CAPÍTULO 9

 

REGION SUR

 

Análisis de Relatorías

 

REGION SUR

 

 

 

 

 

 

  

PERFIL CULTURAL REGIÓN SUR

 

 La región Sur de la República Dominicana tiene el aire de todo Sur. Pinceladas de abandono y pobreza son características que se dejan sentir en todo el sur dominicano, a lo que se le agrega el proceso de desertificación, en algunas zonas, de un suelo maltratado por la despoblación forestal.

Desde 1966, el plan maestro de desarrollo que realizara ONAPLAN dividió el sur en dos regiones: la región Sureste y la región Suroeste. La región Sureste tiene por provincia eje a la ciudad capital, Santo Domingo de Guzmán; la región Suroeste tiene por provincia central a San Juan.

En esta caracterización del sur, hablaremos de un suroeste que comprende las provincias de San Cristóbal, Peravia, Azua de Compostela, San Juan y Elías Piña; excluyendo las provincias de Barahona, Pedernales e Independencia. Esto así, porque la regionalización sobre la que estamos trabajando, coincide con la división espacial planteada en el plan nacional de desarrollo, es una división realizada por el CPC, con miras a la celebración de los Encuentros y Muestras Culturales, en donde se tuvo en consideración los aspectos de coincidencia sociocultural de las provincias y la logística, del proyecto atendiendo a la accesibilidad de una provincia a otra, a partir de las vías y medios de comunicación existentes.

En el área de la región Suroeste, de la que trataremos, sobresalen algunas características que identifican la zona, como son: el llano de Azua y el Valle de San Juan, teniendo ambos un origen común en la prehistoria. El llano de Azua "es un llano muy árido. Su pluviometría media anual está por debajo de 700 mm3" 121. El Valle de San Juan es un valle muy fértil, que guarda gran similitud con el valle del Cibao.

El Valle de San Juan es un excelente productor agrícola, y es el mayor productor de habichuelas de la República Dominicana. Tiene, además, otros cultivos de importancia, como son: el arroz, el maíz, el guandul y la batata, entre otros. Su principal municipio, San Juan de la Maguana, se caracteriza por su producción agroindustrial, que incluye productos lácteos de gran aceptación y consumo, como son el queso, de exquisita calidad y variedad, y el yogur.

En el Llano de Azua, la agricultura es posible gracias a la gran cantidad de afluentes subterráneos, lo que es una situación frecuente en todo el sur; aquí se produce sorgo, maíz, melón, tomates, lechosa, entre otros.

La regionalización de la producción agrícola, de acuerdo a Moya Pons adquiere su más alta expresión durante el dominio haitiano, bajo el estímulo de Boyer quien indujo al Cibao a acentuar su dedicación al cultivo del tabaco y al Sur a dedicarse a la siembra y corte de madera dura: guayacán, caoba y campeche. La producción agrícola de San Cristóbal era de víveres, caña y con esta, azúcar y melao; además el cultivo de tabaco. Siguiendo la ruta suroeste, en Baní y Azua, la producción se basaba en la crianza y matanza de chivos, las salinas y los aserraderos de madera o el corte de madera. En Azua, además, se producía azúcar. En San Juan de la Maguana, la producción principal provenía de la crianza de ganado vacuno, con la comercialización de la carne, y los productos lácteos, como el queso y la mantequilla.122

En San Cristóbal se encuentran las reservas arqueológicas de Las Cuevas del Pomier, grandes ejemplos del pasado taíno; así como las cuevas de Borbón, localizadas en el paraje La Cueva, en las proximidades de la sección de Borbón, muy próximas una de la otra.

En la provincia de Azua, tenemos la comunidad de Pueblo Viejo de Azua, donde fue ubicado originalmente el primer emplazamiento de los españoles. Este poblado como, otros de la isla, entre los que podemos señalar La Vega y Santiago, fueron destruidos por el sismo de 1564. El pueblo de Azua de Compostela fue trasladado a unos pocos Kms del asentamiento original. Hoy el antiguo emplazamiento está poblado por unas 5,000 personas y tiene 499 casas construidas, constituyéndose en una de las poblaciones pequeñas del país con mayor organización de estructuras sociales, con miras al desarrollo y mayor deseo de progreso.

