57 - EL CANAL DE LOS FARAONES

 

por  DOUGLAS SIMONET

 

 

 

  Cuando me faltaba un año para recibirme decidí hacer un curso intensivo de inglés, lengua que con mi segundo apellido (Fletcher) debería dominar. En dicho curso, a partir de determinado nivel, los alumnos debíamos hacer breves exposiciones sobre un tema a nuestra elección, cuando tuve que hacer una de esas exposiciones, no me acuerdo como, cayó en mis manos un ejemplar del “The National Geographic Magazine” de noviembre de 1935 en el cual había un artículo sobre el canal de Suez en el cual se decía que en tiempos de Seti y Ramsés II (aproximadamente 1300 A.C.) los antiguos egipcios habían construido un canal que unía el Nilo con el Mar Rojo, obviamente  hablé sobre este canal.

  Más tarde leí sobre su existencia en “Historia de la Ingeniería” del Ing. Enrique Chiancone (profesor de esta materia en la Facultad de Ingeniería, materia que lamentablemente no existe más). Grande fue mi sorpresa al enterarme que los egipcios se habían adelantado a Ferdinand de Lesseps en más de tres mil años, pero no tuve una actitud crítica frente a ese hecho, quizá por la seriedad de las fuentes o porque mis prioridades estaban lejos de analizar lo que se decía que había sucedido.

  Hace poco tiempo me pidieron que diera una charla sobre el agua en la cual hice referencia a obras hidráulicas de la antigüedad y, lógicamente cité al canal que unía el Nilo con el Mar Rojo.

  Después de esta última charla, en la cual hice algunas reflexiones sobre la importancia de dicho canal para el comercio, me empecé a preguntar cómo era que el contacto entre oriente y occidente fue tan escaso por esos tiempos pese a tener una comunicación marítima y comencé a investigar más seriamente sobre el tema.

  La historia que se cuenta es más o menos ésta: aparentemente aproximadamente por el año 1950 A.C., bajo el reinado del faraón Sesostris I (XlI Dinastía) existía una comunicación acuática que unía el Nilo con el Mar Rojo por el Wadi Tumilat (una zona baja al oeste del delta del Nilo) y los Lagos Amargos, no existe información de cómo fue construido, pero se estima que estuvo operativo de forma intermitente hasta el siglo VII A.C., en que fue abandonada su manutención debido a los trastornos políticos y la falta de mantenimiento. De esta época son destacables las expediciones durante los tiempos de la faraona Hatshepsut por el 1500 A.C. que hizo varias incursiones al reino del Punt (probablemente Eritrea en la costa oriental de África sobre el Mar Rojo).

  Mas adelante, el faraón Necho (Necao), aproximadamente por el 600 A.C. intentó reabrir este canal y pese a que sacrificó varias decenas de miles de esclavos para la tarea, no la concluyó debido a consejos de sus astrólogos.

  Luego de la visita a Egipto por Darío (512 A.C.), éste continuó la obra de Necho y la construyó aún más monumental, el canal tenía 45 metros de ancho y permitía el cruce de dos embarcaciones simultáneamente, a la inauguración de la obra asistió el propio Darío y fue una ceremonia grandiosa, la escuadra imperial navegó el canal en presencia del rey para transportar a Persia los tributos de las provincias orientales y se colocaron tres enormes estelas conmemorativas de granito rosado.

  La reapertura del canal de Suez convirtió a Egipto en el centro de la economía oriental. La conquista del valle del Indo y su transformación en satrapía colocó a toda la economía india bajo el dominio de Darío. La ruta marítima que unía directamente Persia, el Indo y las costas de Arabia en el mar Rojo, y por éste a los puertos de Fenicia y de Jonia sustituyó, en provecho de Egipto, a la antigua ruta terrestre de la India a Babilonia. A partir de entonces la importancia económica de Mesopotamia decaería.

  Durante la dinastía Tolemaica el canal fue mejorado y modificado y Ptolomeo Philadelphus propuso hacer un canal por el istmo, uniendo directamente el Mediterráneo con el mar Rojo, seguramente pensando que no presentaría los problemas de aterramiento que tenía el antiguo canal debido a los sedimentos transportados por el Nilo, pero fue persuadido por sus asesores por la creencia que el nivel del Mar rojo era superior al del mediterráneo y la unión causaría una gran inundación, creencia que se mantuvo hasta el siglo XIX, incluso Napoleón fue convencido por su ingeniero jefe que el Mar Rojo tenía un nivel diez metros superior al Mediterráneo.

  Durante la ocupación romana, el emperador Trajano que gobernó del 98 al 117 D.C. se preocupó en la construcción y mejora de puertos, modificó el trazado, y mejoró la circulación de las aguas, el canal por esos tiempos fue llamado Río de Trajano, pero en tiempos de Constantino, finales del siglo lll D.C. el canal estaba aterrado y no era operativo.

