Escuela Nacional de Música-UNAM- Instituto de
Investigación Virtual Tlapitzcaltzin2-Instituto
Welte para Estudios Oaxaqueños A. C.
Plaza
principal de Monte Albán.
Introducción.
En
este trabajo se muestran algunos ejemplos de los llamados instrumentos
musicales prehispánicos o artefactos sonoros que fueron encontrados durante las
excavaciones del Proyecto Especial Monte Albán 1992-1994, a cargo del
arqueólogo Marcus Winter del Centro INAH-Oaxaca, y depositados en la Bodega del
ex convento de Cuilapan, Oaxaca, México.
La cultura zapoteca se
estableció desde hace aproximadamente 10 000 a. C. en lo que actualmente se
conoce como la región de los Valles Centrales del estado de Oaxaca, en el sureste
de la República Mexicana. Esta cultura es conocida sobre todo por sus zonas
arqueológicas como Mitla y Monte Albán y por otras manifestaciones culturales
como la Guelaguetza. Pero poco se conoce acerca de su pasado “musical”, es
decir todo lo relacionado a los artefactos o instrumentos usados para producir
sonidos, las ocasiones en que eran utilizados, sus funciones, la forma de
ejecución, etc. Como ejemplo se muestran algunos artefactos sonoros y los
resultados del primer análisis acústico-organológico que se ha llevado a cabo
con dichos objetos, de acuerdo a una propuesta metodológica experimental cuyos
resultados hasta la fecha han sido satisfactorios con réplicas y que ahora se
aplica a piezas originales (Velásquez 2000 y Sánchez y Velázquez 2001).
La zona arqueológica de
Monte Albán se localiza a 10 kms. al suroeste de la ciudad de Oaxaca y está
sobre un conjunto de cerros a 400 mts. de altura. Esta ciudad zapoteca fue
contemporánea de otros centros urbanos como Teotihuacan en la Cuenca de México y
las grandes ciudades mayas. La primera ocupación de Monte Albán se remonta a
500 a. C. (época Monte Albán I) cuando
gente proveniente seguramente del Valle de Etla, posiblemente un grupo
disidente de San José Mogote (sitio dominante en el Preclásico), se traslada al
conjunto de cerros, sobre los que se dominan tres extensos valles, para iniciar
la construcción de la ciudad. Monte Albán pronto se convirtió en el centro
rector no sólo del Valle de Oaxaca, sino que inició su expansión hacia otras
regiones como la Mixteca, la Sierra Norte, Sierra Sur y el Istmo de
Tehuantepec. A partir de la época II Tardía (200-300 d. C) y posteriormente en
la época III-A (350-500 d. C.), Monte Albán entra en contacto con Teotihuacan,
relación que aun no sido bien precisada. La época de auge y poderío de Monte
Albán corresponde al llamado período Clásico (350-800 d. C.). A partir del año
800 d. C. hay cambios notorios no sólo en el Valle de Oaxaca sino en otros
sitios mesoamericanos, aun no determinados, que traen como consecuencia el
abandono de los grandes centros urbanos y el surgimiento de las
ciudades-estado. Así, en Monte Albán cesó la construcción monumental y la
ciudad perdió su importancia para dar lugar al surgimiento de otros sitios como
Xoxocotlán, Zaachila y Mitla, por mencionar algunos. Además de la llegada al
valle de grupos mixtecos provenientes del oeste.
Entrando
en materia, son escasos los antecedentes de los estudios acerca de los
artefactos sonoros prehispánicos de Oaxaca. En algunas obras como las de Alfonso
Caso e Ignacio Bernal (1952) y Samuel Martí (1968) se mencionan estos
materiales desde enfoques diferentes. Por ejemplo los primeros hacen una
clasificación de silbatos con base en el tipo de tocado, rasgos faciales del
personaje o vestimenta (1952: 167-169 y 303-312). En La cerámica de Monte
Albán los autores proporcionan datos acerca de vasos silbadores encontrados
en Monte Albán y en Coixtlahuaca (1967: 164-169). Además de la descripción de
un gran ludidor o raspador encontrado en Monte Albán (1967: 103). Samuel Martí
por su parte en Instrumentos musicales precortesianos menciona estos materiales como provenientes
de Oaxaca a manera de pie de foto (1968[1955]: 63, 68, 86, 92, 145, 307 y 308).
