres habitaban en un sitio o lugar anormal: en los sepulcros, en las tumbas de los cementerios. Esos endemoniados no solamente eran feroces, sino que la escritura dice que eran "fieros en gran manera", de tal forma que nadie podía pasar por allí. Desde luego que las personas que carecían de la autoridad de Dios eran las que no podían pasar por allí, los que desgraciadamente por aquel tiempo eran casi todos, ¡con la excepción de Jesús y de sus discípulos!.

Nosotros ahora tenemos la misma y mayor autoridad que la que Jesucristo tuvo debido a que el don de espíritu santo mora en nosotros, y a que nuestro Señor Jesucristo se encuentra a la diestra de Dios siguiendo atentamente los acontecimientos en los que nos encontramos involucrados, y velando por nosotros. El apóstol Juan dice que Jesucristo hoy es nuestro "abogado defensor", nuestro único "intercesor" delante de Dios. Nosotros entonces hoy mismo gozamos de la autoridad sobre los espíritus malignos y ellos legalmente se encuentran debajo de nuestros pies, al menos eso dice nuestro abogado, Jesucristo, ¡y nosotros le creemos a él leyendo y releyendo su verdad!, en vez de creerles a las doctrinas de demonios. Por tanto: ¡No tengáis temor alguno de ninguno de los espíritus diabólicos, en Cristo TODOS nosotros ya les hemos derrotado a TODOS ellos!.

Mat 8:29 Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá a molestarnos antes de tiempo?

Los endemoniados, bajo el control de los espíritus diabólicos se dirigieron hasta Jesús. De hecho se dirigían a toda persona que pasaba para agredirla y atemorizarla, pero vemos que los espíritus diabólicos son plenamente capaces de reconocer al Hijo de Dios y, ellos también son capaces de reconocernos a nosotros, quienes también somos Hijos de Dios, igualmente como Cristo Jesús mismo. Los espíritus diabólicos saben que nosotros, los creyentes renacidos del espíritu de Dios, tenemos el poder y la autoridad de "molestarlos", es decir de "atormentarlos" antes de tiempo, de "echarlos fuera", así de que ¡nosotros somos realmente la peor pesadilla de los espíritus inmundos, y no al revés!.

Mat 8:30 Y estaba lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.

Mat 8:31 Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir a aquel hato de puercos.

¡Hey!, esos espíritus inmundos le rogaron a Jesús, quien tenía y tiene la autoridad sobre ellos, Jesús es la verdadera cabeza de todo lo creado, esos espíritus están por estrado de los pies de Cristo. Ellos sabían que Jesús no les iba a permitir seguir morando en esos hombres. Éstos endemoniados poseídos por esos espíritus diabólicos se supone que eran extremadamente feroces, sin embargo, ellos no desafiaron en ningún momento la autoridad de Jesucristo, muy por el contrario, ellos reconocieron dicha autoridad y reconocieron que debían de salir de allí, así de que ellos le rogaron, es decir, le hablaron "suavemente" a Jesús diciéndole: "si nos echas, permítenos ir a aquel hato de cerdos".

Ésto también nos muestra cómo los espíritus diabólicos pueden poseer, no solamente seres humanos sino también animales (y/o, algunas evidencias indican que ciertas casas). Pero nuestra autoridad es superior a cualquier espíritu inmundo, incluído su jefe supremo: Satanás.

Mat 8:32 Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de puercos; y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en el mar, y murieron en las aguas.

Jesús simplemente les dijo "id", y ellos salieron de inmediato. El único propósito de los espíritus diabólicos y su jefe Satán es el de hurtar, y matar y destruír; en cambio, el propósito de Jesús, que es ahora nuestro propio propósito sobre esta tierra, es el de traer vida y traer vida en abundancia, debido a la reconciliación espiritual que podemos proporcionar a toda la humanidad que desee creer (Jn. 10:10, ¡2 Cor. 5:17-21-6:1!).

Nosotros también tenemos toda la autoridad sobre los espíritus malos, así que tú les ordenas con toda firmeza y con toda tu fe o creencia, y ellos te tienen que obedecer debido a que ésta es la regla que rige en el reino espiritual: Cristo ha colocado a todos sus enemigos por estrado de Tus pies. Nosotros estamos sentados a la diestra de Dios en Cristo Jesús. En éste registro Jesús no se puso a identificar y a nombrar a todos esos espíritus diabólicos, ¿cuál es la importancia de saber todos los nombres de esos hacedores de iniquidad?, Jesús simplemente les dijo "¡id!".

Mat 8:33 Y los porqueros huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.

Mat 8:34 Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús. Y cuando le vieron, le rogaban que se fuese de sus términos.

Aquí tenemos a la categoría dos debido a que éstos hombres endemoniados no fueron llevados a Jesús por nadie para ser liberados después de haber escuchado la Palabra de liberación. Éstos hombres, quienes estaban completamente controlados por demonios, simplemente vinieron a Jesús y comenzaron a lamentarse y a hablar con Jesús. Tú necesitas ver de la Palabra de Dios que los demonios hablan a través de la persona a la que están poseyendo. Conforme avanzamos en este estudio, notaremos que en muchos registros referentes a la posesión mediante espíritus diabólicos, los demonios hablaron a través de la persona a la que controlaban, dentro de la cual moraban. La Palabra de Dios nos muestra que ésto es lo que comúnmente sucede con las personas poseídas, por lo tanto, eso sigue siendo lo común también en la época actual. Pero nosotros no nos asustamos, nosotros simplemente les ordenamos salir de las personas, nuestra presencia, nuestra palabra, es olor de santidad para aquellos que van a creer y es insoportable para los demonios y para aquellos nacidos de la simiente de satanás. ¡Nosotros simplemente inactivamos las fuerzas de satanás con nuestro andar, hablar y actuar creyente!.

No sabemos porqué éstos hombres poseídos con espíritus diabólicos no se escondieron de Jesús, en cambio, ellos simplemente se presentaron justo enfrente de él y comenzaron a clamar a toda voz. La Palabra de Dios nos muestra que en tales situaciones (en ésta categoría dos, cuando son los demonios mismos los que se dirigen a tí), tú eres el que tiene que ordenarles que salgan de aquellas personas a las que poseen. Jesús no le suplicó a Dios que le permitiera echarlos fuera, Jesús no esperó por "revelación de Dios", Jesús mismo sabía que él tenía TODA la autoridad para hacerlo.

Mr. 5:1-5. Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras.

Sí nosotros solamente le observamos con nuestros cinco sentidos, pareciera tratarse de un hombre muy fuerte viviendo en un sitio extraño. Una especie de "hulk". Los "cuatro fantásticos", o los "X men", o cualquier otro individuo ficticio, "extinto" o real actuando anormalmente, no son tan fantásticos cuando nos damos cuenta de que se trata de un espíritu maligno actuando detrás de ellos, y tratando de reemplazar al verdadero Señor de cielos y tierra: ¡Jesús!.

¿Y qué si los Neandertal y otros homínidos y humanoides eran seres completamente poseídos por demonios, como en éste caso?. Noé se opuso a los Nephilim, Josué venció a los Anakim, David y sus hombres vencieron a los Rephaim, aún Quedorlaomer y sus mundanos camaradas vencieron a los Horim, Emim, Zamzumim, etc., hasta que eventualmente huyeron y desaparecieron de la vista humana. Aquí Jesús está sanando, mediante traerle la libertad espiritual, a un hombre que estaba completamente poseído por una gran multitud de demonios.

Mr. 5:6. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él.

Los demonios también saben quién eres tú, y ellos te deben de respetar si tú mismo crees en la autoridad que posees en Cristo. Si un demonio piensa y está enterado que tú ignoras tu posición de autoridad en contra de ellos, o si el demonio ha visto que tú no has creído en la autoridad que posees, él quizás intente atemorizarte, él quizás te hable muy agresivamente y te haga llorar. Me pasó a mí mismo cuando, y a pesar de ser renacido, yo no había aún llegado a comprender del poder y de la autoridad conferidos a mí por parte de Dios en Cristo, aún cuando yo ya había tomado todos los cursos cristianos y clases habidos y por haber en ese pequeño círculo en el que me encontraba en ese entonces. Eso me pasó con un "paciente" que se encontraba "atado a su cama con correas" en un centro psiquiátrico al que yo asistía para compartirle la Palabra de Dios a un doctor que había mostrado cierto interés en la Biblia. Sin embargo, ¡no más!, no debo de experimentar temor alguno ante ellos; y tú tampoco, no les des crédito a nada de lo que ellos intenten decirte para atemorizarte o intimidarte; ¡tú les das la orden de que salgan de esa persona y ellos deben de obedecerte!.

