CULTURA : MUESTRA DE FOTOGRAFIAS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
Imágenes que despliegan la intensa vida de Liborio Justo

Político, viajero, escritor, el hijo de Agustín P. Justo registró su vida.
por Julián Guarino, ESPECIAL PARA CLARIN



Se habrá reído alguna vez? Por curioso que pueda parecer, cuando uno recorre la muestra documental y fotográfica Liborio Justo, pasión y lucha, ésa es la primera pregunta que está permitido hacerse.

Las fotos son elocuentes de la vida que ha llevado quien fuera un hombre multifacético e inclasificable, más cercano a un Hemingway criollo que a un acomodado integrante de una dinastía: explorador, viajero, político, escritor, fotógrafo, militante trotskista que llevaba grabado en la frente -aunque gran parte de su vida se le fue en sobreponerse a ello- que era el hijo del general Agustín P. Justo, quien ocupó la presidencia del gobierno de facto entre 1932 y 1938 en la Argentina, conocida como la Década Infame.

Para imaginarse por qué Liborio no aparece riéndose en ninguna fotografía, basta una anécdota: mientras su padre presidía el gobierno de turno de una nación argentina que aún estaba entre las primeras del mundo, su hijo Liborio -todavía vinculado con el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918- voceaba ejemplares del Daily Worker, órgano del Partido Comunista en pleno barrio negro de Harlem.

"Mi padre seguía al frente del país, situación molesta para él y para mí, pero que ambos habíamos llegado a considerar con resignación y filosofía", señala Liborio Justo en uno de sus libros.

Lo importante es que de todo hay rastro y puede verse en la muestra. Fundador de partidos de izquierda, primero trotskista y después un crítico del líder revolucionario soviético, se ofreció como voluntario para trabajar de obrero en la ex URSS, fue marinero en balleneros finlandeses, vivió doce años como ermitaño en las islas del Ibicuy, en el Delta entrerriano. Nunca dejó de escribir en sus 101 años de vida, años que coincidieron con el siglo XX, nada menos y que lo llevaron, lúcido, hasta el año 2003, cuando murió. El pensamiento, la acción y de nuevo el pensamiento (en ese orden) dominaron toda su trayectoria. Así, tanto sus libros publicados con los seudónimos de Quebracho (los políticos) y Lobodón Garra (los literarios) utilizados para no quedar encasillado, dejaron una obra cuantiosa que ahora busca reedición.

Pero lo que el tiempo no se llevó fueron las imágenes que poseen una gran fuerza testimonial. En sus fotografías cuyos negativos permanecieron guardados en un baúl durante décadas antes de ser revelados para esta ocasión, late su concepción del mundo.

En este material que ahora se exhibe en la Biblioteca, a través del ojo de un Liborio Justo que rondaba los 30 años, se ve una Argentina inexplorada, de confines: Patagonia, Georgias y Orcadas y hasta las ruinas de San Ignacio. Pero las que sin duda llaman la atención son las tomas que realizó en sus viajes a Nueva York para retratar la gran depresión de 1929 y sus efectos nefastos hacia 1934, cuando las caídas en la Bolsa dejaron a millones de personas sin empleo. Estas fotografías también contribuyen a recuperar su variada hoja de ruta.

La genealogía de Justo bien puede dar testimonio de numerosas etapas de la Argentina. De hecho, uno de sus tatarabuelos peleó en las Invasiones Inglesas, otro exploró Tierra del Fuego con Fitz Roy y Charles Darwin, su bisabuelo fundó la Sociedad Rural y otro fue herido en la guerra con el Paraguay y así sigue hasta su padre, el general Agustín P. Justo, quien asume la Presidencia de la Nación en 1932 previo golpe de Estado en 1930 del general Uriburu que derroca a Yrigoyen.

"Hubo en él dinastía y hombre nuevo y se las ingenió para aceptar y polemizar con esos dos hemisferios por los que corría su vida", señaló Horacio González, director de la Biblioteca Nacional.

Para Mónica Justo, su hija, quien actualmente reside en Londres, una vida como la de su padre encuentra un intento de respuesta no sólo en el legado sino también en el deseo de búsqueda permanente, en la insatisfacción del que no encuentra un lugar definitivo. "Provenía de una familia aristócrata, de educación militar y severa, por lo que era un hombre serio, de carácter, al que le costaba mucho expresar sus sentimientos y que buscó con su vida manifestar su inquietud en todos los órdenes. Y todo lo hizo en forma apasionada".
 

Diario Clarín, 6 de Septiembre de 2007

 

 


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