LAS MANIFESTACIONES DE REVELACIÓN DE DIOS.

Introducción

Incondicionalmente tenemos nosotros al espíritu santo, la unción de Dios en el espíritu, la cual es Cristo en nosotros, el logos de Dios dentro nuestro; a diferencia nuestra, los creyentes del Antiguo Testamento sólo podían tener al espíritu santo sobre ellos condicionalmente (Apéndice 1).

Palabra de ciencia, palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus son manifestaciones de revelación con las que Dios nos revela información específica a nostoros, información que no se encuentra escrita en Su Palabra (en la Biblia original), la cual es información referente a situaciones del tiempo en que vivimos o a nuestra vida personal. Este estudio se desprende de los capítulos 12, 13 y 14 de la primera epístola a los Corintios y de la importancia de su aplicación al resto de las escrituras y eventos encontrados, tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento de la Biblia.

Primeramente quisiera dejar en claro que para los asuntos espirituales no existe ley, condición, pre-requisito, fórmula, curso, clase o metodología infalibles. Lo que aquí se presenta son observaciones que pudieran ayudar a que el creyente crezca en su entendimiento y en su creencia en relación con el uso del poder más grande de todos: ¡el poder del don del espíritu santo morando en todo creyente renacido!.

Si tú eres nacido desde lo alto, tú tienes la habilidad de manifestar la plenitud del espíritu de Dios. Sin embargo, es necesario recibir revelación de Dios para ser capaces de sanar a alguien, para llevar a cabo un milagro, o para echar fuera espíritus malignos e inmundos. ¡Y ya tenemos el poder y la la revelación que necesitamos para eso en la Palabra de Dios escrita que necesitamos entender y creer a diario!.

Es el amor de Dios que nosotros podemos manifestar el que permite que éstas manifestaciones del espíritu de Dios sean provechosas para nosotros cuando las manifestamos (1 Cor. 13:3).

Siete de las nueve manifestaciones del espíritu santo morando en nosotros que se mencionan en 1 Cor. 12:7-11 estuvieron también presentes en el Antiguo Testamento. Solamente dos de las manifestaciones son únicas del Nuevo Testamento: hablar en lenguas e interpretación de lenguas.

El deseo de Moisés era el de que toda la gente de Dios pudiera hablar palabras de profecía, y toda la gente de Dios tuviera el espiritu santo sobre ellos (Nm. 11:29). Éste preciso deseo de Moisés fue más que completamente proporcionado a nosotros por Dios en el momento de nuestro nuevo nacimiento, debido a todo lo que logró para nosotros Jesucristo nuestro Señor, a quien Dios resucitó. Es por eso que el espíritu de Dios nace dentro de nosotros y permanece para siempre en nosotros (1 Jn. 2:27a) y es llamado nuestro nuevo nacimiento de simiente incorruptible (1 Pe. 1:23), que es el ser participantes de la naturaleza divina (2 Pe. 1:4).

Dones de sanidades es una manifestación de poder o de acción, de impartir, con la que nosotros operamos el poder de Dios de acuerdo a su revelación recibida, a partir ya sea que actuemos basados en nuestra creencia en la Palabra de Dios escrita o a partir de una revelación específica dada por Dios a nosotros para ser capaces de sanar a alguien.

Toda la Palabra de Dios que nosotros tenemos ahora ha sido recibida por revelación de Dios, así como el apóstol Pablo lo declara en repetidas ocasiones (Gal. 1:12, Ef. 3:3-5, Fil. 3:15, etc.) Los hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Pe. 1:21). Es por eso que para acostumbrarnos a reconocer la voz de Dios necesitamos estudiar y creer en las escrituras de la Biblia, y especialmente aquellas dirigidas por Dios a nosotros, las epístolas escritas por el apóstol Pablo. El resto de las escrituras son para nuestro aprendizaje, ya que cuando leemos la Palabra de Dios, leemos la revelación de Dios que nos habilita a estar alerta y preparados para llevar a cabo aquellas obras que Dios ya nos ha encargado en su Palabra dirigida a nosotros.

Nosotros, además, necesitamos personalmente revelación especial por parte de Dios en otras categorías de nuestra vida, en las cuales necesitamos la ayuda de Dios para llevar a cabo eficazmente los detalles particulares de nuestro diario andar y vivir. Pero de todas las cosas que Dios pudiera revelar al hombre, la más importante es que Jesús es el Cristo, y que todas las maravillas espirituales que nosotros tenemos gratuitamente ahora, se encuentran primeramente en Cristo Jesús, quien vive y reina a la diestra de Dios. Necesitamos la luz de Dios para ser capaces de percibir plenamente su Palabra escrita (que nosotros conservamos en la Biblia), y la clave principal de Dios para entender su Palabra es Jesucristo mismo.

Necesitamos gozar y ser conscientes del consejo específico de Dios, así como de la constante y personal atención que Él nos pone, ya que nosotros somos sus colaboradores, y ahora tenemos un muy fácil acceso a Él, ya que gozamos de su compañía constante. Si Dios desea que hagamos algo específico, adicional a lo que ya nos ha revelado en su Palabra escrita, Él se encargará de dárnoslo a conocer claramente. Dios sabe mejor que nosotros cómo comunicarse con sus hijos, Dios sabe de qué estamos hechos. Mientras tanto, cuando actuamos conforme a su Palabra escrita, Él se encarga de cuidarnos en cualquier situación en la que nos encontremos.

Necesitamos estar preparados para vivir exitosamente con Dios, ya sea que nos encontremos en abundancia o en escasez económica, ya que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (Fil. 4:12-13). Dios nos instruye a ser agradecidos con Él por toda la abundancia espiritual que tenemos disponible por parte de Él, y podemos agradecerle siempre, en cualquier situación en la que nos encontremos.

Los creyentes renacidos somos más que vencedores según el punto de vista de Dios, ya que tenemos toda una eternidad por delante; sin embargo, para el diario vivir, a veces necesitaremos de la revelación especial y directa de Dios para saber los detalles precisos referentes al qué decir, o qué hacer, a dónde ir, o alguna otra información, de tal forma que también en nuestra vida diaria podamos ser capaces de evidenciar esa victoria conquistada por Cristo Jesús para nosotros.

Dios nos dará siempre la información necesaria en el momento preciso, si es que nosotros estamos realmente deseosos de recibirla para amar, para servir, para bendecir, para escapar de atentados, para ofrecer a otros lo mejor que tenemos bajo la guía de Dios.

Pregúntale a Dios, necesitas hablar mucho en lenguas, y entonces esperar expectante en recibir la respuesta de Dios en su momento oportuno. Dios te dará dicha respuesta (revelación) con la información específica que necesitas mediante palabra de ciencia (conocimiento teórico), o palabra de sabiduría (conocimiento práctico), o discernimiento de espíritus (conocimiento de la identidad espiritual detrás de las acciones o palabras de otras personas). Mediante la intercombinación de dichas manifestaciones, sabremos que hacer o que no hacer. Jesucristo anduvo sobre la tierra enseñando y predicando la Palabra de Dios así como sanando toda clase de enfermedad y padecimiento.

Tener el espíritu de Dios dentro nuestro es lo que nos da el fácil y directo acceso a Dios (Ef. 2:18). Las buenas obras que Dios desea que llevemos a cabo (Ef. 2:8-10) no pueden ser llevadas a cabo hasta que nosotros aceptamos el ser hechos salvos por gracia (recibiendo a Jesucristo como nuestro Señor, y aceptando a Dios como la fuente del poder espiritual, con el cual Dios resucitó a Jesucristo de entre los muertos), es entonces que recibimos el don de espíritu santo. Dicho don nos capacita con el poder y la habilidad necesarios para hacer esas buenas obras, semejantes a las buenas obras que Jesucristo llevó a cabo, y aún mayores (hablar en lenguas e interpretarlas y llevar a otros a renacer), como Jesucristo nos lo prometió:

Jn 14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago también él las hará; y mayores que éstas hará; porque yo voy al Padre.

Las obras que Jesucristo llevó a cabo incluyen el hacer milagros, el sanar, el predicar la Palabra de Dios con poder, etc. Los apóstoles Pablo, Pedro y otros discípulos fueron capaces de hacer lo mismo, pero para lograrlo necesitaron hacer uso de una íntima comunicación con Dios y de aplicar creyentemente la revelación que Dios les daba.

Las habilidades y talentos naturales con los que hemos nacido debido a nuestra genética y al ambiente en el que hemos crecido, pueden ser desarrollados y entrenados por nosotros mismos. Por su parte, el don espiritual de Dios es espíritu santo recibido dentro nuestro cuando renacimos; dicho don se compone de nueve manifestaciones espirituales dadas gratuitamente por Dios, las cuales son para nosotros habilidades adicionales después de nuestra salvación. Su uso y el deseo de usarlas pertenecen a nosotros; sin embargo, el poder que las respalda procede de Dios, el donador magnánimo.