El espíritu inmundo tratará de atemorizarte o de distraerte para que no lo eches fuera, pero para entonces tú ya has establecido tu mente firmemente en la roca de la verdad que leemos en éstas escrituras de la Biblia; así de que tarde que temprano el espíritu inmundo debe de salir de esa persona. Ellos salen fuera de aquellas personas a las que atormentan en la medida de tu creencia. Quizás al principio te tome tiempo, 10 minutos, 30 minutos, una hora, dos horas, varias "sesiones", etc. para que tú puedas echar fuera a los demonios, pero no te preocupes, simplemente persiste en edificar tu creencia. No dudes de que lo que digas sucederá. No temas ridículo alguno, no es ridículo obedecerle a Dios para traer liberación a las personas necesitadas. Eventualmente, tú irás mejorando hasta que seas un experto en echar fuera demonios con el poder del espíritu de Dios que ya mora dentro de tí.

Mr. 5:7. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.

Los espíritus inmundos son tan engañadores que aún intentarán despistarte mediante decir cosas como éstas: "Te conjuro por Dios…" No pongas atención alguna u ordénales enérgicamente que se callen. ¡Tú les ordenas que guarden silencio!.

Mr. 5:8. Porque [Jesús] le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.

Nosotros le ordenamos al espíritu inmundo que salga. Nosotros no le suplicamos a Dios que Él los eche fuera. El espíritu intentará hablar contigo después de que tú ya le hayas dado la orden de salir para pedirte que no lo hagas. Tú simplemente te mantienes firme en lo que tú ya has dicho y no mueves tu mente de allí: "¡Sal de ese hombre!".

Mr. 5:9 Y [Jesús] le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos.

Jesús preguntó el nombre del espíritu inmundo. Jesús entonces se enteró y dejó este relato para nuestro aprendizaje también, en el que dice que eran muchos los espíritus diabólicos que poseían a éste hombre (v.gr., una legión romana consistía de unos 6,000), y no solamente uno. Por el relato en Mateo referente a la misma región y lugar nos enteramos de que más de un sólo poseído también se encontraban allí. Marcos centra la atención de su relato en uno sólo de ellos, pero estaba poseído al menos otro más, de acuerdo con Mateo. Es decir, que cuando las influencias diabólicas dominan en algún lugar, más de una sola persona parecieran estar afectadas con semejantes "síntomas".

Mr. 5:10-11 Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región [kora, sitio, área de influencia, lugar].

Algunas veces los espíritus inmundos te suplicarán ciertas cosas. En este caso el espíritu en jefe le rogaba a Jesús que no los echara fuera de esa región en la que esa numerosa "colonia" de espíritus inmundos se habían tomado la autoridad de permanecer. Ese grupo de espíritus inmundos quería seguir dominando en ese lugar. Sin embargo, nosotros tenemos plena autoridad de echarlos fuera y de aventarlos lo más lejos posible, ¡hasta donde quiera que nosotros les ordenemos que se vayan!.

En éste relato se especifica que el hombre endemoniado gadareno no vino a Jesús para suplicarle su liberación una vez que éste había escuchado las buenas nuevas de la liberación espiritual. Aún cuando los demonios vieron a Jesús a la distancia, el hombre en el cual los demonios se encontraban corrió y se postró ante Jesús, ¡y toda rodilla se doblará ante Jesús!. No sabemos porqué esos demonios se aproximaron voluntariamente ante Jesús en vez de intentar huír de él, pero si semejante situación se te presenta, tú igualmente echas fuera a los demonios de aquella persona que necesite su liberación.

Ya habrás notado en ésta sección del echar fuera demonios que en muchos de los casos los demonios en una persona hablaron desde esa persona a la cual estaban poseyendo. En cambio, como también ya hemos visto, si se trata de un espíritu mudo y sordo, o si se trata de un espíritu que causa que una persona actúe raramente, cual lunática (hey, aquí no se trata solamente de "personas excéntricas", se trata de "personas poseídas" por demonios), etc., en tales casos es probable que los espíritus no hablen a través de esas personas a las cuales ellos poseen, al menos al principio, al final también algunos de ellos salieron dando grandes voces.

Así de que existen ambas clases de casos, en los cuales los demonios hablan desde las personas a las que ellos poseen o no. No debes de dejarte engañar, no debes de ser engañado pensando que simplemente es la persona misma la que dice semejantes cosas, le cambie o no la voz, si lo que se dice a través de esa persona es evidentemente diabólico, y Dios te lo mostrará más precisamente conforme actúas, tú tienes el poder de decirle con toda autoridad "¡cállate!", y entonces de echarle fuera de esa persona, si eso es lo que procede.

En la mayoría de los casos que hemos estudiado hasta ahora, los espíritus inmundos son capaces de hablar desde la persona a la cual poseen. Es una de las formas que tienen ellos de "influenciar" a otras gentes no renacidas o no creyentes, para hacerlas también "propensas" de ser poseídas. Pero tú les ordenas que se callen, ¡y que salgan de esa persona!.

Lc 8:26-27. Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros.

Un hombre poseído por demonios desde hacía tiempo vino al encuentro de Jesús, y aquí el doctor Lucas, inspirado por Dios, nos indica que el poseído llegó sin ropa, y que carecía de habitación. Es fácil detectar, aún con nuestros propios cinco sentidos, que ésta situación no es normal, que eso es anormal.

Lc 8:28. Éste, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.

El hombre con los demonios se presentó ante Jesús, y cuando Jesús supo que ese hombre estaba poseído por demonios, Jesús les ordenó a esos espíritus inmundos salir de ese hombre, como veremos en el siguiente versículo. Éste hombre no se presentó ante Jesús para recibir su liberación, más bien los demonios que le controlaban le llevaron ante Jesús, y le hicieron postrarse ante Jesús, y etonces comenzaron a gritar, a vociferar y a pedirle favores a Jesús.

Lc 8:29. (Porque [Jesús] mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.)

Éste hombre había estado en una situación anormal y desesperada durante muchos años; nadie le había podido sujetar, mucho menos liberar de esa posesión diabólica; sin embargo Jesús decidió liberarlo, aún en la ausencia de los familiares de ese hombre, y aún en la ausencia de un expreso deseo por parte del hombre poseído por ser liberado, ya que ese hombre no estaba en control de sí mismo. Espíritus malignos le controlaban, ellos le habían controlado para vivir fuera de la ciudad, en los sepulcros, y para andar desnudo; esos demonios fueron los que decidieron llevarle a la presencia de Jesús para "entablar un diálogo" (a gritos, por parte de los demonios), para pedirle a Jesús que los dejara quedarse en esa región, que no los arrojara al abismo sin fondo.

Lc 8:30. Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.

Aquí se confirma que eran muchos demonios, aún cuando al principio habían comenzado a hablar en singular. Jesús preguntó el nombre de los demonios. Los demonios legalmente están sujetos a nosotros, de tal forma que ellos deben de contestarnos y de salir de las personas a nuestra orden.

Lc 8:31. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.

La palabra abismo es la palabra griega abussos, de a, un prefijo intensivo que significa "sin", y bussos, una profundidad, similar a bathus, profundo (como en el término técnico "batógrafo", que es un aparato para registrar profundidades). Abussos describe algo sin fondo, una profunidad insondable. En el libro del Apocalipsis se nos enseña que un espíritu inmundo o bestia (Destructor, Abadón, Apolión, Ap. 9:11; 11:7; la bestia escarlata llena de nombres de blasfemia "con 7 cabezas y 10 cuernos", Ap. 7:1-18, la bestia que "era y no es, y está para subir del abismo e ir a perdición... era y no es, y será", Ap. 17:8, "era y no es, es también el octavo, y es uno de los siete y va a la perdición" Ap. 17:11) va a salir del abismo (del cual abismo subió también humo como humo de un gran horno que obscureció al planeta, Ap. 9:1-2), junto con otros seres anormales saliendo de allí, unos "escorpiones-langosta" cual caballos con alas, con caras como humanas y activos solamente durante cinco meses... (Ap. 9:3-11), los que causarán calamidades a la humanidad dejada sobre la tierra en los últimos tiempos; también se nos enseña que el principal de todos los espíritus malignos, quien es el diablo, satanás, la serpiente, o dragón, va a ser arrojado y retenido en ese mismo lugar por mil años (Ap. 20:1-3), previo a su final liberación y derrota (Ap. 20:7-9), y no será sino hasta entonces que esa serpiente antigua va a ser enviada a otro sitio final y diferente: al lago de fuego y azufre (Ap. 20:10, 14-15).

Aparte de Lc. 8:31, y de los registros señalados en el libro del Apocalipsis, la palabra abussos aparece únicamente en Rom. 10:7, que pareciera hacer alusión a Dt. 30:13.

Pero el punto central en la escritura que estamos analizando es que los como 6,000 (legión romana) espíritus diabólicos que estaban poseyendo a ese hombre sabían que Jesús tenía la autoridad, sabían que si Jesús quería, Jesús podía, cual ese ángel lo hará en el futuro con satanás mismo, arrojarlos al abismo, y le rogaban que no lo hiciera. Los demonios sabían que ellos ciertamente serían echados fuera de ese hombre por Jesús. Ellos no resistían a Jesús en relación con no salir de ese hombre, sin embargo le rogaban a Jesús que aún no les ordenara ir al abismo sin fondo. ¿Acaso estaban éstos espíritus malignos quebrantando alguna ley del reino espiritual?. ¿Tenían miedo de que serían arrojados al pozo sin fondo por sus actos?. Ellos le rogaron a Jesús que no les diera la orden de que se fueran a ese lugar. ¿Es acaso ese el mismo lugar en el que se encuentran los espíritus encarcelados que se describen en unas de las escrituras del apóstol Pedro y de Judas?.