El mismo autor en Canto, danza y música precortesianos dedica un
capítulo a las prácticas musicales de los mixteco-zapotecos basándose en
la Geográfica descripción de Francisco de Burgoa y en algunos códices
mixtecos como el Becker. De lo más reciente se encuentra el estudio de Cira
Martínez López y Marcus Winter acerca de figurillas y silbatos de Monte Albán,
en donde hacen una clasificación con base en las características faciales del
personaje representado en el silbato y a su tocado (1994: 68-94). Agustín
Pimentel del grupo Tribu, dedicó un ensayo a los instrumentos antiguos de
Oaxaca tratando de vincular la música con la danza, la poesía y la medicina;
basándose en diversas fuentes que van desde los artefactos mismos, con su
respectiva clasificación, hasta algunos documentos de la época colonial (1997:
342-371).
Conviene
mencionar que para un estudio sobre los artefactos sonoros, por lo menos deben
unirse dos disciplinas, la arqueología y la etnomusicología porque cada una de
ellas puede dar aportaciones importantes para poder llevar a cabo un trabajo de
investigación multidisciplinario; en donde también se pueden utilizar como
auxiliares las fuentes documentales como los códices y las crónicas coloniales,
además de algunos vocabularios como el castellano-zapoteco de Fray Juan de
Córdova.
Para
concluir esta sección introductoria, cabe destacar que con artículos breves,
como este, se abre una puerta más para el conocimiento de las culturas
prehispánicas de Oaxaca desde la perspectiva acústico-organológica.
Metodología.
Una problemática existente
para el estudio de los artefactos sonoros prehispánicos, es precisamente que
aun no se tiene una metodología bien definida; en la mayoría de los trabajos
hechos por etnomusicólogos, el análisis se reduce a tratar de encontrar la
escala o gama de sonidos básicos que puede generar un artefacto y ajustar los
sonidos a las escalas conocidas en la cultura musical europea (mayor, menor,
cromática, pentáfona, hexáfona, etc.). Sin embargo por la experiencia propia
con dichos artefactos, esta manera de analizarlos no toma en cuenta otros
aspectos que tienen que ver directamente con la forma de tocarlos y las
variables que pueden presentarse como el insuflar (soplar) a mayor presión, las
diferentes digitaciones, en caso de tener obturadores, e inclusive las
variantes que un ejecutante puede llevar a cabo (lengüetear, hacer vibratos con
la garganta o el estomago, gorjeos, etc.).
Para los siguientes
ejemplos se empleó la propuesta metodológica elaborada por el ingeniero Roberto
Velázquez para el análisis de aerófonos mexicanos; que a grandes rasgos
consiste utilizar programas de computación y aplicar ciertos modelos
matemáticos para llevar a cabo un análisis acústico-organológico (Velásquez
2000).
Los
programas de computación utilizados en este caso fueron TUNE! IT
(disponible en internet, cuesta $ 30 dólares australianos y fue usado durante
el tiempo de prueba); consiste en un afinador que puede medir los sonidos. En
la pantalla se pueden observar a manera de teclado de un piano las notas con
sus respectivos cents y la frecuencia en Hertz. Los cents o centésimos
corresponden a una unidad de medida elaborada por el inglés Alexander J. Ellis
en la cual, se divide el llamado semitono de la escala temperada en 100
unidades; este tipo de medición se ha venido usando en acústica musical y en
etnomusicología; de esta forma un semitono equivale a 100 cents y en la escala
cromática los distintos grados vienen siendo múltiplos de 100, por lo tanto la
llamada octava tiene 1200 cents. El programa además contiene espectrogramas en
dos y tres dimensiones, con lo cual se pueden observar los componentes de
frecuencias como los sonidos secundarios o armónicos. El otro programa
utilizado fue Spectrogram V. 5.1.7., también disponible en internet. Se
trata de un analizador de señales que también permite ver a través de
espectrogramas los sonidos fundamentales con sus respectivos componentes; en
donde la frecuencia fundamental se presenta en color negro y los sonidos
secundarios (armónicos) en colores menos intensos; la ventaja de este radica en
que se pueden ampliar los parámetros de las frecuencias para ver de manera más
detallada el comportamiento de las señales. Además de que ofrece las
posibilidades de hacer ediciones.