Somos nosotros quienes estamos en control de las manifestaciones del espíritu santo que hemos recibido por parte de Dios, y es por ello que en su conjunto se les llama "el don de Dios", ya que somos nosotros los únicos que las podemos activar y usar, no Dios. Es semejante a si alguien te regala una camisa, tú decides si es que la vas a usar o no. Veamos algunas definiciones tentativas.

Palabra de Ciencia

La manifestación del espíritu de Dios llamada "palabra de ciencia" no es un altamente desarrollado intelecto o conocimiento humano, no es el "sentido común". Tampoco es nuestro análisis personal de una situación, lo cual sería llevado a cabo por nuestra propia mente, más no por revelación de Dios. Revelación de Dios es algo que, si somos honestos con nosotros mismos, ni siquiera se nos hubiera ocurrido pensarlo a nosotros mismos.

Palabra de ciencia tampoco es psicología o psiquiatría, ni ningún otro de los campos del conocimiento natural, pero tampoco es el conocimiento mental de Dios o de Su Palabra, el cual se obtiene por métodos completamente pertenecientes a los cinco sentidos, es decir 'naturales', mediante el estudio racional y dedicado de la Biblia.

Palabra de ciencia procedente de Dios no es andar suponiendo o adivinando cosas. Ignorar algo no es una desgracia, lo que es una desgracia es pretender conocer algo que ciertamente desconocemos. Si ignoramos algo, honestamente lo hemos de reconocer.

Manifestar palabra de ciencia por parte de Dios no es "percepción extrasensorial" (esp por sus siglas en inglés), tampoco es parapsicología, fenómenos psíquicos, ni psicocibernética (no es la "auto-imagen" positiva, ni la psicología de la "realización personal"), tampoco es "la lectura de la palma de la mano", ni la "lectura de las cartas del tarot", etc.

Palabra de ciencia no se recibe mediante la interpretación de lenguas o mediante la palabra de profecía, las cuales son manifestaciones de inspiración que nosotros mismos proferimos siendo inspirados por Dios mediante su Palabra.

Entonces, la manifestación de palabra de ciencia procedente de Dios es la operación de la habilidad dada por Dios mediante la cual se pueden recibir de Dios, mediante su revelación, verdades o hechos concernientes a ciertas situaciones o circunstancias completamente desconocidas por nosotros, desconocidas a nuestros cinco sentidos.

Palabra de Sabiduría

Por su parte, la manifestación del espíritu de Dios llamada "palabra de sabiduría" no es la sabiduría obtenida mediante la lectura de la Palabra de Dios que se memoriza en nuestra mente mediante el estudio personal. Tampoco es la sabiduría adquirida por nuestros cinco sentidos, o debida a las experiencias de la vida o del intelecto. Nuestra experiencia personal únicamente nos puede proporcionar un conocimiento 'natural'. Tampoco es un análisis personal acerca de qué hacer en una situación determinada, y mucho menos es la sabiduría del mundo, la cual de acuerdo a Santiago 3:15-16 es terrenal, animal (sensual y sensorial), y diabólica, "pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa".

La manifestación de palabra de sabiduría procedente de Dios es la operación de la habilidad dada por Dios mediante la cual se puede recibir información acerca de qué hacer en una situación determinada, sin siquiera conocer, o una vez que se conocen los pormenores de dicha situación previamente revelados por Dios a nosotros mediante palabra de ciencia. Palabra de sabiduría es la manifestación que casi siempre acompaña a la manifestación de palabra de ciencia.

Para los asuntos del espíritu de Dios no existe ley, ya que no es obligatorio que palabra de ciencia preceda siempre a la palabra de sabiduría de Dios. Es decir, que palabra de sabiduría a veces consistirá en saber cómo aplicar la palabra de ciencia previamente recibida por revelación de Dios, pero muchas veces será recibida sin necesidad de que nosotros sepamos todos los detalles; es decir, palabra de sabiduría es independiente de palabra de ciencia, y pudieran estar entrelazadas, pero ese no es un requisito necesario.

Cuando Dios nos revela que hagamos algo, muchas veces no tenemos detalle alguno cual antecedente (no tenemos previa palabra de ciencia), muchas veces es hasta después que nosotros pudiéramos entender plenamente la situación o los detalles involucrados. Por ejemplo, en una ocasión Dios no le explicó detalle alguno a Felipe, simplemente le ordenó dirigirse a un determinado lugar. Una vez allí fue fácil para el corazón de Felipe identificar el motivo de dicha orden de Dios. Y así vez tras vez, vemos que el creyente actúa en obediencia a Dios sin necesariamente poseer todos los pormenores o detalles.

Resumiendo estas dos manifestaciones de la revelación de Dios: ciencia o conocimiento espiritual es la mejor información posible, mientras que sabiduria espiritual es la capacidad o facultad de hacer el mejor uso de la información recibida de parte de Dios sea esta basada en la Palabra de Dios escrita y/o revelada mediante palabra de ciencia, y/o el poder de saber que decir o qué hacer en determinada situación, aún cuando no sepamos todos los detalles, es decir, aún cuando no hayamos recibido previamente palabra de ciencia o aún cuando no lo hayamos leído en la Biblia misma.

Desde luego que ninguna de éstas manifestaciones contradice a la Palabra de Dios originalmente revelada y que ahora poseemos en nuestras manos escrita. Éstas manifestaciones de revelación son para un andar eficaz y de poder en nuestra vida diaria, bajo las circunstancias específicas que nos ha tocado vivir, y cuando nosotros estamos haciendo uso del poder del don de espíritu santo que Dios ya ha dado a nosotros.

Discernimiento de espíritus

Discernimiento de espíritus no es discernimiento derivado de ser agudos intelectualmente o mediante nuestros cinco sentidos. No es imaginación o especulación, ésta no es la manifestación del "razonamiento deductivo"; tampoco es el discernimiento de los errores de los demás. No es prestidigitación (no es conjuración, ni pes ó esp); sin embargo, mediante ésta manifestación se es capaz de reconocer, mediante la revelación de Dios, cuál es el espíritu diabólico que está realmente operando o poseyendo a determinado adivino, médium, 'mago', etc. Tampoco es 'espiritismo' ni 'espiritualismo' (no es tener séances, ni ouijas (no es el uso de la tabla quija, ǫuija) lo cual es hablar con espíritus diabólicos que engañan mediante la imitación de alguien que ya ha fallecido, a esos perversos imitadores del mundo espiritual en la Biblia se les llama 'espíritus de adivinación' o 'espíritus familiares').

Discernimiento de espíritus tampoco es la expulsión de demonios, lo cual sería un milagro, que sería el siguiente paso, si es que Dios así lo permite e indica.

La manifestación de discernimiento de espíritus procedente de Dios es la operación de la habilidad dada por Dios mediante la cual se puede recibir la revelación necesaria relacionada con la presencia o ausencia de espíritus, y la identidad de los mismos. Dichos espíritus, si son diabólicos, Dios ya nos ha dado la indicación en su palabra escrita de que nosotros podemos expulsarlos, si es que estamos dispuestos a servir a Dios en ese aspecto, si creemos que ello es realmente posible, y si tenemos la instrucción necesaria para lograrlo. Dios además nos dará indicaciones específicas acerca de cuando y de como expulsar a los demonios solamente si información adicional, aparte de lo que leemos en la Biblia y que necesitamos creer, nos es necesaria.

Discernimiento de espíritus es el discernir, mediante la revelación de Dios, y entonces estar alerta de los espíritus presentes (conocer su identidad está disponible también), ya sean ellos espíritus diabólicos, el espíritu santo, o el hombre natural (la vida de alma humana también es llamada la neshama (en hebreo), la cual es el 'espíritu humano'). De nuevo, el hablar en lenguas sin cesar nos llevará a la paz y a la sincronización (sintonía) necesarias para recibir la revelación de Dios. Si se tratara de espíritus diabólicos, mediante la manifestación espiritual de discernimiento de espíritus sería dada la indicación por parte de Dios si tú eres el indicado para echarlos fuera, lo cual a su vez requiere de tu más alta creencia natural (la confianza de quienes somos ante Dios y en lo que Dios ya nos ha dado y nos ha dicho), y/o de la manifestación de fe o creencia (la fe de Jesucristo, la alternativa espiritual para cuando andamos bajos en nuestra propia creencia natural), y/o de milagros, y/o de dones de sanidades.

Lo que la palabra de ciencia y la palabra de sabiduría cubren en el reino natural, el discernimiento de espíritus lo cubre en el reino espiritual.

No siempre se es capaz de echar fuera a los espírtus diabólicos, si es que se encuentran presentes en una persona, animal o lugar. Ésto debe siempre de llevarse a cabo mediante revelación y solamente mediante revelación. Tú ya tienes los ejemplos en la Biblia acerca de como echar fuera demonios, ¡tú puedes echar fuera demonios!, ¡Dios ya te ha dado la autoridad para hacer eso!. Dios entonces te indicará si para un caso en particular simplemente procede el dejarlos allí, o removerlos. Sin embargo, podemos ordenarles con toda autoridad que se mantengan alejados de nosotros en el nombre de Jesucristo.