Lc 8:32-33. Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.

Aparentemente Jesús no dió la orden de que esa gran multitud de espíritus malignos se fuera hasta el abismo, pero ciertamente que salieron de ese hombre de inmediato, en ese mismo momento y lugar en el que se encontraba Jesús con toda su autoridad. ¡Y Nosotros ahora tenemos a Cristo dentro nuestro!, ¿qué crees que no se pueda hacer con eso?.

Lc 8:34-37. Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió.

Éste evento fue presenciado por los que apacentaban a los cerdos y por otras personas, quienes dieron testimonio de ello. Cuando los curiosos y temerosos habitantes de las regiones circunvecinas se acercaron a ver al hombre liberado de tantos demonios, lo encontraron "a los pies de Jesús", lo que significa que estaba aprendiendo la Palabra de Dios por boca de Jesús. Seguramente que Jesús le estaba instruyendo acerca de cómo no dejar jamás de nuevo que ningunos otros espíritus diabólicos se apoderaran de él. Pero la gente de la región se llenó de miedo y le pidió a Jesús que se alejara de ese lugar, a lo cual Jesús accedió.

Lc 8:38-39. Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.

Ciertamente que Jesús instruyó a éste hombre después de que había sido liberado de todos esos años de esclavitud espiritual poseído y controlado por una gran cantidad de demonios. Jesús le ordenó regresar a su casa y dar testimonio de la gran liberación que había recibido por parte de Dios, quien había dado semejante poder a los hombres, quien había dado semejante poder a Jesús para librarle, quien nos ha dado semejante poder a nosotros. Tú también instruyes a todo aquel que ha sido liberado de posesión diabólica, de tal forma de que pueda permanecer libre de semejantes influencias. Lo mejor que esa persona podría hacer es que comparta con aquellos que le conocen, especialmente con sus familiares, acerca de las maravillas que Dios ha hecho con él, de tal forma de que ellos también desarrollen el deseo de recibir TODA la liberación que sea necesaria por parte de Dios. Dios nos ha concedido, por su gran amor, la autoridad de echar fuera demonios.

Mar 1:23 Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar,

Aquí un espíritu inmundo "se pone nervioso" ante la presencia de Jesús, "y comienza a gritar".

Mar 1:24 diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios.

Los epíritus inmundos pueden "ver" también al espíritu santo que mora en tí y se deben de acobardar ante tu autoridad y ante tu presencia, ya que ellos saben que les queda poco tiempo.

Mar 1:25 Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!

Tú les ordenas a los espíritus inmundos que se callen, así mismo como Jesús se los ordenó, con esa misma autoridad les ordenas que salgan de esa persona; tú eres quien les dice que desalojen. No hay tiempo que perder, no titubees, no dudes de que lo que dices sucederá. No necesitas pedire a Dios que lo haga por tí, no necesitas consultar con nadie. Tú ya tienes el poder necesario, es por eso que tú puedes ordenarle a cualquier espíritu inmundo: "¡Cállate, y sal de él!".

Mar 1:26 Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él.

Los espíritus siempre tendrán que obedecerte, quiéranlo o no, así como le obedecieron a Jesús en éste registro. ¡Tú estás en control!, ¡tú ya tienes toda la autoridad de Dios!. ¡Dios está de tu parte, no tienes nada que perder y TODO por ganar!.

Mar 1:27 Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! El manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen.

El espíritu diabólico quizás intentará interrumpirte mientras tú estás llevando cierta actividad, en éste caso, mientras Jesús estaba enseñando en la sinagoga.

Cuando una persona con espíritus diabólicos poseyéndola se encuentra cerca de tí, los espíritus diabólicos en esa persona se ponen bastante nerviosos. Ellos no son capaces ni siquiera de mirarte a los ojos; ellos siempre mirarán a otra dirección o mirarán hacia el suelo; ellos entonces comenzarán a gritar, a hacer escándalo. El espíritu que estaba dentro de ese hombre comenzó a hablarle a Jesús a través de esa persona. Muchas veces eso también sucederá contigo. El espíritu diabólico poseyendo a una persona comenzará a decirte cosas, a vociferar ante tí y dirigiéndose a tí, debido a que tú eres el Hijo de Dios también en ese momento, y tú crees para activar la autoridad que has recibido por parte de Dios mismo.

Esa persona poseída en la sinagoga no fue llevada hasta Jesús por su familia, por nadie que tuviera el deseo y expectación de ver a esta persona liberada, como sucedía en la mayoría de los casos. Nadie de los líderes de la sinagoga se había interesado en él ni había sido capaz de sanarle. Sin embargo, en semejante caso en el cual los espíritus diabólicos te interrumpen mientras estás enseñando la Palabra de Dios, por ejemplo, es entonces que tú los echas fuera de la persona a la que están poseyendo, tú liberas a la persona poseída de su tormento para que esos espíritus diabólicos dejen también de molestarte a tí.

No temas si eso se tiene que ver "socialmente correcto", "linguísticamente correcto", o "políticamente correcto" o no, eso no importa, está en juego la vida y la salvación de una persona, está en juego también el testimonio de la Palabra de Dios que mora en tí y que los demonios intentan interrumpir, frustrar, bloquear, etc. Pero los demonios saben que están derrotados. Tú entonces, ejerces también el poder que mora en tí, ¡y con toda autoridad les ordenas que salgan de esa persona!.

Jesús tenía toda la autoridad, así de que él le ordenó al espíritu diabólico que se cayara y le ordenó que saliera de ese hombre. El espíritu diabólico tuvo entonces que obedecer a Jesús debido a que esa es la ley que Dios les ha establecido, ellos siempre deben de obedecer ante las órdenes que un Hijo de Dios les de, y las órdenes de los Hijos de Dios sobre la tierra siempre fluyen en armonía con la voluntad de Dios, la cual es: ¡Liberación para TODOS!. Y lo mismo aplicará mañana, ¡Dios te ha dado la autoridad para expulsar demonios!.

Los espíritus diabólicos te dirán cosas, hablarán contigo; tú entonces hablas con ellos y ¡los echas fuera!. Tú no le pides a Dios en oración que sea Él mismo el que los eche fuera en lugar de tí. Tú hablas a ese espíritu malo y tú le ordenas que salga de esa persona. Recordemos Mr. 11:23: "…cualquiera que diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar", y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido."

Tú tienes la autoridad sobre TODO espíritu diabólico, con esa autoridad Tú hablas con cualquier espíritu diabólico, y !tú les das la orden de salir de esa persona!. Son al menos dos los que siempre han de estar de acuerdo: Dios y tú, y Dios siempre desea esa clase de liberación, así de que quien debe de elevarse en su creencia para armonizar con Dios y para producir los milagros concedidos por Dios, ¡eres tú!.

Lc. 4:33-36. Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?

Este espíritu inmundo sabía que Jesucristo era "el Santo de Dios". El hombre poseído por ese espíritu no fue llevado a Jesús con el propósito de recibir su liberación. El espíritu habló a través de ese hombre interrumpiendo la reunión mediante sus fuertes gritos. Jesús le ordenó callar a ese espíritu, el cual de hecho estaba hablando en plural, por lo que parece que se refería a todos los espíritus diabólicos que van a ser completamente "destruídos", es decir, definitiva y completamente "inactivados" y "arruinados" por Cristo y por los suyos, al final de los tiempos. Jesús le ordenó al espíritu inmundo salir de esa persona. Ese espíritu inmundo inmediatamente le obedeció a Jesús y salió de ese hombre. Los espíritus diabólicos son para los creyentes renacidos inferiores a los microbios, son insignificantes, casi no son nada, y con la autoridad de Cristo en nosotros les podemos ordenar que salgan de las personas a las que les ministramos en el momento en el que nos decidamos.

La gente que veía éste acontecimiento que sucedió dentro de la sinagoga, lo que también indica que éstas gentes poseídas por espíritus inmundos no estaban siendo sanadas en lo absoluto en ese lugar, estaba toda sorprendida y se decía: "¿¡Qué palabra es ésta!?", ya que: "¡con autoridad y poder [Jesús] manda a los espíritus inmundos, y salen!", y ¡ tienes esa misma autoridad y poder para mandarles a los espíritus inmundos que también salgan de las personas!.

Veamos ejemplos de uno de los más destacados alumnos de Jesucristo, el cual ni siquiera le conoció en persona física, sino en la realidad, en el espíritu:

Hch. 16:16-18. Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.