Por lo que respecta al
modelo matemático utilizado, se trata de los denominados resonadores de
Helmholtz. Los resonadores de Helmholtz son cuerpos esféricos que se utilizan
para el análisis de sonidos complejos; su funcionamiento consiste en que a
través de dos aberturas, una relativamente grande, en donde son captados los
sonidos y una más pequeña que se introduce en el oído; cuando la frecuencia
natural del aire contenida en el resonador es igual a uno de los sonidos
captados, éste se refuerza (Helmholtz, 1954 [1897]: 43).
Este modelo matemático fue
elegido porque la morfología de los aerófonos que se analizaron corresponde
precisamente aproximadamente a la de los resonadores, es decir son cuerpos
cerrados, y en algunos casos se tratan de cámaras esféricas. En las culturas
prehispánicas es común encontrar aerófonos con estas características y como
bien señala el ingeniero Velázquez a estos artefactos es posible aplicarles la
fórmula matemática (2000: 93).
Lo
que se pretende demostrar es que a través del modelo de Helmholtz se puede
estimar de manera teórica la frecuencia aproximada que produce cada aerófono lo
cual es verificado con el programa TUNE! IT y a través de los
espectrogramas.
Para
poder establecer de manera teórica las frecuencias de los aerófonos a través
del modelo de Helmholtz se necesitan los siguientes datos:
Ecuación
de Helmholtz:
F=
(1700/PI*RAÍZ(S/((L+0.7*D)*V)),
Donde:
F=
Frecuencia, en ciclos / segundo (Hertz)
V=
Volumen de la cámara resonadora (cms.3)
S=
Área de la sección de la boca (cms. 2)
L=
Espesor de la boca (cms.)
D=
Diámetro de la boca (cms.)
1700=
Velocidad del sonido/segundo
PI=
3.1416
0.7=
Factor de corrección
RAÍZ=
Raíz cuadrada (Kinsler, 1995: 297-300).
Cabe
hacer la aclaración de que en este caso se aplicó la ecuación a diversos
artefactos cuyas características morfológicas no son iguales; hay algunos casos
en que los aerófonos tienen más bien una forma casi tubular. Sin embargo, se
decidió emplearla para poder tener la referencia de cómo funciona en cuerpos
que no son precisamente esféricos.
Para
poder llevar a cabo el registro de los artefactos sonoros se elaboró una hoja
de registro en donde se anotaron datos como procedencia, cronología, cultura,
medidas, etc., además de los correspondientes para la aplicación de la fórmula.
Las grabaciones se realizaron con una grabadora portátil, por lo que presenta
ciertas deficiencias como la presencia de “gis” (ruido producido al pasar la
cabeza sobre la cinta) y la posible variación de la frecuencia. Se tiene
pensado hacer otra grabación con equipo digital para comparar los resultados.
Para
ayudar a localizar visualmente los sitios de procedencia de cada artefacto, en
la gráfica 1 se muestra un plano de la Plaza Principal de la Zona Arqueológica
de Monte Albán con la indicación correspondiente.
Los
primeros artefactos sonoros del Valle de Oaxaca, se localizaron en el sitio de
Tierras Largas (cercano a Monte Albán) y Hacienda Blanca. Del primero se
encontró una embocadura de silbato y del segundo un idiófono de agitación o
sonaja, ambos corresponden a la fase Tierras Largas (1400-1200 a. C.) y son la
evidencia más antigua en el Valle de Oaxaca. Acerca del uso de estos
artefactos, posiblemente fueron empleados en algún ritual.
Hay
que tener en consideración que para lograr este desarrollo en la elaboración de
los artefactos sonoros, debió de haber existido toda una serie de
experimentaciones que posteriormente llegaron a considerarse como un
conocimiento, en el campo de los que hoy conocemos como acústica musical; esto
nos habla del dominio por parte de los primeros pobladores del Valle de Oaxaca,
de los fenómenos físicos que determinan la producción de los sonidos.
Siguiendo
la secuencia cronológica, para la fase San José (1200-900 a. C.), se localizó
un silbato de Tierras Largas; de pasta café, modelado y en buen estado. Por su
forma parece representar un ave. Junto con este silbato se encontraron
fragmentos de estos que muestran representaciones diversas como mujeres
embarazadas, hombres con taparrabo, aves, etc. Los sonidos que emite
corresponden a diferentes intensidades de soplo que son mínima, media y máxima:
SOL 6 +10 cents, 1600 Hz. ; La bemol 6 –10 cents, 1670 Hz. y SI 6 +20 cents,
1900 HZ. (este es el único ejemplar al que no se le aplicó la ecuación de
Helmholtz porque no se tomaron las medidas; en un estudio posterior se incluirá
este silbato).