Una persona pudiera ser liberada de un espíritu diabólico, pero desgraciadamente, si esa persona no desea renovar su mente a la Palabra de Dios, es decir, si no alinea y controla su pensar conforme a Dios, ese mismo espíritu diabólico previamente expulsado, y otros más, pueden regresar y poseer a esa misma persona hasta el punto de arruinar su vida (Mt. 12:43-45).

Es que estamos en medio de una batalla espiritual, no en cuerpo y sangre, sino en contra de principados y potestades, en contra de los gobernantes de las tinieblas de este mundo. Desgraciadamente el hombre natural que carece del espírtu de Dios generalmente cree que todo lo relacionado con espíritus es absurdo, incluso si se trata del espíritu de Dios en nosotros (1 Cor. 2:14), y esto sucede porque carece de discernimiento espiritual al carecer del espíritu santo.

Gracias a que Jesucristo resucitó, ahora nosotros tenemos la victoria sobre cualquier espíritu maligno. Veamos algunas escrituras edificantes relacionadas:

"Y [Cristo] despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Col. 2:15).

"¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aún a los espíritus impuros, y lo obedecen?" (Mr. 1:27b).

"Pablo… dijo al espíritu que la poseía: - En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella. En aquel mismo momento el espíritu la dejó" (Hch. 16:18b).

"Por medio de Cristo, Dios venció a los seres espirituales que tienen poder y autoridad, y los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso" (Col. 2:15, versión "Dios Habla Hoy").

"Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que pertenecen a su pueblo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes… [Dios] sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo. Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, la plenitud misma de Cristo; y de Cristo es la plenitud de todas las cosas" (Ef. 1:18a, 22-23, versión "Dios Habla Hoy").

"Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo" (1 Jn. 4:4).

"Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Cor. 10:4-5).

Siempre es la voluntad de Dios la de sanar a una persona, pero no siempre es la voluntad de una persona la de ser sanada; es por eso que incluso Jesucristo tuvo que preguntar antes de sanar a un enfermo en camilla: ¿Quieres ser sano? (Jn. 5:6), en otro relato le preguntó a un ciego: ¿Qué quieres que haga por tí? (Mr. 10:51). Sería muy extraño, casi imposible, encontrar a un homosexual desoso de sanidad. Otro mal ejemplo es aquel en el que vemos que Jesucristo mismo no hizo muchos milagros en Nazaret debido a la incredulidad de sus habitantes (Mt. 13:58, Mr. 6:5).

En la Biblia además leemos acerca de milagros especiales o extra-ordinarios (Hch. 19:11), milagros que según el punto de vista de Dios fueron milagros "no ordinarios", milagros "no comunes". Es decir, que para Dios el hecho de los milagros "comunes" u "ordinarios" en la Iglesia de los creyentes Cristianos (sea cual fuere la denominación), son los milagros que se mencionan una y otra vez a lo largo de toda la Biblia (el recibir revelación de Dios para proteger o sanar creyentes, incluídos nosotros, o para resucitar creyentes, o hijos de creyentes. Es tan simple como creer y actuar, y conforme actuamos estamos atentos a lo que Dios nos indique a cada paso); los milagros "comunes" son algo que debiera de ser algo orinario y siempre visible. Hemos de edificar nuestra creencia natural, hemos de convencer a nuestra mente de que todas estas cosas son reales y posibles, que los milagros y sanidades son voluntad de Dios.

Concluyendo con esta introducción:

La Palabra de Dios dice que Dios ya nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad mediante Jesucristo. Esas cosas incluyen "preciosas y grandísimas promesas", el ser "participantes de la naturaleza divina", y el poder de huír de "la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones" (2 Pe. 1:3-4).

La guía general y muchos de los detalles que necesitamos para vivir la vida más que abundante, hecha disponible mediante Jesucristo para nosotros, se encuentra en la Biblia, en la que leemos todos los detalles que necesitamos acerca de nuestra salvación (que ya tenemos aquí y ahora mismo), y de la redención que Jesucristo ya ha llevado a cabo por nosotros, leemos también acerca de la esperanza de su regreso (de su segunda venida), y leemos los detalles acerca de quiénes realmente somos nosotros, los hijos de Dios, aprendemos de nuestros 'derechos de filiación'. Así también, en la Biblia leemos acerca del andar con poder que nosotros podemos vivir aquí y ahora mismo. Sin embargo, para algunos de los detalles relacionados con el conocimiento y la sabiduría que necesitamos en muchas de las situaciónes específicas que vivimos día a día, pudiera ser necesaria información específica adicional a la que ya tenemos en la Palabra de Dios. Es entonces que necesitamos "palabra de sabiduría", "palabra de ciencia" y "discernimiento de espíritus", para recibir la detallada información de Dios, de forma tal que podamos caminar con el poder que Dios y su hijo Jesucristo ya han hecho disponible para nosotros. Entonces seremos capaces de usar el poder de Dios a nuestro servicio, y para liberar a otros.

Quisiera incluír aquí la escritura fundamental relacionada con las manifestaciones del espíritu santo disponibles hoy, con las lógicas elipsis y/o explicaciones incluídas en corchetes [ ], para así tener una mayor claridad:

1Cor 12:7 Pero a cada uno [cada creyente renacido] le es dada la manifestación del [don procedente del] Espíritu para provecho.

1Cor 12:8 Porque a la verdad, a éste [a éste provecho, que es el último sustantivo mencionado; aquí no es 'a éste' "cada uno", como si fuera 'a éste' "individuo", que es como generalmente se le ha malinterpretado, es "a éste provecho"] es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro [provecho], palabra de ciencia según el mismo Espíritu;

1Cor 12:9 a otro [provecho], fe por el mismo Espíritu, y a otro [provecho], dones de sanidades por el mismo Espíritu;

1Cor 12:10 a otro [provecho], operaciones de milagros, y a otro [provecho], profecía; y a otro [provecho], discernimiento de espíritus; y a otro [provecho], géneros de lenguas; y a otro [provecho], interpretación de lenguas.

1Cor 12:11 Mas todas estas cosas [la manifestación del don de espíritu santo (conforme al v. 7) y su respectivo provecho] opera uno y el mismo Espíritu [todas estas cosas son energizadas a partir de este mismo y único don de espíritu santo], repartiendo particularmente a cada uno [a cada creyente renacido, aquí sí es el mismo "cada uno" del v. 7] como quiere [como lo quiere el creyente renacido, ya que el uso del don de Dios pasa a ser parte del libre albedrío del creyente, como los vs. 1 Cor. 12:31 y 14:1, 12 y 39 así lo indican. A cada uno de nosotros nos toca el "procurar" manifestar espíritu santo. Si todos nosotros necesitamos de palabra de ciencia, de sabiduría, y discernimiento espiritual de Dios, ciertamente que todos nosotros necesitamos también: fe (que es creencia), milagros, dones de sanidades, lenguas, interpretación de lenguas y palabra de profecía].

Existen otras evidencias textuales que nos indican que se trata de nueve diferentes manifestaciones con sus nueve respectivos provechos, en vez de tratarse de nueve diferentes 'indiviuos' recibiendo, recibiendo unos solamente una cosa y otros otra, que es como comúnmente se le ha interpretado. Las manifestaciones de hablar en lenguas y de fe (ó creencia ó confianza) son las únicas que se encuentran precedidas por la palabra griega 'heteros', traducida al español como 'otro'; mientras que para las otras manifestaciones se usa principalmente la palabra griega 'allos', traducida en español con la misma palabra 'otro'. Así, y aún si fuéramos completamente ignorantes del griego, percibiríamos que allí existe una diferencia, imposible de ser explicada si se tratara de otros 'individuos', pero que es fácil de explicar si se trata de otros 'provechos'. El 'heteros' ('otro') que precede a lenguas y fe (creencia), se refiere a que los únicos involucrados son Dios y el creyente individual, siendo dichas manifestaciones responsabilidad personal, y para el provecho primario y uso único y personal del creyente individual, mientras que para las otras manifestaciones, la palabra que las precede y que se ha traducido también como 'otro' en español es la palabra griega 'allos', debido a que aquí los involucrados generalmente son Dios, el creyente individual y (tarde que temprano) el resto de los creyentes (u otras personas) que rodean al creyente que está manifestando el poder de Dios, siendo dichas manifestaciones para el provecho y uso del creyente, así como para el provecho y uso de la Iglesia en general.

Cada manifestación del don de espíritu santo es para un provecho diferente y particular, así de que cada una de ellas puede ser usada por nosotros mismos y por nuestra libre voluntad independientemente de las otras. Pueden por tanto ser usadas individualmente o inter-combinadas. Nosotros somos quienes las hemos de usar, ya que han sido dadas por Dios a nostoros debido a los logros de Jesucristo.