  Con la conquista árabe de Egipto en el siglo VII el canal entra en la última etapa de su historia el canal fue abierto en el invierno del 641-642 D.C. y estuvo operativo hasta finales del siglo VIII bajo el nombre de “Canal del Comandante del Fiel”. En el 778 D.C. el canal fue cerrado deliberadamente por el califa al-Mansour por razones militares.

  Esta es, relatada de forma muy breve, la historia del canal que unía el Nilo con el Mar Rojo, tal como, a mi entender surge de la lectura de libros y artículos, pero no todos cuentan la historia de esta manera, hay muchas dudas y opiniones respecto de este canal, lo cual es lógico ya que hurgar en la historia de hace cuatro mil años no es algo tan sencillo, no solamente porque es difícil la supervivencia de documentos y construcciones tan antiguos, sino también porque en general las historias de esas épocas que nos llegan son las historias oficiales que en general tienden a glorificar y magnificar a los gobernantes de turno y todo lo que hicieron, más que brindar una historia objetiva y si la documentación es de segunda mano, empieza a funcionar el “teléfono descompuesto” introduciendo aún más ruido, si todavía agregamos que esos documentos han sido escritos por alguien con una formación cultural diferente, es lógico reconocer que la reconstrucción de lo sucedido en épocas remotas es una aproximación, a veces grosera, de lo que verdaderamente pasó.

  Pero no todos dicen la historia como yo la interpreté, incluso hay quienes la cuentan muy diferente, no todo el mundo piensa que dicho canal existió desde el año 2000 A.C., por ejemplo, Posener entiende que no fue sino hasta los tiempos de Necho en que se comenzaron las obras, también Redmount señala que si bien los clásicos hablan de la existencia de un canal en tiempos anteriores a Necho, en aquellos tiempos las regiones centro y este del Nilo así como las de las adyacencias al Istmo de Suez tenían una muy baja densidad de ocupación, por lo cual los costos de construcción y mantenimiento excederían a los beneficios, agregando que también era posible que la tecnología necesaria para construir y mantener operativo semejante canal no estuviera operativa en esos tiempos.

  Las razones esgrimidas son sólidas, con excepción, a mi juicio de que la tecnología no estuviera disponible, en estas cosas hay que respetar a los antiguos egipcios que se las ingeniaban para hacer cosas asombrosas con los recursos que disponían. Pero es cierto que no solamente las zonas indicadas por Redmount estaban deshabitadas, sino que también como dos mil kilómetros de Mar rojo estaban casi desiertos (aún hoy lo están) y con unas costas a la que desaguaban ríos intermitentes, no había mucha cosa para conquistar, negociar o reabastecerse y la construcción de una obra de esa envergadura seguramente consumiría excesivos recursos que nunca serían recuperados y que se podrían utilizar en alguna otra cosa.

  Los argumentos de Redmount y Posener, por citar a dos egiptólogos que cuestionan la existencia del Canal de los Faraones antes de Necho, son sólidos, pero creo que puede haber otras visiones para analizar el hecho.

  Por ejemplo la geología nos brinda una información interesante, primero porque nos obliga a pensar que en otras épocas la geografía no era exactamente como la conocemos, el clima pudo haber variado con lo cual la temperatura ambiente, los caudales de los ríos, su cauce, etc. pudieron haber sido bastante diferentes de lo que son ahora, esto es especialmente importante en Egipto ya que si no fuera por el Nilo sería un desierto, variaciones en el clima afectan los caudales del río, y también su importante aporte sólido de nutrientes y por lo tanto a la economía de la región. En tiempos no muy remotos el Mar Rojo y el Mediterráneo estaban unidos por un Canal de Suez natural, movimientos tectónicos fueron elevando el territorio en el golfo de Suez y deprimiendo el Mediterráneo, o sea que a medida que esto sucedía este canal se cortó y la cabecera del Mar Rojo fue retirándose hacia el Sur, esto sugeriría que los Lagos Amargos eran parte del Mar Rojo en tiempos geológicamente recientes, por ejemplo hace cuatro mil años.

  También las investigaciones sobre relatos bíblicos proporcionan informaciones interesantes al respecto. A esa zona le han dedicado mucho estudio, investigación y discusión porque por ahí fue que, según la Biblia, Moisés cruzó el mar con los hebreos, que se abrió a su paso y luego se cerró abruptamente para ahogar a los egipcios que los perseguían.

  La Biblia habla de un Mar de Cañas (papiros), que algunos identifican con el Mar Rojo, pero las cañas no crecen en ambientes salinos, algunos sugieren que la cabecera del Mar Rojo (posiblemente los Lagos Salados en esos tiempos) tuvieran algún tipo de conexión natural con el Nilo de modo tal de transformar esa zona en un estuario y por lo tanto presentar condiciones de salinidad adecuadas para el crecimiento de las cañas.