El espíritu de adivinación, otro espiritu malo bajo el imperio de satanás, controlaba a una muchacha, la que de una manera impropia proclamaba una verdad que distraía y que molestaba a Pablo. Ésto estaba desagradando a Pablo, ya que interfería con su ministerio de dar a conocer la Palabra de Dios a la gente de esa área. Ésta muchacha no fue llevada a Pablo por nadie para que el espíritu maligno fuera echado de ella.

Lo que esa muchacha decía era la verdad. Alguien inmaduro aún pudiera haber confundido a ese espíritu con el espíritu de Dios, ya que era tan cierto todo aquello: "Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación". Sin embargo, el espíritu de adivinación persistía en repetir eso durante muchos días, seguramente que esa acción interrumpía vez tras vez a Pablo y distraía a la gente que le escuchaba, así mismo, eso impedía a la muchacha misma el escuchar la Palabra de Dios que Pablo estaba predicando.

Finalmente, dice la escritura que eso desagradó a Pablo a tal punto que Pablo decidió echar fuera a ese espíritu. Los amos de la muchacha vieron que las ganancias que obtenían de ella se esfumaron, y le hicieron la guerra a Pablo y a otros creyentes. Sin embargo, Dios y su Palabra persisten y persistirán por siempre. Esa muchacha fue liberada y seguramente que estaba muy agradecida con Dios por eso.

Categorías combinadas 1 y 2: No se especifican los detalles, se dice que la autoridad dada por Jesucristo les permitió a sus discípulos llevar a cabo las mismas obras de expulsión de demonios que él llevó a cabo. Se incluye la información general acerca de la protección que es necesaria para impedir que los espíritus malignos regresen. Se incluyen otros aspectos que también es importante reconocer:

 Mat 10:1 Entonces llamando a sus doce discípulos, [Jesús] les dio potestad [exousia, autoridad] contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda flaqueza.

Jesús les dió a sus discípulos el mismo poder y autoridad para echar fuera demonios que Dios le había concedido a él. Ellos tampoco tendrían la necesidad de rogarle y de suplicarle a Dios que Dios mismo fuera el expulsor de demonios, o de preguntarle a Dios si Dios quería o no arrojar fuera a tal o cual demonio. Ellos sabían que podían echar fuera a los demonios y de tal forma sanar TODA enfermedad y dolencia humanas. Ya fuera que la gente les trajera personas endemoniadas o que ellos se enfrentaran directamente en contra de los demonios morando dentro de un endemoniado, de cualquer forma, ellos, si creían, podrían echarlos fuera a todos ellos. Los discípulos casi todas las veces tuvieron éxito en echar fuera a los demonios, salvo alguna ocasión en la que tuvieron que esperar a que Jesús lo hiciera. ¿El motivo de eso?, incredulidad, tanto en ellos como en el padre de la víctima, como ya vimos, además de una anticipada falta de comunicación con Dios para estar edificados y prevenidos en sus mentes ante cualquier cosa que viniera.

Los espíritus diabólicos son espíritus inmundos, sucios, apestosos. Nosotros en cambio, estamos sentados en los cielos en Cristo Jesús, muy por encima de esos espíritus malolientes. Nosotros somos el "bello aroma de la salvación para Dios y para todo aquel que cree y que creerá". Los espíritus sucios están sujetos a nosotros.

Mat 10:7-8 Y yendo, predicad, diciendo: El Reino de los cielos ha llegado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

Tú predicas las buenas nuevas; y cuando la gente responde con expectación para recibir su liberación y acude hasta tí, ¡tú no la despides molesto e impotente para librarla!, tú echas fuera a los demonios mediante darles la orden de salir de esa persona, de salir de allí final y definitivamente. Entonces, ya liberada, instruyes a la persona para que renazca del espíritu de Dios y renueve su mente a la Palabra de Dios referente a su posición y a su autoridad en Cristo, para que no permita que ese o ningún otro espíritu maligno entre en ella de nuevo.

Mat 12:43-45 Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí; y cuando viene, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala.

Jesucristo profetizó de antemano que las postrimerías de ésta humanidad, y de los presentes cielos y tierra, será desoladora. No en vano los profetas Daniel, Pablo y Juan, entre otros, profetizaron acerca del anticristo del futuro, y del abundante espiritismo de los últimos días, de la abundante posesión por espíritus diabólicos de esos días finales. Éste espiritismo va a ser patrocinado por Satanás y por sus huestes de maldad por la libre voluntad y por la maldad humana, la cual se extremará, con la ayuda de los demonios, en el futuro. Los creyentes renacidos habrán entonces desaparecido del mundo y los nuevos creyentes (el remanente Judío y otros gentiles que creerán entonces), vivirán algo parecido a lo que Jeremías mismo vivió, y mucho peor, "cual en ningún otro tiempo", pero para todo aquel que crea, aún en ese entonces, ¡Dios seguirá allí para ayudarle!.

Entonces, cuando tú echas fuera de una persona a un demonio, tú le instruyes y le enseñas adecuadamente, no sólo acerca de la salvación y de lo que dice la Biblia acerca de sus derechos como creyente, sino que tú también le instruyes para que venza a aquella debilidad que en su primera instancia permitió que el espíritu diabólico penetrara y comenzara a poseer a esa persona. Si esa persona es y/o ha sido alcohólica, entonces enséñale conforme a eso para que ya no beba de tal forma, o para que no se rodee de nuevo de esa clase de "amigotes" que le inducen y/o que le indujeron a beber al principio. Si él o ella ha sido una persona "cobarde", "libidinosa", "asesina", "mentirosa", "homosexual", "adepta a robar cosas", etc., entonces enséñales igualmente qué es lo que dice la Palabra de Dios acerca de todo eso.

Si un demonio penetró en una persona o en su bebé debido a que esa persona es, ha sido o era adoradora de cierto ídolo (lo cual es muy común dentro de la religión católico-romana), entonces instrúyele cómo es que debe de adorar al único Dios verdadero, y echa fuera con toda autoridad a ese demonio. Dile a la gente que debe de eliminar todo elemento u objeto relacionado con el ídolo y/o con sus prácticas idolátricas dentro de su casa y del resto de sus pertenencias (el idolillo de papel que llevaba en su cartera, el que colgaba del auto, el que estaba estampado en sus ventanas, etc.)

Si esa persona no se arrepiente de todo lo malo de su pasado, así como para ya no cometerlo más en el futuro, es decir, si por ejemplo, esa persona se niega a cambiar de hábitos y se obstina en retener sus ídolos (no importa que se disfracen de bellas "vírgenes", de "santos" o de "crucifijos", etc., todos esos son cosas u objetos que no encaminan a renacer ni a conocer la Palabra de Dios), si no deja eso, esa persona se encuentra en peligro de permitir que esos espíritus que previamente entraron a ella debido a esas particulares personas, circunstancias u objetos de idolatría, vuelvan de nuevo a entrar a ella.

Entonces, si una persona a la que tú habías liberado de un demonio, a la que tú habías previamente sanado, permite por su libre obstinación y voluntad que ese y otros demonios penetren en ella de nuevo, debido a que esa persona no se arrepintió ni quiso cambiar su corazón, o si decide tenerles respeto y miedo a los espíritus inmundos, en vez de aniquilarlos y menospreciarlos en Cristo, y si esa persona se resiste a renacer del espíritu de Dios, o si ha renacido pero si libremente decide a seguir en las mismas prácticas que inicialmente la llevaron a ser poseída (más ejemplos: el uso de la ouija, coquetería con las "ciencias ocultas", frecuencia del "tarot", "lectura de la palma de la mano", de observar ciertas pinturas o fotos de horror, etc.), entonces es muy probable que los espíritus malignos la ataquen de nuevo, ellos seguramente que regresarán y se asegurarán de arruinar totalmente a esa persona.

Si es por la libre decisión y obstinación de una persona, tú simplemente "sacudes el polvo de tus pies", por decirlo así, y sigues adelante. Solamente Jesucristo morando como el único Señor en la vida de alguien, el tener Cristo en ellos, y el esforzarse por vivir conforme a eso, es lo que mantiene alejados y derrotados a los espíritus malvados en la vida de una persona que estuvo previamente poseída por ellos.

Mar 1:39 Y fue por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios.

Éste registro de la escritura una vez más nos muestra que lo más importante para lograr la liberación física y espiritual de las personas consiste en hablar la Palabra de Dios. En cuanto tú comienzas a hablar la Palabra de Dios respecto a la información y disponibilidad de liberación para ellos por parte de Dios, la liberación necesariamente debe de presentarse.

Mr. 3:14-15. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad [exousia, autoridad] para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.

Jesús les ordenó a los doce discípulos que estuvieran con él y que a continuación (una vez que aprendieran lo básico por parte de las enseñanzas de Jesús), que fueran a predicar. A ellos se les dió también la autoridad de sanar a los enfermos y de expulsar demonios. ¡Tú ahora tienes la misma autoridad dada por Jesucristo a todo aquel que en él crea para sanar a los enfermos y para echar fuera demonios!; ¡tú ya estás sentado en los lugares celestiales en Cristo Jesús, quien se encuentra a la diestra de Dios!. Y ese, ese es un tremedo honor y poder que se encuentra, que reposa en tí.