Cuenta la leyenda que el Cacique Enriquillo fue enterrado en la vieja iglesia de Pueblo Viejo de Azua, junto a un tesoro, que consistía en un cofre lleno de oro, monedas y prendas preciosas, por lo que siempre se ha esperado encontrar sus restos debajo de los escombros que aún permanecen como testigos de aquellas primeras edificaciones de la colonia. Pero en las múltiples intervenciones de los equipos de investigación arqueológica nunca ha sido señalado un hallazgo que permita pensar que se tratan de los restos de aquél que protagonizó la primera sublevación y el primer tratado de paz en América.

En la provincia de Azua se encuentran múltiples elementos importantes para nuestra historia y para la conformación de la dominicanidad, entre los que podemos señalar los diversos complejos de arte rupestre, localizados en ella, como son: los petroglifos de las Yayas de Viajama, los de Barreras, los de Arroyo Palero, los de Los Pomos, los del Guayabal, todas comunidades de la provincia de Azua.

El sur es una región llena de vestigios de la cultura y el arte taíno, por ser ésta una de las regiones, junto a Sabana Grande de Boyá, en donde finalmente se replegaron los sobrevivientes de esta raza. Entre los vestigios los más sobresalientes, podemos citar el Corral de los Indios, plaza ceremonial taína, ubicada en San Juan de la Maguana. El reino de los legendarios caciques y esposos, Caonabo y Anacaona, estaba localizado en los terrenos que hoy ocupa la provincia de San Juan.

San Juan fue una de las cinco poblaciones, junto a Santo Domingo, La Vega y Santiago, que logró sobrevivir al auge tomado por las nuevas colonias españolas en el continente, especialmente por México y Perú. Todo el sur, pero de forma especial San Juan de la Maguana, fue escenario de los levantamientos de grupos negros cimarrones, comandados por Diego de Guzmán, y aquí fue donde se destacó el negro Lemba, quien fue honrado en la comunidad que hasta hace poco tiempo llevó su nombre (hoy se llama Sosa).

Durante las desvastaciones del s. XVII, los negros alzados que merodeaban la zona, desde hacía muchos años, negociaron su rendición, a cambio de ser asentados en las tierras despobladas de San Juan. Las protestas de las poblaciones circundantes, e incluso de Santo Domingo, no tardaron en hacerse sentir. Las protestas de la población obedecía a que, desde prácticamente su origen, San Juan de la Maguana había adquirido una gran importancia como productora de lácteos, especialmente de queso y mantequilla. Ya entonces esta provincia abastecía a gran parte del país con su producción de queso y mantequilla, de cuyo producto abastece a gran parte del país hasta hoy día.

El suroeste desde Azua hasta Elías Piña, ha vivido a partir del s. XVII con las despoblaciones, sirviendo de freno y siendo escenario de contiendas, en defensa del territorio que ocupamos y desde el s. XIX hasta muy entrado el s. XX.

El uso idiomático del sur se diferencia del resto del país, además de los usos y las variantes de la toponimia, por un pronunciamiento muy marcado de la "R", donde ésta se encuentre y por la utilización del reflexivo de forma muy particular, como, por ejemplo, al decir una persona que algo se le olvido dirá: "Me se olvidó". En el saludo también existe una variante y es que el sureño normalmente no completa la fórmula del saludo, al alguien decirle, por ejemplo: Buenas tardes, contestará "tardes".

En la región sur, encontramos instrumentos musicales, agrupaciones musicales y celebraciones que les son característicos. El típico Perico Ripiao del Cibao recibe el nombre de Pri pri, en el sur. Este conjunto musical está compuesto por una tambora, un acordeón, un güiro y una marimba, este conjunto interpreta fundamentalmente merengues y bachatas.

El Balsié es un instrumento propio de Baní, provincia Peravia. Es un instrumento de percusión hecho de madera y cuero y se toca inclinado y apoyándola entre las piernas y los pies. Este instrumento, junto al pandero, es el instrumento estelar en los cantos de salve, en velaciones, novenas y celebraciones de orden ritual. A veces es acompañado por los palos o atabales, otras, por un tambor y otras, sólo, por el pandero.

