Declaración de constitución de la
LIGA SOCIALISTA INTERNACIONAL

En los primeros días de enero los delegados del Partido de los Trabajadores de Honduras, PT (H), Partido Revolucionario de los Trabajadores de Nicaragua, PRT (N), Partido Socialista de los Trabajadores de Costa Rica, PST (CR), Liga Operaria Internacionalista de Brasil LOI (B), Partido de la Revolución Socialista - La Causa Obrera de Argentina PRS-LCO (A), reunidos en Conferencia Internacional llegamos a las siguientes conclusiones sobre el balance y la situación del Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo, CITO:

Que el CITO -constituido en el año 94 para defender los principios del marxismo revolucionario- fue una respuesta principista ante la bancarrota de la Liga Internacional de los Trabajadores, LIT, que había cristalizado como una organización revisionista del trotskismo, capitulándole al imperialismo en Yugoslavia, a la restauración capitalista en los estados obreros burocráticos, que se adaptaba al parlamentarismo burgués y a las direcciones nacionalistas y reformistas del movimiento de masas, como Lula o Chávez (ver Declaración "Nos fuimos de la LIT (CI) porque el revisionismo rompió con el trotskismo ortodoxo). Sin embargo desde su fundación el CITO arrastró una malformación metodológica, la organización de fracciones internas secretas, surgida de la profunda crisis del Movimiento Al Socialismo argentino, el principal partido de la LIT. Este método insano llevó en poco tiempo al estallido del Partido de la Revolución Socialista argentino, uno de los principales partidos del CITO y a que la dirección de la corriente internacional quedara en manos del Partido Socialista de los Trabajadores colombiano.

Aferrarse a los principios ante la debacle revisionista fue un sano e indispensable reflejo, pero las diferencias surgidas posteriormente acerca de las respuestas programáticas y políticas a la lucha de clases, llevaron a una sucesión de crisis y a la parálisis política, debido a que se abandonó el régimen centralista democrático reemplazándolo por el método del consenso, en el cual de hecho, las minorías tenían poder de veto. Ante la falta de centralización de la discusión política interna y la ausencia de resoluciones políticas claras que nos permitieran actuar en común y sobre las cuales se pudiera luego hacer balances que permitieran corregir los errores, las diferencias políticas se fueron agravando y con ellas las tendencias centrífugas.

Como consecuencia de ello, un grupo de compañeros organizado en el Grupo de Opinión Internacional, GOI, elaboró una posición liquidacionista del partido, que consistía en argumentar que como estábamos en una etapa contrarrevolucionaria no podíamos intervenir en la lucha de clases, ni pensar en construir un partido, si no que, lo que debíamos hacer era dedicarnos durante un período prolongado sólo a estudiar. Esta concepción liquidacionista abarcaba también al régimen interno, pretendiendo transformar en permanente, la negación -anteriormente aceptada como coyuntural- del funcionamiento de acuerdo al centralismo democrático.

El resultado fue que en el 2002 el GOI terminó rompiendo el CITO y esto generó una tendencia a la dispersión del resto de los partidos que lo integraban.

Durante el 2003, los partidos que habíamos batallado contra esa tendencia liquidacionista intentamos reagruparnos. Sin embargo a poco de discutir resultó evidente que varios de ellos (el PST de Colombia, el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Bandera Roja de Costa Rica y los principales dirigentes del PRS - Palabra Obrera de Argentina) tenían una firme posición tomada de reingresar a la LIT. Esta decisión no surgió de ningún balance claro. En ningún momento pudieron argumentar seriamente, en base al análisis de las principales posiciones políticas de la LIT, que esa organización se hubiera regenerado y que era, ahora de nuevo, una organización principista. No fue eso lo que motivó la urgencia por reingresar a la LIT, sino, de parte de algunos, una concepción oportunista acerca de la construcción del partido internacional, y de otros, su desmoralización, escepticismo y quiebre como dirigentes, que los lleva a una clara capitulación política y organizativa.