Tú tienes esa autoridad de echar fuera demonios, necesitas creer eso y entonces comenzar a actuar. ¿Qué es lo que has de hacer entonces?. Tú actúas con la autoridad que Dios en Cristo te otorgó y echas fuera a los demonios, de tal forma también liberas a la gente. Desde luego, aquellos que tienen necesidades deben de responder creyentemente ante tu proclamación referente a la habilidad de liberación y han de venir a tí con expectación de que serán librados. Generalmente, una vez que éstas dos cosas se han cumplido, entonces echas fuera a los demonios. Pero recordemos que para las cosas del espíritu de Dios no hay condición, requisito o ley. Dios te inspirará conforme tú comienzas a actuar, y si es necesario, Dios te revelará algo que no te es posible saber por tí mismo; pero si no es necesario, Dios no te va a revelar nada extra, aparte de su expresa voluntad que tenemos en Su Palabra.

Tú no le ruegas a Dios que expulse a los demonios por tí, debido a que Él ya te ha dado la autoridad para echar fuera a los demonios. ¿Ya quedó claro este punto?. En éste estudio, repetimos una y otra vez las claves fundamentales hasta que queden establecidas en tu corazón, de tal forma que uses el vocabulario correcto que Dios mismo usa y que Él te ha indicado cuando habla acerca de sanidades y de expulsión de demonios: ¡Cree en tu corazón que lo puedes hacer!.

Nunca vuelvas a decir, aún cuando tengas un fuerte deseo de hacerlo, como dicen las personas religiosas, sinceras, pero no instruídas correctamente, y por lo tanto carentes de cualquier poder espiritual en manifestación: "por favor, oremos por la sanidad de tal o cual persona", "por favor oren por fulano o por mí mismo, de tal forma que yo sea sanado", etc. La Palabra de Dios nunca usa este vocabulario en los Cuatro Evangelios o en el Libro de los Hechos de los Apóstoles.

Jesús sanó a los enfermos y echó fuera a los demonios, Pedro hizo lo mismo, así como el resto de los discípulos, Felipe mismo echó fuera a los demonios, etc. Usemos entonces el lenguaje correcto y preciso conforme a la Palabra de Dios cuando se refiera a sanar y a echar fuera demonios.

Lc. 9:1-2, 6. Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos… saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.

Jesús les dió a sus doce discípulos poder y autoridad sobre todo demonio, así como poder y autoridad para curar a las enfermedades. Ahora que la autoridad ya estaba en las manos de sus discípulos, dependía de ellos el hacerlo o no. Una vez que Jesús les dió la autoridad para hacerlo, les instruyó que se fueran a predicar y entonces a sanar a los enfermos. Los discípulos creyeron en la instrucción de Jesús y fueron por todas las aldeas anunciando las buenas nuevas, y sanando por todas partes. Si es Cristo en nosotros, y si nosotros somos Hijos de Dios, ¿acaso tenemos menos de aquello que éstos apóstoles tenían?, ¡No!, ciertamente que tenemos todo el poder espiritual que ellos recibieron en el día de Pentecostés, y un aún mayor poder espiritual que el que tuvieron cuando lograron lo que aquí leímos en Lc. 9:6.

Mc. 9:38-40. Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

Lc. 9:49-50. Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

Es claro que la voluntad divina es que todos aquellos que tienen la autoridad de echar fuera demonios, la usen. Juan aparentemente se molestó de que la persona que estaba echando fuera demonios no siguió formando parte de su grupo,de su "círculo". Pudiera haberse tratado de un nuevo creyente que actuaba convencido de que él también tenía el pleno derecho y la autoridad de usar aquello que Dios ya había concedido a los hombres en la autoridad del hijo de Dios, en la autoridad de Jesucristo: el echar fuera demonios.

Ese hombre creyente no formaba parte de los doce, como lo era Juan. Sin embargo, echar fuera demonios es tan fácil que cualquiera que crea para hacerlo lo podrá hacer, ¡aún también los nuevos creyentes!. Así de que, es nuestra responsabilidad entusiasmar, exhortar, y motivar tanto a antiguos como a nuevos creyentes para que sanen a los enfermos y para que echen fuera a los demonios, justo de la misma manera en la cual nosotros instruímos (o hemos de instruír) a los creyentes desde el prinicipio para que hablen en lenguas de inmediato, una vez que ellos ya han recibido a Jesús como su Señor y ya que han creído que Dios le levantó de entre los muertos, una vez que ellos ya son salvos, han de comenzar a hacer uso de TODAS las manifestaciones del don de espíritu santo. Nunca subestimemos o menospreciemos a los nuevos creyentes, ellos quizás desarrollen una creencia y un andar con Dios mucho más preciso y mucho más rápido de como lo hemos hecho nosotros mismos. Dios ha diseñado las manifestaciones del espíritu para esto: ¡Para que sean usadas sobre la tierra, no en los cielos!.

Ciertamente que algunos creyentes de inmediato comenzarán a sanar enfermos y a echar fuera demonios, así como algunos de inmediato comenzaron a hablar en lenguas, a interpretar y a dar palabra de profecía. Algunos podrán con una mayor facilidad echar fuera demonios y sanar enfermos que otros. Nadie debe de condenar o de autocondenarse, ¿quén condenará si Cristo ya resucitó por nosotros?. ¡Dios nos pide que instruyamos a TODOS para que operen TODO el poder y la autoridad dados hoy por Dios a sus Hijos!.

Lc. 10:1-2, 17-20. Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies… Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Jesucristo envió a 70 nuevos creyentes; ellos se sorprendieron de toda la autoridad que habían recibido, no solamente para predicar con autoridad la Palabra de Dios, sino también para echar fuera demonios y para sanar a los enfermos. Jesús les dió el poder para aplastar serpientes y escorpiones espirituales de maldad, figura que describe a nuestro echar fuera demonios. Jesús les dió poder sobre todo, y por encima, de TODA la fuerza del enemigo, de tal forma de que nada de ninguna manera les dañe. Nosotros también debemos de recibir esa confianza dada también a nosotros por el mismo Señor nuestro, Jesucristo. Teniendo ese gran poder y autoridad que nosotros gozamos sobre el enemigo, no deberíamos de dejarnos distraer por nada; no deberíamos de olvidar lo que tenemos; hemos de conservar la perspectiva correcta; es decir, también estamos agradecidos con Dios debido a que nuestros nombres se encuentran escritos en los cielos.

Dios siempre está necesitado de más y más personas para que estén dispuestas y deseosas de predicar a otros y de llevar a otros el mensaje de Dios, el cual incluye sanidades y liberaciones de TODA calamidad espiritual. Jesús envió a setenta discípulos a las ciudades que Jesús mismo recorrería, ellos hablaron la Palabra que les había sido dada, ¡y descubrieron, ante su asombro, que aún los espíritus diabólicos estaban sujetos a esa Palabra que ELLOS hablaban!. Ellos comenzaron a hablar la Palabra de Dios con toda convicción y poder. Jesús no les dió detalles acerca del poder que llevaban dentro, ellos simplemente creyeron y obedecieron y conforme obedecían, entonces es que comenzaron a decir lo que Jesús les pidió que dijeran, entonces comenzaron a obrar maravillas.

Éstos setenta echaron fuera demonios; no se nos dan detalles, pero se nos dice que su sorpresa fue tremenda. Éstos discípulos hablaron la Palabra de Dios, sanaron a los enfermos, y echaron fuera a los demonios, y ésto alteró de tal forma, y a tal grado el reino de los demonios, que aún satanás mismo tuvo que descender para ver lo que aquí estaba pasando, del cómo su "reino" estaba siendo "demolido" por esos creyentes. Si incluímos a los doce y a Jesús mismo, tenemos que eran poco más de ochenta los que fueron capaces en ese entonces de causar tal estrago a las huestes de satanás. ¿Se imaginan si TODOS o casi todos los creyentes renacidos de estos tiempos se pararan firmes y comenzaran a predicar potentemente, a sanar enfermos y a echar fuera demonios?. ¡Qué estrago también le causarían a satanás!, y yo creo también en mi corazón, con otros creyentes, que ese estrago va a ser causado por nosotros muy pronto, antes de nuestra partida, antes de que Cristo Jesús venga por nosotros. Como el viejo Caleb, creemos que tarde que temprano les venceremos a todos esos enemigos de Dios.

Lc. 11:14. Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló.

Jesús era capaz de echar fuera a los demonios, ya que él estaba seguro de la autoridad que tenía para hacerlo conforme a la Palabra de Dios.

Lc. 11:15. Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.