El toque de atabales o palos es característico de esta región y aunque lo encontramos en todo el país, es en el sur donde hay una caracterización y sacralización del instrumento con mayor intensidad. La sarandunga es música y danza, al mismo tiempo, es el eje de las fiestas a San Juan Bautista, que se celebran en Baní. La mangulina es un ritmo típico de Azua.

En Elías Piña sobresale una industria de instrumentos de percusión, propiedad del promotor cultural Luis Minnier. Así como los bambúes del Gagá, de Galindo. Este último, a pesar de que es una connotada tradición haitiana, ha sido adoptado y adaptado por habitantes del municipio de Comendador, destacándose las coreografías y danzas de fertilidad.

La región Sur del país se caracteriza por sus marcadas creencias y la vivencia de su religiosidad. El llamado vudú dominicano, diferente en formas, niveles y contenidos al haitiano, aunque guarden similitudes, es la pauta que marca el sistema religioso del área. En él se destaca la llamada división indígena, cuyo atributo característico es el agua. Este hecho coincide con la importancia que atribuían simbólicamente al agua los indios taínos en la isla, reforzada porque ésta es una región que cuenta con muchos lagos y fuentes de aguas subterráneas, lo que sirve como ambiente ideal a esta mitología local.

San Juan de la Maguana tiene un lugar especial en el imaginario dominicano, como espacio consagrado por las prácticas de religiosidad popular y por sus reconocidos líderes espirituales, como Olivorio Mateo, generador de todo un culto, el Olivorismo, vivo aún en muchos dominicanos, sobre todo si son procedentes del sur. Podremos escuchar a muchos definirse como olivoristas.

Liborio Mateo se enfrentó a las tropas norteamericanas de ocupación las cuales lo persiguieron durante seis años. Murió en combate contra los soldados norteamericanos el 27 de julio de 1922. Todavía a los 77 años de ese episodio histórico los campesinos de San Juan creen que Olivorio vive y que va a regresar para redimirlos de los tormentos que los aquejan y para castigar a los que celebran su "supuesta" muerte. Los fuertes vínculos de la población de San Juan con el olivorismo se expresan en la denominada "agüita de livorio" donde van diariamente decenas de personas en peregrinación y donde se cree que los enfermos que se dan tres baños seguidos, martes y viernes, se curan de las enfermedades. También se expresa a través de la música, en ritos religiosos que se celebran cada 24 de junio, en un altar donde se le rinde culto a su imagen, y en las tres cruces donde hay que arrodillarse y hacer voto de fe antes de recibir el baño de la agüita. Esta región es cuna también de otros movimientos mesiánicos abortados, como es el de los Mellizos de Palma Sola. Es típico de esta región, y de manera partícular de Azua, que todos los niños, hasta los dos años, tengan en su brazo izquierdo una cinta roja con una pequeña cruz en madera para su protección y resguardo.

En Baní se celebran las fiestas a la Virgen de Regla. La ermita de la Virgen de Regla, construida toda en piedra por un sacerdote llegado a la comunidad, es un punto de peregrinación y retiro muy importante de la región. Se celebran también las fiestas de la Zarandunga, en honor a San Juan Bautista, y se celebra con gran devoción la fiesta de la Santísima Cruz, el 3 de mayo. Esta última se conmemora de forma especial en las comunidades de Mata Gorda y Cañafístole, sobresaliendo, en los cantos de salves, el uso del balsié y del pandero.

En el municipio de Bánica, tenemos el culto a San Francisco de Asís, cuyo espacio sagrado, en una cueva, se constituye en uno de los puntos de peregrinación más importantes del país, junto al Santo Cerro para Las Mercedes; Higüey, para La Altagracia y Bayaguana, para la celebración del Cristo de Bayaguana.

