Mi Retiro


Cabe anchurosa playa de fina y suave arena
y al pie de una montaña cubierta de verdor
planté mi choza humilde bajo arboleda amena,
buscando de los bosques en la quietud serena
reposo a mi cerebro, silencio a mi dolor.  

Su techo es frágil su suelo débil cana,
sus vigas y columnas maderas sin labrar;
nada vale, por cierto, mi rústica cabaña;
mas duerme en el regazo de la eterna montaña,
y la canta y la arrulla noche y días el mar.  

Un afluente arroyuelo, que de la selva umbria
desciende entre peñascos, la baña con amor,
y un chorro le regala por tosca cañería
que en la cálida noche es canto y melodía
y néctar cristalino del día en el calor.  

Si el cielo esta sereno, mansa corre la fuente,
Su cítara invisible tañedo sin cesar;
pero vienen las lluvias, e impetuoso torrente
peñas y abismos salta, ronco, espumante, hirviente,
y se arroja rugiendo frenético hacia el mar.  

Del perro los ladridos, de las aves trino
del kalao la voz ronca solas se oyen alli,
no hay hombre vanidoso ni importuno vecino
que se imponga a mi mente, ni estorbo mi camino;
solo tengo las selvas y el mar cerca de mí.  

El mar, el mar es todo! su masa soberana
los átomos me trae de mundos que lejos son;
me alienta su sonrisa de límpida mañana,
y cuando por la tarde mi fe resulta vana
encuentra en sus tristezas un eco el corazón.  

DE noche es un arcano! ... su diáfano elemento
se cubre de millares, y millares de luz;
la brisa vaga fresca, reluce el firmamento,
las olas en suspiros cuentan al manso viento
historias que se pierden del tiempo en el capiz.  

Dizque cuentan del mundo la primera alborada,
del sol el primer beso que su seno encendió,
cuando miles de seres surgieron de la nada,
y el abismo poblaron y la cima encumbrada
y doquiera su beso facundante estampó.  

Mas cuando en noche oscura los vientos enfurecen
y las inquietas alas comienzan a agitar,
crusan en aire gritos que el ánimo estremecen
, coros, voces que rezan, lamentos que parecen
exhalar los que un tiempo se hundieron en el mar.  

Entonces repercuten los montes de la altura,
los árboles se agitan de confín a confín;
aullan los ganados, retumba la espesura,
sus espíritus dicen que van a la llanura
llamadas por los muertos a fúnebre festín.  

Silva, silva la noche, confusa, aterradora;
verdes, azules llamas en el mar vense arder;
mas la calma renace con la próxima aurora
y pronto una atrevida barquilla pescadora
las fatigadas alas comienza a recorrer.  

Asi pasan los días en mi oscuro retiro,
desterrado del mundo donde tiempo viví,
de mi rara fortuna la providencia admiro:
quijarro abandonado que al musgo solo aspiro
para ocultar a todos el mundo que tengo en mí!  

Vivo con los recuerdos de los que yo he amado
y oigo de vez en cuando sus nombres pronunciar:
unos estan ya muertos, otros me han abandonado;
¿mas que importa? ... Yo vivo pensando en lo pasado
y lo pasado nadie me puede arrebatar.  

El es mi fiel amigo que nunca me desdora
que siempre alienta el alma cuando triste la ve,
que en mis noches de insomnio conmigo vela y ora
conmigo, y en mi destierro y en mi cabaña mora,
y cuando todos dudan solo él me infunde fe.  

Yo la tengo, y yo espero que ha de brillar un día
en que venza la idea a la fuerza brutal,
que después de la lucha y la lente agonía,
otra voz mas sonora y mas feliz que la mía
sabrá cantar entonces el cántico truinfal.  

Veo brillar el cielo tan puro y refulgente
como cuando forjaba mi primera ilusión,
el mismo soplo siento besar mi mustia frente,
el mismo que encendía mi entusiasmo ferviente
y hacía hervir la sangre del joven corazón.  

Yo respiro la brisa que acaso haya pasado
por los campos y ríos de mi pueblo natal;
acaso me devuelva lo que antes le he confiado
los besos y suspiros de un ser idolatrado,
las dulces confidencias de un amor virginal!  

Al ver la misma luna, cual antes argentada,
la antigua melancolía siento en mi renancer;
despiertan mil recuerdos de amor y fe jurada ...
un patio, una azotea, la playa, un enramada,
silencios y suspiros, rubores de placer ...  

Mariposa sedienta de la luz y de colores,
sonando en otros cielos y en más vasto pensil,
dejé, jóven apenas, mi patria y mis amores,
y errante por doquiera sin dudas, sin temores,
gasté en tierras extrañas de mi vida de abril.  

Y despues, cuando quise, golondrina causada,
al nido de mis padres y de mi amor volver,
rugió fiera de pronto violenta turbonada:
vense rotas mis alas, desecha la morada,
la fe vendida a otros y ruinas por doquier.  

Lanzado a una pana de la patria que adora,
el porvenir destruído, sin hogar, sin salud,
de toda mi existencia el único tesoro,
creencias de una sana, sincera juventud.  

Ya no sóis como antes, llenas de fuego y vida
brindando mil coronas a la inmortalidad;
algo serias os hallo; mas nuestra faz querida
si ya es tan sincera, si esta descolorida
en cambio lleva el sello de la fidelidad.  

Me ofrecéis, oh ilusiones! la copa del consuelo,
y mis jovenes años a despertar venís:
gracias a ti, tormenta; gracias, vientos del cielo,
que a buena hora supísteis cortar mi incierto vuelo,
para abatirme al suelo de mi natal país.  

Cabe anchurosa playa de fina y suave arena
y al pie de una montaña cubierta de verdor,
hallé en mi patria asilo bajo arboleda amena,
y en sus umbrosos bosques, tranquilidad serena,
reposo a mi cerebro, silencio a mi dolor.


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