Mapa del planeta
Tierra. National Geographic. |
MANUAL DE GEOLOGIA PARA INGENIEROS Cap 01 EL CICLO GEOLÓGICO |
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1.1 SOBRE LA GEOLOGIA
La Geología es la ciencia que estudia el
planeta Tierra en su conjunto, describe los materiales que la forman para
averiguar su historia y su evolución e intenta comprender la causa de los
fenómenos endógenos y exógenos. La unidad de tiempo en geología es el millón de
años.
El estudio de la Tierra de manera
aislada fue objeto de interés en la antigüedad, pero la Geología como ciencia
se inicia en los siglos XVII y XVIII obteniendo su mayor desarrollo en el siglo
XX, donde diversas ramas de la Geología se encargan del anterior propósito.
La teoría de la tectónica global o de
placas de los años 60 ofrece hoy explicaciones plausibles a la mayoría de los
fenómenos y hechos geológicos tales como la formación de montañas, océanos,
localización de volcanes y epicentros sísmicos, etc., quedando sin embargo
algunos puntos oscuros por resolver. En la actualidad las ciencias geológicas
están adquiriendo mayor importancia para enfrentar la escasez de materias
primas y energéticas y los problemas ambientales. Esto exige el conocimiento
profundo de la geología del terreno y el concurso de personal especializado en
geología, geotecnia, geofísica y geoquímica, entre otras disciplinas y
profesiones.
Los estudios geológicos son también
necesarios en obras de ingeniería civil, como presas, autopistas y
edificaciones y sobretodo en los trabajos relacionados con el ordenamiento del
territorio y la conservación del medio ambiente.
Para ilustrar los temas de los cuales
trata la geología física, una buena herramienta es el ciclo de las rocas, el
cual permite describir los principales fenómenos a los cuales están sometidos
las rocas y los suelos. Este enfoque de la geología física servirá también como
introducción al presente texto.
1.2 CICLO DE LAS ROCAS
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Figura 1. El ciclo de las rocas. El magma se transforma
en rocas ígneas y de éstas pueden generarse sedimentos, rocas sedimentarias o
rocas metamórficas. Las rocas ígneas y sedimentarias dan origen a las rocas
metamórficas y éstas al magma. Tomado de Geología Física, Leet y Judson. |
El magma da origen a las rocas ígneas y éstas (u otras) dan
origen a los sedimentos; por su parte los sedimentos consolidados dan origen a
las rocas sedimentarias. Pero las rocas sedimentarias (y las ígneas) dan origen
a las rocas metamórficas y éstas a su vez pueden fundirse para producir magma.
El ciclo también puede interrumpirse, como se ilustrará en la siguiente figura,
con procesos que adelante se describen.
1.2.1 El magma. Es un fluido rocoso incandescente compuesto
principalmente de minerales tipo silicatos y óxidos fundidos.
La Tierra está compuesta por un núcleo
interior caliente, un manto que lo envuelve y una corteza exterior. La corteza
que envuelve la Tierra sólida está compuesta por placas tectónicas de ambiente
continental y oceánico.
El magma se produce por debajo de la
corteza y en el manto exterior del planeta, donde los materiales están
sometidos a un flujo plástico de naturaleza convectiva. Así, el magma es un
fundido natural a alta temperatura en el que participan principalmente 8
elementos: oxígeno (O8),
silicio (Si14), aluminio (Al13), hierro (Fe26),
calcio (CA20), sodio (Na11), potasio (K19) y
magnesio (Mg12).
1.2.2 La cristalización. Por el enfriamiento del magma se
forman diminutos cuerpos sólidos llamados minerales que tienen la tendencia a
formar cuerpos cristalinos, por sus formas espaciales regulares de materia
químicamente homogénea.
Esas estructuras, fruto de la
cristalización de soluciones magmáticas, son el resultado de la unión eléctrica
de átomos, iones y moléculas, en un estado energético mínimo de máximo orden.
En ocasiones el producto de la
solidificación es amorfo, es decir, cuando los átomos, iones y moléculas del
cuerpo no manifiestan una disposición regular.
Deben destacarse además minerales con
formas granulares, laminares y fibrosas, y disposiciones de minerales alineados
y cruzados, en un espacio tridimensional. Estos aspectos son determinantes en
el comportamiento mecánico de las rocas.