Para
las fases Guadalupe (900-700 a. C.) y Rosario (700-500 a. C.) no contamos
todavía con evidencias de los artefactos sonoros.
Aerófonos
de Monte Albán.
Para
la época Monte Albán I (500-100 a. C.) se cuenta con evidencias acerca de estos
artefactos. Alfonso Caso presenta un vaso silbador con representación zoomorfa
(1967: 300-303). En Urnas de Oaxaca; presenta una interesante ocarina en
forma de ave pero con la cabeza humana, de apenas unos 6 centímetros de alto
aproximadamente (1952: 303 Fig.154). Lo interesante de esta pieza es que
muestra por lo menos dos obturadores en cada una de sus vistas (así se puede
apreciar en la fotografía), es de suponer que en el otro lado existan otros
dos; lo cual produciría en forma básica una serie de 5 o 6 sonidos. Esta
ocarina procede de la tumba 29 y actualmente se encuentra en la Bodega del
Museo Nacional de Antropología.
En
la figura 1 (silbato A izquierda y silbato B derecha) se muestra un ejemplar
que no se había documentado en Monte Albán. Se trata de un silbato doble de
pasta gris (silbato no. 1) con un aeroducto para cada uno los silbatos, hecho
con la técnica de modelado y al pastillaje; corresponde a la época II (500-100
a. C.); fue encontrado como material de relleno al hacer la exploración en la
Plataforma Norte Lado Poniente (Conjunto PNLP-1)3.
En
el espectrograma correspondiente (Figura 2) se pueden observar en la parte
inferior el tiempo expresado en segundos, a la izquierda la frecuencia
expresada en Hertz y en la parte superior la señal en el tiempo (en el caso de
todas las grabaciones, la intensidad es baja). Las frecuencias fundamentales
aparecen en color oscuro y corresponden precisamente a las emitidas por el
silbato. Como se podrá notar, no hay presencia de armónicos o sonidos
secundarios, lo cual responde a la teoría acústica en donde las cámaras
cerradas no producen armónicos.
Los
datos para la aplicación de la ecuación en ambos silbatos -y de los demás
aerófonos- se pueden ver en la tabla 1. En la columna correspondiente a las
frecuencias (Hz.), el silbato doble A dio como resultado 2691.9; en tanto que
la medición hecha con TUNE! IT fue de 2640.1, aproximándose a un Mi
índice 7 +10 cents (se mencionan las notas únicamente como referencia). Y los resultados para el silbato doble B
fueron 2249.8 y 2230.3 correspondiente a un Re bemol 7 + 10 cents . Al variar
la presión del aire pueden llegarse a escuchar los batimentos o pulsaciones
(sonidos cuyas frecuencias son muy próximas), característicos de los aerófonos
mesoamericanos y que en la cultura musical europea están prohibidos. Como podrá
notarse los valores estimados con la ecuación son bastante aproximados, los
cual nos da garantía de que la forma de proceder para el análisis hasta ahora
ha sido satisfactoria.
Para
la época II (100 a. C.-350 d. C.) existen cuatro ejemplares que a continuación
se describen. Los dos primeros consisten en silbatos que por los restos de cerámica que tienen en su parte posterior,
se piensa fueron agregados a algún otro artefacto como pudiera ser un
recipiente. Figura 3 (silbato no. 2) y 5 (silbato no. 3). Ambos son de pasta
amarilla y elaborados a manera de modelado y con aplicaciones al pastillaje, la
cámara es casi de forma esférica y sin obturadores (hoyos para modificar la
altura). Proceden del Área C, al este del Juego de Pelota. Se encontraron como
material de escombro y removido4.
Figura 3. Silbato no.2, de
acuerdo a la ecuación de Helmholtz, dio un sonido de frecuencia 2397.8;
mientras que con el afinador se obtuvo 2655.4 Hz., aproximadamente un Mi índice
7 +10 cents. En este caso los datos de la fórmula y los obtenidos del silbato
difieren considerablemente, es probable que alguno de los datos sea erróneo. En
la figura 4 se puede ver el espectrograma correspondiente en donde al igual que
el caso anterior, solo aparece la frecuencia fundamental.