En el sur no encontramos muchas muestras de carnaval, pero sí celebraciones muy particulares del período de Semana Santa, que dan un perfil propio a cada provincia. En la provincia de San Cristóbal existe una de las muestras de carnaval más representativa del país. Las máscaras de esta provincia reciben el nombre de diablo cojuelo, al igual que las de Santo Domingo y las de La Vega, a pesar de que los trajes y las máscaras de cada una de estas provincias son diferentes.

Las máscaras de San Juan de Maguana están hechas de osamentas de vaca; de Las Matas de Farfán a Elías Piña están hechas de cajas de cartón, plumas de guinea y piel de conejo, y reciben el nombre de Cúcara Mácara. Estas máscaras salen el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurección, y este último día cierra el ciclo con la quema de las caretas en el conuco y esparciendo las cenizas en los cuatro puntos cardinales, iniciando con la salutación al Este, pidiendo la protección y la abundancia de la cosecha.

Las festividades que se celebran en la mayoría de las provincias del suroeste han sido, en muchos casos, identificadas de forma errónea como carnaval; pero éstas están insertadas dentro de la Semana Mayor o Semana Santa, en clara alegoría a la vida y a la muerte, a la fertilidad, como son: las cachúas, las cúcaras; y los gagás, propios de las zonas cañeras.

 

REFLEXIONES PREVIAS PARA LA DEFINICIÓN DE LAS POLÍTICAS CULTURALES DE LA REGION SUR

Con la participación de los representantes de los Comités Provinciales de San Cristobal, Peravia, Azua, San Juan de la Maguana y Elias Piña, se efectuó el Encuentro y Muestra Cultural de la región Sur. Durante los días 5, 6, y 7 de diciembre de 1997, estas delegaciones se concentraron en San Juan de la Maguana, ciudad anfitriona del evento. En aquella oportunidad fueron presentados y discutidos los respectivos informes, elaborados por las Comisiones de Diagnóstico de las distintas provincias, en torno a los resultados emanados en el diagnóstico participativo y las Jornadas de Reflexión.

En este apartado, presentaremos los elementos que resumen las ideas presentadas y discutidas en la sección referida al Bloque Primero, que trató los temas sobre Cultura e Identidad Cultural; Desarrollo Cultural y Calidad de Vida; Democracia Cultural y Democratización de la Cultura; Otros Aspectos de Política Cultural. Dichos aspectos sirvieron para dar un marco de referencia a los principales problemas conceptuales de la cultura; así como para reflexionar y discutir la situación de esta problemática en la región.

 

RESUMEN TEMATICO

Aspectos que resumen las discusiones:

  1. Se observa que los valores sociales y culturales son víctimas de las influencias foráneas, difundidas especialmente por los medios de comunicación.
  2. Todavía en la Región queda una honda raigambre con las costumbres y el folklore, pudiéndose identificar elementos característicos, tales como: bailes, mitos, ritos y expresiones lingüísticas, que forman parte de la idiosincrasia del sur.
  3. Realizar una campaña de rescate de los valores culturales y nuestras raíces, basada en las investigaciones y las publicaciones.
  4. Incluir en los programas de educación básica, asignaturas sobre los aspectos culturales de la región y las nacionales.
  5. Rescate de las fiestas patronales, para así mantener vivos los juegos tradicionales y otras actividades características de estas festividades.
  6. Que se lleven a cabo intercambios culturales con Haití y que se defina una política de inmigración efectiva para los nacionales de aquel país.

 

  1. La región Sur, con el desarrollo agroindustrial, evidencia un progreso que puede constatarse principalmente en las provincias de Peravia, San Juan y Azua. El progreso que se evidencia en los proyectos urbanísticos, existentes en la actualidad, no tiene una correspondencia con el nivel cultural de sus habitantes y la marginalidad social.
  2. Se observa un deterioro en las pautas de convivencia social, las cuales son amenazadas por hábitos y modos de vida, fruto del impacto de la modernidad y las influencias foráneas.
  3. Es importante una mayor integración comunitaria y una participación más decidida por parte de la juventud.
  4. Se planteó la necesidad de elevar la calidad de vida de la región Sur, mediante un plan de inversiones estatales, por ejemplo, destinando un apoyo sostenido a las microempresas de la región.
  5. Promover programas de desarrollo, en los que se integre de manera armónica lo municipal, provincial y regional.
  6. Traslado del mercado de Elías Piña a una zona más cercana a la Frontera.
  7. Crear más fuentes de empleos para los animadores y agentes culturales y mejorar los salarios de los trabajadores culturales de la zona.