Algunos que vieron a Jesús echar fuera a los demonios dijeron que Jesús lo hacía meidante el príncipe de los demonios. Tal vez ésta sea la forma en la que la gente que carece de la autoridad dada por Dios supuestamente "echa fuera a los demonios". Prácticas paganas de ese tipo se llevan a cabo en diversos lugares del mundo aún hoy en día - se "echa fuera" a un demonio menor mediante llamar a otro demonio de un rango superior, al que se le pide que posea a esa persona en vez del demonio anterior, y entonces el demonio superior le ordena al demonio inferior que salga de esa persona.

Lc. 11:16-17. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo. Mas él [Jesús], conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae.

Jesús no echaba fuera a los demonios mediante esos métodos "populares" entre las gentes paganas.

Lc. 11:18-19. Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios. Pues si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

Jesús señala claramente que ese beelzebú al que ellos se refieren es parte del reino de satanás, el cual está dividido contra sí mismo, por lo que ¡no permanecerá!. Jesús también indica que es precisamente ése método pagano y diabólico el que los exorcistas judíos usaban para "echar fuera" a los demonios menores, mediante permitir una posesión mayor del paciente poseído (seguramente que los "exorcismos católicos" se desprenden de las mismas prácticas paganas de llamar a un demonio mayor para que posea a la persona en lugar del demonio menor). Éstas prácticas y rituales no tienen NADA que ver con la verdad y la sencillez de la Palabra de Dios que estamos estudiando. Ni Jesús ni sus discípulos, ni nosotros, requirieron ni requerimos de "agua bendita", ni de ningún otro objeto, fórmula o "conjuración" para echar fuera a los demonios, simplemente necesitamos nuestra creencia en acción con la autoridad dada a nosotros por Dios.

Lc. 11:20. Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Jesús, así como sus discípulos y así como nosotros hoy, echaba fuera a los demonios "por el dedo de Dios", es decir, haciendo uso de la voluntad, del deseo, del poder y de la autoridad concedidos al hombre creyente por parte de Dios mismo. El hecho de echar fuera a los demonios es parte del reino espiritual de Dios, al cual nosotros pertenecemos.

Lc. 11:21-24. Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí.

Si una persona poseída por demonios acude a un hombre que echa fuera demonios mediante el uso del príncipe de los demonios, esos demonios de rangos inferiores obedecerán al demonio del rango superior y saldrán de esa persona. Sin embargo, después de un poco de tiempo, ese mismo espíritu diabólico que ha sido echado fuera de esa persona, debido a que otro espíritu diabólico de mayor rango le ha arrojado fuera, ese espíritu menor entonces regresa a la persona a la que había estado poseyendo antes, debido a que el demonio no fue originalmente echado fuera conforme a la medida de fe o creencia morando en aquella persona que estaba originalmente poseía.

Lc. 11:25. Y cuando llega, la halla barrida y adornada.

La casa, es decir la persona previamente poseída y liberada mediante el príncipe de los demonios, está barrida y adornada, es "atractiva" para el espíritu que previamente estaba poseyéndo a esa persona, el cual desea regresar y lo hace. Recodemos que la voluntad y la creencia de una persona "liberada" de tal forma no está alerta ni activa para evitar que el espíritu malo penetre de nuevo en ella.

Lc. 11:26. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.

El espíritu maligno que originalmente poseía a esa persona que fue aparentemente "sanada" por el "príncipe de los demonios" busca a otros siete espíritus peores que el para que entre todos puedan derrocar al espíritu de rango más alto que está poseyendo a esa persona en lugar del otro, y entonces todos esos "nuevos" espíritus penetran en la persona.

Aquellos provisionalmente "sanados" mediante el "príncipe de los demonios" pudieran parecer que han sanado durante algún tiempo (lo que es parte del engaño y de las artimañas del maligno, del diablo); sin embargo, tiempo después, esas personas se encontrarán en una condición peor, debido a que el mismo espíritu que inicialmente poseía a esa persona (el cual se siente "el dueño" de esa persona), traerá con él otros espíritus diabólicos peores que él.

La única liberación permanente de espíritus malignos proviene del poder espiritual que Dios ha concedido a su Hijos renacidos, es decir, ¡a nosotros que hemos confesado que Jesús es el Señor de nuestras vidas y que hemos creído que Dios le resucitó de entre los muertos!. ¿Por qué es tan importante hacer a Jesús el Señor de nuestras vidas?. Porque todo aquel que no ha confesado que Jesús es el Señor está aún a expensas del "dios de este mundo", el cual vemos por la Biblia que se refiere a satanás (2Cor. 4:4). "El señor" de todos los espíritus diabólicos es precisamente satanás. Pero nosotros pertenecemos a otro, nosotros tenemos a otro Señor: Jesucristo, quien murió por amor a nosotros y quien fue resucitado por Dios para que nos pudiera enviar el poder del don de espíritu santo, la naturaleza divina dentro nuestro.

Nosotros echamos fuera a los demonios por el poder que Dios nos ha dado. Los demonios salen fuera ante nuestro mandato debido a que el pariente o familiar de aquel que necesita liberación, o aquel mismo que está poseído, cree para la liberación de esa posesión diabólica.

Opuesto a eso, si el demonio es echado fuera por el príncipe de los demonios, entonces ellos eventualmente regresarán a la misma persona, debido a que los demonios no han sido echados fuera mediante la Palabra y el Poder de Dios, con nunguna creencia en el Poder de Dios morando en la persona que estaba poseída o sin ninguna creencia en el Poder de Dios por parte de su familiar. La persona "liberada" por el príncipe de los demonios está totalmente desprotegida, a expensas de ese "príncipe", y a expensas de los espíritus malignos para qué éstos regresen cuando así lo decidan, ya que no hubo creencia implicada por parte de la persona en tal caso, pues la persona que estaba poseída carece de la doctrina correcta y de la fe o creencia correcta para mantener a los espíritus inmundos lejos de ella.

Mr. 16:15-17. Y [Jesús] les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; [si acaso tomaren] tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

Tú enseñas con toda tu convicción la Palabra de salvación y liberación a la gente, y cuando ellos responden y vienen a tí para recibir su liberación, tú echas fuera a los demonios en el nombre de Jesucristo.

Nosotros echamos fuera a los demonios y sanamos a los enfermos con la autoridad que Dios en Cristo nos ha concedido, nosotros tenemos ese poder legal de representación conferido directamente por Dios, nosotros estamos en la tierra en vez de Jesucristo, en lugar de él. Eso es lo que realmente significa echar fuera demonios y sanar enfermos en el nombre de Jesucristo. Ésta no es una palabra mágica que te dé siempre "resultados automáticos". La autoridad que posee el brazo derecho de Dios, Cristo en tí, mora y permanece para siempre en tí debido a que tú ya has recibido el nuevo nacimiento. Veamos el cumplimiento de esas órdenes de Jesucristo para sus discípulos:

Hch. 13:6-12. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Éste, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

Elimas era un mago, un hechicero, un falso profeta judío. A diferencia de Simón, que era el mago de Samaria que se convirtió al Señor, éste Elimas era un hijo del diablo, nacido de o nacido con la simiente de satanás. El propósito de la vida de Elimas era el de pervertir los caminos rectos de Dios.

Ésta escritura no se relaciona directamente con cómo echar fuera a los demonios, sin embargo, se ha incluído aquí para mostrar que cuando un hijo de satanás se opone y trata de apartar a la gente que desea aprender acerca de la verdad, acerca de las cosas de Dios, tú tienes todo el poder de resistirle y de dominarle tomando todas las medidas que sean necesarias; en éste caso, Pablo le ordenó que quedara ciego. Dios ciertamente energiza el poder de Dios en tí para que tú puedas hacer todo aquello que sea necesario en contra de los hijos del diablo. Jesucristo dijo que nada del poder del adversario nos dañaría.

En otro registro, una pareja de mentirosos fallecieron ante la palabra de Pedro, y aún Pablo quedó ciego por un breve tiempo al principio, al momento de su conversión, hasta que el discípulo Ananías, por el mandato de Jesucristo, le devolvió la vista. Dios no es un Dios de tinieblas o un Dios que causa males o tragedias, pero tú tomas todas las medidas que sean necesarias para que sea la Palabra de Dios, y no la mentira de satanás o de los hombres, ni la voluntad humana, la que riga nuestra predicación y nuestras acciones relacionadas con nuestro vivir en el servicio a Dios.

Jn. 8:42-47. Jesús entonces les dijo [a los fariseos y a otros judíos]: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

Aquí Jesucristo claramente indica que el grupo en liderazgo religioso al que se dirigió en esa ocasión, miembros de los fariseos y de otros grupos judíos, como vimos en relación con el falso profeta judío y mago Elimas, eran nacidos de la simiente del enemigo, del adversario de Dios.

1Jn. 3:10-12. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.

Esos judíos mataron a Jesús porque Dios y Jesús mismo así se los permitieron, porque eso era necesario para salvar a todo ser humano que creería, Caín también era del maligno y mató a su hermano Abel. Veamos a continuación el registro de cómo el amor al dinero (1 Tim. 6:10) fue llevando a Judas Iscariote a dejarse ser poseído y dominado por satanás mismo, hasta el punto de cometer suicidio:

Jn 6:70-71. Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

Jn 12:6b …[Judas Iscariote] …era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.