Figura
5. Silbato no. 3, tiene las mismas características que el anterior, tanto en la
técnica empleada para su elaboración como en el tipo de pasta. Por lo que se refiere
a la frecuencia estimada de acuerdo a la fórmula, ésta es de 3335.7 Hz. El
afinador dio la lectura de 3276.7; al soplar con mayor intensidad, aproximadamente un La bemol 7 –20 cents.
Contrariamente al caso anterior, los resultados son más próximos a los de la
ecuación. En el espectrograma (Fig. 6) se presenta al igual que el caso
anterior, la nota fundamental sin armónicos.
En
la figura 7 se muestra un silbato, también de la época II de pasta amarilla,
modelado y al pastillaje (Silbato no. 4). Procede del Área L-Norte, esquina
noreste de la residencia de la tumba no. 7, al noreste de la Plataforma Norte.
Este ejemplar es de los pocos que no tienen representación alguna, ya que en la
mayoría de los casos los aerófonos y en particular los silbatos tienen forma de
aves, animales o personas. A través de la ecuación se obtuvo una frecuencia de
2056.1 Hz.; mientras que el afinador dio 2183.1 aproximadamente un Re bemol 7
–30 cents con una intensidad de soplo mínima ya que al hacerlo más fuerte la
frecuencia sube hasta 2608.2 Hz.(Mi7 –20 cents). En este caso los datos que
proporciona la fórmula contrastados con la medición de los sonidos, difieren.
Esto puede ser ocasionado por la morfología del silbato; en los casos
anteriores la cámara resonadora era esférica, mientras que en este la forma
tiende a ser tubular (cerrada). He aquí
uno de los casos en que la ecuación no
corresponde con la forma del aerófono analizado. Este forma de la cámara
resonadora hace que en el espectrograma correspondiente (Fig. 8) se presente la
frecuencia fundamental con un armónico, caso que no se había notado en los
silbatos anteriores. Los expertos en acústica aun no han podido determinar
hasta que punto un aerófono es globular o tubular y su repercusión en la
formación de los armónicos.
El
último de los silbatos correspondientes a la época II se muestra en la figura 9
(silbato no. 5). Se trata de un ejemplar que presenta características
singulares como es una pequeña obstrucción en una de las paredes de la boca lo
cual contribuye a que el sonido no sea puro, es decir que se presenta con ruido
provocando que se parezca al de un
águila. Esto puede verse en el espectrograma correspondiente (Fig. 10) en donde
la frecuencia fundamental se encuentra la presencia de ruido. La ecuación dio
una frecuencia de 2976.3 y el afinador una de 2749. La diferencia es notable y
hay que considerarla poca precisa por la presencia de ruido. Curiosamente en
este caso el programa TUNE! IT no pudo precisar la nota de referencia.
Este ejemplar con las características acústicas mencionadas no había sido
documentado por lo que se considera como uno de los aerófonos raros o pocos
conocidos en la cultura zapoteca.
Este
silbato es de pasta café y hecha con la técnica de modelado y al pastillaje,
fue encontrado en el Edificio W (dentro del Área W) como material de relleno5.
Para
la época III-A (350-500 d. C) se han encontrado fragmentos de embocaduras de
flautas múltiples, es decir la unión de varios tubos en una sola embocadura
para tocarlos al mismo tiempo. Este tipo de materiales no se habían documentado
en Monte Albán; este tipo de artefactos se han localizado en otros sitios como
Teotihuacan, la costa del Golfo de México, la zona maya y en el Occidente de
México. En la figura 11 se muestra uno de estos fragmentos, al parecer es de
una flauta triple (quizás cuádruple ya que se encuentra rota en uno de sus
extremos) de pasta amarilla y modelada. En la figura 12 se muestra otra de
estas embocaduras; esta vez es de pasta café con tres aeroductos (flauta
triple) también modelada.
A
manera de hipótesis se puede decir que estos artefactos fueron primeramente
importados y después de manufactura local. Precisamente en la época III-A,
Monte Albán y Teotihuacan mantuvieron relación, aun no bien determinada.
