LA MASONERÍA Y
EL ANTIGUO EGIPTO
por JUAN JOSÉ CASTILLOS
Si bien a lo largo de los últimos siglos la principal oposición a la masonería provenía de la iglesia católica y algunas otras denominaciones cristianas, existen personas como yo que sin pertenecer a ninguna religión, no tenemos una buena opinión de la masonería.
Si la cuestión se refiriera a un grupo de personas que se asocian para cumplir fines humanitarios y caritativos, los que cumplen quizás para generar aceptación entre la gran masa de no iniciados que "no han accedido a la luz" y por lo tanto en el fondo menosprecian, no habría razón para ver nada negativo en su ideología y actividades, pero las ideas deformadas que transmiten y las prácticas que deliberadamente o no, alientan, me han llevado a escribir estas páginas.
El temor de tratar este tema demasiado extensamente, con el riesgo de fatigar y ahuyentar a mis lectores, me obliga a ser breve y conciso en la expresión de mi pensamiento en este sentido y a dejar muchas cosas en el tintero, pero luego de muchos años de informarme sobre la masonería, he llegado a la conclusión de que es una institución obsoleta, anacrónica, ridícula y hasta algo peligrosa.
Digo anacrónica pues cultiva una mística trasnochada, un esoterismo imbuido de "verdades" y "sabidurías" milenarias que en definitivas cuentas no son más que charlatanería estéril y vacía, expresada en ritos y ceremonias con que se procura impactar a los incautos que ingresan. Una "sabiduría" que no es tal pues está impregnada de una misoginia que recién en época relativamente reciente empezó a admitir a mujeres en sus logias en anterior abierta violación de los derechos de media humanidad.
Digo obsoleta pues es comprensible que en tiempos de la inquisición y del despotismo en Europa renacentista y posterior se formaran foros de libertad de pensamiento, surgidos en muchos casos de las asociaciones profesionales y artesanales medievales, donde los "hermanos" pudieran sentirse a salvo de persecuciones, pero que en la época actual ya no son necesarios.
Digo ridícula pues los "iniciados" deben someterse a una serie de ceremonias humillantes donde se les vendan los ojos y otros procedimientos totalmente innecesarios salvo que se pretenda crear en ellos una actitud de respeto y sumisión casi supersticiosa. Como premio se obtiene el derecho de usar un coqueto delantalito, más elaborado cuanto mayor es el "grado" del hermano, así como vistosos collares y otras insignias que a muchos les avergonzaría llevar en lugares públicos. Hace tiempo en un diario británico un ex-masón publicó los detalles de su iniciación y era algo verdaderamente degradante y surrealista. Estoy hablando también de otros casos con sogas en torno al cuello de los iniciados, espadas o puñales esgrimidos ante el mismo como advertencia y amenaza, en algunos casos extremos, hasta armas de fuego usadas con similar propósito, lo que ha conducido a lamentables accidentes con pérdida de vida.
Digo peligrosa pues al problema del amiguismo, fuente de tanta corrupción en Uruguay y otros países, se le agrega en la masonería la obligación de ser solidarios con los "hermanos", lo que abre el camino para todo tipo de injusticias y desviaciones de justo procedimiento en aras de favorecer al hermano si éste lo solicita.
A mi ver la masonería es una institución donde espíritus mediocres satisfacen oscuras necesidades de sentirse importantes, ya sea como "maestros" o "grandes maestros" o "serenísimas grandes maestras", pretendiendo ostentar una "sabiduría" milenaria inexistente, o donde gente ambiciosa incursiona para recibir apoyo en sus ansias de poder político, ascensos u otros beneficios espurios.
Aconsejo a quienes contemplen ingresar a cualquier logia masónica a reflexionar sobre estos conceptos antes de exponerse a todo un andamiaje ideológico vetusto y absurdo que a nada concreto y positivo conduce, salvo un lugar donde se obtienen ventajas materiales o falsas adquisiciones de autoimportancia y "sabiduría".
Pero en lo que respecta al antiguo Egipto, ¿qué podemos decir acerca de cómo las diversas numerosas cofradías masónicas ven a esta antigua civilización?