 

  1. Elaborar un Plan Nacional de Desarrollo Cultural, no elitista, abierto a las manifestaciones regionales y provinciales, requiriendo de dicho plan una verdadera descentralización cultural.
  2. Creación de un organismo regional de cultura, como el Consejo Regional de Cultura, que pueda gerenciar la acción cultural y estimule las actividades artísticas y culturales.
  3. Que se asignen partidas presupuestarias para la cultura en forma descentralizada, de manera que los grupos existentes en la región reciban ese apoyo.
  4. Creación de Casas o Centros culturales regionales que respalden, desde el punto de vista técnico y económico, la acción cultural municipal.
  5. Crear planes regionales de capacitación en gestión cultural.
  6. Dotar a los barrios y las comunidades rurales de promotores culturales y de espacios culturales convenientes.
  7. Crear la editora regional o un fondo editorial, que permita la publicación y la circulación de las obras de los escritores de la región Sur.
  1. Creación de una Secretaría de Estado de Cultura que permita establecer las acciones, en los diversos ámbitos de política cultural, y que resuelva los niveles de dispersión e incoherencia del sector cultural
  2. Inexistencia de un organismo regional que brinde apoyo a las actividades culturales de la Región.
  3. Crear los mecanismos para el fortalecimiento de las instituciones culturales, que tienen vida en la región.
  4. Capacitación a los animadores y agentes culturales, para mejorar la acción cultures.
  5. Es necesario el equipamiento de los centros e instituciones culturales, principalmente las Escuelas de Bellas Artes, y crear dichas instituciones en las provincias donde no existe.
  6. Establecer un circuito de circulación de las actividades culturales, a través de una coordinación entre las provincias de la región.
  7. Apoyo a las actividades carnavalescas de la región.
  8. Propiciar el Desarrollo artesanal de la región, a través de la creación de centros de desarrollo artesanal.

 

ANÁLISIS SOBRE LAS JORNADAS DE REFLEXIÓN

 

Los diversos factores que inciden para el establecimiento de la acción cultural en el Sur requieren que el Estado entienda la necesidad de buscar una solución definitiva y globalizadora en torno a la problemática cultural en la República Dominicana. Los problemas existentes en esta importante región son consustanciales a los existentes en las demás regiones del país. El Encuentro Regional del Sur propuso de manera enfática la creación de la Secretaría de Estado de Cultura, como solución a la crisis del sector cultural.

Cualquier solución que el Estado ensaye, para el sector, deberá ser estructural; pues el actual esquema de funcionamiento, caracterizado por la existencia de instituciones culturales sin alcance real, respecto al resto del país (además de no responder a líneas de políticas, planes y estrategias y a una gerencia cultural acorde con las necesidades de la sociedad dominicana) hace imposible resolver la cuestión cultural. Para transformar tal situación será necesario generar un cambio que focalice el papel de la cultura en el desarrollo nacional, y que haga posible que la acción cultural pueda descentralizarse, como reflejo del sistema democrático al que aspiramos.

Las provincias que conforman esta región poseen algunas ventajas, con respecto a las demás de la zona sur. Las provincias de San Cristóbal y Peravia, por ejemplo, quedan favorecidas por su cercanía a la ciudad de Santo Domingo, lo cual permite que gran parte de su población pueda movilizarse y tener vida activa en la ciudad capital; este hecho contribuye grandemente a satisfacer ciertos requerimientos económicos, sociales y culturales, cosa que es más difícil para las provincias de San Juan, Elías Piña y, en cierta medida, Azua, las que se encuentran a mayor distancia.