Hch. 1:18. Éste [Judas Iscariote], pues, con el salario de su iniquidad [del dinero que les había robado a Jesús y a los apóstoles] adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron.

Lc. 22:3-6 Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce; y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría [a Jesús]. Ellos se alegraron, y convinieron en darle dinero. Y él se comprometió, y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo.

Mt. 26:14-16. Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré [a Jesús]? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

Jn 13:2, 27. Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase… Y después del bocado, Satanás entró en él [en Judas Iscariote]. Entonces Jesús le dijo [a Judas Iscariote]: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.

Mt 27:3, 6-10. 3Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que [Jesús] era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos… Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre. Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.

Aún los minuciosos detalles concernientes a lo que se iba a hacer con el dinero de la traición, ya habían sido profetizados por Dios. Con la misma precisión y exactitud con la que aquello se cumplió, así también se cumple que nosotros tenemos el poder espiritual de Dios para echar fuera a los demonios, para echar fuera todo espíritu maligno, todo espíritu inmundo. Por ejemplo, en el caso de E. W. Bullinger, y aún cuando él no fue capaz de entender y de creer lo suficiente como para hacer uso de las nueve manifestaciones del don de espíritu santo, el espíritu de Dios dentro de él le impulsaba a denunciar como procedente del adversario, en su revista Things To Come (Jul 1894-Dec 1915), toda acción de espiritismo y espiritualismo. Así alertaba a la familia de Dios de aquel entonces, ya que él deseaba servir con toda su vida a Dios. Pero nosotros ahora tenemos una mayor información que la que tuvo Bullinger, ahora tenemos no solamente el entendimiento para echar fuera demonios, sino que podemos desarrollar la creencia necesaria, además de que tenemos la manifestación del espírtu santo de fe para aquellos momentos en que nuestra propia creencia natural nos falle. Conforme comenzamos a actuar, si estamos suficientemente atentos y alerta, Dios nos irá diciendo e inspirando acerca de qué hacer y de cómo edificar para echar fuera a los demonios de las personas.

Recordemos que Jesús no echó fuera a satanás mismo de Judas Iscariote, ya que Judas Iscariote por su propia voluntad había desarrollado un patrón de vida y de pensamientos que alojaba, por su propia decisión, y de manera intermitente, a satanás mismo. Aún el Apóstol Pedro fue influenciado por Satanás cuando con toda su sinceridad le dijo a Jesús que no permitiera ser crucificado, la respuesta de Jesús fue: "¡quítate de delante de mi, Satanás! Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mt 16:23 y Mr. 8:33). Así también, nosotros vemos que no podemos echar fuera al diablo de aquellos que por su libre decisión han renacido de la simiente del maligno, el demonio morando permanentemente en Elimas, bajo la aceptación y libre voluntad de Elimas, no fue echado fuera por Pablo, pero Pablo le ordenó a Elimas mismo quedar ciego por algún tiempo, con lo que Elimás dejó de interferir en los caminos de Dios. Así tampoco Jesús echó fuera al diablo de los fariseos y de otros judíos que se oponían a su ministerio, Jesús simple y llanamente los puso en evidencia ante los demás como "hijos del diablo", tanto delante de sus discípulos como delante de las gentes que le seguían, para que todos ellos estuvieran alerta y no se fiaran de esos líderes que eran hijos del diablo, los que cínicamente se sentaban en el púlpito para supuestamente enseñar al pueblo "la Palabra de Dios".

Así mismo, Dios puso en evidencia a Caín, para que los creyentes de aquel tiempo no se fiaran de él. La gente no renacida o los renacidos sin el ejercicio del don de espíritu santo pueden ser engañados por personas semejantes a Elimas y a esos fariseos y judíos que eran del diablo. Por eso es que nosotros, los renacidos del espíritu santo, hemos de estar alerta con la firme convicción de que tenemos el poder y la autoridad dados por Dios para echar fuera demonios y para traer de esta forma la libertad a todo aquel que se encuentra esclavizado por ellos. Veamos el uso vano del nombre de Jesús:

Hch. 19:13. Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.

Éstos judíos exorcistas acarreaban espíritus diabólicos, algunos los poseían a ellos y de allí saltaban a otras personas que tenían espíritus diabólicos menores. Ellos carecían del espíritu de Dios, sin embargo, un día intentaron echar fuera a los espíritus diabólicos de alguien que estaba poseído con un potente espíritu diabólico mayor que los que todos ellos juntos tenían. Ellos lo intentaron mediante mencionar el nombre de Jesús, el cual era predicado por Pablo allí mismo en Éfeso.

Hch. 19:14. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.

Éstos eran los siete hijos de un jefe de los sacerdotes judíos de Éfeso. Ellos estaban usando el poder de los espíritus diabólicos para echar fuera a otros demonios menores. Jesús mismo durante su ministerio había profetizado semejante ocurrencia cuando los líderes judíos le calumniaban. Supuestamente esos judíos deberían de estar ayudando a la gente con el Poder correcto de Dios, pero evidentemente ellos no estaban haciendo eso.

Hch. 19:15. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?

Los espíritus malignos conocen a la gente, ellos saben quién eres tú, ellos son capaces de "ver" al Cristo en tí y saben que deben de obedecer las órdenes que tú les des de desalojar y de salir de las personas. Los espíritus diabólicos saben con que poder y con qué autoridad te diriges a ellos y ellos se te sujetarán por el poder de Dios en Cristo que mora en tí. Aquellos que carecen del poder del espíritu de Dios en ellos, carecen de autoridad verdaderda en contra de esos espíritus malignos.

Hch. 19:16. Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.

Sucedió que el espíritu diabólico que moraba en ellos y/o que ellos tenían y con el cual intentaron dominar al otro que estaba poseyendo a ese hombre poseído, era de un rango inferior que el que se encontraba en ese hombre poseído. Eso llenó de cólera al espíritu diabólico superior que vivía dentro de ese poseído e hizo que el hombre poseído saltara sobre ellos y dominara físicamente a todos esos siete "ministros" judíos, los cuales huyeron de allí heridos y desnudos. No se dice que Pablo jamás haya intentado echar fuera al demonio de ese hombre. Nunca temas que eso te pueda suceder a tí, edifica tu creencia por medio de estudiar y de creer en todo aquello que tú tienes de parte de Dios. Los espíritus diabólicos entonces se enterarán (ellos son "rete chismosos" de todo lo que sucede en la tierra) de que tú, no solamente tienes el don del espíritu de Dios en tí, sino que además estás usando ese poder espiritual que mora en tí para echar fuera a los espíritus malignos, es decir, a ellos.

Hch. 19:17. Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.

Los espíritus diabólicos además saben del poder que ellos tienen y cual es su posición aquí en el mundo. Ellos tienen bien claro cuales son los espíritus diabólicos del mayor y del menor rango. Al mismo tiempo, los espíritus diabólicos saben que tú posees el mayor poder de todos ellos juntos, que tú eres mayor que cualquiera de ellos, y que Dios en Cristo en tí puede vencer a todos ellos juntos, aquí incluído satanás. El resultado de reconocer dicha diferencia es que toda lengua confesará que Jesús es el Señor y toda rodilla se postrará ante Jesús.

Tú ni siquiera necesitas usar una fórmula tal como la del siempre andar repitiendo verbalmente: "en el nombre de Jesucristo", "en el nombre de Jesucristo", etc. Casi todos los milagros de los discípulos y los apóstoles se llevaron a cabo sin el uso de esa fórmula o expresión. Ellos estaban convencidos de que el poder espiritual de Cristo moraba en ellos, y con esa convicción actuaron, y ese mismo poder mora en tí. Si tu quieres, tu puedes libremente decir cuantas veces quieras eso, repetir "en el nombre de Jesucristo", pero a lo que me refiero es que no es la expersión en sí misma la que nos da el poder, es el poder del don de espíritu santo que llevamos por dentro lo que le dá valor alguno a esa frase. El punto central es que tú vivas y creas qué es lo que tienes, y que siempre vivas conforme a ello, y ¡entonces verás milagros, señales, prodigios, maravillas, liberaciones, sanidades, portentos, etc., y ante tu predicación las señales seguirán a tu paso!.

Conclusión acerca de como echar fuera a los demonios:

Para concluír, aquí repetimos que en los registros que se relacionan con cómo echar fuera a los demonios, hemos visto las siguientes dos categorías:

Categoría 1. Como en el caso de dones de sanidades, después de escuchar la Palabra de Dios relacionada con la liberación sanadora de Dios, aquellos que necesitan su liberación de la posesión de espíritus diabólicos respondieron con deseo y con espectación de recibir su propia liberación, ellos acudieron al sanador quien echó fuera a los demonios. Cuando la familia de alguien que está poseído, o el mismo poseído creen para recibir su libertad, y cuando también aquel que tiene el poder para echar fuera a los espíritus diabólicos cree en la autoridad que Dios le ha concedido para echarlos fuera, entonces, con esa misma autoridad de Dios, les ordena a los espíritus inmundos salir de la persona poseída. Aquí ambas partes, aquel que desea sanidad y aquel que puede echar fuera a los demonios, deben de creer.

