Don Humberto Lobo Villarreal nació el 29 de diciembre de 1917 en Monterrey, N.L. Sus padres fueron Humberto Lobo y Juanita Villarreal, quienes dieron vida a nueve hijos y Don Humberto Lobo Villarreal vivió circunstancias económicas difíciles.
En 1924 Don Humberto Lobo ingresó a la escuela primaria en el Colegio Juárez, donde cursó los dos primeros básicos y pasó al Colegio Justo Sierra para estudiar hasta el quinto año, abandonando sus estudios al caer enfermo de paludismo.
Desde los nueve años contribuyó a la economía familiar de múltiples maneras; entre ellas, vendiendo pequeños cofres de madera que él mismo armaba, pulía, labraba, decoraba y barnizaba.
Para lograr nuevas oportunidades de trabajo, sus padres se trasladaron al municipio de Parras en el estado de Coahuila, donde su madre, que era maestra, se dedicó a dirigir un colegio, Don Humberto permaneció en Monterrey en el internado del sacerdote Rafael Jardón.
Fue el padre Jardón, quien le enseñó el valor de la productividad a través del fomento de los hábitos necesarios para obtener la disciplina y dedicación.
Por recomendación del padre Jardón, obtuvo a la edad de 15 años, su primer puesto de trabajo como mensajero del departamento de ventas de la Compañía Vidriera Monterrey, donde por nunca limitarse únicamente a sus funciones y mostrar siempre poco conformismo y capacidad de sobra, obtuvo el reconocimiento de sus jefes, que lo compensaron con nuevas responsabilidades y mejor renumeración.
Obtuvo también la representación de una empresa alemana que producía baquelita su principal cliente fue la Vidriera, ya que esta manufacturaba los envases de cristal pero no las tapas.
En muy poco tiempo fue nombrado por esa compañía alemana como el "mejor vendedor" y siguió dedicando su tiempo a la representación, hasta que el plástico norteamericano sustituyó loa resina sintética y que Vidriera Monterrey iniciara su propia fabricación de tapas.
A los 17 años fue recomendado para el puesto de sugerente en una tienda del Mercado del Norte, donde vendía loza de segunda de la Compañía Troqueles y Esmaltes, S.A.
Este establecimiento se encontraba con problemas administrativos, y en muy poco tiempo fue convertido por Don Humberto en un negocio bien administrado y sus ventas se elevaron notablemente.
En 1939, cuando tenía 22 años obtuvo la gerencia de la compañía Impermeabilizantes y Pinturas S.A. .- hoy Berel.- teniendo al ingresar la importante responsabilidad de mejorar y desarrollar los servicios de impermeabilización con los productos que esa empresa ofrecía.
El 7 de diciembre de 1940, contrajo matrimonio con Dolores Morales; una joven de 20 años de edad que trabajaba como secretaria para una empresa estadounidense. Ella representó, a partir de entonces, el elemento fundamental que impulsó a Humberto Lobo Villarreal hacia la consecución de todos sus logros posteriores.
Del matrimonio Lobo Morales nacieron once hijos: Dolores, Cristina, Humberto, Fernando, Francisco, Javier, Margarita, Rodrigo, Rosa María, Magdalena y Laura.
En 1945, Don Humberto inició los trabajos de Protexa en la cual invirtió su escaso capital, cuyo domicilio era en la calle Ocampo No. 928 Oriente, en cuyo patio se instaló el taller.
Su personal lo integraban tres oficinistas, cinco obreros, una secretaria, un chofer, y él mismo. Llamando "de puerta en puerta" formó gradualmente una fuerte cartera de clientes, consolidada a través del tiempo por la alta calidad de materiales, precios competitivos, garantías de cinco a quince años y una eficiencia en los trabajos de impermeabilización que realizaba a base de asbesto y alquitrán de hulla.
A partir de ese momento Don Humberto Lobo le dió a la empresa el impulso al que la convertiría en una de las mejores del país y reconocida mundialmente, desarrollándose y abarcando varios campos.
Don Humberto murió el 29 de Junio de 1976, dejando a la vista del mundo, cincuenta y ocho años de trayectoria profesional y personal ejemplares.