Pidámosle a Dios que nos "abra los ojos", que nos proteja, que nos informe, que nos enseñe y que nos guíe. Si leemos la Palabra de Dios con un corazón manso, recibiremos revelación, ya que revelación es exactamente lo que la Palabra de Dios es. Como Pablo le enseñaba a Timoteo, según lo que leemos en 1 Ti. 4:16,

"Ten cuidado de tí mismo y de lo que enseñas a otros, y sigue firme en ello. Si lo haces así, te salvarás a ti mismo y salvarás también a los que te escuchan."

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Cinco Claves Básicas para Caminar Bajo la Guía del Espíritu Santo

Existen bastantes claves en la Palabra de Dios para que, viviendo a la sombra del altísimo, podamos actuar aplicando el don de espíritu santo, pero cinco de ellas se destacan:

  1. Necesitamos hablar en lenguas en nuestras vidas privadas de oración. Eso nos edificará en el espíritu, de tal forma que nos sintonicemos espiritualmente en la frecuencia espiritual de Dios. Esto nos ayuda a conservar nuestra atención en Dios, para estar listos a recibir de Él en cualquier momento. Necesitamos también poder escuchar y hacer uso de interpretación de lenguas y palabra de profecía en las reuniones de creyentes, ya que esto es también el recibir palabras de Dios, las que nos preparan para estar alertas y atentos a recibir la revelación de Dios cuando ésta se presente. Porque, si alguien tiene problemas para recibir la Palabra de Dios escrita o predicada por alguien más, o las manifestaciones del espíritu que son para la edificación de la Iglesia en las reuniones, ¿cómo será posible que esa persona reciba y obedezca a la revelación directa de Dios?. Sin embargo, lenguas y lenguas con interpretación no son un pre-requisito para recibir revelación de Dios o para llevar a cabo milagros y sanidades ya que los creyentes del Antiguo Testamento y Jesucristo mismo llevaron a cabo grandes milagros y sanidades sin necesidad de hablar en lenguas e interpretarlas, ambas son una herramienta adicional para nosotros en la era de gracia. En el Antiguo Testamento vemos que unos cuantos llegaron a manifestar las siete evidencias del espíritu santo disponibles en ese entonces, ahora, en esta era de gracia TODOS los creyentes renacidos son capaces de manifestar las nueve evidencias del espíritu santo disponibles hoy en día, ésto debido principalmente a esas nuevas manifestaciones de lenguas y su interpretación.
  2. Necesitamos estudiar la Palabra de Dios, ya que si carecemos del hablar en lenguas, que es para nuestra edificación, y si carecemos del estudio de la Palabra de Dios, que es para nuestro entendimiento, no será tan fácil recibir la revelación de Dios cuando sea necesaria, sea continuamente, como Jesucristo la recibía, o periódicamente u ocasionalmente, como los discípulos la recibían. Aparte del estudio de la Biblia, la Palabra de Dios nos enseña que la hemos de enseñar y predicar poderosamente, de tal forma edificamos creencia en los que escuchen para que puedan recibir, dicha clave se ve en su forma positiva en: Mt. 4:23 y Mt. 9:35 donde dice que Jesucristo iba "enseñando" y "predicando el evangelio del Reino" y después de hacer eso el iba "sanando toda enfermedad y dolencia". Enseñando y predicando las buenas nuevas siempre precedía sanidades en el ministerio de Jesucristo. En cambio, Jesucristo no hizo muchos milagros en Nazaret debido a la incredulidad de ellos (Mt. 13:58, Mr. 6:5).
  3. Hemos de creer que podemos recibir revelación de Dios y que Dios nos ama y desea hablar con nosotros, ya que nosotros somos sus hijos. Somos colaboradores de Dios. Dios es el fundador de ésta compañía espiritual que consiste en reconciliar espiritualmente al mayor número de personas con Él. Necesitamos conocer al máximo los recursos que Dios nos ha proporcionado, y usarlos en amor para llevar a cabo nuestro destino como hijos y como colaboradores de Dios. Tenemos toda esta autoridad en el nombre de Jesucristo.
  4. Para que nuestro manifestar el poder de Dios sea provechoso, hemos de andar en amor y en compasión hacia la gente, y hemos de tener el profundo deseo de hacer las buenas obras a las que hemos sido llamados a llevar a cabo. Hemos de tener el deseo de hacer obras semejantes a las que Jesucristo hizo (milagros y sanidades), y aún mayores que esas (Jn. 14:12). Existe el peligro de hacer uso de las manifestaciones del espírtu santo sin amor, pero eso no aprovechará en nada al que así lo haga (1 Cor. 13:1-3), y desgraciadamente, cuando hacemos cosas que no nos aprovechan, es simplemente cuestión de tiempo antes de que nos agotemos y hagamos que los que nos rodean se sientan tan miserables o peor que como nosotros mismos nos sentimos, y eventualmente, o dejamos de hacer lo bueno que inicialmente disfrutábamos, o peor aún, se nos obliga a renunciar debido a nuestra pésima conducta (que es lo que les ha pasado a esos líderes religiosos que se involucran sexualmente con quien no debieran). La creencia es activada (recibe su energía) a través del amor, aquel amor en el cual nosotros mismos hemos de andar a diario.
  5. Necesitamos ser mansos y humildes. Ver entre otras, las escrituras de Santiago 1:21, 4:6,10, y de 1 Cor. 4:7, además de:

1Pe 5:6 Humillaos [sed humildes], pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo.

1Pe 5:7 Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

El Gran Principio:

Cuando por tu libre voluntad decides operar una manifestación del espíritu santo, Dios, quien es Espíritu, le enseña a Su creación en tí, la cual es ahora tu espíritu, y tu espíritu le enseña a tu mente. El don de espíritu santo llega a ser manifestado en el mundo natural, en el mundo de los sentidos, conforme tú actúas.

Dicho don del espíritu santo de Dios es también llamado "el hombre interior", veremos algunos detalles del porqué se le llama así en la Biblia.

Los cinco sentidos espirituales del hombre interior:

El hombre interior no es Jesús, el cual es el resucitado hijo de Dios e hijo del hombre por excelencia, quien se encuentra sentado a la diestra de Dios. Es interesante que la Biblia no dice que es "Jesús" en nosotros, sino que dice que es "Cristo" en nosotros (Col. 1:27). "Cristo" es la palabra griega equivalente a la palabra hebrea "Mesías", y significa "el ungido de Dios". La unción de Dios es la señal de la elección de Dios, sea ésta principalmente para el rey elegido por Dios (como lo fué el caso de David), para el profeta, y para el sacerdote de Dios. La unción de Dios para Jesucristo en el Jordán fue con espíritu santo, el cual descendió sobre él en forma visible como de paloma, mientras que era bautizado con agua por Juan el Bautista.

La unción que los primeros apóstoles recibieron en el día de Pentecostés, la cual fue derramada también desde el cielo, pero esta vez por Jesucristo mismo, quien para ese entonces ya estaba a la diestra de Dios, fue de nuevo con espíritu santo, el cual ésta vez descendió del cielo sobre ellos en forma visible como de "lenguas de fuego", de tal forma que se cumplera la profecía de Juan el Bautista, quien dijo que Cristo bautizaría con espíritu santo y con fuego, e inmediatamente a continuación, los apóstoles fueron capaces de hablar en lenguas.

La unción de Dios para nosotros en éstos tiempos sigue siendo semejante a la de los apóstoles, unción en espíritu santo, con la diferencia de que el fenómeno de lenguas de fuego descendiendo del cielo no nos es necesario ahora, pero la manifestación de hablar en lenguas sí sigue siendo necesaria. Cristo en nosotros es el espíritu santo de Dios dentro nuestro e incondicionalmente, ésa es la unción de Dios. Esto no solamente es 'la imitación de Cristo', sino que es tener al Cristo dentro nuestro en el momento mismo de renacer, es el ser nuevos de aquí hasta la eternidad, sin importar nuestras imperfecciones. Entonces, aquello que se encuentra dentro de nosotros, los creyentes renacidos, los hijos de Dios, es la plenitud que logró e hizo posible para nosotros Jesucristo, el hombre perfecto, y ese es el hombre interior, ese es Cristo en nosotros, la esperanza de gloria. 2 Cor. 3:17 dice:

"Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad"

La plenitud de Cristo que mora en nosotros es ese perfecto 'hombre interior', que se incluye en el paquete del don de espíritu santo, el cual Cristo Jesús nos manda ahora desde el cielo. Ese 'hombre interior' posee también cinco sentidos espirituales. En el Antiguo Testamento, no todos los creyentes tenían espíritu santo sobre ellos. En cambio, ahora tenemos espíritu santo nacido dentro de nosotros incondicionalmente. El espíritu de Dios estaba sobre los creyentes del Antiguo Testamento condicional y temporalmente (2 Reyes 6:17).

Usando el texto interlineal Griego-Español leemos en 1 Pedro 1:10-12,

"Acerca de la cual salvación investigaron y escudriñaron profetas que acerca de la gracia destinada a vosotros profetizaron, averiguando hacia qué o cuál tiempo inicaba el en ellos espíritu de Cristo (pneuma Cristou) que daba testimonio de antemano de los para Cristo padecimientos y de las después de éstos glorias. A los que fue revelado que no para sí mismos, sino para vosotros ministraban esas cosas que ahora os fueron anunciadas mediante los que os predicaron el evangelio por espíritu santo (pneuma hagion) enviado del cielo, en las que anhelan ángeles mirar de cerca."

