El Misterio de Stonehenge.

En 1740, el anticuario William Stukeley advirtió que el eje de las grandes piedras grises de Stonehenge, en la llanura de Salisbury, estaba alineado hacia el noroeste. Sin embargo, la creencia popular de una relación entre Stonehenge y el pleno verano se remonta mucho tiempo atrás.
Fue el llamado padre de la arqueoastronomía, Norman Lockeyr el que comenzó la evaluación científica de este lugar complejo en 1901. Lockeyr había estudiado ya alineaciones astronómicas en templos egipcios y griegos. Intentó datar Stonehenge calculando cuando había estado en línea recta el primer rayo del Sol en el solsticio de verano con el eje del monumento. Esta alineación le dió un margen entre 1600 y 2000 a.C. Observó que dicha línea se podía prolongar por el campo más allá de Stonehenge hacia Salisbury Hill por un lado y hacia Castle Ditches por otro; dos colinas que presentan movimientos de tierras prehistóricos. Calculó así mismo que la diagonal a través del rectangulo formado por las llamadas Station Stones darían salidas y ocasos en días significativos, como por ejemplo el 1 de Mayo.
Pero para llegar a unos estudios de astronomía más complejos en Stonehenge hay que esperar hasta las decada de los 60, en la que las cuidadosas mediciones de Newham mostraron que los lados del rectangulo formado por las Station Stone proporcionaban alineaciones con salidas y ocasos claves del Sol y la Luna. Así, Newham llegó a creer que en su etapa más antigua Stonehenge fue fundamentalmente un lugar para la investigación de los fenómenos lunares. Hoy parece probable que se erigiera sobre un eje lunar, y que en fecha más tardía se lo realineara premeditadamente en 4º para formar un eje solar.
En 1979 se descubrió el hueco de un piedra a unos pocos metros al oeste de la Heel Stone. Si este hueco marcara la posición de una piedra hoy perdida, entonces el Sol del solticio de verano habría estado limpiamente enmarcado por las dos grandes piedras, de las que sólo sobrevive hoy Heel Stone.
Geral Hawkins también se interesó por dicho monumento. Efectuó una observación que habrió nuevos caminos: observó que el anillo de hoyos conocido como "agujeros de Aubrey", exactamente dentro del foso circular que contiene las piedras, daba un número de 56. Dado que la Luna tarda 56 años en completar su ciclo eclíptico, Hawkins propuso la idea de que los hoyos habían de ser los restos de un predictor de eclipses.
En 1963 Newham y Hawkins advirtieron que las alineaciones astronómicas clave de Stonehenge se cruzaban formando practicamente ángulos rectos, permitiendo así que las Station Stones formaran su disposición casi perfectamente rectangular. Hawkins descubrió que había que ir mucho más al sur, descender hasta el paralelo de latitud 30ºN para poder colocar en forma de figura rectangular las piedras que reflejan las mismas alineaciones astronómicas. Y ésta es la misma en la que se encuentra la gran pirámide de Gize en Egipto. ¿ Se trata de una mera coincidencia o este curioso hecho revela que los constructores de Stonehenge conocían las dimensiones de la Tierra?
En 1973 el ingeniero y astrónomo escocés Alexander Thom y su hijo dirigieron su atención hacia Stonehenge. Los Thom realizaron una nueva y precisa medición del monumento y buscaron alineaciones más largas de las que hasta entonces se habían observado. Para hacerlo dieron por hecho que los accidentes del terreno más alejados en el entorno se habían utilizado, junto con los puestos de observación, para señalar las posiciones importantes de la salida y ocaso del Sol y la Luna. Los Thom por tanto tenían un concepto de Stonehenge como centro de alineaciones cósmicas a escala natural.
Después de todos estos datos sigue siendo un misterio cómo hombres de dicho período tenían la capacidad científica para observar y plasmar dichos acontecimientos astronómicos con semejante precisión y usando como base unas piedras de tan impresionante tamaño. Hay quien piensa que este monumento tiene en su origen una relación directa o indirecta de tipo extraterrestre.