No es posible emitir juicios generales pues algunos grupos masónicos le otorgan gran importancia en sus ritos e ideología a una supuesta sabiduría hermética egipcia que sólo se ha transmitido, según ellos, de iniciado a iniciado a través de los siglos, por ejemplo los Royal Arch o los pertenecientes al Antiguo y Aceptado Rito Escocés, en tanto en otros grupos masónicos el antiguo Egipto tiene un papel más marginal en sus divagaciones místicas.
Sin embargo hay un denominador común que sí podemos abordar y que nos ilustra sobre el origen y naturaleza de esa mayor o menor fascinación masónica, y de otras similares cofradías místicas y esotéricas, por los logros de los antiguos habitantes del Valle del Nilo.
La cuestión nace cuando en el siglo IV de nuestra era Roma decretó el cierre de los templos paganos en Egipto, donde se refugiaban las antiguas tradiciones y creencias y la lengua y escritura antigua del país ante el avance de la lengua griega para fines administrativos y comerciales y del cristianismo como religión del imperio.
A partir de ese momento se extiende sobre el antiguo Egipto un tupido y oscuro velo de ignorancia, ya casi nadie puede leer los jeroglíficos que cubren las paredes de los monumentos y casi nadie puede ya explicar con verosimilitud y evidencia concreta cómo y para qué esas portentosas construcciones fueron erigidas.
Ante tal ignorancia y el espíritu inquisitivo de muchos, surgieron numerosas interpretaciones caprichosas e imaginativas, de origen grecorromano y posterior, atribuyendo a los antiguos egipcios intenciones y recursos técnicos totalmente divorciados de la realidad antigua.
Cuando Champollion pudo descifrar la escritura jeroglífica a principios del siglo XIX, se abrieron las puertas para una comprensión de lo que verdaderamente los antiguos egipcios pensaban y decían de sí mismos, de sus creencias y de sus recursos técnicos, lo que empezó a contradecir todo ese andamiaje esotérico, ocultista, místico, que había sido construido en torno suyo. De ese modo surgió la moderna disciplina académica de la egiptología, que va día a día aumentando nuestro conocimiento real y verificable de esa antigua civilización, llenando poco a poco las numerosas lagunas que en todos los casos limitan nuestro conocimiento del pasado.
Los masones, como tantas otras fraternidades similares, decidieron no renunciar a sus creencias en torno al antiguo Egipto, a pesar del cuadro completamente distinto que la arqueología y la filología iban poco a poco revelando, condenándose así a seguir sosteniendo creencias infundadas, por ejemplo, la naturaleza iniciática y muy restringida de ciertos monumentos y conocimientos, nociones religiosas ausentes en la antigua religión, la proyección hacia ese pasado de prácticas tardías tales como la alquimia, ya sea en su búsqueda de la piedra filosofal o el elixir de la vida eterna, o como una 'alquimia espiritual'.
Con esta actitud abusan de los antiguos egipcios imponiéndoles ideas ajenas a su cultura y relegan a la masonería a la defensa de una ideología basada en la ignorancia en torno a este tema imperante antes del siglo XIX y al rechazo de ver a los antiguos egipcios como sus textos y otros testimonios explícitos claramente indican.
Argumentan algunos que habría otros significados ocultos que la egiptología académica ignora o no ha descubierto, pero que como la numerología bíblica o la búsqueda del arca de Noé o los 'códigos secretos' presentes en tantos documentos y monumentos, son en realidad formas de perder lastimosamente el tiempo llegando por esos caminos a 'verdades' no verificables y que sólo son convincentes para quienes quieren creer en ellas, algo así como una religión pagana moderna surgida a contramano de la realidad antigua, explotando caprichosamente en su beneficio al antiguo Egipto auténtico que nos revela la egiptología.
Ver a la gran pirámide de Guiza no como la tumba de un gran faraón, como nos lo revela la evolución de las prácticas funerarias egipcias y el entorno claramente funerario de ese monumento, sino como un 'templo iniciático', o proyectar la alquimia grecorromana y medieval miles de años atrás a las prácticas del antiguo Egipto faraónico, es aprovecharse de la ignorancia popular y abusar de la confianza que los miembros de las logias masónicas depositan en sus 'maestros', donde lejos de hallar sabiduría, hallarán en muchos casos ignorancia disfrazada de profundo conocimiento, lo que a nada positivo puede conducir.
(Versión ampliada de un texto publicado en 2008
en el diario El Observador de Montevideo)
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