Teotihuacan dominaba las rutas de comercio y puede ser que objetos elaborados
en la costa del Golfo de México o en el mismo Altiplano, se distribuyeran hacia
otros centros como Monte Albán. Ya que estos artefactos fueron conocidos por
los zapotecos, quienes los comenzaron a
elaborar con la materia prima disponible. Así se explica la presencia de
embocaduras de pasta amarilla, (material foráneo) y de pasta café (material
local).
Otro
dato importante es que estos fragmentos de embocaduras sólo se han localizado
en la Plataforma Norte de Monte Albán, lo cual puede interpretarse como de uso
reservado a gente perteneciente a ciertos estratos sociales como gobernantes y
sacerdotes.
En
la época Monte Albán III abundan los
silbatos de grandes dimensiones, como el que se muestra en las figuras 13 y 14
(silbato no. 6), los cuales continúan hasta la época IIIB-IV o fase Xoo
(Martínez López y Winter, 1994: 70). Este tipo de silbatos caracterizan a la
cultura zapoteca . Este ejemplar fue encontrado en el Área A3 al noreste del Juego
de Pelota, en un depósito primario de cerámica de la época III-A, posiblemente
removido de alguna estructura doméstica6.
Por lo que respecta a la
técnica empleada, al parecer, primeramente hacían la cámara resonadora,
modelada sobre algún objeto esférico y posteriormente se agregaban al
pastillaje las alas, el aeroducto, los soportes y el pivote o cabeza. Antes de
colocar la tira al pastillaje, que conformaría el aeroducto, se hacía la
perforación para la boca. El pivote era hecho en molde. Los silbatos
generalmente están hechos en pasta gris, como el ejemplar que aquí se muestra.
En
el espectrograma correspondiente (Fig. 15) se observa únicamente la frecuencia
fundamental sin la presencia de armónicos. También se puede notar una ligera
variación en la altura porque la grabación se hizo de menor a mayor grado de
intensidad en el soplo.
La
equación de Helmholtz dio una
frecuencia de 361.1 Hz. mientras que el afinador una de 357.8 Hz.,
(aproximadamente un Fa 4 + 40 cents)
soplando a una intensidad media. De toda la muestra de silbatos
presentada hasta ahora, éste es el que más se aproxima en la estimación teórica
y la real. Este tipo de silbatos son verdaderamente un resonador de Helmholtz,
por ser cuerpos esféricos sin obturadores y con la boca circular; quizás por
esto la proximidad de los datos.
Alfonso
Caso decía que el sonido producido por este tipo de silbatos se parecía al del
canto del búho o tecolote (1952: 167). Efectivamente, el sonido, dadas las
características acústicas (gran volumen y cámara cerrada) es grave y muy
parecido al de dicha ave. Además, estos silbatos representan una combinación
antropo-zoomorfa en donde al cuerpo con alas corresponde al de un ave en tanto
que la cabeza es humana.
El
búho en las culturas indígenas de Mesoamérica siempre se ha considerado como un
ave mensajera del inframundo, en donde se dice que el canto de esta ave anuncia
la muerte de alguna persona.
Aún
es incierto el uso de estos silbatos, posiblemente hayan sido objetos rituales
que adrede tenían que ser rotos. En las excavaciones arqueológicas es difícil
encontrar silbatos enteros (Martínez López y Winter, 1994: 7).
Por
otra parte, Karl Taube ha tratado de encontrar el simbolismo del tocado que
portan los personajes representados en los silbatos. Al parecer se trata del
tocado de la serpiente de guerra, un ícono presente en varias culturas
mesoamericanas como la teotihuacana y la maya; y que se puede identificar por
el mosaico laminado y las fauces abiertas del reptil (1992).
En
una de mis visitas realizadas a Oaxaca (1999), en la comunidad de San Antonino
Castillo Velasco, el señor Jesús Mateos (músico) me mostró un silbato con
características muy similares a las descritas anteriormente; en este caso
también se trata de la representación de un búho (pero sin cabeza humana). Me
comentó que todavía por los años 60’s era común encontrar este tipo de objetos,
considerados como juguetes, entre las artesanías elaboradas por la gente de San
Bartolo Coyotepec.
Hoy
en día estos silbatos son muy escasos y durante un recorrido realizado también
en 1999 a todos los talleres artesanales de San Bartolo, solo pude encontrar un
silbato de las características arriba mencionadas.