Por la compleja composición química del
magma su cristalización no es uniforme sino fraccionada. Como las rocas que se
derivan del magma tienen componentes minerales principalmente del grupo de los
silicatos, conforme desciende la temperatura en el fundido, se forman silicatos
en el orden siguiente:
Primero los ferromagnesianos y las
plagioclasas cálcicas, seguirán el feldespato potásico, la moscovita y por
último el cuarzo (consideraremos el cuarzo como silicato y no como óxido). Esto
se conoce como la serie de cristalización de Bowen.
Las rocas están formadas por minerales;
las texturas de las rocas ígneas dependen del tamaño, forma y disposición de
los minerales que las componen, pero dicho tamaño depende de la velocidad de
enfriamiento del magma; si el enfriamiento es lento, el mineral es grande y la
textura será fanerítica (granulada); si el enfriamiento es rápido, los
minerales serán pequeños resultando la textura afanítica; una textura combinada
por cambios de velocidad de enfriamiento, en la que se muestran minerales
grandes dentro de una matriz de minerales finos, es la textura porfidítica.
1.2.3 Rocas ígneas. En la Tierra existen dos ambientes geográficos de
formación de rocas ígneas: el oceánico y el continental; por regla general en
el oceánico estas rocas son ricas en minerales ferromagnesianos y se denominan
rocas básicas o ultrabásicas y en el ambiente continental son ricas en
minerales con abundancia de sílice y aluminio y se llaman rocas ácidas. Estas
denominaciones se dan en función de la composición química de las rocas.
Según la profundidad de formación, las
rocas pueden ser plutónicas, cuando provienen del magma que se ha enfriado en
el interior de la corteza; o volcánicas, cuando el magma se ha enfriado sobre
ella. También puede ocurrir que el
magma se enfríe próximo a la superficie, pero no sobre ella, conduciendo a rocas
hipoabisales.
Las plutónicas son de textura
fanerítica, las volcánicas de textura afanítica, y las hipoabisales de textura
porfidítica dado que su formación condiciona la textura a través de la
velocidad de enfriamiento.
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Figura 2. Relieve
de los Fondos Oceánicos: se observan las dorsales oceánicas (do), las fallas
transformantes (ft), las llanuras abisales (lla) y fosas submarinas (fs), así
como los arcos de islas (ai) y continentes emergidos (ce). Fuente La Tierra
Planeta Vivo, Salvat.. |
Las principales rocas ígneas son el
granito, entre las plutónicas, y el basalto entre las volcánicas; por regla
general la primera de ambiente continental y la segunda de ambiente oceánico.
En la Cordillera Central son frecuentes los granitos y en la occidental los
basaltos.
1.2.4 Meteorización, erosión y transporte. Los sedimentos se explican por la
meteorización, la erosión y el transporte de los materiales que conforman la
corteza de la Tierra. La denudación es un proceso nivelador por el cual las
rocas de los espacios de erosión nutren los espacios de sedimentación.
Semejante proceso se corresponde con fuerzas de degradación de la superficie
del planeta, a las que se oponen fuerzas de agradación que reconstruyen el
relieve.
La meteorización o intemperismo, como
condición previa a la erosión y al transporte, es la alteración del material
rocoso expuesto al aire, la humedad o al efecto de la materia orgánica; existen
dos tipos de meteorización: la mecánica, que alude a la desintegración del
material y la química, a su descomposición. Hay otras formas de alteración que
no son meteorización, como la alteración tectónica y la hidrotermal de
importancia en el ambiente andino.
Productos del intemperismo son: gravas,
arenas, limos y arcillas, además de soluciones silíceas, carbonatadas y
ferruginosas, entre otras. Estos materiales explican posteriormente la
formación de los suelos de cultivo, también los suelos residuales, los suelos
transportados y las rocas sedimentarias, todos ellos gracias a la meteorización
que supone la destrucción de las rocas y minerales expuestos sobre la
superficie debido a las fuerzas exógenas.
La erosión es el proceso de
desprendimiento de las unidades alteradas de la roca merced a agentes como el
hielo, el agua y el viento; la gravedad no lo es. Estos mismos agentes
ocasionan luego el transporte de los materiales desprendidos, para formar los
depósitos sedimentarios, aprovechando la energía proveniente de la gravedad y
del Sol.