Durante el Encuentro Regional del Sur, los participantes llamaron la atención sobre el proceso de deterioro en las pautas de convivencia social, las que están siendo amenazadas por hábitos y modos de vida, extraños a los de estas provincias. En la introducción al texto "Dimensión Cultural del Desarrollo", la UNESCO considera que "las grandes tendencias de una nueva cultura, trasnacional, urbana "fuera de las normas" y, a menudo, sustituida por tecnologías de vanguardia, parece de esta manera dibujarse poco a poco. Estas tendencias se manifiestan sobre todo en el medio urbano y periurbano, donde coexisten con formas menos trágicas; pero mucho más difundidas, producto de los traumatismos, ligados a la vida cotidiana de las ciudades: tensión, soledad, angustia y "desviaciones" morales o mentales." Sin embargo, más adelante, el mismo texto apunta lo siguiente: "Pero la aculturación de los valores urbanos también desempeña una función como proceso de aprendizaje de nociones nuevas y acceso a los mecanismos complejos del desarrollo."123

Independientemente de este proceso, descrito más arriba, resulta legítima la preocupación sobre el problema manifestado por parte de los delegados de aquel encuentro cultural. Si bien es cierto que esta situación corresponde a procesos de desarrollo e impacto de la modernidad, la preocupación se sitúa en la imprevisibilidad y control de los mismos, en la perspectiva de que no sean factores de enajenación; sino, por el contrario, de cambio.

Aquí estamos en presencia de una problemática situada entre tradición y cambio, la que ha sido una constante en la vida de nuestros países latinoamericanos. No es que veamos la problemática en la perspectiva de un tradicionalismo incapaz de aportar márgenes a los procesos de modernización o, como diría Néstor García Canclini, inhabilitado "... para vivir en el mundo contemporáneo, que se caracteriza, (...), por su heterogeneidad, movilidad y desterritorialización."124 De lo que se trata es de que los procesos de cambios y los valores que generan, no encuentren desguarnecida una población que no ha tomado conciencia de sus valores y que al interiorizar los extraños, lo asumen acríticamente, como negación de los propios.

Para ello, se requiere de una acción cultural que salga al paso a este proceso que asalta cotidianamente a nuestras comunidades, generando valores estimados como desviaciones sociales. Otros valores, sin embargo, pueden corresponder a expresiones surgidas de un proceso de modernidad y progreso, de los cuales se deberán diferenciar, para no caer en la negación de valores progresistas. Por ello, es sabia la remisión que hace la Consulta del Sur a la profundización de la investigación de todos los aspectos relativos a la identidad nacional y regional.

Lo que sí deberá quedar claro es que las políticas culturales tienen que generar una actitud pluralista que sirva de base a la identidad y que permita establecer los elementos que nos diferencian de las demás culturas. Porque "La afirmación de lo regional o nacional no tiene sentido ni eficacia como condena general de lo exógeno: debe concebirse ahora como capacidad de interactuar con las múltiples ofertas simbólicas internacionales desde posiciones propias."125

Pero a pesar de la creación de un organismo rector de las políticas culturales, sea nacional o regional, de planes y estrategias culturales que den sentido y efectividad a la acción cultural en la región Sur, es menester que la intervención cultural se realice atendiendo a la realidad socio-económica de la región. No es lo mismo esta acción en Peravia o en San Cristóbal, que en la zona fronteriza de Elías Piña, o en San Juan de la Maguana o Azua, que son de las provincias más pobres de nuestro país. Sería un craso error el no contar, además, con acciones complementarias, en áreas tales como: salud, educación, medio ambiente, y generación de empleos. Por eso es correcta la propuesta de establecer programas de desarrollo que mejoren la calidad de vida, mediante planes de inversiones, que hagan posible el apoyo sostenido de la microempresa en la región.

Este mismo propósito no será posible, si no quedan integrados en la comunidad a través de un proceso de participación democrática, así como de manera "armónica" lo municipal, provincial y regional. Todo este proceso no es obra de un día, pero es preciso comenzarlo; por ello, la participación del Estado en su compromiso de soberanía tiene la responsabilidad de poner los cimientos y la comunidad organizada de las diversas provincias y sus gobiernos municipales deberán contribuir a construir esta importante obra nacional.