Surge
una interrogante interesante acerca de sí los silbatos elaborados en tiempos
prehispánicos tuvieron una continuidad hasta hace algunos años; claro, tomando
en cuenta los cambios en cuanto a su uso y función..
En
los vocabularios indígenas aparecen datos interesantes como los que a
continuación se mencionan: En el vocabulario Castellano-zapoteco de Fray
Juan de Córdova aparece la siguiente palabra para denominar al búho:
Buho aue
nocturna. Tama, cotáma. (1942 [1578]: 62).
Mientras
que en el vocabulario publicado por la Junta Colombina aparece lo siguiente:
Buho ó tecolote,
damma, l. godamma. (1893: 14)
Y
en el zapoteco que todavía se habla en San Antonino, al buho se le denomina dam;
y al tipo de silbato que se ha hecho
referencia se le llama: dam guiú’; traduciéndose como búho o tecolote de
tierra o barro.
Como
podrá notarse existe una relación en las palabras para referirse al búho, en
los dos vocabularios y en el zapoteco de San Antonino. Así mismo existe una
relación entre la palabra dam guiu’ y el silbato que imita su canto.
Desde
luego faltan hacer investigaciones más a fondo con la ayuda de un lingüista y
de los datos proporcionados por la etnografía, para poder tener una
aproximación a los vocabularios y a su interpretación, y su posible relación
con los silbatos zapotecos.
Conclusiones.
Lo
expuesto en este breve artículo, muestra los avances que hasta el momento se
han tenido con respecto a los estudios sobre los artefactos sonoros y en
particular los aerófonos, desde una perspectiva metodológica innovadora que
hasta el momento sólo se había aplicado a réplicas experimentales, y ahora
puesta en operación con los materiales originales. Los resultados demuestran
que efectivamente es viable esta forma de analizar los aerófonos, en particular
los zapotecos, aun sin contar con el equipo ni las instalaciones adecuadas.
Cabe mencionar que hay todavía algunos puntos débiles de esta metodología que
deberán ser reforzados. Asimismo, habrá que tomar en cuenta la información
proporcionada por otras fuentes auxiliares como son las pinturas murales, los
documentos de la época colonial, los vocabularios indígenas con la ayuda de
especialistas y una revisión de la etnografía de los Valles Centrales de
Oaxaca, además del trabajo de campo.
Agradecimientos.
A
los arqueólogos Cira Martínez López y Marcus Winter del Centro INAH-Oaxaca,
quienes brindaron las facilidades para el acceso, datos de procedencia y
cronología de los artefactos sonoros durante las visitas realizadas en 1999,
2000 y 2001. Además de la autorización para la publicación.
Al ingeniero Roberto
Velázquez Cabrera, quien me asesoró tanto para la puesta en práctica de su
propuesta metodológica como para la utilización de los programas de
computación.
Al doctor Felipe Ramírez
Gil, quien revisó e hizo observaciones al documento; además de contactarme con
los editores.
A
Martha Campos y Genaro García de San Antonino Castillo Velasco, quienes
amablemente me han brindado todas las facilidades durante mis visitas a Oaxaca.
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SACHS, Curt
1947 Historia universal de los
instrumentos musicales, Buenos Aires, Centurión.
SÁNCHEZ SANTIAGO, Gonzalo y Roberto Velázquez Cabrera
2001 Silbatos zapotecos, México, D.
F.
(http://www.oocities.org/gsxochipilli/silbato.html)
SÁNCHEZ SANTIAGO, Gonzalo
2001 Silbatos zapotecos de la época clásica
(proyecto para el exámen de área específica en
etnomusicología-Escuela Nacional
de Música-UNAM), México, D. F.
(http://www.oocities.org/gsxochipilli/silbzap.html)
TAUBE, Karl
1992 “The temple
of Quetzalcoatl and the cult of sacred war at Teotihuacan”, en
RES, no.
21: 53-87.
VELÁZQUEZ CABRERA, Roberto
2000 Estudio de
aerófonos mexicanos usando técnicas artesanales y computacio-
nales.
Polofonía virtual, tesis de maestría en Ciencias de la Computación,
México, D. F., Centro de
Investigación en Cómputo del Instituto Politécnico
Nacional. (http://www.oocities.org/rvelaz.geo/tesis/tesis5doc).