1.2.5 Sedimentos. Son materiales rocosos, organismos muertos,
sustancias químicas y otras sustancias acumuladas, fruto de la meteorización y
alteración de las rocas, por la precipitación de elementos disueltos en la
hidrosfera o la acumulación de materia orgánica en un medio continental o
marino.
Los procesos de denudación de la corteza
suponen la erosión de masas emergidas. La energía la provee la gravedad y los
movimientos de la tierra fluida a causa de la radiación solar, fuerzas sin las
cuales no es posible el transporte de materiales por medios como aire y agua.
Según el agente que lo transporta, el depósito recibe el nombre de coluvial,
aluvial, eólico o glaciar; y según el lugar donde se encuentre, el depósito
recibe el nombre de palustre, marino, lacustre o terrígeno.
Algunos ambientes sedimentarios están situados
dentro de los continentes como ocurre con el medio fluvial formado por la
acumulación de partículas en el lecho y a ambos lados de los ríos,
principalmente durante las crecidas, o el medio lacustre originado por el
material sedimentado en el fondo de los lagos. Otros ambientes se localizan en
zonas costeras y sus aledaños, entre los cuales citamos las playas y los deltas
formados por sedimentos del río cuando termina su curso. Es, sin embargo, en el
mar donde suelen darse los máximos espesores de sedimentos ya sobre la
plataforma continental, sobre el talud continental o en la desembocadura de los
cañones submarinos. El espesor de los sedimentos en las llanuras abisales es
pequeño, para desaparecer en las vecindades de las dorsales.
1.2.6 Diagénesis y litificación. Cuando los sedimentos son sepultados
tiene lugar todo tipo de procesos químicos y físicos que pueden conducir a
modificaciones bastante radicales del material original. Con el término
diagénesis se cubren todas esas transformaciones ocurridas a temperaturas y
presiones relativamente bajas, en zonas no muy profundas por debajo de la
superficie de la Tierra. Los tres procesos diagenéticos son la cementación, la
consolidación‑desecación, y la cristalización.
Quizás el efecto más obvio de la diagénesis
sea la transformación de partículas sueltas, sin consolidar, en una roca
sedimentaria compacta y dura. Este es sólo uno de los aspectos de la diagénesis
que se denomina litificación y como ejemplo de ella está la conversión de
arenas en areniscas, arcillas en arcillolita y turbas en carbón.
La consolidación y la desecación son los
dos componentes esencialmente independientes de la diagénesis, el primero es de
carácter físico mientras el segundo es más químico que físico, pero uno y otro
en general avanzan paralelamente a lo largo de la diagénesis.
La consolidación-desecación es un
proceso que se explica con la litificación de las arcillas, cuyo producto final
puede ser una roca sedimentaria llamada arcillolita; gracias a presiones
litostáticas este material poroso e impermeable disminuye ostensiblemente su
volumen, pierde agua y se endurece.
La cementación es el proceso clásico de
litificación de las arenas, tras su acumulación, por el cual se forma la roca
sedimentaria llamada arenisca, donde la arena porosa y permeable admite
coloides cementantes y soluciones con aglutinantes químicos.
La cristalización se da, por ejemplo, en
algunos depósitos de naturaleza calcárea, donde los intercambios iónicos
producen el endurecimiento de la materia gracias a fenómenos de
neocristalización y recristalización, obteniéndose como producto una roca
sedimentaria del tipo caliza. Para algunos autores este proceso queda
comprendido dentro del fenómeno de la cementación cuando se asume como proceso
eminentemente químico.
1.2.7 Rocas sedimentarias. Las rocas sedimentarias más
importantes por su abundancia y en su orden, son: la lutita, la arenisca y la
caliza. Aunque las rocas sedimentarias constituyen una proporción muy pequeña
del volumen de la corteza de la Tierra, son altas las posibilidades de
encontrarlas en la superficie, donde tres cuartas partes de las rocas expuestas
son sedimentarias. La Cordillera Oriental colombiana es fundamentalmente de
naturaleza sedimentaria.