Categoría 2. El segundo caso es aquel en el que el espíritu diabólico en una persona interrumpe tu ministerio de la Palabra de Dios mediante gritos, o diciendo cosas que te impiden hacer aquello que tú quisieras hacer en una reunión o en tu vida diaria, entonces tú decides darle la orden con firmeza para que salga de esa persona. Cuando el espíritu diabólico te interrumpe a tí, tú no necesitas esperar hasta que algún familiar de esa persona que está poseída te la traiga a tí. Sin embargo, después de haber echado fuera a los demonios, tú entonces instruyes a aquel que ha sido liberado, le enseñas como mantenerse libre de los espíritus diabólicos.

También hemos visto los siguientes puntos en las escrituras relacionadas, los cuales han de estar claros y seguros en tu corazón con la finalidad de que tú también creas en el poder que tienes para liberar a aquellos seres humanos que padecen a causa de estar poseídos por espíritus diabólicos:

    1. Lo más importante para ofrecer sanidad a las personas es que tú prediques/proclames/hables a la gente la Palabra de Dios para que sean liberados en un 100% ahora mismo. La promesa de la Palabra de Dios inspira creencia en todo aquel que cree para recibir. El fundamento de éste poder es: "Así está escrito", y "Así dice Dios".
    2. Aquellos que necesitan su liberación han de responder a tu predicación de liberación, de tal manera que ellos vengan a tí debido a que ellos tienen el deseo y la expectación de ser liberados. Tú no vas a sus casas a echar fuera los demonios simplemente porque alguien te dijo que allí se encontraba una persona sufriendo debido a la posesión de algún espíritu diabólico habitando en esa persona.
    3. Tú sanas y tú echas fuera a los demonios; tú no le oras a Dios para que Dios sea quien eche fuera a los demonios de las personas, eres quien echa fuera a los demonios. En este punto, tú lo haces con creencia, y conforme tú comienzas a ministrar, el espíritu de Dios en tí te dará todo aquello que necesites para llevar a cabo tu tarea de liberar a la gente.
    4. Cuando la gente recibe su liberación, tú les instruyes cómo es que ellos van a lograr mantenerse libres de toda influencia diabólica.

Esperamos que con ésta información tú, querido creyente lector, tengas la certeza absoluta de cómo actuar frente a los casos de necesidad física y de liberación espiritual, para que seas capaz de ver qué fácil es operar el poder y la autoridad dados a tí por Dios, mediante los cuales puedas traer liberación a la gente morando tanto dentro como fuera del Cuerpo de Cristo.

Jos. 23:8-11 a Jehová vuestro Dios seguiréis, como habéis hecho hasta hoy. Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro. Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es quien pelea por vosotros, como él os dijo. Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios.

Sal. 91:6-12 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.

Col. 1:11-13 Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria [de la gloria de Dios], para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.

2Cor 2:14-15a. Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan.

Col. 2:15 y despojando [Jesús] a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Jesús exhibió públicamente, es decir, expuso ante la vista de todos que los espíritus inmundos no tienen poder alguno, ni siquiera el mayor poder del adversario: la muerte, la cual también fue derrotada al momento de la resurrección de Jesucristo, y será finalmente derrotada también para toda la humanidad. Aquí, "el triunfo de Cristo Jesús" se llevó cautivos a todos los espíritus malignos: "Subiendo a lo alto [Jesús], llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres" (Ef. 4:8). Jesús nos dió dones con los cuales podamos siempre derrotar a las huestes de satanás, tanto como individuos así como como Iglesia. Satanás y todas sus huestes de maldad han sido entonces públicamente exhibidas en toda su inferioridad ante los ojos de todo aquel que desee ver. La Biblia nos dice que finalmente ellos, Satán y los suyos van a ir al lago de fuego, el cual es la muerte segunda.

Stgo 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

Para sujetarnos a Dios hemos de reconocer que existe un sólo Dios verdadero (Heb. 11:6, 3), el cual es nuestro padre (Ef. 1:2, Fil. 1:2, etc.), y un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador (1 Tim. 2:5, Hch. 4:12). Así mismo necesitamos reconocer que tenemos un adversario personal, el diablo. Conocer ésto es el primer paso para resistir al diablo (1 Pe. 5:8).

2 Cor. 2:11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.

En ese contexto inmediato se habla del perdón entre creyentes, de la pronta reconciliación entre hermanos y hermanas en Cristo para así evitar que el adversario saque ventaja de los rencores y las discordias. Maquinaciones del adversario son también vivir en los deseos de la carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos humanos apartados de la Palabra de Dios, y la ira, lo cual es común en todos los hombres y mujeres naturales aún no renacidos del espíritu santo (Ef. 2:2-3).

Jesucristo enseñó con su propio ejemplo a que sus discípulos estuvieran atentos y platicaran con Dios, nosotros ahora podemos continuamente hacerlo mediante el hablar en lenguas, así como podemos ahora platicar a Dios con nuestro entendimiento; así mismo, Jesucristo les recomendó a sus discípulos escapar de las tentaciones, es decir, evadir las situaciones en las que se presenta la posibilidad de hacer aquello grato a nuestros cinco sentidos naturales pero que es repudiado por Dios (Mt. 26:41).

Dios, mediante su Palabra escrita, nos indica como discernir aquellos buenos pensamientos de los malos, así como controlar las intenciones del corazón humano carnal (Heb. 4:12). Dios nos instruye a que no nos casemos con alguien que es incrédulo (2 Cor. 6:14), Dios nos pide no ser perezosos, sino fervientes en el espíritu, por eso es que oramos mucho en lenguas (Rom. 12:11), Dios nos pide que no digamos mentiras, sino que hablemos verdad unos con otros, los miembros del cuerpo de Cristo (Ef. 4:25).

Además, Dios indica que no nos embriaguemos, que no tengamos sexo antes del matrimonio o con otras mujeres una vez que estemos casados, Dios dice que no robemos, etc. Si hacemos aquello que Dios dice y si dejamos de hacer aquello que Dios rechaza, seguramente que le daremos menos y menos oportunidades al adversario para atacarnos. Todo eso, referente al diario vivir y andar de los creyentes cristianos renacidos, lo podemos aprender en las siete Epístolas que el apóstol Pablo escribió inspirado por Dios para nosotros, los miembros del Cuerpo de Cristo en ésta nuestra era de gracia.

Recordemos que el diablo aún se le presentó a Jesús en concreción en el mundo de los sentidos, y así, el adversario también puede hablar con un hombre natural e incluso con un creyente renacido, y sugerirle cosas malas tales como la ambición, el poder opresor, o el dudar de Dios, igualmente como el diablo habló con Eva primero (Gen. 3:1), y después también habló con Jesucristo para tentarle, inmediatamente después de que Jesús recibió el espíritu santo en el Jordán. Adán y Eva cayeron ante las tentaciones y sutilezas de satanás, pero Jesús en cambio siempre, y al final, ¡venció al diablo para siempre!, mediante su retener la Palabra de Dios en su corazón y obedecerla, Jesús le dijo al diablo: "¡Escrito Está!" (Lc. 4:1-13). ¡En Cristo nosotros ya hemos vencido a satanás!.

Finalmente, nunca nos olvidemos de que ahora contamos con TODO el poder del don del espíritu santo para hacer uso de las nueve manifestaciones del espíritu de Dios, con las cuales podemos desvanecer las obras de satanás al tiempo que glorificamos a Dios mediante el llevar a cabo esas obras de Dios en el espíritu (1 Cor. 12:7-10).

Estad atentos a las enseñanzas de Dios, no en las de los hombres, alineando y refinando nuestro entendimiento a la voluntad de Dios, cual plata siete veces refinada al fuego.

Para ver más detalles acerca de las manifestaciones del poder de Dios en acción hoy: http://www.churchinthehome.org

Para regresar a dones de sanidades: http://www.oocities.org/fdocc3/healings.htm

Para regresar a las manifestaciones de revelación del espíritu de Dios en nosotros: http://www.oocities.org/fdocc3/revelation.htm

Para regresar al hablar en lenguas, manifestación primera del espíritu de Dios en nosotros: http://www.oocities.org/fdocc/leng1.htm


Tasters of the Word (YouTube), videos recientes: "Astronomía y Nacimiento de Jesucristo: Once de Septiembre Año Tres A.C.", "Estudio sobre Sanidades" (en 20 episodios), "Jesus Christ, Son or God?" and "We've the Power to Heal":http://www.youtube.com/1fertra


Tasters of the Word (the blog, with: "Astronomy and the Birth of Jesus Christ"):http://fertra1.blogspot.com

 

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