Jesucristo dijo (Jn. 3:6):

"Lo que ha nacido de la carne, carne es, y lo que ha nacido del Espíritu (Pneumatos), espíritu (pneuma) es."

La unción de espíritu santo sobre los creyentes del Antiguo Testamento, quienes eran amigos y siervos de Dios, nos puede inspirar en nuestro aprendizaje de cómo aplicar hoy el poder de ese mismo espíritu santo que ahora se encuentra incondicionalmente dentro de nosotros, los creyentes renacidos, los hijos de Dios, quienes voluntariamente desean servir a su Padre Celestial. Rom. 8:9-10 señala:

"Pero vosotros no vivís según carne, sino según espíritu, si es que espíritu de Dios (pneuma Theou) está en vosotros. Y si alguno no tiene espíritu de Cristo (pneuma Cristou), no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, pero el espíritu vive a causa de la justicia."

En éstas escrituras vemos que si hemos renacido, dentro nuestro tenemos al espíritu de Dios, lo cual es sinónimo con espíritu santo, y ambos son sinónimos con espíritu de Cristo. Éstos son solamente algunos de los sinónimos que describen al nuevo nacimiento, al bautizmo con fuego espiritual, al instante de nuestra salvación, al instante de nuestra conversión, al momento en que llegamos a ser hijos de Dios con poder, ya que hemos recibido el espíritu vivificante que procede de Dios. Otros sinónimos para esa misma realidad que encontramos en el Nuevo Testamento son: "Cristo en nosotros", "Dios en Cristo y Cristo en nosotros", "espíritu consolador", "espíritu de verdad", "nuevo nacimiento", etc. Este evento en la vida del creyente es tan importante que Dios lo ha definido de muchas maneras. Los creyentes del Antiguo Testamento tuvieron ese espíritu temporal y condicionalmente, nosotros lo tenemos incondicionalmente y para siempre en nosotros.

Ojos espirituales:

El hombre interior posee "ojos espirituales". Nuestros sentidos espirituales no tienen nada que ver con que tan jóvenes o que tan viejos son nuestros propios sentidos naturales. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento se lee la historia de un profeta físicamente ciego quien sin embargo, fué capaz de percibir (de "ver" por revelación) la verdadera identidad de una persona que le visitó disfrazada (1 Reyes 14:4-5). No debemos de dejarnos engañar por nuestros cinco sentidos naturales, "…porque no es lo que el hombre ve. Porque el hombre ve lo que está delante de sus ojos, mas el SEÑOR ve el corazón" (1 Sam. 16:7). Pablo desde el primer momento de su salvación hizo uso de dichos "ojos espirituales", cuando vió en visión a Ananías ministrándole (Hch. 9:12).

El sentido del gusto espiritual:

Otra cosa que tiene el hombre interior es "sentido del gusto" espiritual. Los alumnos de los profetas del Antiguo Testamento fueron capaces de recibir revelación de Dios, por ejemplo, indicándoles Dios que había veneno mortal en un preparado alimenticio que un alumno inmaduro había cocinado (2 Reyes 4:40). Entonces, Eliseo recibió la revelación necesaria para agregar el ingrediente preciso que inactivaría a ese veneno mortal, y después, todos ellos pudieron comer del guisado (2 Reyes 4:41).

Los "hijos de los profetas" eran estudiantes, discípulos de Elías el profeta, y a su partida, Eliseo quedó como maestro de ellos. Los hijos de los profetas vivían y viajaban al lado de Elías y después al lado de Eliseo, y la 'carrera profesional' de ellos, su preparación, era para llegar a ser eficientes hombres de Dios. Eliseo también fue primeramente alumno bajo la dirección y enseñanza de Elías.

Job era capaz de discernir el desagradable sabor de lo malo, sí es que él lo decía, con su "paladar espiritual": "¿Es que hay iniquidad en mi lengua, o acaso no puede mi paladar discernir lo malo" (Job 6:30). Otros profetas perdieron el habla por un tiempo, y cuando pudieron hablar, primera o únicamente hablaron la Palabra de Dios (Ez. 3:26-27, Lc- 1:20,22,62-64).

Oídos espirituales:

El hombre interior posee también "oídos espirituales". La primera vez que Samuel recibió revelación de Dios, el joven Samuel no sabía que hacer. Esto nos muestra que el recibir revelación de Dios también es un proceso de aprendizaje (1 Sam. 3:1-21). Ésto también nos demuestra que Dios no se dió por vencido, Dios insistió hasta que Samuel reconoció que se trataba de Dios (a la tercera vez). ¿Hará Dios menos por nosotros que somos sus hijos?. Recordemos que Dios mira al corazón del hombre. Hemos de ser mansos y humildes y de estar dispuestos a aprender y a creer que Dios mismo, de ser necesario, nos enseñará a recibir su revelación. A partir de esa primera vez, Samuel siempre escuchó y obedeció a Dios, pero primero tuvo que aprender. La primera revelación de Dios para Samuel fué en relación con la destrucción de Elí y de su familia. Parte de esa dura profecía fue:

1Sam 3:12-13 Ese día, sin falta, cumpliré a Elí todo lo que le he dicho respecto a su familia. Le he anunciado que voy a castigar a los suyos… (versión popular 'Dios Habla Hoy')

Hemos de observar aquí que la revelación que Dios le dió a Samuel referente a la destrucción de Elí y de su familia ya le había sido dada por Dios primeramente, y directamente, a Elí. Dios siempre te dirá a tí primero aquello que tiene que ver contigo, Dios te dirá primeramente a tí aquello que es lo que tú necesitas escuchar. Si tú no escuchas, siendo el mensaje algo realmente importante, como en este caso de Elí, o peor aún, si se rechaza la revelación de Dios, la voluntad de Dios será escuchada por tí de alguna otra forma, como éstas escrituras relatan que Dios le confirmó la revelación de Elí a Samuel. En otra ocasión, un rey enojado destruyó el único pergamino con la profecía de Jeremías, pero Dios nunca se da por vencido, Dios simplemente le reveló una vez mas a Jeremías las mismas cosas que estaban escritas en ese primer pergamino, y muchas otras más (Jer. 36).

El hecho de que Elí ya había recibido la misma revelación confirmó para Samuel que definitivamente se trataba de Dios quien le había hablado, así mismo, dejó establecido el destino de Elí. Cuando el discípulo Ananías fue a sanar a Pablo, Dios también tuvo que hablar con ambos para de tal forma, tanto edificar la creencia de Ananías de que era Dios quien le había hablado y quien le había enviado a sanar a Pablo, como establecer el destino del ministerio de Pablo: "¡para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz!" (Hch. 26:18).

Existen registros de profetas de los que ni siquiera se conservan sus nombres, los que sin embargo profetizaron la Palabra de Dios con precisión durante diferentes épocas y lugares. Ellos fueron también alumnos de la "escuela de profetas". Pareciera ser que este tipo de "academias" móviles comenzaron a existir en los tiempos de Samuel, ya que ellas se describen por primera vez con el término "compañía de profetas" en los días de Samuel (¿sería acaso Samuel su fundador?), los cuales a veces incluían instrumentos musicales, en combinación con la expresión (o el canto) de sus profecías. Aprendemos con eso también que la música es un excelente instrumento para transmitir la Palabra de Dios (ver 1 Sam. 10:5,10-12). Música también calmó al profeta encolerizado para permitirle recibir y comunicar la revelación de Dios necesaria en una situación nacional difícil (2 Re. 3:15-16 "…traedme un músico. Mientras el músico tocaba, la mano de Jehová se posó sobre Eliseo, quien dijo: "Así ha dicho Jehová…").

Música es útil pero no "obligatoria" para recibir revelación. En otras ocasiones, nuestra oración (en lenguas o con entendimiento) nos lleva al punto de recibir revelación (2 Re. 4:33, Lc. 5:16, Hch. 9:40). Como representantes de Cristo, una vez que recibimos la revelación de Dios, nosotros simplemente pudiéramos decir: "sana" a alguien en necesidad de salud, y al momento ver la sanidad manifestada, o esperar creyentemente y ver venir la completa sanidad gradualmente. No existe ley para los asuntos espirituales, sin embargo, creencia es necesaria.

Desde el primer momento de su salvación, Pablo hizo uso también de sus "oídos espirituales", al escuchar el mensaje que Jesucristo tenía para él cuando Pablo se encontraba camino a Damasco envuelto en una persecución anti-cristiana. Ésta revelación de Dios por medio de Jesucristo transformó totalmente la vida de Pablo. Toda revelación espiritual es originada por Dios, pero los mensajeros pueden variar, siendo éstos ángeles o Cristo Jesús mismo, como en el caso de la primera revelación que Pablo recibió.

