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Se dice de los  principios innegables de un Sistema, Doctrina, Ciencia o Religión.
Y es precisamente en las "religiones", en donde esos "principios innegables" se convierten en verdades absolutas, creandose con ello el "dogmatismo", o lo que es igual, la "presunción" de que sean tomadas como ciertas, las aseveraciones que cada religión promulga. Aseveraciones que el hombre expone según la idiosincracia particular de cada cultura y época, pero que al tratarse de "creencias espirituales ó trascendentes", atribuye a "entes divinos" en el caso de las culturas politeistas ó a un único Dios, en el caso de las culturas monoteistas.
Los "Dogmas religiosos" son por tanto, uno de los máximos exponentes de la Historia-Virtual. Y así damos por "hecho cierto" algo que tal vez núnca tuvo lugar en el tiempo-espacio de la naturaleza humana.
Ya no se trata de juzgar cada uno de los dogmas que forman y conforman las religiones, sino de cuestionar la "validez" de un método basado en la "virtualidad" y no en la "realidad" del acontecer humano.
El "Avatar" o Mesias en la tradición judeo-cristiana, es el "enviado de Dios", el "hijo de Dios hecho hombre", el "rey " anunciado por los profetas del pueblo de Israel. En otras tradiciones es la reencarnación de un  "alma-elevada " que mostrará al hombre, con sus enseñanzas y ejemplo, el camino hacia una evolución espiritual. En cualquier caso, los avatáres, al igual que otro de los significados de este término (transformaciones), terminan siendo "transformadores" del pensamiento y creencias espirituales.
No obstante, la "virtualidad" de su historia radica en el hecho de que el "impacto" de su vida adquiere su mayor relevancia tras la desaparición del personaje. Esa es la realidad histórica, aunque la "versión" condicionada por cada religión, nos ofrezca biografías ensoñadoras de estos personajes, como si su existencia hubiera impactado tanto a sus contemporaneos como a nosotros. Y no es así, simplemente porque en su "realidad existencial", no existían los factores dogmatizados que a nosotros nos llegan.
En el caso del Avatar por ontonomasia, Jesús de Nazaret, no habrían hecho falta dogmas superlativos que agrandaran su figura histórica, pues su "mensaje" y "actitud existencial" son suficiente bagaje para reconocer en aquel "Hombre", su  "Consciencia Trascendente".
Al igual que las religiones monoteístas "virtualizan" la realidad de sus orígenes a través de infinitos dogmas de fé, las religiones politeístas y las orientales, "virtualizan" igualmente su realidad a través de múltiples mitos. Así podemos observar por ejemplo en la mitología hindú, un enorme catálogo de personajes y acontecimientos mitológicos, directamente enraizados en sus creencias religiosas.
Pero este fenómeno es extrapolable a todas las religiones en mayor o menor medida. Quizás porque mitología y religión, beban de la misma fuente. Esa que intenta plasmar como posible, el anhelo humano de trascender los "límites" de su naturaleza.
Tal vez porque esos "límites" no existan... pero...
¿ No seremos capaces de trascenderlos sin desvirtuar la realidad ?
¿ Si usamos un medio irreal, no alcanzaremos un fín igualmente irreal ?
¿ No nos estaremos "limitando" aún más hacia una "realidad-virtual" que nada tenga que ver con nuestra "esencia trascendente" ?