WINTER, Marcus
1994
“El proyecto Especial Monte Albán 1992-1994: Antecedentes,
intervenciones y perspectivas”, en
Marcus Winter (coord.), Monte Albán. Estudios
recientes, Oaxaca, Contribución
no. 2 del Proyecto Especial Monte Albán 1992-1994, Centro INAH-Oaxaca:
1-24.
1997 “La arqueología de los Valles Centrales de Oaxaca”, en Arqueología
Mexicana,
no. 26, México, D. F.: 6-17.
Datos para estimar la frecuencia con base en la
ecuación de Helmholtz
|
Tabla 1.
Artefacto med. en cms. largo ancho grueso |
|||
Ludidor 1 |
7.1 |
2.3 |
1.7 |
Ludidor 2 |
4.5 |
1.7 |
1.2 |
Silbato no. 1 |
5.0 |
4.0 |
3.0 |
Silbato no. 2 |
5.0 |
3.7 |
3.0 |
Silbato no. 3 |
5.2 |
4.6 |
2.9 |
Silbato no. 4 |
5.4 |
3.0 |
2.8 |
Silbato no. 5 |
3.8 |
4.5 |
3.5 |
Embocadura 1 |
4.3 |
5.0 |
1.2 |
Embocadura 2 |
5.4 |
5.3 |
1.6 |
Silbato no. 6 |
10.7 |
13.1 |
10.7 |
Tabla 2.
Época o fase
Años |
Monte Albán V
800-1521 d. C. |
Xoo Tardía
650-800 d. C. |
Xoo Temprana
500-650 d. C. |
Monte Albán III-A
350-500 d. C. |
Monte Albán II Tardía
200-350 d. C. |
Monte Albán II Temprana
100 a. C.-200 d. C. |
Monte Albán I Tardía
300-100 d. C. |
Monte Albán I Temprana
500-300 a. C. |
Rosario
700-500 a. C. |
Guadalupe
900-700 a. C. |
San José
1200-900 a. C. |
Tierras Largas
1400-1200 a. C. |
Espiridión
1600(?)-1400 a. C. |
Cuadro 1. Secuencia cronológica del Valle de Oaxaca
(tomado de Winter, 1997: 16-17).
Gráfica 1. Plano de Monte Albán (tomado de Martínez
López et al., 1995: 82).
Figura 1.
Figura 2.
Figura 3.
Figura 4.
Figura 5.
Figura 6.
Figura 7.
Figura 8.
Figura 9.
Figura 10.
Figura 11.
Figura 12.
Figura 13.
Figura 14.
Figura 15.
1 Para información más detallada de lo descrito en este artículo, comunicarse con el autor a través del correo electrónico: gsxochipilli@yahoo.com.mx
2 El instituto cuenta con las siguientes direcciones electrónicas en donde se pueden consultar otros artículos sobre aerófonos mexicanos:
http://www.oocities.org/rvelaz.geo
http://www.oocities.org/gsxochipilli
http://www.oocities.org/nicanmx
3 El Conjunto PNLP es un conjunto arquitectónico al
poniente del muro oeste, parte sur de la Plataforma Norte (construcción de
grandes dimensiones ubicada en el extremo norte de la Plaza Principal). El
conjunto consiste en un patio delimitado por un montículo al norte y cuartos en
forma lineal al este, al sur y oeste. En la esquina suroeste hay unas
escalinatas diagonales que conducen del patio hacia la Plaza Principal.
(Winter, 1994: 20).
4 En el Área C se abrieron calas de aproximación en la
ladera este del Juego de Pelota con la finalidad de encontrar posibles muros de
contención. Se encontraron restos de
este tipo de muros, conservados solamente en sus partes basales. También
aparecieron restos de cuartos de habitación. (Winter, 1994: 20).
5 El Área W incluye el edificio mencionado (al este de
la Plataforma Norte) y las áreas inmediatamente al norte y al sur. El edificio
W tiene alfardas y escalinatas al lado este y es un basamento para un templo,
similar a los edificios M y IV de la Plaza Principal. (Winter, 1994: 21).
6 El Área A3 es la pendiente al sureste del Área A
Planicie. En esta área se pudieron detectar, mediante calas de aproximación,
grandes muros construidos en la época I, probablemente con el fin de extender
la superficie plana más al este. Además de los grandes muros verticales, hay
áreas con cuartos adosados, probablemente de carácter habitacional. (Winter,
1994: 12).