El sentido del olfato espiritual:

Además, el hombre interior espiritual, Cristo en nosotros, tiene el sentido espiritual del "olfato". Por ejemplo, en nuestro aprendizaje vemos que en el ministerio de Jesucristo se describe a los espíritus diabólicos como espíritus inmundos, significando inmundo "mal oliente" o "apestoso". Debido a que los otros "sentidos espirituales" que Dios nos ha dado son usados por Dios para comunicarnos su revelación gracias a su maravilloso condescender con nosotros, gracias a su "antropopatía" de amor hacia el ser humano, nosotros ahora podemos entender que Dios nos ha habilitado con el poder de "oler" la presencia de espíritus diabólicos. Ahora sí que podemos usar por revelación la expresión común: "me huele que…"

La palabra griega traducida como "inmundo" en Lucas 8:29 es la palabra akathartos, que significa impuro, sucio o apestoso. En la Palabra de Dios, ésta palabra es usada en referencia a algo que no está limpio, ya sea moralmente, espiritualmente, o ceremonialmente. En la versión griega del Antiguo Testamento llamada "la Septuaginta", se le usa además de en los anteriores contextos, también para referirse a la suciedad física. En la literatura griega secular se usa también en todas éstas formas. Sin embargo, es interesante notar que en los Evangelios, esa palabra únicamente se usa en referencia a los espíritus diabólicos.

El sentido del tacto espiritual:

Nuestro hombre interior espiritual posee también el "sentido del tacto". Por ejemplo, cuando toda la multitud tocaba y apretujaba a Jesucristo, él fué capaz, por la revelación específica que en ese momento le dió Dios, de reconocer que una persona desconocida le había tocado creyendo en el poder sanador de Jesucristo, e inmediatamente, esa persona había sido sanada. Entonces, Jesucristo les preguntó a todos ¿quén me ha tocado?. Es interesante observar aquí que Dios no le reveló a Jesucristo cuál era la persona precisa que le había tocado. Ésto nos presenta el principio de que Dios confía en que primeramente, todos nosotros indagemos y actuemos mediante el uso de nuestros cinco sentidos naturales acerca de las cosas que sí pueden ser descubiertas de forma natural, limitando su revelación a los aspectos vitales que no pueden ser reconocidos mediante nuestros cinco sentidos naturales (Mr. 5:30).

Por lo tanto, no hemos de preocuparnos si pensamos que Dios no está hablando con nosotros. Dios confía en que primeramente descubramos por nosotros mismos TODO lo que previamente Él ya nos ha revelado en su Palabra de Verdad. Dios confía en que descubramos por nosotros mismos sus maravillas que ya se encuentran reveladas en la Biblia. Otros ejemplos:

Mt 9:4 Y viendo Jesús sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis malas cosas en vuestros corazones?

Mr 2:8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que pensaban así dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?

Jn 6:61 Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?

Hch 14:9 Este oyó hablar a Pablo; el cual, como puso los ojos en él, y vio que tenía fe para ser sanado…

Como vemos, en dos de los registros anteriores ni siquiera se especifica con que sentido espiritual Jesucristo percibió la situación, simplemente se nos dice que él ya estaba "conociendo" y "sabiendo" acerca de los aspectos allí narrados. En el último registro vemos que Pablo, un creyente en liderazgo que ni siquiera conoció a Jesucristo en persona, fue capaz de manifestar el mismo poder espiritual que previamente se observó en Jesucristo y en sus primeros apóstoles.

La revelación de Dios puede venir mediante uno o más de nuestros cinco "sentidos espirituales", pero muchas veces la revelación se anuncia tan rápidamente que quizás ni siquiera seamos capaces de explicar verbalmente cúal de nuestros sentidos espirituales fué el que primeramente percibió la situación expuesta bajo la guía y revelación espiritual de Dios, pero ciertamente que seremos capaces de saber y de conocer con precisión qué es lo que allí sucede.

La revelación de Dios puede aparecer mucho más pronto de lo que nos imaginamos. Recodemos el caso de Samuel, su entrenador Elí ni siquiera le había preparado para recibir revelación, pero Dios mismo fué quien se encargó de tomar la iniciativa. Cuando a Dios le urga realmente hablar contigo, Él se encargará de que su información sea plenamente entendida y escuchada por tí. La responsabilidad personal es estar alertas y preparados, hablando mucho en lenguas y estudiando y viviendo la Palabra de Dios mientras tanto.

Igualmente, cuando Dios desee que tú lleves a cabo algo en especial, Él se encarga de poner a tu servicio todo aquello que sea necesario para llevarlo a cabo. Dios nos dirá que hacer y nos proporcionará las herramientas necesarias para poder llevar a cabo sus planes.

A veces nosotros seremos capaces de percibir la revelación de Dios mediante nuestros cinco sentidos espirituales (vista, oído, gusto, olfato, sentido del tacto); sin embargo, otras veces simplemente percibiremos y tendremos la certeza respecto a determinada situación, en el interior de nuestros corazones; por ejemplo, tendremos pensamientos claros y firmes, y entonces seremos capaces de saber exactamente qué hacer o qué decir, sabremos entonces qué contestar.

Los profetas del Antiguo Testamento fueron en su mayor parte los únicos en esos tiempos que tuvieron el espíritu santo de Dios, espíritu santo que se encontraba sobre ellos condicionalmente, no nacido dentro de ellos incondicionalmente, como está ahora dentro nuestro en esta era de gracia en la cual vivimos. Esos profetas del Antiguo Testamento son excelentes ejemplos para nuestro aprendizaje, nos enseñan acerca de cómo recibir la revelación de Dios ahora, en estos tiempos en los cuales TODOS los creyentes renacidos poseen el espíritu santo y pueden igualmente recibir revelación de Dios para vivir y para andar en una vida poderosa y eficaz, de bendición para Dios y para sus semejantes.

Palabras que definen a los profetas:

Para afianzar mejor los ejemplos de los profetas del Antiguo Testamento, necesitamos ahora bucear aún más profundamente en la raíz original de ciertas palabras hebreas que encontramos en unos versículos claves para nuestro aprendizaje:

1Crón. 29:29 Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, y en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente

Samuel 'vidente' dice allí, y la palabra 'vidente' es la palabra hebrea roeh, que procede de la raíz raah, la cual significa 'ver con los ojos'. El énfasis aquí se encuentra en la claridad con la cual Samuel recibió la revelación de Dios, aún cuando Dios siempre le reveló a Samuel su voluntad directamente "al oído". La revelación que Samuel escuchó fué tan clara para él como si la estuviera "viendo" con sus propios ojos. Ni una sola Palabra que Dios le revelara a Samuel fué en vano, es decir, Samuel siempre actúo en obedienca a la revelación de Dios, no así sus propios hijos.

También es mencionado en ese versículo Natán el 'profeta', siendo la palabra 'profeta' que se usa allí la palabra hebrea nabhi, la más común palabra usada en el Antiguo Testamento para referirse a los profetas de Dios, palabra que se traduce como 'profeta'. La raíz de ésta palabra es nabah, la cual comunica la idea de estar en un estado constante de plenitud, cual si fuera un "efervescer" casi constante, un estar "rebosante" (al punto de desbordar). De tal forma, el sentido de la palabra hebrea nabhi es aquel de vertir, de derramar, de servir, y de servir en este contexto la Palabra procedente de Dios. El énfasis aquí se centra en aquel que habla por Dios. El Antiguo Testamento registra a varios creyentes, como Abraham o Moisés, quienes además sostuvieron largas conversaciones con Dios.

El erudito Vine nos dice que profeta es un proclamador del mensaje divino, un nabhi, uno a quien le es comunicado el mensaje de Dios para su proclamación. Entonces, la Palabra de Dios es lo que el nabhi, es decir el profeta, desborda, vierte u ofrece. El profeta es uno a quien y por medio de quien Dios habla a la gente, alguien lleno del espíritu de Dios.

El erudito Vine añade también que la profecía de los 'profetas' del Nuevo Testamento, cuya palabra se traduce del griego prophetes, es la predicación de los consejos de la gracia de Dios ya cumplidos y el anuncio anticipado de los propósitos de Dios para el futuro. Los profetas del Antiguo Testamento proclamaron tanto los propósitos divinos de salvación así como la gloria venidera debida al Mesías, gracias a Cristo.

Finalmente, en 1 Crónicas 29:29 se menciona a Gad 'vidente', pero en este caso la palabra hebrea que ha sido traducida al español con la misma palabra 'vidente' es diferente de la primera palabra 'vidente' usada por Samuel en ese mismo versículo. Aquí la palabra hebrea 'vidente' es la palabra chozeh, de la raíz chazah, que significa "ver", pero con énfasis en la percepción mental, en vez de enfatizar la percepción física con los ojos terrenales. Otra traducción de la misma palabra hebrea nos ayudará a entenderla mejor:

Salmo 27:4 Una cosa he demandado á Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar [chazah] la hermosura de Jehová [Dios, el siempre fiel], y para inquirir en su templo [versión de Reina-Valera, 1909].

