LA TRINCHERA

SITIO PEDRA FURADA

En el nordeste de Brasil abundan los sitios de abrigo (cerca de 200 registrados). El abrigo Toca do Bocqueirao sitio da Pedra Furada, o más simplemente Pedra Furada, fue en su momento uno de los grandes sitios en boca de todos los científicos de la prehistoria americana. Ubicado en la zona de Piauí, en un ambiente que soporta un clima semiárido con estaciones muy marcadas, con una gran acidez y lluvias muy irregulares.

El sitio está circundado por varias caídas de agua, tiene unos 70 m de ancho, y está abierto hacia el sur. Se encuentra ubicado en una suerte de punto estratégico: cercanía de fuentes de agua y canteras de materias primas necesarias para la elaboración de artefactos.

Las investigaciones estuvieron a cargo de Niede Guidon (foto), secundada por Anne Marie Pessis, Fabio Parenti, y un grupo de colaboradores franceses y brasileños.

Se trata de un sitio multicomponente dentro de un abrigo de paredes muy altas. En principio los estudios en el lugar estuvieron orientados a determinar la cronología del arte rupestre presente, sin embargo el descubrimiento de industria lítica y la obtención de dataciones muy tempranas promovieron una investigación más exhaustiva.

La cronología del sitio fue establecida con 55 dataciones de carbono 14, que aportaron una antiguedad que se extiende entre los 6.150 y más de 50.000 años A.P.

Se han encontrado desechos de talla (lascas) y diversos instrumentos de cuarzo. Lo más llamativo son los restos de combustión originados por los fogones que, aparentemente, tuvieron lugar allí. Se encontraron diversos motivos de arte rupestre en el abrigo: cerca de 1.000 figuras aproximadamente.

Pedra Furada ha sido centro de un intenso debate, en principio originado porque gran parte de la información recogida en 10 años de estudio casi no fue publicada, porque no se prestó mucha atención a la estratificación interna del sitio durante los estudios, ni se analizaron profundamente los procesos de formación del mismo.

Para investigadores como Borrero, el sitio sufrió la acción de diversos agentes naturales. Las partículas de carbón recuperadas, las cuales asignaron dataciones muy tempranas, podrían haber sido resultado de incendios forestaloes producidos naturalmente. Para los arqueólogos que excavaron el sitio esto es imposible, o por lo menos poco probable, ya que "los incendios de ese tipo son infrecuentes en la zona". Borrero, ante esta respuesta, se pregunta: "¿Qué es infrecuente...10, 50, 100 años?, un incendio natural cada cien años es suficiente para producir un registro de este tipo". Borrero alega que la sugerencia de colonización estable del sitio para los 40.000 años A.P. necesita más información de la publicada para sustentarse.

El sitio fue criticado por muchos otros investigadores como Meltzer, Adovasio (Meadowcroft) y Dillehay (Monte Verde). Los artefactos fueron confeccionados en cuarzo y cuarcita, que son rocas que afloran naturalemente en el techo de la cueva y que caen desde decenas de metros, golpeándose e incorporándose al sedimento: el carácter cultural de los artefactos no fue adecuadamente demostrado.

Guidon y Parenti se defienden sosteniendo que la "aparente tosquedad" de la industria presente en Pedra Furada no debe ser atribuida, como muchos criticos suponen, a la acción de ciertos fenómenos naturales que pudieron haber imitado la acción del hombre, sino, a la plasticidad adaptativa que estos grupos tenían.

Luego del acalorado debate de criticas y respuestas, el sitio entró en un cono de sombra, la ocupación de Pedra Furada por grupos humanos hace unos 50 o 40.000 años es muy dudosa, sin embargo, tanto Pedra Furada, y más recientemente Pedra Pintada, constituyen una importante evidencia de la temprana presencia humana en las zonas tropicales de América.

 

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