Como los procesos que conducen a la formación
de rocas sedimentarias están en funcionamiento en nuestro entorno, el examen de
éste da los indicios de su formación. Si el entorno es costero, los sedimentos
son variados y se van acumulando y sepultando para formar rocas. En un pantano
de sal los sedimentos son de grano muy fino (lodos) y en la playa el sedimento
es de grano arenoso; estos dos escenarios muestran aguas tranquilas y entornos
de alta energía y turbulencia respectivamente, que condicionan la calidad de la
roca.
Los diferentes tipos de rocas
sedimentarias se relacionan a su vez, no sólo con los procesos de
meteorización, sino también con la zona climática en que se formaron y con las
diferentes partes del ambiente tectónico sobre las cuales pueden estar operando
los procesos superficiales. Pero lo más característico de las rocas
sedimentarias es su disposición en capas o estratos, donde el conjunto muestra
algunos tipos de estructuras que reflejan el ambiente de formación.
Volviendo a las rocas más frecuentes,
tenemos que la lutita proviene de las arcillas y limos depositados en mares,
lagos o lagunas; que la arenisca proviene de arenas, por regla general
cementadas con minerales como calcita, dolomita y cuarzo; que las calizas son
rocas de naturaleza calcárea, de origen químico u orgánico. Además, si las
rocas sedimentarias como areniscas, lutitas y conglomerados (rocas clásticas)
se forman fundamentalmente por la acumulación de partículas provenientes de
otras rocas, también se forman rocas sedimentarias con materiales depositados
que no son partículas de rocas transportadas mecánicamente, sino que pueden
ser, o bien precipitados de disoluciones acuosas como es el caso de los yesos y
sales, o bien rocas que se forman por la acción de organismos, como es el caso
de los arrecifes, o por acumulación de caparazones de organismos muertos como
muchas calizas.
1.2.8 Metamorfismo. Es el cambio de una clase coherente de roca en
otra, gracias a un proceso que se da por debajo de la zona de sedimentación e
intemperismo pero sobre la zona de fusión o producción de magma. Los agentes
del metamorfismo son tres, y al menos dos de ellos siempre están presentes:
temperatura, presión y fluidos químicamente activos. Las nuevas rocas así
originadas sufren en la transformación mecánica, química o químico-mecánica un
cambio en su estructura o en su composición mineral sin que varíe la química
global.
Existen tres series básicas de rocas
metamórficas: en las zonas en las que la presión es mucho más elevada que la
temperatura, donde se formarán rocas de alta presión; en la zona en que la
temperatura es mucho mayor que la presión, donde se formarán rocas metamórficas
de alta temperatura, finalmente, si en el lugar de formación la presión y la
temperatura están equilibradas, darán a lugar a rocas de presión y temperatura
intermedia.
Las zonas que pueden dar lugar a rocas
metamórficas son variadas y pueden estar tanto en el ambiente continental como
en el oceánico. La Cordillera Central colombiana tiene un basamento
fundamentalmente de constitución metamórfica. En la base de la corteza
oceánica, algunas rocas podrían sufrir metamorfismo; en las dorsales se da una
mayor temperatura gracias al ascenso del magma, favoreciendo la formación de
rocas metamórficas. Las zonas de subducción también son ambientes propicios, como
lo son a su vez las partes inferiores de la corteza continental o los espacios
vecinos en las inmediaciones de las intrusiones ígneas que sufre la corteza
superior al ascenso de magmas.
1.2.9 Rocas metamórficas. En la corteza la temperatura aumenta en
promedio 33 °C por Km. (1° C por cada 30 metros de profundidad), y
la presión unas 1000 atmósferas cada 3 Km. (1 atmósfera cada 3 metros), por lo
que a más de 200 °C y 2000 atmósferas (6000 metros) se
forman rocas metamórficas como las granulitas, eclogitas, gneises y esquistos.
Algunas rocas son de alta temperatura y baja presión (dorsales oceánicas), o
baja temperatura y alta presión (zonas de subducción).
El entorno más frecuente en el que las
rocas metamórficas están disponibles para el hombre, es la cadena montañosa en
donde la erosión de una parte temporalmente engrosada de la corteza continental
expone rocas ígneas y sedimentarias que antes estuvieron profundamente
sepultadas pudiendo sufrir cambios mineralógicos en respuesta al incremento de
presiones y temperaturas. Si se tratara de una roca sedimentaria que ha sufrido
metamorfismo, tras un posterior proceso de meteorización que altere su
composición química, con la presencia de agua pueden producirse silicatos
hidratados y dióxidos de carbono para generar carbonatos.