En el Encuentro Cultural del Sur, como en otras zonas en que participaron provincias fronterizas, se trató el aspecto de las relaciones domínico-haitianas y se volvió a insistir en establecer políticas sobre el particular, ante la inmigración haitiana en el territorio dominicano, como de las consecuencias culturales que trae consigo, principalmente para las poblaciones fronterizas.126

Lo que se denunció públicamente en aquella ocasión fue la inversión que muchos nacionales haitianos, con recursos económicos, realizan en las provincias de la línea fronteriza, principalmente en fincas y terrenos de manera ilegal. Este hecho fue entendido, por los delegados al encuentro cultural, como una forma de extender hacia nuestro territorio al vecino Haití. Consideramos que esta denuncia deberá ser investigada por el gobierno, y las autoridades locales deberán fijar su posición al respecto.

En términos generales, el conjunto de propuestas discutidas y surgidas del Encuentro Cultural de la región Sur, sobre este primer bloque, confirma la necesidad de establecer acciones que contribuyan a solucionar la problemática regional, la cual depende en gran medida de las transformaciones que se lleven a cabo en el sector cultural público, como del establecimiento de acciones integrales que hagan posible el elevamiento de la calidad de vida y el desarrollo pleno de la región.

ANÁLISIS DE LAS NECESIDADES IDENTIFICADAS Y PROPUESTAS PARA LA ACCIÓN CULTURAL EN LA REGIÓN SUR

 

El consenso establecido, respecto a la problemática cultural de la región y las acciones que deberían tomarse para su solución, se concentró fundamentalmente en los siguientes aspectos:

LA RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL VISTA COMO UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL

Se manifestó una gran preocupación, respecto al impacto que tiene sobre la cultura local la presencia cada vez mayor de nacionales haitianos en la región. Proponen, entre otras medidas, la regularización de la migración y el comercio con los haitianos, el traslado del mercado de Elías Piña a una zona más cercana a la frontera y la elaboración de una política que regule la inmigración y el intercambio cultural, que favorezca los intereses nacionales.

Sin someter a juicios las propuestas anteriores, creemos que el reforzamiento de los valores propios de la nacionalidad dominicana es la mejor protección que podemos oponer al posible resquebrajamiento que, en la cultura propia, produzca el contacto con la cultura ajena. Toda cultura constituye un sistema abierto, capaz de producir cambios en las culturas con las cuales se pone en contacto; pero susceptible a la vez de ser cambiada por éstas. De lo que se trata es de asegurar aquella parte de nosotros que consideramos esencial, sin cerrarnos a las influencias que continuamente nos llegan desde todas partes.

El conocimiento de los hechos históricos y de la participación que en los mismos tuvieron personajes de la región es una vía rápida hacia la incorporación, por parte de las comunidades, de las experiencias y valores que de los mismos se desprenden. Se presentó la propuesta para que se rescate la memoria de nuestros héroes locales, mediante la publicación de documentos que den cuenta de sus vidas y hazañas. Sin embargo, creemos que la construcción y la difusión de una galería de héroes locales, no debe estar limitada a resaltar las hazañas de los caudillos políticos y militares. Es necesario que las comunidades conozcan otros héroes que lucharon por la instalación de los servicios públicos y por la creación de las instituciones de educación, cultura, justicia, salud, entre otros.

La organización anual de un concurso de ensayos dedicados al estudio de la obra de los héroes y personajes locales destacados, por parte de instituciones estatales y de la sociedad civil, es una iniciativa de relativo bajo costo que podría contribuir significativamente al logro de este objetivo. El financiamiento de la publicación de los ensayos podría ser cubierto con aporte de los gobiernos municipales, del gobierno central, a través de sus instituciones de educación y cultura, las empresas comerciales y con el cobro de un precio de recuperación a las personas y entidades que adquieran la obra.

En las provincias analizadas, se manifiesta una gran preocupación a favor de que se recupere y preserve el patrimonio histórico y cultural de la región. Sus propuestas van desde la instalación de Oficinas de Patrimonio Cultural en las provincias cabecera, hasta la solicitud para que se estudie la posibilidad de integrar la medicina alternativa, como parte de los programas oficiales de Salud Pública. Las acciones que de aquí se desprendan deberán tener en las comunidades, actuando como sujeto activo, su principal punto de apoyo.