La palabra hebrea chazah aquí se traduce como 'contemplar'. Aún cuando esta palabra puede ser usada también para ver con los ojos físicos, más frecuentemente se usa para 'ver' mentalmente, para 'ver' cosas invisibles, y para ver las cosas visibles con una mayor profudidad que como los ojos físicos las pudieran ver. 'Viendo' con la finalidad de conocer la verdad. Por ejemplo, no es posible 'contemplar' [chazah] "la hermosura del Dios" con nuestros propios ojos físicos, pero sí es posible contemplarla con nuestros 'ojos' interiores, con nuestros 'ojos' mentales; y desde luego, con una mayor precisión con nuestros verdaderos 'ojos' espirituales.

Andar por revelación de Dios es un estilo de vida las 24 horas del día. Hemos de estar listos para que en cualquier momento podamos recibir la revelación de Dios.

En una ocasión en la que los cinco sentidos, los egos y los celos de otros profetas, los hermanos de Moisés, se interpusieron entre Dios y la humildad de ellos (de Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel, el hermano mayor de Moisés; y María, la hermana mayor de ambos); entonces Dios necesitó hablar urgentemente y simultáneamente con los tres (Nm. 12:1-8). Los hermanos de Moisés rechazaban en ese entonces a Moisés por el hecho de que Moisés eligió por mujer a una de Etiopía, y al ver la situacion carnalmente, ellos comenzaron a rechazar a Moisés también como el líder de Dios, como el hombre de Dios que era él. Dios entonces dice así con respecto a Moisés:

Nm 12:8 Boca á boca hablaré con él, y á las claras, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová: ¿por qué pues no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?

Aquí la expresión 'a las claras' es la palabra hebrea mareh, de la raíz raah. La versión 'Dios Habla Hoy' traduce ésta palabra con la expresión: 'en un lenguaje claro', refiriéndose a la revelación de Dios que recibía Moisés. Raah se pudiera traducir también como 'claramente'. Mareh, 'a las claras', es aquello que se presenta a plena vista, abiertamente, claro, bellamente, a la faz, y que por lo tanto es evidente. Entonces, se trata de aquello visible a plenitud, de aquello de lo cual no exite duda alguna.

La palabra 'verá' es la palabra hebrea nabat, la cual significa mirar respetuosamente, ya sea con los ojos, o mentalmente hacia aquellas cosas que no es posibe ver con los ojos físicos.

La revelación de Dios hoy:

Nosotros ni somos Moisés ni vivimos en los tiempos de Moisés. Moisés era el siervo más fiel de Dios, como leemos en Nm. 12:7 donde dice: "…mi siervo Moisés… es el más fiel de todos mis siervos" (versión 'Dios Habla Hoy'), en cambio, nosotros somos hijos de Dios. ¿Hará Dios menos por sus hijos que las maravillas que Él hizo por y en favor de su siervo Moisés?.

La revelación de Dios que nosotros recibamos ahora será tan clara y tan entendible para nosotros como lo fué aquella para Moisés. Conforme nosotros maduramos, hablando en lenguas y trabajando diligentemente la Palabra de Dios y practicando las cosas que vemos en ella, cosas que nos ayudan a desarrollarnos como receptores atentos de la revelación de Dios, la cual generalmente se recibe por nuestra libre voluntad. Entonces, Dios nos dará su revelación. Entonces comenzaremos a ver, a oír, a oler, a sentir, y a probar claramente, ya sea que se trate de una visión dada por Dios en 'pantalla gigante' (como la que Dios les presentó a Daniel y a Juan el apóstol respecto al final de los tiempos del planeta tierra), o una percepción íntima y clara en nuestras mentes acerca de qué hacer en una situación particular; pero de cualquier forma, nosotros seremos plenamente capaces de recibir y de manejar la información de Dios, y como ya hemos visto, se trata de un proceso de crecimiento.

En el pasado, los creyentes recibían revelación de Dios también mediante sueños, por ejemplo cuando el ángel le habló a José, el padre adoptivo de Jesucristo, para que salvara al niño Jesús del atentado mortal de Herodes. Sin embargo, es interesante que no existen registros en el Nuevo Testamento que indiquen que nuestro Señor Jesucristo recibió revelación mediante sueños, tampoco ningún sueño se registra como medio de revelación en el libro de Hechos o en las Epístolas a la Iglesia.

Existe un registro en el que el apóstol Pedro 'pensó' que veía una visión, cuando el ángel del Señor lo rescató y lo liberó de la prisión en la que se encontraba, el rescate le llegó a Pedro una noche antes de ser decapitado, cuando los creyentes oraban por él día y noche.

Cuando Dios revela la misma cosa al menos dos veces, la revelación queda firmemente establecida por parte de Dios (Gen. 41:32, Hch. 10:16). Sin embargo, la revelación dada una sola vez, pudiera cambiar si las circunstancias relacionadas con la situación cambian, como cuando Isaías profetizó la muerte inminente de Ezequías. Cuando Ezequías oró personalmente a Dios, la revelación cambió, concediéndole Dios quince años más de vida y protegió (una vez más) a la rebelde nación de Israel, según le profetizó el mismo Isaías (2 Re. 20:1,5-6). Algo cambió en el corazón de Ezequías, lo cual le permitió a Dios traer Su liberación, y por lo tanto, la revelación cambió. Entonces Isaías recibió la revelación específica por parte de Dios para curar a Ezequías mediante un tratamiento orgánico, mediante "una pasta de higos… en la parte enferma" (2 Re. 20:7).

La revelación de Dios es provechosa tanto de inmediato como a largo plazo. Por ejemplo, la revelación de Dios permitió que José fuera sacado de la prisión y promovido al cargo más alto después del Faraón, esa misma revelación permitió que también Egipto fuera librado del hambre, y más importante que eso, preservó al pueblo de Dios, la nación de Israel (Gen. 41:40, 47:6).

La revelación de Dios pudiera presentarse progresivamente, conforme actuamos, llevándonos Dios paso a paso, de acuerdo a la necesidad, situación, circunstancias o creencia.

Nosotros ahora tenemos una mejor conexión de la que tenían los más grandes profetas del Antiguo Testamento. Dios ahora es capaz de comunicarse claramente con nuestro espíritu, el cual es el espíritu santo que Él mismo nos dió.

Sin embargo, si nosotros no hablamos en lenguas y si nosotros no estudiamos la Palabra de Dios, entonces no estaremos ni expectantes ni alerta para recibir la revelación de Dios, entonces no estaremos dispuestos a escuchar a Dios. Necesitamos estar entrenados y deseosos de escuchar a Dios y de llevar a cabo la revelación ya recibida (sea por escrito, o escuchada, o revelada, etc.)

El hecho de creer para recibir revelación de Dios depende de nosotros, el como y cuando la vamos a recibir dependen de Dios. Sin embargo, necesitamos estar en paz y tener plena confianza en Dios y en quienes somos nosotros mismos de acuerdo a Dios. Nunca hemos de actuar precipitadamente. Si no tenemos paz interior, no será fácil escuchar a Dios, y mucho menos llevar a cabo su obra.

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Apéndice 1:

En 2 Corinios 5:19b se presentó ante mis ojos la confirmación de una gran revelación de Dios, quien:

"Puso en nosotros la palabra [logos] de la reconciliación" (versión Reina-Valera 1909. Interlineal Griego-Español de Lacueva 1984).

Estudio de la palabra "puso": Es una desgracia que muchas de las versiones traduzcan erróneamente la palabra griega "themenos" cuya raíz es "tithemi" con "encargó" en éste versículo, cuando en la mayoría de las veces se traduce como "puso". La palabra griega "tithemi" (número de Strong 5087) aparece en el Nuevo Testamento (NT) 102 veces.

Parker (Léxico-Concordancia, 1982, EMH, pp. 751-752), revisando varias versiones en español (RV60, RV09, BA, NC y VHA) nos muestra que al menos 91 veces se traduce "tithemi" con la palabra "poner", o con alguno de sus derivados (pone, ponga, puso, etc.), 3 veces se traduce como "constituir" (contexto: "yo he sido puesto como predicador"), y 2 veces se traduce como "colocar".

Una sola vez "tithemi" ha sido traducida con una de las 12 siguientes palabras: "meter", "guardar", "propuso" (contexto: "puso dentro de sí mismo"), "quitar" (contexto: "poner al lado"), "hincar" ó "doblar" (contexto: "se puso de rodillas"), "presentar" (contexto: "poner el evangelio al alcance de todos"), "comparar" (contexto: "poner lado a lado una realidad espiritual con una parábola"), "fueron destinados" (contexto: "para ello han sido puestos"), "da" (contexto: "el buen pastor su vida pone"), "sirve" (contexto: "pone primero el buen vino"), pero una sola vez, y ésto erróneamente, se le ha traducido como "encargar", y esa vez es precisamente en nuestro versículo en consideración (2Cor.5:19b) en la mayoría de sus versiones. Es erróneo el entender la expresión en la que se nos dice que Dios "puso en nosotros la palabra de la reconciliación" como si dijera "puso a nuestra disposición", es decir, como si la expresión "puso en nosotros" fuera idéntica con aquel "encargó" que aparece en muchas de las traducciones. ¿Porqué?, debido a la preposición griega que le sigue, la cual es "en", más no "a".