  De estas últimas observaciones podríamos concluir que en tiempos relativamente recientes un brazo oriental del Río Nilo desaguaba en la Cuenca del Mar Rojo, es decir existía una unión natural entre el Nilo y el Mar Rojo. Esta comunicación podría ser intermitente, dependiendo de las crecidas anuales del río e incluso establecerse en crecidas excepcionales, tampoco son de despreciar las mareas del Mar Rojo, que en Suez tienen una diferencia de más de tres metros y se habría ido aterrando por los aportes de sedimentos, la arena de las tormentas del desierto y por el ascenso de la región de Suez, parecería que estos problemas de aterramiento fueron muy importantes y dejaron al canal fuera de servicio por largos períodos por falta de mantenimiento.

  El hecho de una conexión acuática entre el Nilo y el Mar Rojo no significa que ésta fuera navegable, incluso hay quienes afirman que no todo el trayecto se hacía en barco, sino que en algún trecho los desguazaban y transportaban por tierra.

  Esta comunicación natural implicaría que para unir el Nilo con el Mar rojo no era necesaria la excavación de todo el canal, sino que quizá con la profundización de algunos tramos se podía lograr la navegabilidad en toda su extensión y de esa forma los costos de esas obras podrían exceder a los beneficios.

  Aunque hay que considerar que los conceptos de costos y beneficios de los antiguos egipcios pudieron haber sido muy diferentes de los nuestros. Por ejemplo, la expedición marítima de la faraona Hatshepsut al reino del Punt, muy promocionada en bajorrelieves de la época, donde hasta se muestra la esposa del rey de Punt (una señora obesa, probablemente con problemas hormonales) y de la cual existen registros escritos, pese a que los faraones eran bastante manipuladores y poco veraces, ese recuerdo seguramente obedece a un hecho histórico real y probablemente no tuvo fines estrictamente comerciales y/o militares, sino que fue fundamentalmente una demostración de poder para reafirmar su autoridad, ya que su acceso al poder, debido a su sexo, era algo que sería cuestionado por más de algún descendiente de faraón que se creía con derecho al trono.

  O sea que aunque no se hubiera dispuesto de una tecnología como para ejecutar una obra de la envergadura del canal, no puede descartarse que existiera una vía acuática de comunicación entre el Mar Rojo y el Nilo en tiempos de Hatshepsut y aún anteriores.

  También merece un comentario el hecho que la propuesta de Ptolomeo Philadelphus de unir el Mar Rojo con el Mediterráneo como el actual Canal de Suez hubiese sido descartada por la creencia que el nivel del Mar rojo era superior al del Mar Mediterráneo. Si Darío había construido un canal desde el Nilo al Mar Rojo varios siglos antes, es evidente que hubo una conexión entre el Mar Rojo y el Mediterráneo y nunca nadie habló de inundaciones o sea que era claro que la diferencia de nivel entre ambos mares era irrelevante. Se puede pensar que los asesores de Tolomeo eran de primera línea y no deberían cometer errores tan groseros y que hubo alguna circunstancia que los llevó a pensar de esa manera y ello podría explicarse admitiendo que el canal de Darío tuviera esclusas. Igual concepto tenía el ingeniero jefe de Napoleón dos mil años después y también fue un obstáculo para De Lesseps, creo que este es un aspecto sobre el cual no se ha investigado lo suficiente y que merecería una mayor atención.

  Resumiendo, se podría decir que la existencia del “Canal de los Faraones” en tiempos de Hatshepsut y aun anteriores, no puede descartarse ni aceptarse, los argumentos de Posener y Redmount en contra de su existencia soslayan el hecho que la geografía y el clima cambian con los años (antes de la construcción de la Represa de Asuán el delta del Nilo avanzaba cuatro metros por año y si miramos un mapa de Egipto podemos observar una convexidad originada por la sedimentación del material sólido aportado por el río) ya que hay presunción fundada de la existencia de una conexión natural en tiempos remotos. Tampoco es aceptable el hecho que porque en viejos papiros o en los bajorrelieves de templos egipcios muestren flotas navegando por presuntos canales en busca de negocios y gloria, hay que creerles, pienso que todavía habrá que investigar para llegar a una conclusión definitiva de la existencia o no del canal en tiempos de Hatshepsut y parecería que un conocimiento más profundo de la historia geológica de la zona sería uno de los caminos a seguir.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

Exodus Red Sea Crossing Map Walter Reinhold Warttig Mattfeld y de la Torre, M.A. Ed.

All Dressed Up and No Place To Go, Pat Pine Darnell

ANCIENT ECONOMIES II, Morris Silver, Economics Department, City College of New York

Ancient Egypt: Canals for navigation, The Wadi Tumilat and the "Canal of the Pharaohs", 

Redmount, Carol A.

 

Le canal du Nil à la Mer Rouge avant les Ptolémées, Georges Posener,

 

 

 

 

 

OPRIMA AQUÍ PARA IR A LA PÁGINA PRINCIPAL