Más si el metamorfismo de las rocas
sedimentarias comprende la producción de vapor de agua, dióxido de carbono y
otras sustancias gaseosas excedentes, el metamorfismo de las rocas ígneas
incluye por lo general la absorción retrógrada de los volátiles señalados, que
son tomados de las masas sedimentarias que acompañan el proceso.
Al clasificar las rocas metamórficas es
indispensable describir la roca en términos de su textura y su composición
química, así como de su mineralogía. Estos tres parámetros tienden a ser
aplicados genéticamente, aunque pocas veces se pueda, decidir si una roca es
metamórfica, ígnea o sedimentaria, pero sí con mejor aproximación si ella es
ígneo-metamórfica o sedimentario-metamórfica, ya en atención a las facies
minerales, a la textura que proporciona una valiosa escala de técnicas o a los
distintos contextos que facilitan la asociación.
Con alguna aproximación, las principales
rocas metamórficas son: a partir de la
lutita, y conforme aumenta la presión y la temperatura, la pizarra, la filita,
el esquisto y el paragneis; a partir de la arenisca (cuarzosa), la cuarcita; a
partir de la caliza, el mármol; a partir del basalto (o rocas afines), que es
la vulcanita más abundante, la serpentina y la anfibolita, y a partir del
granito, que es la roca plutónica más abundante, el ortogneis.
1.2.10 La fusión. Si pudiéramos ver el más espectacular de los
fenómenos naturales, una erupción volcánica, obtendríamos la evidencia directa
de la existencia de material rocoso fundido que surge del interior del planeta.
El calor del interior de la Tierra es una consecuencia de su proceso de
formación. Al observar la superficie del planeta son evidentes las
transformaciones de su superficie: volcanes y terremotos coinciden y se extienden
sobre las jóvenes cordilleras como una expresión en superficie de los procesos
dinámicos que convulsionan al planeta en su conjunto.
El colapso gravitacional de la nube de
gas primogénita dejó como herencia la energía de acreción y la rotación del
planeta. Su forma esférica por acción de su propia gravedad, es el resultado de
una masa que ha sobrepasado cierto límite. A su vez la masa de gas y polvo
primogénita venía siendo el fruto de materia reciclada en el interior de los
astros en donde se cocieron elementos de diferente número atómico, incluyendo
la formación de elementos radiactivos.
La sismología es el método geofísico más
revelador en lo que a contraste estructural en el interior de la Tierra se
refiere. El estudio de la gravedad también proporciona interesantes
observaciones, pues sus cambios reflejan faltas de homogeneidad laterales en la
masa del interior del planeta. El magnetismo y paleomagnetismo de las rocas ha
contribuido en mayor grado a la aceptación general del concepto de tectónica de
placas. Si a estos datos se agregan los beneficios de la geoquímica y la
astrofísica, podremos concluir en modelos físicos que expresen las capas más
internas de la Tierra con su correspondiente composición estimada a partir de
isótopos.
Por razones térmicas y de presión, a
gran profundidad las rocas son susceptibles de transformarse en magma. Un
descenso de la presión obliga a la fusión de los materiales que a gran
profundidad están sometidos a elevadas temperaturas. Por el gradiente
geotérmico, en los primeros km. de la corteza, la temperatura es extremadamente
alta, pero la presión será suficiente para que las rocas estén en su fase
sólida; se requieren sismos y movimientos de la corteza para que se
despresurice el medio y así, las rocas por calor se fundan.
Otras fuentes
de energía para la fusión de las rocas las proveen las corrientes de convección
del manto, la fricción entre placas tectónicas y la presencia de elementos
radiactivos.
Cap01 Ciclo geológico |
Vulcanismo |
Geología estructural |
Movimientos masales |
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Cap02 Materria y Energía |
Rocas ígneas |
Macizo rocoso |
Aguas superficiales |
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El sistema Solar |
Intemperismo ó meteorización |
Rocas Metamórficas |
Aguas subterráneas |
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La Tierra sólida y fluida |
Rocas sedimentarias |
Montañas y teorías orogénicas |
Glaciares y desiertos |
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Los minerales |
Tiempo geológico |
Sismos |
Geomorfología |
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