Dios no solamente nos "encargó" a nosotros la palabra de la reconciliación, que es hasta donde llega el entendimiento de la mayoría de los lectores de muchas de las traducciones; Dios en cambio, hizo mucho más que eso, Dios "puso" en nosotros la palabra de la reconciliación.

La preposición "en" (que transliterada se escribe igual en griego y español), de acuerdo al estudio de E. W. Bullinger en inglés, debiera, en éste versículo, de traducirse como "dentro". De hecho Bullinger en sus notas traduce las palabras "puso en" como "placed in" (Gr. en. Cp. 2Cor.4:7, "tenemos este tesoro en vasos de barro", Companion Bible, p. 1735), que significa "puso dentro" o "colocó dentro". ¡Dios colocó dentro de nosotros la Palabra, es decir el logos de la reconciliación!.

En su apéndice 104 (pp. 148-150), donde Bullinger estudia 18 diferentes preposiciones con sus variantes, la preposición número 8 es "en". Bullinger nos dice: "en" gobierna solamente un caso, el Dativo, y denota el estar o permanecer por dentro, en el interior (within, "dentro de"), con la idea primaria o dominante de descanso o continuidad.

La preposición "en" se puede referir a lugar o espacio (v.gr. Mt. 10:16, "en medio de"; Lc. 5:16, "en los lugares"), o esfera de acción (v.gr. Mt. 14:2, "poderes milagrosos actúan en él"; Rom. 1:5, "en todos los gentiles", 8, "en todo el mundo", 6:4, "nosotros en novedad de vida andemos"), y también denota continuidad en tiempo (Mt. 2:1, "nacido en Belén… en los días de Herodes" 27:40, "en tres días lo construye"; Jn. 11:10, "anda en la noche… la luz no está en él"). También se usa para la causa eficaz, como emanando del interior, y por lo tanto, algunas veces tiene la fuerza del "por" (by), denotando al instrumento, o de "con" (with), refiriéndose a la unión y comunión (fellowship); "en" denota "inclusión", mientras que la preposición número 16, "sun", denota "conjunción". "En" con el plural equivale a "among" (en o entre, del tiempo, lugar o elemento).

En su léxico con concordancia (p. 947), E. W. Bullinger nos dice que la preposición griega "en" aparece 2591 veces; 1863 veces se le ha traducido al inglés con la preposición "in", que es "en" o "dentro" (en, el ser o permanecer por dentro, con la idea primaria de reposo o descanso en cualquier objeto, tiempo o lugar, p. 403).

Otras palabras en inglés con las que "en" ha sido traducida son: 142 veces "by" (en, de lugar, investidura o poder, p. 125), 138 veces "with" (en, en el poder de; o lo que caracteriza a una acción, p. 888), 106 veces "at" (en, de tiempo, lugar o elemento, p. 74), 45 veces "on" (en, de tiempo, lugar o elemento, p. 551), 37 veces "through" (en, en el poder de, p. 800), 17 veces "therein" (en o dentro de ese objeto, tiempo, lugar o tema, p. 784; Scribner-Bantam Dictionary, p. 944, 1980), 14 veces "among" (en, de tiempo, lugar o elemento, p. 49), 13 veces "within" ("dentro de"; en, de tiempo, lugar o elemento; también del elemento o esfera a la que se refiere un asunto ya sea morando o actuando, p. 891), 13 veces "when" (en, de tiempo, p. 868-870), 11 veces "of" (en, de tiempo, lugar o elemento, y de la esfera a la que se refiere un asunto ya sea morando o actuando en [the sphere in which the subject is concerned, as dwelling or acting in], p. 544), etc.)

Vine (Diccionario Expositivo, 1984, CLIE, Vol. 3, p. 118-119) nos dice que la palabra griega Logos denota (I) la expresión del pensamiento: (a) encarnando una concepción o idea (p.e., Lc 7:7; 1 Co 14:9, 19), ó (b) encarnando un dicho o afirmación: (1) de Dios (p.e., Jn. 15:25; Ro 9:9, 28; Gá 5:14; He 4:12), (2) de Cristo (p.e., Jn 2:22, 4:41, 14:24 (plural), 15:25), etc. Denota (II) La Palabra Personal, el Verbo, un título aplicado al Hijo de Dios… [por] su relación en el seno de la Deidad (pros, con, no meramente compañía, sino la más íntima comunión)… [y por] la realidad y totalidad de Su naturaleza humana, y Su gloria "como del unigénito del Padre"; Su gloria fue la de la Shekiná en abierta manifestación; en Jn. 1:18 se consuma la identificación: "El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer", cumpliéndose así el significado del título "Logos", el Verbo, la manifestación personal, no de una parte de la naturaleza divina, sino de la Deidad plena. Este título es asimismo utilizado en 1 Jn 1, "el Verbo [logos] de vida", combinando las dos declaraciones en Jn 1:1 y 4; y "el Verbo [logos] de Dios", en Ap 19:13.

Pero… ¿cuál es la importancia de todo ésto?

Que debido a que es Cristo en nosotros, es el logos en nosotros lo que nos permite hablar en lenguas.

Eso también se puede apreciar si estudiamos cuidadosamente las escrituras Col. 2:9-10, Jn 1:16, Ef 3:19, 4:13, y especialmente 2 Pe 1:2-4:

"Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos son dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud, por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por la concupiscencia."

Y Jn 17:9, 11, 21-23:

"Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son… Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo á ti vengo. Padre santo, á los que me has dado, guárdalos por tu nombre, para que sean una cosa, como también nosotros… Para que todos [los que me has dado] sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste. Y yo, la gloria que me diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean consumadamente una cosa; que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado, como también á mí me has amado."

Finalmente, Vine también declara (Vol. 3, p. 318) que la palabra reconciliación (Gr. katallage) es primariamente un intercambio, y denota reconciliación, un cambio en una de las partes, inducido por una acción de la otra… se ofrece a los gentiles, mediante el Evangelio, una nueva relación con Dios. Su forma verbal katallasso, con respecto a la relación entre Dios y el hombre… muestra que primariamente la reconciliación es lo que Dios lleva a cabo, ejercitando Su gracia hacia el hombre pecador sobre la base de la muerte [resurrección y ascención] de Cristo… los hombres son invitados a cambiar la actitud que tienen, y a aceptar la provisión que Dios ha dado, por la cual sus pecados pueden ser remitidos y ellos mismos quedar justificados ante Él en Cristo… Recibimos la reconciliación, que fue el resultado de la expiación, siendo la expiación la ofrenda misma de Cristo bajo el juicio divino sobre el pecado.

Concluyendo, todo esto nos indica que Dios puso, metió o guardó dentro de nosotros la Palabra de la reconciliación, la cual Palabra consiste en hablar, inspirados por el poder espiritual interno que tenemos, para llevar a otros también al nuevo nacimiento, para llevarlos a recibir el espíritu santo de Dios dentro de ellos. Recibir la naturaleza divina en nosotros es nuestra auténtica, única y definitiva reconciliación con Dios, quien es Espíritu y quien es Santo. La evidencia de que tenemos la naturaleza divina dentro de nosotros es que nosotros podemos hablar en lenguas gracias al logos espiritual que llevamos dentro, y ya que es ¡Cristo en nosotros!, tenemos dentro nuestro la unción espiritual de Dios. Nosotros llevamos por dentro al logos que excede a todo idioma, lengua o dialecto humano.

(Revelation, more in English: http://www.oocities.org/fdocc3/revelation-2.htm)

Estad atentos a las enseñanzas de Dios, no en las de los hombres, alineando y refinando nuestro entendimiento a la voluntad de Dios, cual plata siete veces refinada al fuego.

Para ver más detalles acerca de las manifestaciones del poder de Dios en acción hoy: http://www.churchinthehome.org/home.htm

Continuará con una de las manifestaciones del poder de Dios, dones de sanidades: http://www.oocities.org/fdocc3/healings.htm

Escrituras relacionadas con la manifestación del poder de Dios en nosotros mediante dones de sanidades y milagros, contexto: enfermedades debidas a influencias espirituales: http://www.oocities.org/fdocc3/expulsad.htm

Para regresar al hablar en lenguas, manifestación primera del espíritu de Dios en nosotros: http://www.oocities.org/fdocc/leng1.htm


Tasters of the Word (YouTube), videos recientes: "Astronomía y Nacimiento de Jesucristo: Once de Septiembre Año Tres A.C.", "Estudio sobre Sanidades" (en 20 episodios), "Jesus Christ, Son or God?" and "We've the Power to Heal":http://www.youtube.com/1fertra


Tasters of the Word (the blog, with: "Astronomy and the Birth of Jesus Christ"):http://fertra1.blogspot.com

 

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