La integración de las comunidades a la recuperación de la herencia histórica y cultural debe ser abordada como parte del proceso de educación ciudadana, que permita a sus miembros una más efectiva integración a la construcción del proyecto de sociedad abierta y democrática. "La construcción del patrimonio es una operación dinámica, enraizada en el presente, a partir del cual se reconstruye, selecciona e interpreta el pasado. No se trata del homenaje a un pasado inmóvil, sino de la invención a posteriori de la continuidad social".128

La valoración que den las comunidades al patrimonio cultural tangible constituye un factor primordial para asegurar el éxito de los programas de preservación que se implementen. De ahí la necesidad de que éstas se integren a los órganos que se creen con estos propósitos, ya sea a través de las organizaciones o de los activistas culturales de la localidad. El empoderamiento otorgado a las comunidades, en los programas de preservación del patrimonio cultural, debe ser apreciado por su contribución a mejorar los resultados operacionales; pero también por la oportunidad que brinda de poner en manos de las comunidades, lo que originalmente partió de ellas.

 

CONTINUIDAD A LAS ACCIONES DESARROLLADAS EN EL SECTOR CULTURAL

Después del Distrito Nacional y la Región del Cibao Central, la región Sur es la más prolífica del país en actividades culturales. Esto se explica, en parte, por encontrarse aquí las provincias sureñas que acusan el mayor nivel de desarrollo relativo en nuestro deprimido "Sur". Por lo tanto, creemos que antes de plantearse nuevas acciones en la región es necesario crear los mecanismos que aseguren dar continuidad y fortalecer el trabajo que se viene realizando a la fecha.

Con este propósito, el encuentro cultural propone que se legisle para que las acciones culturales, ejecutadas en la actualidad, no se vean interrumpidas por los periódicos cambios de gobierno, y dé carácter institucional a la labor sociocultural de la región. La creación de una Secretaría de Estado, Subsecretarias regionales y de Consejos regionales y provinciales de cultura es vista como la base orgánica necesaria para este proceso de institucionalización de la acción cultural. Sin embargo, dada la dificultad que históricamente ha tenido el aparato estatal para garantizar el seguimiento a las iniciativas tomadas, pensamos que más que de un armazón orgánico se requiere de una voluntad local, que motorice cualquier iniciativa y garantice su continuidad.

La capacitación y formación de los gestores culturales necesita urgente refuerzo, si queremos asegurar la preservación de las organizaciones culturales que existen en la actualidad. La realización de programas de educación para la gestión cultural, que incluyan aspectos relacionados con planificación, elaboración de proyectos, diseño organizacional, manejo de personal, sistemas de control financiero, dotarán a las organizaciones de las capacidades operativas necesarias para un manejo efectivo y eficiente de los recursos de que disponen.

ACCIONES PARA EL FORTALECIMIENTO DE LA INFRAESTRUCTURA CULTURAL

La creación de Escuelas de Bellas Artes, y en aquellas localidades donde no existan y su fortalecimiento y equipamiento, en los lugares donde en la actualidad se encuentran funcionando, es la propuesta más reiterada en vinculación con el desarrollo de la infraestructura cultural. Consideramos que para una primera etapa lo factible es fortalecer las Escuelas de Bellas Artes en las localidades donde ya existen y desde estos centros irradiar la educación artística a las comunidades circunvecinas, a través de la organización de cursos, talleres y seminarios.

Por otro lado la creación de Casas de Cultura, en cada uno de los municipios de la región, podría servir de soporte a los programas de educación artística ejecutados por las Escuelas de Bellas Artes, conforme lo reclamado por los asistentes a los Encuentros. Estas servirán también para dar asiento a los Consejos de Cultura, y a cualquier otro órgano que se cree para la coordinación de la acción cultural en la localidad. La concertación social deberá tener allí también un espacio privilegiado, por lo que el establecimiento de canales de comunicación y coordinación con los Consejos provinciales y municipales de desarrollo debe ser valorado en términos muy positivos.