Paralelamente a esta, otra importante discusión de carácter principista cruzó la polémica entre las organizaciones. En la discusión sobre uno de los hechos centrales de la lucha de clases, Irak, el bloque conformado por la mayoría del PRS-PO, el PST (C) y el PRT-BR defendió la posición de que frente al régimen de ocupación impuesto por el imperialismo había que luchar “por un gobierno de todas las organizaciones que enfrentan al imperialismo”. Este planteo de que las organizaciones obreras colaboren con un gobierno dirigido por la burguesía no es una política trotskista, es una política frente populista, de conciliación de clases, que subordina la acción de la clase obrera a los intereses de la burguesía y, como lo demuestra toda la experiencia histórica, sólo puede llevar a los trabajadores irakíes a una derrota.

Estas diferencias principistas finalmente no se pudieron discutir debido a una maniobra burocrática del PST (C) que terminó convocando a una conferencia sólo de los partidos que acordaban con ingresar a la LIT, excluyéndonos expresamente a los partidos centroamericanos integrantes del Secretariado Centroamericano, SECA, la LOI y al PRS-LCO.

La conclusión que surge del análisis de la situación es que el CITO ha dejado de existir, y que ninguna de las organizaciones o bloques de partidos surgidos del mismo pueden pretender representarlo.

En consecuencia, los delegados de los partidos PT (H), PRT (N), PST (CR), LOI (B), PRS-LCO (A) reunidos en Conferencia Internacional, habiendo discutido el balance del CITO y constatado el carácter revisionista de la LIT, resolvimos constituir una nueva organización internacional a la que llamamos Liga Socialista Internacional cuyo órgano oficial será la Revista de América, LSI-RA. Esta nueva organización internacional surge sobre la base de fuertes acuerdos principistas:

En primer lugar, de nuestra lucha contra la tendencia liquidacionista del GOI, y contra la orientación de disolverse en el revisionismo del bloque PST (C), PRT-BR (CR) y de una parte del PRS-PO (A). Junto a este acuerdo fundamental de luchar contra el liquidacionismo y el revisionismo, llegamos a acuerdos principistas alrededor de los hechos más importantes de la lucha de clases mundial: contra el imperialismo y la capitulación al nacionalismo burgués en Irak, oponiéndonos a todo planteo de poder frentepopulista. Contra el frente popular encabezado por Lula en Brasil y contra la capitulación política expresada en la posición de numerosas corrientes del movimiento trotskista como la LIT, la Unión Internacional de los Trabajadores, etc, que llamaron a votar por Lula en la segunda vuelta a pesar de su alianza política con la burguesía, expresada en la fórmula Lula-Alencar. Contra la capitulación a Chávez en Venezuela que ha llevado a corrientes del movimiento trotskista como la Fracción Trotskista - Estrategia Internacional, la corriente internacional encabezada por el Partido Obrero argentino, la LIT y otras al apoyo político a Chávez ante el referéndum revocatorio. Contra la capitulación a las direcciones burguesas y pequeñoburguesas de la clase obrera y el movimiento de masas en Bolivia donde corrientes como la LIT bastardean la táctica del “gobierno obrero y campesino” transformándola en una política que ayuda a mantener las ilusiones en las direcciones traidoras en lugar de preparar la ruptura de las masas con estas. Contra el apoyo a la candidatura reformista imperialista de Nader en las últimas elecciones en EE.UU.

Aunque desde la LSI-RA proclamamos la necesidad de reconstruir la IV Internacional sobre los principios básicos de su fundación, en 1938, no tenemos el delirio autoproclamatorio de considerarnos “la” internacional, ni siquiera “una de las” internacionales. Somos conscientes de nuestras debilidades y de que apenas constituimos una pequeña liga internacional. No creemos ser los únicos que pretenden defender las posiciones revolucionarios de la clase obrera, y por lo tanto nos proponemos batallar por un reagrupamiento de los revolucionarios a nivel internacional, luchando tanto contra los que se conforman con una pequeña capilla sectaria, como contra los que, por temor al aislamiento, concretan acuerdos oportunistas con el revisionismo, al costo de abandonar los principios revolucionarios. Consideramos nuestra Liga Socialista Internacional, un pequeño paso –aunque importante para nosotros- en pos de la gran tarea de reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional. Llamamos a los activistas obreros y populares a incorporarse a la LSI-RA para luchar junto a nosotros por estos grandes objetivos.

¡Viva la lucha de la clase obrera mundial!
¡Viva la Liga Socialista Internacional!

 

© Liga Socialista Internacional - 2005