El movimiento Reclaim the Streets

Por Roxana Kreimer

"Somos extranjeros en nuestra propia ciudad: los autos han contribuido a sustraer los espacios públicos para hablar, reír, bailar y recordar, espacios para jugar al fútbol y construir castillos de arena. La calle es un símbolo primordial de la sociedad contemporánea: nuestra experiencia de aculturación se basa en el estímulo para que el ciudadano permanezca aislado en su casa y se relacione con la calle como si se tratara de un gran corredor destinado a transportarlo de un lugar a otro. Queremos que las calles vuelvan a ser lugares de encuentro y no solo lugares de paso. Aspiramos a producir una revolución en nuestra vida cotidiana" (Reclaim the streets). El acta fundacional de este movimiento de nombre imperativo –Reclamen las calles - que en ocho años se ha expandido a más de cincuenta ciudades de Europa, Asia y América, declara que el auto ha contribuido a la destrucción del lazo social, reduciendo las sendas peatonales, convirtiendo a la ciudad en un espacio jaqueado de manera omnipresente por la velocidad y el ruido. En la ciudad -advierte- no hay un solo ángulo desde el que los autos no sean visibles. Los medios modernos de transporte han contribuido decisivamente a que, por oposición a la ciudad antigua, que era vista como lugar de encuentro, orden y realización de la esencia racional humana, la ciudad contemporánea, que durante siglos fue considerada como el ámbito por excelencia de la civilización, sea identificada con el desorden y el desencuentro, con un "infierno" ruidoso, sofocante, maloliente, inhabitable y congestionado del que se quiere huir lo más pronto posible.

Reclaim the streets fue creado en Londres en 1991 con el fin de resistir al costo social y económico que implica la generalización del uso del automóvil en las ciudades modernas. A diferencia de otros grupos, que en tiempos de retracción de los grandes proyectos emancipatorios formulan demandas exclusivamente particularistas, Reclaim the streets extiende su lucha a las fuerzas políticas y económicas que conducen a la cultura automotriz. Por ello su lema "Devuelvan las calles a los ciudadanos" alude a una demanda que excede el fenómeno del automóvil y se extiende a las condiciones de posibilidad de que este medio de transporte se revele como el símbolo de una cultura fragmentada en la que se ha degradado hasta límites insospechados la calidad de vida de los ciudadanos. No obstante, Reclaim the streets coincide con otros reclamos particularistas en la promoción de luchas que permitan al ciudadano adoptar una responsabilidad directa sobre sus propios problemas. De este modo la acción directa no aparece como un medio sino como un fin en sí misma. Las movilizaciones de Reclaim the streets se proponen recuperar a la ciudad como espacio político, entendiendo por "político" todo aquello que se vincule con la vida de la ciudad (pólis) más allá de una dimensión representacional que –afirman- ha convertido a la democracia en una práctica meramente formal en la que el ciudadano se desliga por completo de la posibilidad de administrar sus propios asuntos. La heterogeneidad de los reclamos abarca desde la extensión de las sendas peatonales y de las sendas para bicicletas, la reducción del precio de los boletos del transporte público, que en Europa suelen costar un dólar, hasta la ampliación de los comicios a toda decisión de relevancia que afecte los intereses de la comunidad.

Las concentraciones de Reclaim the streets reúnen entre 500 y 8000 personas para celebrar pacíficas fiestas callejeras, jugar partidos de fútbol, plantar árboles y pintar sendas para bicicletas durante la madrugada. En Berlín, la última concentración llevada a cabo en mayo de este año colmó de ciclistas y peatones las cercanías de Alexanderplatz, donde se organizó una multitudinaria fiesta rave a la que los vecinos aportaron música, sillas, mesas y bebidas. En Londres es habitual que las manifestaciones incluyan partidos de fútbol callejeros. En Estados Unidos prefieren los recitales de rock y en Japón incluyen desde muestras espontáneas de rap hasta clases gratuitas de tango.

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Crítica a la cultura automotriz

La crítica que el movimiento formula a la cultura automotriz se remonta al pensamiento de escritores como Ivan Illich, quien en sus libros Energía y equidad y La convivencialidad destaca que mientras históricamente se ha empleado entre el tres y el ocho por ciento de las horas de vigilia para transportarse, el habitante de la ciudad contemporánea pasa buena parte del día viajando. La extensión del radio de desplazamiento a su entender tendría como contrapartida la reducción de las alternativas de los puntos de destino. Cada vez se pasaría más tiempo en desplazamientos no deseados. Cada vez la sociedad invertiría más tiempo en la industria del transporte –fabricación de autos, construcción y mantenimiento de autopistas- que el que ahorra viajando. De este modo, al rebasar determinado límite en el consumo de energía, la industria del transporte dictaría la configuración del espacio social.

Otro teórico en el que Reclaim the streets abreva para fundamentar su acción política es André Gorz, que en su artículo La ideología social del automóvil –publicado en el web site del movimiento- señala que el abaratamiento del automóvil en los países desarrollados parecería convertir en democrático a este medio de transporte. Sin embargo, advierte, aunque la técnica aspira a ser democrática, si cada ciudadano circulara en un automóvil las ciudades serían instransitables. Los embotellamientos en parte serían resultado de este proceso de "democratización". Gorz afirma también que una vez que los autos han "asesinado a la ciudad", se tornan necesarios autos más veloces para escapar por las autopistas a los suburbios. "Se trata de un impecable argumento circular –escribe-: obtengamos más autos para poder escapar de la destrucción causada por los autos".

Reclaim the streets advierte asimismo que los accidentes automovilísticos representan la primera causa de muerte a nivel mundial en personas de hasta cuarenta y cinco años. Estadísticas de la última década proporcionadas por el Worldwatch Institute de Washington revelan que en todo el mundo cada año mueren más de 250.000 personas en accidentes de tránsito. Los más perjudicados son los peatones, y entre ellos los ancianos y los niños, dado que su velocidad de reacción no es parangonable a la de una persona adulta. Estos datos coinciden con el informe proporcionado recientemente por la Dirección de política criminal del Ministerio de Justicia de la República Argentina. En el país mueren unas 7.500 personas por año en accidentes automovilísticos. En la ciudad de Buenos Aires, el 70% de los accidentes de tránsito fatales afectan a personas mayores de 65 años.

Una protesta global

Reclaim the streets se comunica por Internet con 2000 grupos de protesta y asiste a conferencias internacionales sobre temas vinculados con el medio ambiente. Uno de sus líderes, Chris Grimshaw, estudió filosofía y psicología en Oxford y publica la revista Corporate Watch, donde se promueven debates en torno a problemáticas vinculadas con el uso social de la tecnología.

El impacto a nivel mundial de Reclaim the streets ha sido puesto de relevancia en las últimas conferencias internacionales sobre medio ambiente subsidiadas por la Unión Europea. El movimiento participa de estos encuentros no solo en relación directa al tema del automóvil sino también a la crítica de las empresas vinculadas con el cultivo de productos alimenticios modificados genéticamente, a los impactos de la globalización –algunos de cuyos efectos propone resistir mediante una "huelga global"- y a las víctimas reclamadas por el crecimiento incesante de los medios de producción. Nada más lejos de la política light de otros grupos que reivindican particularismos en desmedro de formas de organización que se extiendan más allá de los estrechos límites de la protesta local.