Personajes culturales
Eginardo o Einhard (c. 770-840)
Biógrafo de Carlomagno, nació en el valle del río Main y fue educado en el monasterio de Fulda (Alemania). Alrededor del 796 fue enviado al aula palatina de la corte de Carlomagno, donde se convirtió en discípulo y amigo del clérigo y erudito inglés Alcuino de York. Se ganó el favor del emperador, que le nombró superintendente de los edificios públicos. Más tarde Eginardo fue nombrado tutor del nieto del emperador, Lotario I, y se le concedieron grandes posesiones de tierra. Es famoso por su Vita Caroli Magni (Vida de Carlomagno), la mejor fuente documental sobre el personaje. La recopilación de su correspondencia constituye también una importante fuente de información para la historia de la época. *Parte de "la vida del emperador" puedes encontarla en la seccion Historia |
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Alcuino de York (735-804) Profesor y eclesiástico inglés, cuyas cartas son una de las más valiosas fuentes de información sobre la vida social y el desarrollo educativo de Francia en el siglo VIII. Alcuino nació en Yorkshire y estudió en la escuela de la catedral de York. Llegó a ser director de la escuela en el año 778. Con ocasión de una misión a Roma en el año 780, entró en contacto con Carlomagno, por quien fue requerido para que dirigiera un programa educativo entre los franceses desde el año 781 hasta el 790, ejerciendo desde allí una fuerte influencia en la vida intelectual del mundo occidental. Fue, sin duda, el alma del renacimiento cultural en la epoca carolingia. Sus méritos fueron copiosos: versos, epístolas, textos escolares y tratados de teologia. Se ocupo además de componer un texto mas correcto de la Biblia Vulgata y dirigió la Academia Palatina, gran centro intelectual instalado en el palacio imperial, al que asistian el propio emperador, sus hijos y consejeros. En el año 794, en el Concilio desarrollado en Frankfurt defendió con éxito la lucha contra el adopcionismo, una herejía que entonces dividía la Iglesia católica. Después de una breve visita a su país natal, Alcuino volvió a Francia, donde fue nombrado abad de San Martín de Tours en el 796. Allí escribió muchas cartas, trabajos sobre retórica y poemas. El empuje dado por Alcuino y sus sucesores a los estudios humanísticos provocó no sólo un aumento del interés por el conocimiento, sino también el desarrollo de la escritura, denominada carolingia o carolina, en minúscula, que influyó en la escritura a mano del renacimiento italiano e, indirectamente, en las letras romanas de los primeros cajistas italianos de los que se deriva la tipografía moderna.
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