Declaración de
principios 
¡A LOS TAMBORES!

        ¡A los tambores¡ Eso mismo, lancémonos a los tambores y proclamemos nuestro mejor grito de guerra, aquel que mejor retumba en los oídos de los hipócritas. ¡A los tambores!  ¿Por qué debo yo pensar como dice la gente es correcto pensar? ¿Acaso no puedo defender la infidelidad como un divertimento trivial? ¿Qué diablos nos sucede? ¿Acaso nos hemos vuelto locos? Solo pasamos una vez por esta vida y no obstante esos mismos hipócritas nos repiten una y otra vez bajo el escudo de la cultura, la ética y la religión que debemos actuar como ellos nos dicen que es correcto actuar. Nos repiten que debemos continuar viviendo con una persona a la que ya no conocemos y envejecer con ese alguien a quien ni tan siquiera amamos. De acuerdo, no es tan simple como decir “se me ha pinchado el neumático y voy a cambiarlo”. Al comprar el coche nunca juramos que íbamos a mantener los mismos neumáticos para el resto de nuestra vida de la misma manera que tampoco juramos conducir el coche para los restos. ¿Acaso no es ético ver un coche diferente por la calle y desearlo porque estamos aburridos de nuestro coche? Muchos pensareis que lo que no es ético es comparar a las personas con los coches, pero sucede que no hablo de personas ni de coches, hablo de sentimientos y de principios, de renunciar a nuestros principios por nuestros sentimientos. ¡A los tambores! ¿Por qué me quieren hacer sentir culpable porque pienso como pienso? Yo no pretendo que nadie actúe como yo pienso. Solamente pretendo (por unos breves instantes) que reflexionéis sobre lo que sucede en vuestras vidas. ¿Por que no podéis tener una aventura dentro de vuestro matrimonio? ¿Tan terrible es ser infiel? ¿Por que no podemos desear a la mujer del prójimo? ¿Porque la mujer no puede desear al marido de otra? ¿Por qué al casarte te hacen jurar que siempre serás fiel? ¿Para poder después castigarte impunemente al infierno? La verdad, yo prefiero el infierno. A juzgar como suceden las cosas aquí en la tierra, estoy seguro que allí abajo se lo deben pasar infinitamente mejor...
        ¡A los tambores! Yo soy así. ¿Cual es el problema? ¿No os gusta como pienso? ¿O acaso creéis que es peligroso que alguien defienda la infidelidad desde una páginas “pretendidamente” humorísticas? ¿Acaso pretendéis que alguien acalle su voz porque es contraria a la vuestra? Quizás es que entonces deberíais sonreír un poco mas. La vida solamente se vive una vez y no podemos caminar con ese corsé que oprime nuestra respiración. Las cosas sucedieron, suceden y sucederán, lo queramos o no. Las proclamemos o no.
        ¡A los tambores!

Firmado: Rikard

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